Ignacio Jerusalem y Stella (1707-1769) nació en Italia pero gran parte de su obra como compositor la realizó en México como maestro de capilla de la catedral de la Ciudad de México.
Nació el 3 de junio de 1707 en Lecce, una ciudad italiana de Puglia, entonces perteneciente al Reino de Nápoles. Era conocido como Ignazio Gerusalemme. Su familia tenían relación con la música, siendo su padre Matteo maestro di capella en Lecce.
Estudió en el colegio jesuita de su ciudad natal, continuando los estudios musicales iniciados con su padre. En 1732 Ignacio deja Italia y se instala en la ciudad andaluza de Cádiz trabajando en el Coliseo, el teatro de dicha ciudad. Contratado por el Real Tribunal de Cuentas viaja a México en 1742 para trabajar como violinista y director musical del Coliseo de México.
Su vida sentimental parece que fue bastante tumultuosa, con problemas legales y maritales que alguna vez lo llevaron a la prisión. Pero su talento musical se impuso llegando a ser uno de los grandes compositores del México virreinal.
Compone obras para la Catedral de México desde 1746 y en 1749 es contratado como maestro de capilla interino, siendo titular desde 1750, cargo que ejercerá hasta su muerte en 1769 en la Ciudad de México, entonces capital del Virreinato de Nueva España.
La “Sinfonía en sol mayor" fue compuesta hacia el año 1760 y no sabemos si se trataba de una obra individual o había sido usada como obertura de una más extensa obra dramática. En los inicios del género la sinfonía consistía en una obra dividida en tres cortos movimientos, siendo casi indistinguible de la obertura de la ópera italiana. Muchas sinfonías llevaban como título el de Obertura y en cambio las oberturas de las óperas se conocían como sinfonías.
El primer movimiento, allegro, nos muestra el estilo italiano galante de la época con sus dos temas contrapuestos. Un estilo originario de Nápoles que se extendió por toda Europa, llegando a sus posesiones ultramarinas.
El segundo movimiento, andante, destaca por su melodismo, una cualidad del estilo que se empleaba de modo indiferente tanto en la ópera como en las composiciones religiosas.
El tercer movimiento, allegro, nos presenta un decidido tema sobre el que se basará todo este breve movimiento. Se trata de una típica sinfonía del estilo galante de carácter ligero.
La “Sinfonía en re mayor" fue compuesta como obertura de la oda "Al Combate", escrita en honor del Rey Carlos III de España en 1760. No sabemos si la sinfonía se interpretó alguna vez como obra autónoma. Este tipo de obras se solían interpretar dentro de las iglesias como un interludio durante la misa o en un teatro como una obra instrumental autónoma.
La sinfonía está orquestada para cuerda con bajo continuo, dos trompas, dos clarines, las trompetas de la época y timbales.
El primer movimiento, allegro, destaca por el uso con carácter solemne de los clarines, que nos presentan una obra de carácter conmemorativo.
El segundo movimiento, andante, escrito únicamente para cuerda, nos recuerda el movimiento central de su anterior sinfonía por el empleo de su forma melódica.
El tercer movimiento, allegro, en el que vuelve a intervenir el viento, destaca por el carácter sencillo de la alegre melodía en que se basa el breve movimiento.
La cantata "Al Combate" conmemora la coronación del Rey Carlos III, estando escrita para contralto, bajo, coro y orquesta. Es una de las más extensas creaciones que se conserva del barroco mexicano.
Hasta la fecha se conoce otra "Sinfonía en sol mayor" en la que participan dos trompas de caza, depositada en el Archivo Histórico de la ciudad de Durango.
Entre sus obras de carácter religioso se encuentra el dueto "Gorjeos trinando" sobre las negaciones de San Pedro, "Cristal bello", un aria navideña con flauta obligada, "A la milagrosa Escuela" dedicada a la Universidad de México y dos "Te Deum". Actualmente se están estudiando los archivos de una música casi olvidada durante siglos.