ANDRÉE

Elfrida Andrée  (1841-1929) es una de las escasas mujeres compositoras que se atrevió a escribir una forma sinfónica. Nació en Visby (Suecia), el 19 de febrero de 1841, hija de una acomodada familia. Su padre, un doctor apasionado por la música, inculcó sus ideas artísticas a sus dos hijas. Enviadas a estudiar a Estocolmo, Fredrika, la mayor, se convirtió en una gran cantante de ópera. Elfrida llegó a Estocolmo a los catorce años y en 1857 logró el título de organista, siendo una de las primeras mujeres de Suecia en lograrlo. El trabajo de organista estaba reservado a los hombres, pero Elfrida logró que cuatro años mas tarde la ley fuera cambiada. También trabajó como operadora de telégrafo, otro oficio no permitido a las mujeres. Llegando a ser una de las líderes del movimiento feminista, logró en 1867 ocupar el cargo de organista en Göteborg, compitiendo con siete varones. Con ello se convirtió en la única organista de Europa.

Estudió composición con Ludvig Norman en la Academia Musical de Estocolmo. En 1869 su “Primera Sinfonía” fue interpretada en Estocolmo. La audición se convirtió en un fracaso debido a la gran cantidad de errores producidos en las copias. Durante el verano de 1870 amplió sus estudios de instrumentación con el compositor danés Niels Gade. A partir de 1871 empezó su colaboración con la Orquesta de Göteborg, que interpretó muchas de sus composiciones sinfónicas, hasta que en el mes de mayo de 1879 fue disuelta.ANDREE

La “Sinfonía Nº 2 en la menor” fue terminada en el mes de agosto de 1879, por lo cual la orquesta de su ciudad ya no pudo interpretarla. La obra no se estrenó hasta el año 1893, logrando un reducido éxito, en parte por su condición de mujer. No se le permitió salir a saludar, a pesar de los aplausos del público, ni el director repitió su último movimiento, como era costumbre en la época. Al año siguiente recibió el segundo premio de composición en un concurso celebrado en Bruselas.

El primer movimiento, moderato, después de una introducción lenta, nos presenta un primer tema al estilo de Mendelssohn. Continúa con nerviosos pasajes, antes de que aparezca el segundo tema, de carácter lírico con amplias líneas melódicas. La sección de desarrollo explota la vertiente lírica de la obra. Sigue una clásica reexposición de los temas, terminando con una coda.

El segundo movimiento, andante, se basa en un tema lírico teñido de melancolía, especialmente en las lánguidas frases de la madera. El scherzo es de carácter rítmico y ligero, con un trio melódico que utiliza solos de los instrumentos de madera.

Termina con un allegro risoluto, lírico y con un luminoso tema principal, que se expande en la parte final, al ser interpretado solemnemente. La obra finaliza con una decisiva coda.

Podríamos reflexionar sobre lo que hubiera ocurrido si el compositor no hubiese sido una mujer. Seguramente podría haber estudiado en los mejores conservatorios europeos, dirigido orquestas y encontrarse en igualdad con los compositores masculinos. Elfrida tuvo que contentarse con escuchar conciertos, estudiar partituras y por suerte, debido a su carácter resolutivamente feminista, poder practicar en el gran órgano de la catedral de Göteborg.  No es de extrañar que la influencia del órgano se note en ciertos pasajes de su sinfonía.

Elfrida continuó luchando, uniéndose a la escritora Selma Lagerlöf, para la composición de una ópera, que entraría en el concurso anunciado por el Teatro Real de Estocolmo, con motivo de la inauguración en 1898 del nuevo Teatro de la Opera. La obra fue “Fritiof-svit”, no ganó ningún premio ni llegó a representarse. Finalmente la convirtió en una suite, tomando sus principales temas.ANDREE S

Uno de los mayores éxitos de la compositora fue lograr interpretar el preludio de su ópera y su “Sinfonía Nº 2 en la menor” en un concierto sinfónico que tuvo lugar en Dresden en 1904. Era la primera vez que se escuchaba a una mujer dirigir sus propias obras orquestales.

Defensora de su condición sexual, influenciada por el filósofo inglés John Stuart Mill, tomo como lema, “el perfeccionamiento de la feminidad”. Consideraba que la composición para orquesta sinfónica era el máximo estadio para un compositor. El hecho de que no existieran ni mujeres compositoras orquestales, ni mujeres directoras de orquesta, le producía el sentimiento de discriminación de la mujer. En una sociedad libre, no podía haber diferencias de derechos, ni de oportunidades, motivadas por el sexo. Estos ideales defendidos en el campo de la música sinfónica, se pueden aplicar todavía actualmente. Casi cien años después de sus declaraciones, las cosas no han cambiado demasiado. Elfrida Andrée murió en Göteborg en el año 1929.