Esteban Benzecry (1970-) nació en el seno de una familia de músicos en Lisboa el 13 de abril de 1970, hijo del director orquestal argentino Mario Benzecry. Pronto se trasladaron a la Argentina empezando por el estudio de la guitarra. De niño, Benzecry frecuentaba talleres de pintura, entre ellos el Instituto Vocacional de Arte Manuel José de Labardén, lo cual influirá en su interés por la música.
Por ello mientras estudiaba Bellas Artes en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón de Buenos Aires, a partir de los quince años aproximadamente, también realizaba estudios particulares de piano y composición con Sergio Hualpa y Haydeé Gerardi.
El «Concertino para violoncelo y orquesta de cuerdas» compuesto en 1992 es una de sus primeras obras, recibiendo el Premio a la Joven Revelación de la temporada 1992 otorgado por la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina A pesar de ser una obra de juventud ya demuestra el carácter del compositor.
La «Obertura Tanguera» compuesta en 1993 y revisada para orquesta de cámara en 2019 es un homenaje a Astor Piazzolla. Una expresión moderna del ritmo del tango.
La “Sinfonía Nº 1” (El compendio de la vida) fue compuesta en 1993 y dedicada a su padre el director orquestal Mario Benzecry. Se estrenó en 1994 interpretada por la Orquesta Sinfónica Nacional de Argentina dirigida por Pedro Ignacio Calderón con gran éxito de público y crítica. La Asociación de Críticos Musicales de la Argentina, la distinguió como la obra argentina más importante estrenada en 1994.
La Profesora Verónica Patricia Pittau ha realizado un estudio sobre esta sinfonía del cual reproducimos algunos fragmentos.[1] La orquestación de la sinfonía utiliza cuatro percusionistas además de los timbales, tambor, tam-tam, bombo, platillos, platillo suspendido, triángulo, glockenspiel y xilofón. Tiene también una fuerte presencia de los metales, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones y tuba, empleando además arpa, celesta y piano.
Esta es mi primera obra sinfónica, compuesta a la edad de 23 años, cada movimiento corresponde a un cuadro pintado por mí cuando tenía entre 19 y 21 años de edad. Los títulos de los cuatro cuadros encabezan a cada uno de los movimientos.
Las pinturas están influenciadas por el muralismo mexicano, el surrealismo y el estilo simbolista. Benzecry declara que en su caso la trasferencia de la pintura a la música fue más intuitiva que racional. Por lo tanto, el vínculo se establece sobre la base del carácter y la estructura general de la obra.
El primer movimiento, El compendio de la vida, según explica el propio compositor, comienza con un adagio que se alterna con momentos de agitación y riqueza tímbrica. Música de estilo impresionista.
La música se inicia en el registro grave con notas sostenidas durante varios compases y empieza un crescendo hacia el centro del movimiento. Luego retoma con motivos melódicos y el carácter del principio. En cuanto a las indicaciones de tempo, tres secciones adagio se alternan con tres largos.
Según el autor, se intentan reflejar aquí distintos aspectos de la vida (…) los submundos de la pareja, el de los niños, el artista, la soledad, la guerra, el poder político y bélico, y abajo los oprimidos, etc. Se observan diferentes estadios evolutivos del ser humano y situaciones contrastantes, como plenitud y depresión, libertad y opresión, amor y guerra. Un compendio de la vida como refleja su título.
El segundo movimiento, La Guerra, comienza muy tranquilo, con algunos motivos amenazantes, poco a poco va in crescendo hasta llegar a un clímax de gran potencia rítmica y agitación hasta el final. Movimiento de estilo expresionista.
La pintura llama la atención por los colores sombríos como el negro y el marrón alternados con otros más brillantes como amarillo, rojo y naranja, todos en función de representar la violencia de la guerra.
Luego apreciamos tres grandes cabezas de perfil que según el artista representan tres naciones enfrentadas. Estas tres naciones se hallan por encima de personas de variados tamaños y jerarquías, pero no hay diferencias entre los rostros de unos y otros. Todos se ven rígidos, algunos con brazos levantados en actitud de acusación, otros de protesta con sus ceños fruncidos.
El movimiento marca esta diferencia musicalmente a través de una paleta orquestal mucho más oscura, densa y dramática. La música es más dinámica y descriptiva que la del primer movimiento, inversamente a la pintura que se ve estática.
La música de este movimiento plantea un desarrollo temporal, la provocación a través del diálogo entre el sector grave y agudo de la orquesta en una tensión en crescendo que desemboca en un conflicto, donde los dos estratos terminan confundiéndose en un clímax dinámico.
Encontramos clusters en el piano y en la orquesta; se emplean cuartos de tono, glissandos cromáticos, amenazantes melodías en timbres graves, llamados de trompetas, fondos dinámicos y sostenidos, múltiples crescendos orquestales, efectos de percusión, además de otros variados recursos orquestales para buscar el dramatismo y la violencia que el compositor, no cabe duda, logró conseguir.
En relación o transferencia de la pintura a la música, el elemento unificador es el carácter violento de la batalla, que en el cuadro se explota a través del color: la oscuridad y opacidad del negro fundido con el rojo y la estridencia de éste en combinación con el amarillo.
El tercer movimiento, La Paz, aparece de repente, construida por un coral de diez compases que es la base para el movimiento con algunos toques de color en la orquestación de los vientos, siempre en un ambiente muy tranquilo. Vuelve a las características impresionistas.
La pintura conserva el diseño general de La Guerra, manteniendo las tres cabezas enfrentadas con las siguientes diferencias: una de ellas está de semiperfil, los contornos de todos los rostros son más redondeados y se ven relajados, se distinguen situaciones: hombres, mujeres y niños, parejas, personas en actitud de reposo; de fondo se aprecia el cielo, que a diferencia de La Guerra, se encuentra más despejado; aunque la principal diferencia con la pintura anterior está dada por el color azulado del cuadro.
En cuanto a la dinámica del movimiento, ésta comienza en un piano y termina en un pianissimo. Movimiento suave, continuo y progresivo en la dinámica hasta llegar al clímax a la mitad del movimiento, momento marcado por el comienzo del adagio (segunda parte) caracterizado por frases melódicas con diseños ascendentes, manteniendo un carácter bucólico, aún cuando las cuerdas y el fagot desarrollan su melodía en registro grave y con sentido ascendente, sobre un fondo etéreo a cargo de celesta, arpa, flautas y clarinetes.
La correspondencia entre música y pintura se encuentra en el carácter relajado que comparten. Los colores suaves y escasos se corresponden con la reducida paleta orquestal utilizada, en la que se privilegian cuerdas, arpa, celesta y maderas, por sobre los metales y percusión.
El cuarto movimiento, El compendio de las culturas, según dice el compositor fue construido en un esquema A-B-A-C-A-B-A que a veces recuerda a los espejos de Bartok. La sección central está elaborada en ritmos complejos, con un importante solo de timbales. Predomina un estilo primitivista.
La sección A, introducida con firmeza en tempo allegro presenta una melodía a cargo de las cuerdas y metales que se encuentra parcialmente anticipada en la introducción. La sección B es la más rítmica de las secciones y tiene características de un gran desarrollo.
En general en B se observan reiterados cambios de metro, y los instrumentos de percusión predominan sobre el resto, que se comporta como refuerzo del carácter eminentemente rítmico de esta sección. Aquí es donde surgen las asociaciones al primitivismo de Stravinsky o al de Ginastera.
Este momento musical es el que menos relación concreta plantea con la pintura con la que comparte el título. Pero la confluencia de estilos de la sinfonía en su totalidad se halla más relacionada con el último cuadro, por sus referencias a lugares concretos y simbólicos del mundo, que con el primero, ya que cada movimiento presenta una coherencia estilística que se focaliza en países concretos: Francia en el caso del impresionismo (primero y tercer movimiento), Alemania en el caso del expresionismo (segundo movimiento) y lo extra europeo (New York, Rusia, Egipto y Latinoamérica) en el caso del primitivismo (cuarta pintura).
Si comparamos este cuadro con el primero, observamos que la cáscara contenedora se ha ampliado tapando casi por completo el cielo despejado. Dentro del gran contenedor apreciamos tres estratos verticales con un centro común en el que reconocemos, en una perspectiva algo combada y sobre suelo de baldosas, las Torres Gemelas de Manhattan, la Torre Eiffel de París, las pirámides de Egipto entre otros íconos de grandes culturas, frente a los cuales se encuentran personas con los atuendos característicos de la cultura a la que pertenecen.
Reconocemos figuras comunes a la primera pintura como ser: el artista, las parejas, la plaza con niños, en vez del feto en cuatro estadios de gestación, de la primera pintura de la serie, cinco estadios evolutivos del homo sapiens; los oprimidos y la guerra. En el plano central, a la izquierda, encontramos perfiles que nos recuerdan la dupla guerra y paz.
Una sinfonía de carácter descriptivo que relaciona los dos mundos en los que se encontraba el compositor en el momento de su escritura, pintura y música.
«Paisaje nocturno» para violín y cuerdas fue compuesto en 1994 y revisado en 2003 con una interpretación por el violinista Rafael Dengra con la Orquestra de Cambra de l’Emporda , bajo la dirección de Carles Coll. Una orquesta fundada en Figueras en el norte de la provincia de Gerona en Catalunya.
La “Sinfonietta americana” fue compuesta en 1995 para orquesta de cuerdas. Esta obra fue escrita por encargo de la Fundación Banco Mayo y estrenado el 10 de octubre de 1995 por la orquesta de Cámara Mayo bajo la dirección de Mario Benzecry en el Auditorio de Belgrano de la ciudad de Buenos Aires.
Compuesta en 1995 cuando tenía 25 años, es una de las obras que constituye mi primer periodo compositivo, donde ya se aprecian reminiscencias americanistas, sobre todo por el empleo del pentatonismo, escala de cinco notas que es utilizada frecuentemente en los países andinos. Pero estas influencias se manifiestan de manera inconsciente, luego vendrá otro periodo compositivo donde la inclusión de raíces latinoamericanas surgirá de una manera más explorativa, pero sin la pretensión de hacer una en la etnomusicología.
Posee influencias de compositores como Alberto Ginastera o Héctor Villa-Lobos, que se inspiraron en raíces folclóricas del continente americano, fusionándolas con la música académica dando como resultado lo que conocemos como un folclore imaginario.
El primer movimiento, Scherzo misterioso, según los comentarios del propio compositor trasunta una reminiscencia americanista, construido a partir de diseños y armonías de carácter pentatónico. Este tema es reexpuesto más adelante con variaciones, y otro tema calmado en el centro, en el que se destaca la melodía confiada al violonchelo y sobre el cual se construye la coda.
El segundo movimiento, Nocturno, es un coral variado en cinco secciones que configuran una suerte de espejo, observándose una total inversión en la última parte. El clima es el propio de un nocturno de melancolía pampeana, con una coda de carácter misterioso.
El tercer movimiento, Toccata euforica, exige un gran virtuosismo de la orquesta y de los solistas. Movimiento enérgico de carácter rítmico complejo, que finaliza en una vorágine de notas
La “Sinfonía Nº 2 en dos movimientos” fue compuesta en 1996 para Fernando Lozano y la Filarmónica de México, estando orquestada para tres flautas, con piccolo, dos oboes, tres clarinetes, con clarinete bajo, tres fagots, con contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, arpa, piano, celesta, timbales, seis percusionistas, y cuerdas.
Se encuentra una grabación en vivo del 3 de agosto de 1998, interpretada por la Orquesta Filarmónica de Buenos aires bajo la dirección de Mario Benzecry, que suponemos que sea la del estreno de la obra en Argentina.
El primer movimiento, se inicia lentamente en los bajos de la orquesta ascendiendo a través de la madera mediante una melodía misteriosa. Una fanfarria de las trompetas nos conduce a episodios más vivos con melodías ascendentes y rasgos trágicos. Una sección marcada rítmicamente por la percusión nos conduce a una peculiar melodía, que concluye en un explosivo crescendo. Una tranquila coda con notas sostenidas cierra el movimiento.
El segundo movimiento es de carácter expresivo, empezando con sonidos dispersos anunciando el despertar de una acción tensa y dramática. Un movimiento de carácter trágico que se va intensificando durante su desarrollo, mediante episodios tormentosos y el empleo de la percusión que nos conduce sin pausa a la coda.
En 1995 Esteban Benzecry fue invitado como compositor en residencia a la Academie Internationale de Musique Yehudi Menuhin de Suiza.
En 1997 se trasladó a París, donde realizó estudios de composición en el Conservatorio de París bajo la guía de los maestros Jacques Charpentier y Paul Méfano. También realizó cursos de música electroacústica, nouvelles techniques, dictado por los maestros Luis Naón y Laurent Cuniot en el Conservatoire National Superieur de París.
Residente en Francia desde 1997 está casado con Fernanda Caputi Monteverde. Obtuvo la nacionalidad francesa en 2011.
«Mosaico Sudamericano» para orquesta de cuerdas fue compuesto en 1998, estando dividivo en tres movimientos titulados, Scherzo Latinoamericano, Nocturno Pampeano y Toccata Andina.
La “Sinfonía Nº 3” (Preludio a un nuevo milenio) fue compuesta en 1999. Está orquestada para tres flautas, con piccolo, tres oboes, tres clarinetes, con clarinete bajo, tres fagots con contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, arpa, piano, celesta, timbales, seis percusionistas y cuerdas.
Fue estrenada el 3 de septiembre de 1999 por la Orquesta Sinfónica Nacional de Argentina dirigida por Andrés Spiller. Escrita para la celebración de la entrada en un nuevo milenio.
El primer movimiento, Réquiem para los mártires del último siglo, empieza de manera explosiva con presencia de la percusión, para continuar de modo elegíaco con un tema lento y grave, expresando la tristeza por todas las guerras del pasado siglo. La música nos conduce a un potente clímax como un grito de protesta, para terminar de manera tranquila y lúgubre.
El segundo movimiento, Scherzo, Homenaje a la creación y al progreso, empieza con sonidos misteriosos iniciando un scherzo de carácter rítmico. En la parte central correspondiente al trío, encontramos una melodía de carrillón, que nos conduce a una nueva explosión rítmica y a una tranquila coda.
El tercer movimiento, Amanecer de la esperanza, empieza con tranquilidad representando un amanecer que progresivamente se va coloreando de modo algo impresionista, hasta aparecer un paisaje soleado realzado por la percusión y el metal, simbolizando la esperanza en un futuro mejor. El marcado ritmo de la percusión nos conduce a la conclusiva coda.
Una crítica publicada en «Le Monde de la Musique» en julio de 2001 lo califica como un heredero lejano de Heitor Villa-Lobos y Alberto Ginastera por la utilización imaginativa del patrimonio musical latinoamericano.
Autor de tres sinfonías, obras sinfónicas y de cámara. Sus obras más recientes intentan una fusión entre los ritmos y raíces latinoamericanas, que toma como fuente de inspiración y las diferentes corrientes estéticas de la música contemporánea europea, creando así un lenguaje personal, un folclore imaginario.
“Inti Raymi” (La fiesta del sol de los Incas) fue escrita en 2001 por encargo de la institución Musique Nouvelle en Liberte y estrenada en el 2002 por la Orchestre des concerts Colonne en la Salle Gaveau de Paris bajo la dirección de Christoph Campestrini.
Según indica el compositor Inti Raymi significa Celebración del sol, que consistía en una fiesta en la que se reunían el pueblo Inca en la fortaleza de Sacsahuaman, en Cuzco, para homenajear a la luz y el calor del sol del invierno. Se elevaba un bol de oro al sol de la mañana esperando que sus rayos encendieran el fuego.
La música trata de pintar la alegría, los colores y la atmosfera de una fiesta de ofrendas al sol, con ritmos de danzas sudamericanas e invocaciones. La forma es libre, pero se la podría encuadrar en un A,B,C,B,A, en donde A es una fanfarria que antecede la entrada y la salida de sacerdotes y dignatarios, B es una suerte de invocación al Dios Sol y C es un scherzo central en el cual el pueblo danza frenéticamente.
«Patagonia» compuesta en 2002 para orquesta de cuerda, según palabras del compositor, gracias al apoyo del Mozarteum Argentino, institución que me brindo todo su apoyo para poder proseguir mis estudios e instalarme en Paris, mediante sus becas y residencia en el atelier de la Cité International des Arts que el Mozarteum posee en Paris. La obra está dedicada a la señora Gisela Timmermann y al Mozarteum argentino por su constante apoyo a los jóvenes y a la música argentina.
En esta obra integré algunas melodías y ritmos con aires mapuches. No pretendo hacer etnomusicología, si no tomar raíces, ritmos y mitología como fuente de inspiración para desarrollar mi propio lenguaje, como una especie de folklore imaginario.
«Colores de la cruz del sur» compuesta en 2002 se refiere a la constelación de estrellas en forma de cruz, que solo se puede ver desde el hemisferio sur. Los colores se refieren a las diversas regiones de América del Sur, donde el compositor vivió la mayor parte de su vida, desde las cuales se pueden ver estas estrellas.
Cada movimiento es un color en el sentido de sus raíces y ancestros. La obra utiliza técnicas compositivas como las escalas pentatónicas, utilizadas por los incas, la atonalidad, la modalidad, la tonalidad, el minimalismo, el contrapunto, los poli ritmos y los clusters, en torno a elementos folclóricos imaginarios. El compositor utiliza varios ritmos y raíces de la cultura latinoamericana como fuente de inspiración, para crear un lenguaje propio mezclado con las tradiciones de la orquestación contemporánea occidental.
El «Concierto para violín y orquesta» compuesto entre 2006 y 2008, fue empezado durante su estancia en la Casa de Velásquez en Madrid en la época en que se encontraba como compositor residente, entre 2004 y 2006, y luego terminado en París.
«Rituales Amerindios» compuesta en 2008 consiste en un Tríptico Precolombino para orquesta, representando las tres Américas Latinas, la azteca de México, la maya del sur de México y América Central y la inca de América del Sur mayormente en Perú.
El primer movimiento, Ehécatl, representa al Dios del viento azteca. Generalmente se le interpreta como una de las manifestaciones de Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, tomando el nombre de Ehécatl-Quetzalcóatl, apareciendo en el aliento de los seres vivos y en las brisas que traen las nubes con lluvia para los sembrados
El segundo movimiento, Chaac, representa al Dios del agua Maya, el Dios de la lluvia y la fertilidad Dios universal de gran relevancia, símbolo de la energía creadora, por lo que al hablar del Dios Chaac, siempre lo encontraremos relacionado con la importancia de aprender a canalizar sabiamente nuestras energías creadoras.
El tercer movimiento, Illapa, representa al Dios del trueno Inca, simbolizado por la serpiente Illapa. Era el dios del clima y uno de los dioses más populares. Su nombre significa rayos y truenos. Se creía que hacía llover desde la Vía Láctea con agua que guardaba en una jarra.
Este ‘tríptico precolombino’ muestra cómo el lenguaje musical contemporáneo es el vehículo ideal para establecer nexos de unión, de reencuentro, con la cultura de lo sagrado, con el espíritu común y ancestral, después del intento fallido de las vanguardias artísticas del pasado siglo
El «Concierto para clarinete y orquesta» compuesto en 2010 posee títulos programáticos y referencias del folclore argentino, pero está escrito en un estilo moderno que diluye su influencia.
El «Concierto para piano y orquesta» (Universos Infinitos) compuesto durante octubre de 2011, tiene un título que tiene que ver con los humanos y sus conexiones con sus universos internos y externos, en un mundo anterior a nuestra civilización, donde los tiempos se regían por ciclos planetarios y agrícolas.
El primer movimiento, Un mundo interior, intenta describir la percepción de esos universos ancestrales, tanto el cósmico como el interior, sin recurrir a la descripción, intentando crear atmósferas evocadoras de las distintas etapas de una persona.
El segundo movimiento lleva por título Ñuke Kuyen, es decir, la Madre Luna que dirige el fluir de las aguas y el espíritu femenino, protectora de los sueños y testigo de la lucha constante del pueblo mapuche. Los mapuches son un pueblo amerindio que vivió en el sur de Chile y Argentina. Se ven a sí mismos como descendientes del polvo de estrellas.
El tercer movimiento, titulado Toccata Willka Kuti, alude a la fiesta de Año Nuevo, y al nuevo ciclo agrícola, coincidiendo con el solsticio de invierno en el hemisferio sur, el 21 de junio, simbolizando el regreso del sol, que es precisamente la traducción de Wilka Kuti. Esta fiesta reúne a las etnias aymará y guaraní, que abarcan geográficamente zonas de Bolivia, Argentina, Chile, Paraguay y Perú.
«De otros cielos, otros mares…» para coro y orquesta compuesta en 2011 consiste en un mosaico poético musical latinoamericano, encargo de la fundación BBVA y del ORCAM, Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid.
Las obras de Benzecry son interpretadas y encargadas por importantes orquestas de todo el mundo
En el 2015 fue compositor invitado de Radio France dentro del marco del Festival Présences dedicado a las Américas, donde con las orquestas Philharmonique de Radio France y la Orchestre National de France se estrenaron su “Concierto para violoncelo y orquesta”, contando con la participación del célebre violonchelista Gautier Capuçon, su díptico “Madre Tierra” ambas compuestas en 2013 por encargo de Radio France, y se presentó por primera vez en Francia su obra “Rituales Amerindios”.
“Madre Tierra”, díptico para orquesta compuesto en 2013 consta de dos partes tituladas Pachamama, Madre Tierra en lenguas quechua y aymara y Ñuke Mapu, Madre Tierra en lengua mapuche. Los dos movimientos se pueden tocar por separado como trabajo independiente. Esta obra mezcla dos mitos similares y diferentes al mismo tiempo y con el mismo nombre en sus respectivos idiomas.
Para la cultura Inca, Pacha Mama es una diosa importante de la cultura preincaica Tiwanaku en Bolivia. Representa el espacio-tiempo, de un presente que puede estar por delante del futuro o por detrás del pasado.
Para la Cultura Mapuche, que vive muy al sur de los Incas, Ñuke Mapu, no es una diosa, si no la Tierra misma, en su sentido más amplio, que da y toma todo lo que hay en ella.
Los mapuche, nombre que se dan a sí mismos, utilizan un compuesto de mapu, tierra y che pueblo, es decir, gente de la tierra, indígena, También llamados araucanos por los españoles cuando llegaron a Chile, son un pueblo indígena sudamericano que habita el sur de Chile y el suroeste de Argentina.
Durante la temporada 2015-16 Benzecry fue compositor en residencia de la orquesta Pasdeloup, que interpretó ocho de sus obras sinfónicas en la Philharmonie de Paris, Théâtre du Châtelet y Salle Gaveau.
«Aurora Austral» fue compuesta en 2016 por encargo de la Orchestre Pasdeloup Una aurora polar, llamada aurora boreal en el hemisferio norte y aurora australis en el hemisferio sur, es un fenómeno luminoso caracterizado por velos extremadamente coloridos en el cielo nocturno, predominando el verde.
Causadas por la interacción entre partículas cargadas del viento solar y la atmósfera superior, las auroras ocurren principalmente en regiones cercanas a los polos magnéticos. En caso de intensa actividad magnética solar, el arco auroral se extiende y comienza a invadir zonas mucho más cercanas al ecuador.
Las Auroras Polares del Hemisferio Sur son visibles en el continente antártico, pero cuando la actividad magnética es significativa son visibles en la Patagonia y en Australia y Nueva Zelanda.
Esta obra no constituye una pintura de un fenómeno atmosférico, sino una especie de creación de la atmósfera reflejada por el amanecer, con sus destellos y colores variados, que a veces caen en cascada hacia el horizonte o permanecen fijos en el cenit.
“Sous la constellation de l’homme oiseau” (Bajo la constelación del hombre pájaro) fue compuesta en 2016, para arpa solista, flauta, clarinete y orquesta de cuerdas.
Orión es una constelación reconocida fácilmente. Representa a un cazador mitológico de la cultura griega. Las tres estrellas de su cinturón, que muchos asocian con los reyes magos y junto a un par de estrellas en sus extremos, dan forma a esta constelación.
Pero las antiguas culturas de América veían en esta unión aleatoria de estrellas a un Hombre Pájaro. El vuelo, en un continente plagado de grandiosa diversidad de aves, adquiere una gran relevancia que lo lleva a una representación de como el espíritu puede transcender la condición humana. Por esto una de las múltiples representaciones simbólicas del arte precolombino, es la imagen que hace referencia al Hombre Pájaro o Vuelo Chamánico. Las aves mayormente representadas son el cóndor, como el rey de los gallinazos, las águilas; el búho y la lechuza.
El compositor intenta a través de este septeto representar el vuelo chamánico del hombre pájaro a través de diferentes paisajes musicales, donde se escuchan ecos de la música de los países andinos, incluyendo ritmos de baguala, vidala, malambo y carnavalito, bajo las estrellas de la constelación de Orión.
El «Concierto para armónica» (Wirin), Senderos para armónica y orquesta de cuerdas fue compuesto en 2018 y revisado en 2019. Wirin, es un término del arte textil mapuche que significa raya de color, un camino. En forma general, está formado por bandas bien definidas, que corren en sentido vertical y representan líneas o senderos por donde trasciende la vida.
Sus bordes son imperfectos porque no se trata de caminos hechos por el hombre sino de senderos naturales con accidentes geográficos o cósmicos. En general, en vertical es un diseño usado en ponchos, solo o como marco de diseños más complejos.
Se estrenó en forma de septeto con cuarteto de cuerdas, que en su versión revisada de 2019 se adaptó para orquesta de cuerdas. En esta obra la armónica como voz solista representa al ser que recorre distintos senderos de la vida a través de diferentes paisajes imaginarios representados por la orquesta cuyas sonoridades del individuo se reverberan a lo largo de contrastantes accidentes geográficos y resonancias, que por momentos recuerdan a sonoridades típicas del folclore argentino, como la lamentación de la baguala y la vidala, la melancolía del bandoneón en el tango, más la energía y alegría de los ritmos de malambo y el carnavalito.
El «Concierto para Orquesta» compuesto en 2019 para el Teatro Colón y la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires no se pudo estrenar a causa de la pandemia hasta el 19 de septiembre de 2022 en el Teatro Colón bajo la dirección de Enrique Arturo Dienecke.
Está estructurado en cuatro movimientos, ñitholpeyüm que significa el comienzo en lengua mapuche, Espacios reverberantes Wara wara, estrellas en lengua aymara y Urbano.
Según explica el compositor, en cada uno de ellos desarrollo temas con giros melódicos y rítmicos inspirados en nuestro folclore, mediante el empleo de las escalas pentatónica de las regiones andinas, el canto tritono del folclore mapuche y las bagualas, más los ritmos urbanos con reminiscencias del tango, la milongas y el jazz.
Un rasgo muy común en mis obras recientes es el empleo de técnicas extendidas para recrear sonoridades de instrumentos autóctonos como las quenas y sikus, usando sonidos multifónicos, armonicos múltiples y tipos de soplidos varios con instrumentos de una sinfónica.
En 2019 fue premiado por la Fundación Konex con el Konex de Platino al compositor más relevante de la última década de la Argentina.
«Muyuy» (El círculo de la vida) compuesto en 2020 es un término de la lengua quechua que significa circulo. Los pueblos indígenas originarios de la Cordillera de los Andes consideraban a la vida como un círculo, sabemos que un círculo no tiene ni principio ni final, por lo tanto, en la concepción andina la vida no tiene principio ni final, en todo caso, sigue dando vueltas.
Esta obra, fue compuesta durante la pandemia del 2020, inspirándome en ese concepto de los quechuas que nos dice que la vida es un círculo “Muyu” cuyo verbo “Muyuy” nos habla de la enfermedad como parte de ese recorrido circular de la vida donde vida, enfermedad y muerte se integran en una continuidad sin principio ni final, todo se trasforma y continua.
Esta obra compuesta en una estructura A.B, A. A: Representa el ritmo vertiginoso y caótico del hombre en su planeta. B: Representa la calma a la que la tierra nos invita en la cuarentena, la naturaleza se regenera, baja los niveles de polución, el planeta se depura de los daños realizados por el hombre. Y en la sección final, se retorna el ritmo vertiginoso de la sección A: la vida continúa, la muerte es transformación, todo continúa, nada tiene ni principio ni final en este círculo de la vida. La Tierra permanece.
“Garasha” es una mono ópera en 5 actos compuesta en 2020 encargada por la Asociación Japonesa para el Programa de Educación Musical´. Se estrenó en el Santuario Kamigamo en Kioto, Japón el 20 de noviembre de 2020.
“Garasha” con libreto de Noboru Yokoshima tiene textos en japonés y español monástico antiguo, el punto de partida es precisamente la narración que hace un sacerdote jesuita de la historia de Tama Hosokawa quien cuando Convertida al catolicismo es bautizada con el nombre de Garasha (Grace) Hosokawa.
Casada con Tadaoki Hosokawa a los 15 años, madre de seis hijos, una traición de su padre contra su señor, Oda Nobunaga, a quien asesina, la convierte automáticamente en hija de un traidor y, por tanto, en riesgo de separación de su marido. Él no quiso terminar su vínculo y la envió con algunos de sus sirvientes a las montañas cercanas a lo que hoy es Kioto, donde permaneció escondida durante dos años. Después de ese tiempo fue trasladada a Osaka, donde se alojaba en una celda.
Una doncella convertida al catolicismo fue el vínculo con la palabra y la fe. Cuando su marido se enteró de estas conversaciones, ella también aclaró sus ideas con un amigo suyo que también se había convertido a la fe cristiana. Una proclama anticatólica de Toyotomi, señor del lugar, convenció a Tama de convertirse finalmente al cristianismo y su marido, consciente de ello, le señaló que su vida corría peligro y que si la encontraba debía suicidarse.
Garasha habla con los sacerdotes locales. Les dicen que el suicidio es un pecado mortal para el catolicismo, lo que a pesar de que el peligro había disminuido, deja una huella en su convicción religiosa para el futuro. La muerte de Toyotomi provocó una lucha entre facciones por el poder, dejando el territorio de los dominados dividido en dos. Togokawa era el líder de la parte oriental, con quien se alistaba el marido de Garasha y Mitsunari en la occidental. Este último decide invadir Oriente, asaltar Osaka y atacar el castillo donde residía Garasha. Su marido dejó a sus sirvientes una orden clara de que si sus enemigos intentaban arrebatársela, debían matarla inmediatamente. Cuando esto sucedió, Shosai Ogasarawa, retenedor de la familia, mató a Garasha, quien afrontó el momento con suprema serenidad, tras lo cual todos los ocupantes del lugar se quitaron la vida.
[1] El trabajo completo puede consultarse en: https://www.academia.edu/19707176/Impresiones_pict%C3%B3ricas_en_la_sinfon%C3%ADa_n_1_El_compendio_de_la_Vida_de_Esteban_Benzecry