3 - “El Cascanueces” Op.71
Sus distintas versiones e interpretaciones
¿Qué es un cascanueces? Se le conoce como un utensilio que sirve para partir nueces, que puede tener la forma de pinzas o palancas, aunque mayoritariamente lo conocemos como una pequeña figura con forma de soldado, de grandes dientes y con una palanquilla en la espalda que le abre y cierra la boca.
Estas figuras aparecen en lo que hoy es Alemania, en el siglo XV. Solían regalarse como amuletos y poco a poco se fueron asociando a la Navidad. El mito del Cascanueces como un muñeco mágico protector, proviene de tres tradiciones que se complementan. Un cuento infantil, el mundo mágico de los hermanos Grimm y la tradición de artesanos alemanes.
Hacia el año 1700, artesanos austriacos, italianos, suizos y germanos confeccionaban figurillas talladas en madera para romper nueces. El mito originario cuenta que un granjero adinerado intentaba abrir nueces, pero le costaba mucho trabajo. Por ello presentó un reto en su aldea. Quien fabricara un artefacto lo suficientemente fuerte para abrir sus nueces, se llevaría una importante suma de dinero. Muchos lo intentaron, pero el ganador fue el juguetero del pueblo, quien construyó un soldadito que rompía las nueces con sus dientes. Una pequeña figura con forma de soldado de grandes dientes, con una palanquita en la espalda que le abre y cierra la boca para cumplir esta función.
A partir de entonces, se hizo común ver en los hogares estas figuras, ya que eran vistos como un amuleto de protección. De esto habla Jacob Grimm, el mayor de los famosos hermanos, quien en su libro “Mitología Germana” de 1835, expone el significado de los cascanueces, como figuras de madera, que se confeccionaron para dar protección y fortaleza a sus propietarios. El cascanueces descrito por Grimm, simboliza la suerte y los dientes protegen a las casas de los malos espíritus.
Años antes que Grimm, ya se había introducido la figura del Cascanueces en la literatura. En 1816, Ernst Theodor Amadeus Hoffmann escribió “El Cascanueces y el Rey de los Ratones”, cuento que más tarde Alexandre Dumas adaptaría en una versión para niños y en el cual Tchaikovsky se inspiraría para crear el famoso ballet.
Tras la publicación del cuento de Theodor Amadeus, Heinrich Hoffmann en 1851 publicó un cuento de hadas “El rey cascanueces y el pobre Reynaldo”. Este cuento se hizo muy popular en Alemania entre niños y adultos, tanto por la historia como por las hermosas ilustraciones que lo acompañan.
Wilhelm Friedrich Füchtner, un carpintero y artesano alemán, vio este libro y quiso crear unos nuevos muñecos. Es así como en 1870, talló y montó las primeras figuritas de los tradicionales y legendarios soldados como se conocen hoy en día, inspirándose en las ilustraciones del cuento. Las figuras se popularizaron rápidamente en toda la región y debido a su alta demanda, comenzaron a fabricarse en serie. En la actualidad, la octava generación de la familia Füchtner sigue fabricándolos con mucho éxito. Por eso, Füchtner es conocido como el padre del Cascanueces.
Según la tradición artesanal, un cascanueces original se construye en 130 etapas. Cada figura está formada por 60 piezas de madera de abeto y haya, la barba y el pelo son de pelo de conejo y son pintados a mano.
Actualmente es posible encontrar estas figuras hechas de diferentes materiales, tamaños y colores. No todos cumplen la función de romper nueces, pero son uno de los símbolos más representativos de la Navidad y, quien sabe, puede que en Nochebuena se transformen y nos hagan viajar a mundos fantásticos.
La versión de Heinrich Hoffmann, El rey Cascanueces y el pobre Reynaldo, es el cuento que estableció la primera relación entre los cascanueces y la Navidad, ya que cuenta la historia de una familia burguesa alemana, cuya niña recibe un cascanueces de madera en el árbol navideño y, una vez que se queda dormida, comienza a soñar que los muñecos cobran vida.
Aunque el muñeco era un príncipe que se iba a casar con una princesa, fue embrujado por una rata y convertido en un juguete de madera llamado Cascanueces, por lo que todos los personajes luchan por romper el hechizo.
“El Cascanueces” Op.71 de Tchaikovsky es un ballet en dos actos terminado el 18 de diciembre de 1892. Basado en la obra de Alejandro Dumas, padre (1802-1870) “L’histoire d’un cassenoisette” (La historia de un cascanueces), publicado en 1845, a su vez basado en el cuento de E. T. A. Hoffman (1776-1822) publicado en Berlín en 1816 con el título original “Nussknacker und Mausekönig” (El Cascanueces y el Rey de los ratones).
Parcialmente es la base del libreto coreográfico de Marius Petipa en forma de cuento navideño. Durante los ensayos de su representación Marius Petipa enfermó y se suspendieron. Como la convalecencia se alargaba el trabajo coreográfico pasó a su ayudante Lev Ivanov, cuya labor no se ha valorado hasta la actualidad.
Alphonse Victor Marius Petipa nacido en Marsella el 11 de marzo de 1818 y muerto en Gurzuf, Crimea, el 14 de julio de 1910, fue un coreógrafo, maestro de ballet y bailarín francés, radicado en la Rusia imperial y renovador del estilo. Con él se dio por terminada la época del ballet romántico para inaugurar la del Grand Ballet Ruso. Entre sus coreografías más destacadas se cuentan El lago de los cisnes, La bella durmiente, El Cascanueces, Raymonda, Don Quijote, Paquita y La bayadera.
Lev Ivánovich Ivánov nacido en Moscú el 18 de febrero de 1834 y muerto en San Petersburgo el 11 de diciembre de 1901, fue un bailarín y coreógrafo ruso creador, entre otras coreografías, la de El Cascanueces y las de los actos blancos de El lago de los cisnes.
Se le presentó a Tchaikovsky la oportunidad de dirigir una suite de la partitura en un concierto de la Sociedad Musical Rusa previsto para el 19 de marzo de 1892, lo cual le obligó a realizar su orquestación en un periodo de doce días.
La “Suite de Cascanueces” Op.71a empieza con la Obertura Miniatura seguida por seis danzas características, Marcha, Variación del Hada de Azúcar, Trepak o danza rusa, Danza árabe, Danza china, Danza de las flautas, concluyendo con el conocido Vals de las Flores. El concierto fue un gran éxito repitiéndose varias danzas. Es la parte más conocida por el público generalista.
El ballet se estrenó en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo el 16 de diciembre de 1892 junto con la ópera “Iolanta”. La crítica no fue favorable según las palabras que el compositor escribió a su amigo Konius. El éxito no fue absoluto. En principio fue la ópera lo que más gustó, no el ballet. En honor a la verdad, a pesar del magnífico montaje, el ballet fue más bien aburrido. La prensa, como es habitual, me vilipendió cruelmente.
Desde su estreno se han realizado muchas versiones coreográficas, intentando mejorar la obra poseedora de un pobre argumento y dando un mayor protagonismo a los primeros bailarines, algo que se criticó mucho después de su estreno. De entre las versiones más modernas destacan las dos siguientes.
Versión de 2016 con libreto de Dmitri Tcherniakov en forma de ópera-ballet, formada por su unión con Iolanta. El ballet utiliza la danza clásica, la danza contemporánea y la de comedia musical americana, en forma de tragedia melodramática.
Versión de John Mauceri de 2019 con el título de “The Nutcracker and the Mouse King, or the Clockmaker’s Tale”, adaptándose algo mejor al relato de Hoffmann y ofreciendo más protagonismo a la principal bailarina.
"El Cascanueces y el rey de los ratones" (en alemán: Nussknacker und Mausekönig) es un cuento escrito por Ernst Theodor Amadeus Hoffmann en 1816. La historia trata sobre el nuevo juguete de la joven Marie Stahlbaum, el Cascanueces, recibido la noche de Navidad que cobra vida y después de derrotar al Rey Ratón tras una dura batalla, la lleva a un reino mágico poblado por muñecos.
Argumento
El 24 de diciembre en casa del consejero médico Stahlbaum, un médico de provincia, los niños Fritz y Marie están fascinados con los regalos colocados en el árbol de Navidad. Su padrino, el consejero jurídico superior o magistrado Drosselmeyer, les regaló un castillo de juguete cuyos habitantes mediante ingeniosos engranajes se mueven al compás de una caja de música, pero son demasiado pequeños para apreciarlo.
Marie encuentra cerca del árbol un muñequito pequeño y llamativo. Pregunta a su padre para quién es. Este va a trabajar con eficacia para todos vosotros, pues va a abriros las nueces, y es de los tres, tuyo, de Luise, la hermana mayor, y de Fritz, le contesta su padre.
Introducen una nuez entre sus dientes afilados y al momento la parten, con lo cual saben que pertenece a la familia de los cascanueces. Como a Marie le había gustado tanto, su padre se lo entrega para que sea la encargada de cuidarlo, pero siempre será de los tres hermanos.
Fritz cansado de jugar con los soldaditos que le habían regalado se acerca para poder también romper nueces. Elige las más duras y finalmente termina rompiendo la mandíbula del Cascanueces. Marie llorando toma el muñeco en sus brazos para cuidarlo,
En el cuarto de estar había un gran armario de cristal en el que los niños guardaban sus juguetes. Las obras de arte regaladas por Drosselmeyer estaban en los estantes superiores fuera del alcance de los niños, mientras que los estantes inferiores contenían los juguetes usuales.
Al terminar la fiesta todos se retiran, pero Marie se queda sola para cuidar a su Cascanueces. Finalmente después de guardar el muñequito cierra el armario con llave. Entonces pasamos a una escena imaginativa en la que todo se transforma llevando a la niña a una especie de sueño.
Por todos lados aparecen ratones dando saltos por la habitación. Luego sale un enorme ratón con siete cabezas coronadas, el Rey de los ratones, que dirige a todos los ratones hacia el armario. Asustada Marie rompe sin querer con su codo el cristal del armario, hiriéndose el brazo izquierdo con los pedazos de cristal. Los juguetes capitaneados por el Cascanueces con su pequeña espada se preparan para su defensa.
El ejército de soldaditos dirigidos por el Cascanueces, están en plena batalla contra un ejército de ratones guiado por su rey. Después de un gran susto al ver que los ratones ganan la batalla y están a punto de capturar al Cascanueces, decide intervenir. Se quita un zapato y lo lanza con toda su fuerza a la cabeza del Rey de los ratones.
Volviendo al mundo real, vemos a Marie en su cama, Su madre la ha encontrado sin conocimiento al lado del armario con el cristal roto y una profunda herida en el brazo. Su padrino Drosselmeier va a visitarla y le entrega el Cascanueces que ha recompuesto, lo que produce mucha alegría en la niña, pero el muñeco ha perdido la espada.
Drosselmeier les cuenta la historia de la princesa Pirlipat, que fue embrujada por la señora Ratonilda, el cuento de la nuez dura. Hija del rey, Pirlipat nació princesa y siendo la niña más hermosa del reino. Se organizó una gran fiesta donde se sirvieron toda clase de embutidos.
La propia reina estaba cocinando, cortando el tocino[1] en dados para asarlos en una parrilla de plata. La reina de los ratones, Doña Ratonilda, que vivía desde hacía muchos años en el palacio bajo los fogones, salió a buscar su parte en el festín, su tocino. Pero sus siete hijos no respetaron las reglas y se comieron casi todo el tocino.
El Rey enfadado por la poca cantidad de tocino que quedaba, decidió vengarse de Ratonilda y toda su familia. Encargó al relojero de la corte Christian Elias Drosselmeier que instalara trampas para acabar con los ratones. Pero Ratonilda no cayó en la trampa después de caer todos sus hijos y decidió vengarse cruelmente.
Acercándose a la cama de la pequeña Pirlipatita la convirtió en un ser informe con una gruesa cabeza. El Rey culpó al relojero, dándole un plazo de cuatro semanas para devolver la princesa a su situación anterior. Si fracasaba sería condenado a muerte.
Pirlipat solo era feliz comiendo nueces, lo que llamó la atención a Drosselmeyer. Una consulta con el astrónomo de la corte le llevó a la solución. Solo puede salvar a la princesita un joven que aun no se hubiera afeitado y que jamás hubiera llevado botas, capaz de romper con los dientes la durísima nuez y dar a comer a la princesa el dulce fruto. Era la nuez Krakatuk y debían encontrarla.
Quince años después, desesperados, el astrónomo y el relojero regresaron a Núremberg sin haber encontrado la dura nuez. Fueron a casa de su primo Chritoph Zacharias Drosselmeier, dorador y fabricante de muñecas, al que le contaron la historia.
Por casualidad poseía la nuez Krakatuk, que había comprado por su dorado aspecto. La rasparon y en la cáscara apareció la palabra Krakatuk grabada en caracteres chinos. Además se trataba del hombre adecuado, nunca se había afeitado ni llevado botas. Después de romper la nuez el maleficio decía que tenía que retroceder siete pasos.
Entonces presentaron la nuez al monarca, sin decirle que habían encontrado a su cascanueces. El Rey ofrece la mano de su hija a quién abra la nuez. Muchos lo prueban y rompen sus dentaduras en el intento. Finalmente se presenta el joven Drosselmeier y consigue romper la nuez y dar el fruto a la princesa, que inmediatamente recobra su anterior belleza.
Pero faltaba que el joven diera los siete pasos hacia atrás. Al hacerlo apareció Doña Ratonilda y la pisó con su talón, condenándola a muerte. Antes de morir anunció su venganza, convirtió al joven en un horrible cascanueces, diciendo que sería vengada por su hijo de siete cabezas, el rey de los ratones.
Cumpliendo la promesa el Rey presenta al deforme joven a su hija que había cumplido los 15 años. La princesa tapándose la cara gritó, ¡Fuera, llevaos a este repugnante Cascanueces!
La deformidad del Cascanueces solo desaparecería después de matar con sus propias manos al hijo con siete cabezas, que Doña Ratonilda había tenido tras la muerte de sus anteriores siete hijos. Con esto terminó el cuento de la nuez dura.
Marie opinó que la princesa Pirlipat era una muchacha abominable e ingrata, mientras que su hermano Fritz tenía la esperanza en la victoria final del Cascanueces.
Volviendo a la realidad con una Marie curada, asegura que su Cascanueces no puede ser otro que el joven Drosselmeier embrujado por Doña Ratonilda. Sus padres opinaron que la niña poseía una enorme fantasía.
En una noche de luna clara vuelven los sueños a Marie. Ve como sale el rey de los ratones amenazándola de destrozar su Cascanueces sino le entregaba todas sus figuritas de mazapán que guardaba en el armario.
Para aplacar el hambre del rey de los ratones y salvar a Cascanueces, Marie le ofrece sus dulces preferidos y sus muñecos de azúcar. En realidad sus padres observaron que un ratón se había comido todos los dulces de su hija y decidieron actuar para eliminarlo.
Colocaron trampas pero no funcionaron, ni la labor de un gato tampoco. Marie se preparó para darlo todo por salvar a su Cascanueces. Finalmente el muñeco cobró vida y pidió una espada que Fritz le proporcionó acabando con la vida del ratón de las siete cabezas coronadas.
En un mundo de fantasía el Cascanueces agradeció la ayuda de Marie y quiso recompensarla. Le pidió que lo siguiera al Reino de las muñecas. Pasando por el Prado de Caramelo llegaron al Bosque de Navidad, al Arroyo de las Naranjas y otras dulces fantasías.
Finalmente llegaron a la capital del reino de los dulces, donde se alzaba majestuoso el Castillo de Mazapán. Marie fue aclamada como reina por haber salvado al Cascanueces. Subió hacia lo más alto y de repente cayó al vacío despertándose de su dulce sueño.
En realidad se había caído de su silla. Explicó a su madre lo ocurrido. Has tenido un largo y muy hermoso sueño, querida Marie, pero ahora olvídate de todo eso, le dijo. Nadie la creía cuando afirmaba que estaba segura de que su Cascanueces era el sobrino de Drosselmeier.
Pero un día se presentó el verdadero sobrino del señor consejero jurídico, que acababa de llegar de Núremberg. Cuando se encontraron a solas el joven Drosselmeier y Marie, que habían ido a jugar junto al armario de cristal, el joven se dejó caer de rodillas y confesó.
Se encuentra a vuestros pies el feliz Drosselmeier, al que vos salvasteis la vida en este mismo lugar. Expresasteis con toda generosidad que no me despreciaríais, como la abominable princesa Pirlipat, si por vos hubiera aumentado mi fealdad. Al momento dejé de ser un despreciable Cascanueces y recuperé mi figura anterior, que no era desagradable.
Le pide la mano y al aceptarla se convierte en su prometida, como futura Reina de la Ciudad de los Dulces. Años más tarde la recogerá en una carroza dorada. Dicen que todavía se encuentra en un país maravilloso lleno de las más agradables fantasías, Reina de un país donde solo se ven bosques de árboles navideños, transparentes palacios de mazapán y toda clase de hechos extraordinarios. Así termina el cuento de El Cascanueces y el rey de los ratones.
Ernst Theodor Amadeus Hoffmann dijo que era un cuento para niños y para los que no lo son, para que todos puedan leerlo y descifrar su oculto sentido. El autor, romántico por excelencia, expone aquí, además de una historia entretenida, una teoría sobre la educación, frente a la teoría del siglo precedente, de la Ilustración. Realidad y fantasía, como es costumbre en todos sus cuentos, dan gran encanto al relato misterioso hoffmanniano.
Posee también un aire feminista al ser salvado el Cascanueces por una niña, al contrario de los cuentos famosos de la época y películas actuales, en que el Príncipe siempre acaba salvando a la protagonista femenina.
La "Historia de un Cascanueces", título original, Histoire d'un casse-noisette, es un cuento escrito en 1845 por Alejandro Dumas, adaptado y traducido de la obra de 1816 de E.T.A. Hoffman "El Cascanueces y el rey de los ratones" (The Nutcracker and the Mouse King).
Esta adaptación conserva el argumento de la historia original pero le agrega las características propias de las novelas de Dumas, además de cambiar situaciones y personajes del cuento de Hoffman. Basado en esta versión se realizó el libreto del ballet "El Cascanueces" de Tchaikovsky.
De acuerdo con la bibliografía de Frank Reed, su edición original fue realizada en París por J. Hetzel en 1845, publicada en 40 partes cada una de 16 páginas. Su primera edición como volumen fue en 1845, también por J. Hetzel, en dos volúmenes.
En su versión Dumas cuenta que al llevar a su pequeña hija al cumpleaños de un amiguito, al poco rato se va a descansar a una sala. Al quedarse dormido es sorprendido por todos los niños de la fiesta que le exigen que los entretenga.
Su hija menciona que su padre sabe muchos cuentos, por lo que ellos le exigen que cuente uno. Dumas menciona que conoce uno de Hoffmann y es así como empieza a contar la historia.
En Nüremberg vivía el señor Silberhaus[2] con su esposa y sus dos hijos Fritz de 9 años y Maríe de 7 años y medio. Ambos tenían un padrino, el señor Drosselmeyer, que era médico y usaba un parche en el ojo, además de usar una peluca. Tenía la costumbre de realizar muñecos mecánicos.
La historia empieza el 24 de diciembre cuando se están preparando para celebrar la Navidad. Los niños reciben sus regalos, soldados para Fritz y una muñeca llamada Clarchen, que en francés corresponde a Claire, para Maríe.
Su padrino les regala un gran castillo mecánico en miniatura, que se mueve mediante resortes. A pesar de que los movimientos repetitivos de sus habitantes no satisfacen a los niños, sus padres lo guardarán como un tesoro.
Marie descubre apoyado en el tronco del árbol de Navidad a un encantador muñequito de madera, que tiene forma de un soldado. Su padre le dice que se trata de un cascanueces y que es de todos. Trabajará para ellos rompiendo nueces.
Aunque este muñeco no pertenece a ninguno de ellos, pues es para uso de todos, la pequeña Marie queda encantada, por lo que su padre la hace responsable de él. Pero su hermano travieso comienza a usar el cascanueces para hacerle romper las nueces más duras, lastimando sus dientes. Maríe se lo quita y decide quedarse cuidándolo.
Los juguetes de los niños estaban guardados en un armario con puertas de vidrio. En la parte más alta se guardaban los juguetes mecánicos regalados por el señor Drosselmeyer y en la más baja los juguetes de uso diario de los niños. Cuando termina la fiesta y es hora de acostarse la señora Silberhaus le dice a Marie que debe ir a dormir, pero ella pide que le conceda un momento más para cuidar al Cascanueces.
Cuando se queda sola, ante su asombro aparecen centenares de ratones que la hacen retroceder hacia la cristalera del armario, hasta que sin querer golpea el cristal con el codo rompiéndolo y sintiendo un fuerte dolor en su brazo izquierdo.
Parece que los muñecos cobran vida y se preparan para luchar contra el ejército de los ratones, siendo el más siniestro uno que tiene siete cabezas y le llaman Rey de los Ratones. Los muñecos capitaneados por el Cascanueces pierden la batalla. En plena desesperación grita, ¡Un caballo, un caballo, mi reino por un caballo![3] Pero igualmente como narra William Shakespeare en voz de Ricardo III, la suya no encuentra eco, indicando además al enemigo donde se encontraba.
Cuando el Rey de los Ratones está a punto de acabar con el Cascanueces, Maríe se quita un zapato y lo arroja con todas sus fuerzas a la cabeza del ratón, que rueda por el suelo y desaparece junto con todos los ratones terminando con ello la lucha, mientras Marie con un fuerte dolor en el brazo cae al suelo desmayada.
Al día siguiente se encuentra recuperándose en su cama. Su madre le cuenta que la encontró a la medianoche sangrando junto al armario. La niña les cuenta lo ocurrido pero le dicen que todo ha sido un sueño.
Cuando llega el Padrino Drosselmeyer a visitar a la herida, les cuenta a ambos niños la historia que existía sobre la rivalidad del Cascanueces con el Rey de los Ratones, la Historia de la Nuez Krakatuk y la Princesa Pirlipata.
Cerca de Nüremberg existía un pequeño reino, que no pertenecía ni a Prusia ni a Polonia, ni a Baviera ni al Palatinado, cuyo Rey no podía estar más feliz al nacer su pequeña hija que era muy hermosa. Sus padres le pusieron el nombre de Pirlipata.
Pero la niña estaba en peligro, vigilada continuamente por guardias con gatos, porque su madre estaba enemistada con la reina de los ratones. Antes del nacimiento de la princesa se había celebrado una gran fiesta invitando a varios soberanos y personalidades. La propia reina preparó la comida basada en embutidos con tocino. Algo parecido a lo contado en el anterior cuento, el original de Hoffmann. La señora Ratona en este caso era la reina de los ratones que vivía bajo la cocina del palacio junto a sus siete hijos y cortesanos.
Los ratones como en el caso anterior[4] se comen el tocino y el Rey furioso ordena acabar con ellos. Convoca al ingeniero mecánico Christian-Elias Drosselmeyer para que extermine a los ratones. El hombre construyó trampas que contenían pedazos de tocino, logrando de este modo cazar a los siete hijos, parientes y amigos de la señora Ratona, que fueron ejecutados.
La señora Ratona, que no había caído en la trampa, jura vengarse. Un día en un descuido de sus vigilantes, que se habían quedado dormidos junto con sus gatos, la reina de los ratones maldice a la bebé, haciendo que se transformara en un ser monstruoso con una cara gigantesca y un cuerpo diminuto.
El señor Cristian Drosselmeyer que era un gran mecánico se vio en apuros cuando todo esto ocurrió, ya que había sido responsable de hacer las trampas que tenían que apresar a los ratones. Es declarado culpable por el Rey, que dijo que si antes de un mes no encontraba el remedio para recuperar a la princesa le cortaría la cabeza sin piedad.
Con la ayuda de su amigo el astrólogo de palacio encontraron que la única cura que podía recuperar a la pequeña Pirlipata, era encontrar la dura nuez de Krakatuk y que un joven que nunca se hubiese afeitado y que solo haya usado botas en toda su vida, la rompa con sus dientes y dé a comer el fruto contenido en ella a la princesa. Después de esto tenía que dar siete pasos hacia atrás.
Como la princesa que tenía tres meses no cumpliría los 15 años hasta entonces, la edad de poder casarse, el Rey les dio un plazo de catorce años y nueve meses para encontrar la nuez. En cuanto al cascanueces ya se ocuparía personalmente de encontrarlo.
El señor Drosselmeyer y el astrólogo viajaron por los cinco continentes del mundo y transcurrieron los 15 años sin encontrar la nuez. Cuando regresaron al reino les quedaban pocos días para que se les terminara el plazo acordado.
Fueron a Nüremberg para despedirse del hermano de Drosselmeyer y tuvieron la sorpresa de que la nuez la había comprado Christophe-Zacharias Drosselmeyer, el hermano del mecánico, hacia pocos años y que además tenía un hijo, un agraciado joven de 18 años que nunca se había afeitado y solamente usaba botas. Además tenía la costumbre de partir nueces con sus dientes.
Drosselmeyer se dio cuenta de que su sobrino era clave para terminar con la maldición de la princesa Pirlipata, pero aconsejado por el astrólogo lo mantuvieron en secreto para lograr un mayor premio.
El Rey mandó llamar a los más esforzados hombres para que rompiesen con sus dientes la nuez que le habían entregado, pero ninguno pudo. Finalmente para aumentar el interés ofreció la mano de su hija en matrimonio a quien la rompiera. Pero nuevamente nadie pudo romper la nuez, hasta que se presentó el joven Drosselmeyer y la rompió sin dificultad, dando la almendra a la princesa. Inmediatamente ésta se transformó en una hermosa mujer, pues ya tenía 15 años, pero el joven al dar los pasos hacia atrás tropezó al salir la reina de los ratones del subsuelo, la aplastó con su talón y la hirió mortalmente.
Antes de morir la señora Ratona como venganza lo transformó en un ser deforme, con una cara gigante y un cuerpo pequeño, diciendo que solo se recuperaría si alguien le ofrecía su amor pese a la apariencia que tenia.
La princesa en cuanto vio como se había convertido el joven, lo rechazó totalmente. ¡Fuera, fuera, horrible cascanueces, fuera, fuera! La reina de los ratones antes de morir dijo que su hijo, que había nacido con siete cabezas la vengaría.
Después de terminar este cuento la pequeña Maríe estuvo segura de que su Cascanueces era el joven Drosselmeyer, convertido así por la maldición de la reina de los ratones. ¿Pero qué podía hacer para ayudarlo?
Marie pensó que el cuento contado por su padrino escondía una realidad. El cascanueces no podía ser otro que el joven Drosselmeyer de Nüremberg embrujado. Se ha convertido en el príncipe y rey de las muñecas como tu compañero el astrólogo había anticipado. Pero nadie la cree, diciendo que todo son fantasías suyas.
Una noche de luna llena Marie se despierta y vuelve a entrar en el mundo de fantasía. Como en la historia original[5] aparece el rey de los ratones exigiendo que le entregue sus figuritas. Después de repetidas peticiones, que cumple una y otra vez, la niña desesperada toma en sus brazos al Cascanueces, que hasta entonces, al pensar que era el sobrino de su padrino, no había osado coger por timidez.
El soldadito cobra vida en sus brazos y le pide una espada para poder luchar y terminar con la difícil situación. Con la ayuda de su hermano Fritz le proporcionan la espada. Una noche después de una enconada lucha, el Cascanueces logra matar al Rey de los ratones. Agradecido pide a Marie que lo acompañe al Reino de las Muñecas. Sigue un relato fantástico como en el cuento original[6] con diversas variantes, describiendo un mundo de golosinas, el Reino de las Muñecas, un viaje a un reino de fantasía que termina en el Palacio de Mazapán donde el Cascanueces es el Rey. Marie sueña que se precipita desde lo más alto y se despierta.
Volviendo al mundo real se encuentra en su cama. Nadie cree las maravillosas historias que cuenta. Un día estaba tan sumergida en sus ensoñaciones, que delante de su padrino y su madre se le escaparon estas palabras. ¡Ah, querido señor Drosselmeyer! Si no fuerais de madera, como dice mi padre, si existierais realmente, yo no haría como la princesa Pirlipata, y no os dejaría porque por mi culpa hubierais dejado de ser un encantador joven; porque yo os amo realmente, yo, ah …
Se cayó de la silla y cuando volvió en sí en los brazos de su madre le dijo. Te has caído en el momento justo en que el sobrino del señor Drosselmeyer, que ha terminado sus viajes, acaba de llegar a Nüremberg.
El consejero médico Drosselmeyer estaba entrando acompañado de un joven muy pequeño, pero muy bien formado, su sobrino. Al terminar la cena invitó a Marie a pasar a la habitación donde se encontraba el armario de los juguetes.
Cuando se encontraron solos le confesó que él era el verdadero Cascanueces, y gracias a ella había recobrado su aspecto original, que realmente no era nada desagradable. Le pide su mano para compartir el trono y la corona del Reino de las Muñecas. Se abrió de repente la puerta del cuarto y sus padres y el padrino gritaron ¡Bravo!, con lo cual Marie se puso roja como una cereza.
Desde aquel día se convirtió en la prometida del joven Drosselmeyer, hasta que años después fue a buscarla en un pequeño coche de nácar incrustado de oro y plata, tirado por dos caballos de precio inestimable, porque no había otros iguales en el mundo, para ser conducida al Palacio de Mazapán donde actualmente sigue siendo Reina. Un lugar en el que se encuentran toda clase de cosas magníficas y milagrosas, siempre que se tengan buenos ojos para verlas.
Alexandre Dumas, conocido por obras tan notables como “Los Tres Mosqueteros” y “El Conde de Montecristo”, realiza una versión del cuento de Hoffmann que sigue sus líneas maestras pero con diversas variaciones.
Texto de carácter romántico en el que triunfa el bien sobre el mal. También observamos el carácter cristiano centroeuropeo, cuando dice que los juguetes de Navidad los trae el niño Jesús. No hay ninguna referencia ni a los Reyes Magos ni a Santa Claus.
Escrito para despertar la imaginación de los niños, moviéndose entre un mundo real y uno ideal, dando un gran protagonismo a la mujer, algo que contrasta con muchos de los cuentos de la época. Parece una obra anticuada frente al modernismo expresionista del Siglo XX pero es una referencia para el neo romanticismo surgido en nuestros días para hacer frente al materialismo imperante.
Ernst Theodor Amadeus Hoffmann es mundialmente famoso por la ópera escrita por Jacques Offenbach publicada en 1881, basada en tres de sus cuentos, “Los cuentos de Hoffmann”. Relata tres amores fracasados del poeta que en el fondo son la misma persona en los papeles de muñeca mecánica, Olympia, prostituta, Giulietta y jovencita, Antonia. Como siempre una lucha entre el bien y el mal con mezcla de fantasía y realidad. El primer personaje inspiró a Leo Delibes su famoso ballet “Coppelia”.
“El Cascanueces” ballet de Tchaikovsky, como se ha expuesto anteriormente, encargado y compuesto al mismo tiempo que la ópera “Iolanta”[7], fue escrito en colaboración con Marius Petipa, que usó solamente una pequeña parte de los cuentos resumidos anteriormente.
Tchaikovsky se vio obligado a seguir las detalladas instrucciones dadas por Petipa, que llegaban hasta marcarle el número de compases de determinada escena y cada danza. La primera reacción del compositor al recibir el guión fue totalmente negativa. Además se encontraba en un momento de depresión pues su principal apoyo financiero, su amiga Nadezhda von Meck, le había informado que le retiraba su ayuda. En la sección dedicada a Tchaikovsky daremos más datos sobre el proceso de su composición.
Seguidamente vamos a comentar las diversas escenografías e interpretaciones del ballet, empezando por el libreto original escrito por el coreógrafo Marius Petipa, tomando parte del cuento escrito por Alejandro Dumas, que como se ha podido comprobar es una traducción y adaptación del escrito originalmente por E.T.A. Hoffmann.
El primer acto transcurre en la casa del Presidente Zilberhaus. Después de la Obertura Miniatura la acción sigue el relato de Dumas. Los invitados llegan a la fiesta de Nochebuena. Se reúnen frente al árbol de Navidad de donde cuelgan los regalos. Los hijos del Presidente Clara[8] y Fritz entran en busca de sus regalos, muñecas para las niñas y soldados para los niños. Luego unos jóvenes y el Consejero Drosselmeyer, que primero espanta a los niños, temor que desaparece cuando reparte los juguetes que ha traído.
Los dos niños quedan desilusionados cuando reciben un repollo y un gran pastel. Pero por sorpresa, del repollo surge una gran muñeca para Clara y del pastel un gran soldado para Fritz. Luego Drosselmeyer trae unas grandes cajas de las que salen un Arlequín y una Colombina, unos muñecos mecánicos que bailan hasta que sus resortes se agotan.
Llega la hora de que los niños terminen los juegos, lo cual los disgusta. Para que se calmen Drosselmeyer les regala un Cascanueces. Los niños pelean por su posesión y finalmente Fritz lo rompe. La fiesta termina y Clara acariciando a su muñeca sube a su habitación.
A medianoche Clara baja a buscar el roto Cascanueces. Suenan las doce campanadas en el reloj del cuarto. La lechuza que bate sus alas al sonar las horas toma la apariencia del viejo Drosselmeyer. Clara sentada en su sillita, temerosa, se va haciendo pequeña mientras el árbol de Navidad parece hacerse mayor.
Por todos los lados aparecen ratones tan grandes como la niña, iniciando una batalla con los soldados de juguete. Vencen los ratones y su Rey hace una entrada triunfal. Pero el Cascanueces toma vida y reanima a los soldados. Al darse cuenta de que el Cascanueces va a ser derrotado Clara pierde el miedo y arroja uno de sus zapatos a la cabeza del Rey de los ratones. El Cascanueces se transforma inmediatamente en un apuesto Príncipe y como por arte de magia la escena cambia a un bosque donde cae la nieve. El primer acto termina con el Vals de los Copos de Nieve.
El segundo acto transcurre en el Palacio del Reino de los Dulces, construido totalmente de pan de jengibre, mazapán, bombones y otras delicias. El Hada de Azúcar saluda a Clara y al Príncipe, que la presenta como la criatura que le ha salvado la vida.
El ballet termina con un gran divertimento, una serie de danzas típicas en forma de suite. Chocolate, danza española, café danza árabe, té, danza china, Trepak o danza rusa, danza de las flautas, danza de la Madre Cigüeña y los Payasos, Vals de las Flores, Pas de Deux del Príncipe y el Hada de Azúcar, con unas variaciones para la bailarina y su caballero y coda final.
Diferentes coreografías realizan variaciones sobre el esquema anterior, pero no mejoran demasiado el pobre argumento. En un momento el brujo Drosselmeyer realiza un breve espectáculo de polichinelas, donde vemos a la Reina y el Rey luchar con Doña Ratona. Pero la escena es tan breve que pasa desapercibida. Es la única referencia a uno de los temas fundamentales del cuento.
En definitiva el libreto escrito por Marius Petipa no tiene ni pies ni cabeza, pues no tiene en cuenta la historia y moraleja del cuento. Es la excusa para presentar un espectáculo de aire navideño con un estilo comercial, para el lucimiento especialmente del cuerpo de baile. También en el primer acto toma el carácter de ballet infantil. Clara es representada por una niña de 12 años en el primer acto y luego se transforma en una joven adulta, con lo cual emplea a dos bailarinas.
El día del estreno no convenció ni a la crítica, ni a parte del público. La protagonista del ballet tenía muy poco papel en la obra. Especialmente si se compara con el de los otros dos ballets de Tchaikovsky, “La Bella Durmiente” y “El Lago de los Cisnes”. Pero a pesar de todo el ballet se sigue representando con éxito en nuestros días.
Se ha intentado mejorar la débil trama, pero lo importante y el motivo de su imperecedero éxito es su música. Una partitura compuesta entre muchas dudas y vacilaciones, nos ha dejado una música inmortal, que a pesar de ilustrar un guión absurdo que no respeta la obra de Hoffmann, llega como regalo navideño directamente al corazón de los espectadores.
Pasamos a comentar a continuación la versión realizada por el coreógrafo Peter Wright, sobre el guión de Lev Ivanov, realizada en 2009 para el Royal Ballet de Londres, en el que respetando la música intenta acercarse algo más al cuento escrito por Alejandro Dumas.
Drosselmeyer un personaje intemporal, mago y creador de juguetes mecánicos y relojes trabaja en un palacio real. Ha inventado una trampa que ha matado la mitad de los ratones. La Reina de los ratones como venganza, ha maldecido al sobrino de Drosselmeyer, Hans-Peter, convirtiéndolo en un horrible muñeco Cascanueces. El único modo para que pueda recobrar su figura original es que mate al Rey de los ratones, demostrando de este modo su valor y que además una muchacha llegue a amarlo, a pesar de su aparente fealdad. Esta explicación introductoria no se representa en el ballet.
Al pincipio del ballet vemos a Drosselmeyer trabajando en su taller, preparando unos muñecos mecánicos para la fiesta que se desarrollará a continuación y un Ángel de Navidad. Una gran foto es la única referencia sobre su desaparecido sobrino.
Una fiesta de Nochebuena, está organizada por sus amigos, la familia Stahlbaum, de la que es invitado para que los divierta con sus trucos de magia. Piensa que acaso sea la ocasión ideal para acabar con la maldición de los ratones
Alrededor del árbol de Navidad, en el gran salón de la mansión se desarrolla la fiesta con regalos de muñecas para las niñas y soldaditos de plomo para los niños. Drosselmeyer presenta una serie de autómatas y realiza una serie de trucos de magia.
Entrega a Clara, la hija de la familia, un gran Cascanueces para que lo cuide, una cosa que le encanta a la jovencita. Vemos el detalle del funcionamiento de la palanca que abre y cierra su boca, para que sepamos que realmente se trata de un aparato para romper nueces. Además ha fabricado un Ángel de Navidad especial para que la guíe en su difícil tarea de salvar a su sobrino.
Continúa con diversas escenas festivas, en las que aparece esta vez Santa Claus repartiendo golosinas Se presentan diversos bailes tanto para los niños, como para los adultos y los abuelos. Vemos también a los niños jugando a muñecas y soldados. Los dos hermanos Fritz y Clara pelean por el Cascanueces, que finalmente el travieso Fritz rompe. Clara es designada para cuidarlo.
Una vez despedidos todos los invitados, la familia se recoge en sus habitaciones. Cuando todos duermen Clara va a ver como se encuentra su Cascanueces, descubriendo que el mago Drosselmeyer la está esperando. La conduce a un mundo fantástico, donde el tiempo está suspendido y el brujo actúa como maestro de ceremonias.
El salón se transforma en un gran campo de batalla, apareciendo el Rey de los ratones. Tiene lugar una dura batalla entre los soldaditos de plomo y los ratones capitaneados por su rey. Cascanueces toma el mando pero termina siendo derrotado por el ejército ratonil. Cuando está a punto de ser ejecutado por el Rey de los ratones, Clara se implica en la batalla y le arroja uno de sus zapatos a la cabeza, matándolo y acabando con la maldición.
El Cascanueces recobra su apariencia, transformándose en el hermoso joven sobrino de Drosselmeyer. Agradecido conduce a Clara en un trineo a través del Jardín de Azúcar al Reino de las Golosinas, donde encuentran al Hada de los Copos de Azúcar y su Príncipe consorte.
Al principio del segundo acto el joven Drosselmeyer, liberado de su aspecto de Cascanueces, cuenta su aventura al Hada de los Copos de Azúcar y de qué manera Clara ha salvado su vida. Entonces empieza un maravilloso Divertimento, organizado por el mago Drosselmeyer en homenaje a su valentía. Son la serie de danzas características en forma de suite, que ya hemos indicado en las anteriores versiones, pero suprimiendo la última danza, anterior al famoso Vals de las Flores.
Volviendo a la realidad, Clara se encuentra en la calle en busca de Drosselmeyer y se cruza con un joven con un aspecto sumamente familiar, recordando haberlo conocido anteriormente
La última escena transcurre en el taller de Drosselmeyer, que se encuentra rezando para que sus esfuerzos sean recompensados. Se abre la puerta apareciendo su sobrino. El sortilegio felizmente se ha roto.
Con esta versión el coreógrafo, sin cambiar la música y el relato del ballet original, intenta por una parte aportar un argumento más lógico a la historia, adaptándola al cuento y por otra dar más protagonismo a las estrellas del ballet. Clara y el Cascanueces bailan junto al conjunto de baile en la mayoría de danzas del divertimento. Junto con Drosselmeyer como maestro de ceremonias y la pareja Real, especialmente el Hada de Azúcar, son en esta ocasión las verdaderas estrellas del ballet, algo que había reclamado el público cuando se estrenó.
Existen arreglos de la música del ballet en forma de suites sinfónicas o de cuentos musicales en forma de narraciones con música de fondo. Entre estas últimas, una especie de música incidental sin ballet, se encuentra la escrita entre 2014 y 2018 por John Mauceri, director de orquesta estadounidense nacido en 1945, publicada en 2023 por el sello británico Toccata Classics con el título de "The Nutcracker and the Mouse King, or the Clockmaker's Tale" (El Cascanueces y el Rey de los ratones o el Cuento del Relojero)
Cuando se estrenó el ballet Tchaikovsky, que conocía el cuento de Dumas, estaba disconforme con el libreto, especialmente al contener una serie de danzas en el segundo acto y muchos niños en el primero, sin poseer ni un vago relato de la verdadera historia y sin un final consecuente.
Los coreógrafos como ya hemos dicho anteriormente se basaron en la parte central del cuento, sin dar ninguna explicación del relato para que lo entendiera el público y sin una convincente recapitulación que nos condujera a un final feliz.
En el ballet parece que todo sucede durante una Nochebuena, lo que contradice al cuento, que hace un relato de la historia abarcando varios siglos. En el fondo no se trata de un cuento de Navidad, es una historia que mezcla ficción con realidad, para contarnos una fábula épica donde triunfa la niña, que por cierto se llama Marie y no Clara como aparece en el ballet. Clarchen o Claire, como la llama Dumas, es su muñeca. En el final de la historia ambos escritores dicen que termina en nuestros días.
Una historia moral de una niña que se convierte en mujer salvando al Príncipe. Una historia feminista escrita durante una época en que el hombre era la persona dominante en las relaciones. Una historia en la que triunfa el amor, rescatando al pobre Cascanueces de sus maldiciones.
En su versión como relato John Mauceri cambia el orden de los números musicales y añade otros fragmentos de Tchaikovsky no pertenecientes al ballet, para relatarnos una historia más comprensible, ajustándose más a la realidad. La música de Tchaikovsky nos conduce a maravillosos momentos de amor adulto, y también de tensión, de miedo, dramatismo, que en el ballet tradicional no son reflejados, limitándose a presentarnos un ambiente anodino e infantil.
También realiza un cambio en el orden de narración del cuento, convirtiéndolo en un relato de forma lineal, sin utilizar el recurso de introducir los cuentos dentro de un cuento. John Mauceri nos cuenta algunos de estos cambios en el siguiente párrafo.
La nueva narrativa expone algunos aspectos que en el texto original de Hoffmann no son considerados. El príncipe Nathaniel[9] fue enviado a Nüremberg por la Ciudad de los Bombones para estudiar en una escuela de los humanos bajo pretexto de ser el sobrino del otro Drosselmeyer. O de qué manera debe aparecer el Cascanueces cuando conduce a Marie a su Reino. ¿Sigue siendo todavía un pequeño objeto de madera tallada? Esto es verdaderamente ridículo y por esto lo hago volver como un "estudiante de los viejos tiempos", como dice el texto de mi adaptación, con la apariencia que tenía cuando fue convertido en un cascanueces cuatro siglos antes.
Como el texto de Hoffmann es bastante divertido, me he tomado la libertad de hacer referencia a otras historias épicas recientes, como las de "Harry Potter", "Juego de Tronos" y "El Señor de los Anillos", algo que el autor creo habría aprobado.
Nadie puede saber lo que hubiera realizado el propio Tchaikovsky si hubiera tenido la libertad escénica y no tener que doblegarse a los requerimientos, tal vez absurdos, de Marius Petipa. Pero dejemos volar nuestra imaginación para crear nuestro propio relato, una historia fuera del tiempo.
El relato escrito por Mauceri empieza en tiempos medievales, en el año 1416 en Nüremberg. Cuenta en primer lugar la historia de las dos reinas y la princesa Pirlipat, la historia del tocino y la dura nuez Krakatuk como se ha relatado anteriormente, terminando con la muerte de la Reina de los ratones y su venganza, convirtiendo al joven Drosselmeyer en un Cascanueces.
La segunda parte nos traslada siglos después, en 1816, a la ciudad de Nüremberg. Nos presenta la fiesta de Nochebuena con sus regalos, la aparición del mago, el regalo del Cascanueces, el sueño de Marie con la batalla de los ratones. La vuelta a la realidad con los nuevos sueños de Marie, que terminan con la victoria de Cascanueces mediante su espada sobre el Rey de los ratones y la transformación del muñeco de madera en una bello Príncipe.
El sueño continua como en el cuento original, con el viaje al Reino de las Golosinas y al Castillo de Mazapán. Luego Marie vuelve a la realidad despertando de su sueño. En la tercera parte nos encontramos nuevamente en Nüremberg pero después de varios años. Estamos en 1834 y Marie se ha convertido en una hermosa muchacha. Encuentra nuevamente a Nathaniel Drosselmeyer, el sobrino del mago y de nuevo la conduce a su Reino donde vivirán felices hasta nuestros días.
Esta versión arreglada por John Mauceri, narrada en inglés, tiene el gran defecto de que no nos permite poder gozar de la magnífica música, pues continuamente está interrumpida por la voz del narrador. Convierte la obra en un cuento con ilustraciones musicales, dando mucho más valor a la narrativa que a la música.
Caso contrario lo encontramos en las versiones puramente orquestales. El propio Tchaikovsky nos muestra el camino elaborando la Suite Op.71a, donde ofrece una serie de danzas características provenientes del Divertimento del segundo acto.
Kristjan Järvi, director orquestal de Estonia, nacido en 1972, nos ofrece un arreglo en forma de "Sinfonía Dramática", transformando la obra en un mágico viaje sinfónico. Kristjan es el hijo del célebre director Neeme Järvi.
Como dijo John Mauceri la obra literaria de Hoffmann está escrita como si fuera una gran sinfonía, con temas que se desarrollan y que al final se recapitulan, algo que nos recuerda la música de Beethoven contemporáneo del escritor.
Kristjan Järvi, realizó la grabación de su arreglo en el mes de septiembre de 2022 con la Baltic Sea Philharmonic en sus estudios de Tallinn en Estonia. Sony publicó en el mismo año el disco fruto de su trabajo.
Según explica el propio director no es algo nuevo realizar versiones sinfónicas de grandes obras escénicas. Así encontramos las dos suites sinfónicas del "Peer Gynt" de Grieg o las suites arregladas por Stokowski de diversas famosas obras. Algunos puristas piensan que estos tipos de arreglos desvirtúan la música original, con un razonamiento arqueológico, pero en muchos casos la música fuera de su contexto literario alcanza su verdadero valor y sirve para una mejor audición, libre de las distracciones argumentales y escénicas.
En el caso de Kristjan Järvi, aumenta la suite arreglada por Tchaikovsky con nuevos fragmentos y nuevas orquestaciones, además de enlazar musicalmente las diferentes escenas. El resultado es una obra interesante, agradable de escuchar, aunque el término usado de sinfonía no es académicamente correcto. Sería mejor llamarlo poema sinfónico, que se define como música descriptiva, sin necesidad del uso de palabras, ni representación escénica. Un viaje a través de un mundo de fantasía, para que el oyente imagine su propia historia o simplemente se encuentre fascinado por la música, sin buscarle ningún significado.
El adjetivo de dramática es bastante acertado, pues como podremos observar en posteriores capítulos, la música de Tchaikovsky se caracteriza frecuentemente por su gran fuerza dramática, además por tener magníficos momentos expresivos de un intenso amor, algo que no han aprovechado la inmensa mayoría de los coreógrafos.
[1] El tocino o panceta es conocido en Catalunya como cansalada viada.
[2] Significa casa de plata en alemán.
[3] Alejandro Dumas introduce en su narración diversas citas literarias.
[4] Véase pág. 21 de esta misma obra
[5] Véase pág. 22 de esta misma obra.
[6] Véase pág. 23 de la misma obra.
[7] Véase pág. 6 de esta misma obra.
[8] Cambia el nombre original de Marie por Clara, que es el nombre de la muñeca en el cuento.
[9] Nombre que Mauceri da al sobrino de Drosselmeyer.