GIMENEZ F

Florentín Giménez (1925-2021) nació en Ybycui el 14 de marzo de 1925, una ciudad del departamento de Paraguari. Su nombre proviene del guaraní Yvyku'i y significa arena. En 1940, a la edad de 15 años, ingresó en la banda de Músicos de la Policía de la Capital.

En esta banda de música niños y jóvenes desfavorecidos en riesgo de exclusión recibieron instrucción musical gratuita por parte de miembros de la misma. Allí Giménez pudo estudiar solfeo, guitarra, clarinete, percusión y piano, siendo alumno de Salvador Déntice, el mismo maestro que décadas atrás había tenido bajo su dirección a José Asunción Flores, Félix Fernández, Darío Gómez Serrato, entre otros.

En su adolescencia, la batería fue el instrumento que más llamó su atención y luego de aprender a ejecutarla, fue miembro de la Orquesta de Música Popular dirigida por el maestro Severo Rodas. En 1943, a los 18 años de edad, empezó de este modo su carrera profesional. Desde ese año se dedicó a su formación académica, al conseguir una beca en el conservatorio La Lira, cuya dirección estaba a cargo de la profesora Pepita Faella, empezando con sus primeras composiciones de música paraguaya.

En 1945, a la edad de 20 años aprendió piano y abandonó la batería, ingresando como pianista, en la orquesta de Ramón Reyes, donde permaneció hasta 1947, año en que se desata la sangrienta guerra civil paraguaya que obligó al maestro, por motivos políticos, a abandonar la patria para ir a radicarse a la Argentina, regresando al terminar la contienda.

A su vuelta se especializa en armonía con el maestro alemán Otakar Platil. La nueva década, de 1950, lo motiva para la renovación y crea una nueva agrupación que lleva como nombre Florentín Giménez y su típica Moderna, pues su nombre empezaba a gozar de fama y éxito y las características el grupo se ajustaban a lo que el mercado exigía en ese entonces. Con catorce integrantes y los aportes vocales de Oscar Escobar, Juan Carlos Miranda, Carlos Centurión y Jorge Alonso. Alcanzó de inmediato la aceptación interpretando la música popular de la época.

Esta orquesta, única en su conformación, por sus éxitos singulares logra transformar el ambiente musical de entonces. Recorre con mucho éxito, con la representación de Humberto Rubin, varias provincias argentinas tales como: Entre Ríos, Corrientes, Chaco, Misiones, Salta, Jujuy, Tucumán, Córdoba, Santiago del Estero y Formosa, según relata un documento de la época.

En esta misma etapa formó una orquesta de música folclórica compuesta por 30 profesores, que actuaba en los intermedios de las obras teatrales y radioemisoras, y fue probablemente la época de mayor creatividad del maestro, ya que los pentagramas conocieron obras suyas que luego serían notables sucesos dentro del repertorio de la música del Paraguay, como “Así canta mi patria”, ”Nocturnal”, “Retorno” y “Ka'aguýpe”, entre otras.

Por su resistencia y rebeldía frente a los gobiernos autocráticos de entonces, siendo miembro permanente de la Comisión Directiva de la Asociación de Músicos del Paraguay, es acusado de izquierdista y por este motivo detenido en 1953. Preso durante varias semanas y luego confinado a la ciudad de Clorinda, República Argentina, lugar donde permanece por varios meses.

Sin intimidarse por esta circunstancia, regresa y continúa trabajando, pero ya sin la tranquilidad y seguridad necesarias, a tal punto que después de asegurar y firmar contrato por más de 80 ciudades del Brasil, con su gran orquesta, fue imposible cumplirla al negársele la salida al país por la policía paraguaya de entonces, perdiendo así la oportunidad que se le ofrece, con los perjuicios pertinentes para los demás integrantes de la orquesta.

En 1956 por dichos motivos abandona el Paraguay, en forma silenciosa, dejando detrás de sí unos numerosos logros personales ganados a través de la música, y se lanza a la aventura de la conquista del mercado rioplatense, comenzando en un ambiente totalmente nuevo para él, pero sabiendo que allí le esperaban una colectividad artística formada por José Asunción Flores, Francisco Alvarenga, Demetrio Ortiz, Emigdio Ayala Báez, Herminio Giménez, Jacinto Herrera, Juan Escobar y tantos otros que ya habían demostrado su capacidad como autores, compositores y directores de orquestas en la capital rioplatense, logrando difundir, jerarquizar, y dignificar la música paraguaya en tan importante mercado.

Después de asistir a un concierto en el Teatro Colón de Buenos Aires siente una llamada personal para estudiar y especializarse como compositor de música académica. Estudió solfeo en el Conservatorio Carlos López Buchardo de Buenos Aires y composición con el pianista y violinista italiano Cayetano Marcolli entre 1956 y 1969. Mientras componía música popular y arreglos orquestales además de director para estudios de grabación.

Su canción "Muy cerca de ti" una guaranía compuesta en 1957 se hizo popular internacionalmente al ser grabada por cantantes tan conocidos como la argentina Mercedes Sosa, el trío mexicano Los Panchos, el puertorriqueño José Feliciano y los norteamericanos Andy Russell y Nat King Cole.

En 1969 regresó a Paraguay y en 1973 fue director adjunto con Remberto Giménez de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción (OSCA). Después de actuar como director principal de la sinfónica de 1976 a 1989, el Senado paraguayo designó a Giménez como Compositor en Residencia de la Ciudad de Asunción en 1990. En 1997 se convirtió en fundador y director del Conservatorio Nacional de Música y en 2004 organizó y fundó la Orquesta Sinfónica Nacional, que dirigió hasta 2008, cuando se retiró.

En términos generales, las obras musicales del compositor podrían dividirse y estudiarse a partir de tres períodos distintivos, aunque no rígidos. Un período de canción popular, que comenzó en 1943, un período de música de cámara, a partir de 1956 y un período de obras  sinfónicas a gran escala a partir de 1963.

Giménez ha reconocido que sus composiciones han sido altamente influenciadas por las canciones populares y las obras sinfónicas del compositor paraguayo José Asunción Flores (1904-1972) y por las técnicas seguidas por los compositores europeos del siglo XIX, como Albéniz, Grieg, Mahler, Sibelius, y Smetana.

Su producción musical incluye setecientas canciones populares, preludios y fugas para piano, una misa folclórica paraguaya, la primera ópera paraguaya "Juana de Lara", basada en una figura histórica, que se estrenó en 1987, seis zarzuelas paraguayas, dos suites instrumentales, cuatro conciertos,  para piano, violín, violonchelo o viola y dos guitarras, dos poemas sinfónicos y nueve sinfonías. Un escritor prolífico, también ha publicado libros sobre la música y el folclore paraguayo y varias novelas.

Entre los poemas sinfónicos podemos mencionar “Minas-kué”, para narrador, coro y orquesta, un poema épico coral con texto de Juan Manuel Frutos Pane. Se estrenó el 13 de agosto de 1973 en el Teatro Municipal de Asunción. Otro de sus poemas es “El Río de la esperanza”, para coro y orquesta,

"Arasy", es un poema sinfónico-ballet, que se estrenó el 14 de agosto de 1978 en el Teatro Municipal de Asunción, interpretado por la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción dirigida por Luis Szarán.

La obra está basada en la mitología guaraní. Arasy  la madre del cielo, es la madre suprema y esposa de Tupá  el dios del sol y tiene como morada la luna, jasy. De tanto en tanto, Arasy visita el mundo de los mortales y los acompaña en sus alegrías y tristezas.

La “Sinfonía Concertante Nº 1 en re menor para piano y orquesta" (Metamorfosis) proviene de una obra anterior. El "Concertante para piano en re menor" (Metamorfosis) fue compuesto entre 1960 y 1969 dedicado a su hijo pequeño Florentín Dario. Se estrenó en Asunción en 1981 transformado en un concierto para piano en cuatro movimientos, el "Concierto para piano en re menor" (Metamorfosis).

En 2005 la obra fue revisada, el segundo movimiento, andante, fue expandido y renombrada como "Sinfonía Concertante Nº 1 en re menor para piano y orquesta" (Metamorfosis), siendo estrenada en el mes de junio de 2006 en el Teatro Procópio Ferreira de São en Brasil, interpretada por la Orquesta Sinfónica Paulista con la pianista Miriam Braga, bajo la dirección de Florentín Giménez como director invitado.

En esta obra, el compositor juega con la ambigüedad armónica entre las áreas tonales de re menor y re mayor, transformando unidades rítmicas y melódicas motrices en temas, que se desarrollan continuamente a lo largo de la obra. No solo se produce una transformación musical e histórica, sino que también se revela un relato de la metamorfosis personal del compositor.

Para su análisis nos basamos en el artículo escrito por Alfredo Colman publicado en 2012 por la Baylor Texas State University, San Marcos.

La Sinfonía es la primera obra de Florentín Giménez como compositor académico establecido. Es un relato subjetivo musical de la memoria histórica paraguaya y testimonio de su propia metamorfosis y transición de intérprete y arreglista de música popular a compositor y director académico. Continuamos con las propias palabras del compositor.

Me tomó más de seis años terminar este trabajo, lo que requirió mi persistencia y dedicación. Teniendo en cuenta las obras y técnicas de composición de Copland, Grofé, Grieg, Ravel, Smetana, Prokofiev, Albéniz, Villa-Lobos, Ginastera y otros, junto con los compositores más significativos de todos los tiempos que se esfuerzan por escribir con fidelidad y precisión, quería testimoniar a través de esta y otras obras la misma fidelidad musical. Quería ilustrar un contenido espiritual [con] la más alta calidad técnica, una perfección sinfónica, y sobre todo, demostrar con claridad la lógica detrás de mi carácter musical. Y finalmente, a través del contenido académico de mi trabajo, quise lograr una síntesis de esa forma de ser [musical y personal], que correspondiera a la música verdadera y auténtica de nuestro país.

Seguimos con el artículo escrito por Alfredo Colman antes citado, por el interés que posee para la música del Paraguay, hasta ahora totalmente desconocida en Europa. Algo que deberíamos remediar por la importancia de su obra.

En este punto podemos preguntarnos: ¿Por qué el compositor eligió el enfoque nacionalista subjetivo en su primera composición? ¿Por qué la historia paraguaya fue una preocupación principal para Giménez? ¿Por qué era importante para él la cuestión de la identidad? Además del uso de expresiones musicales folclóricas y la exhibición de una visión personal del desarrollo musical de dos formas tradicionales paraguayas, la guarania y el kyre'ỹ, la naturaleza programática del Concertante de Giménez reafirma las ideas que se encuentran en el tekó socialmente arraigado, o la "forma de ser paraguaya".

Para el pueblo paraguayo, la acción y el desempeño de esta forma de ser, el tekó, permite a un individuo expresar y reafirmar su identidad social y cultural, trascendiendo así a otro ámbito, el del tekorã, un mejor lugar de ser, también entendido como la cultura en la que nos convertiremos.

La metamorfosis musical de Florentín Giménez refleja este aspecto intrínseco de la cultura e identidad paraguaya. En este caso, no sólo el uso de gestos musicales predominantes de kyre'ỹ se transforma en un agente que representa una identidad paraguaya, sino que el ritmo kyre'ỹ persistente reafirma al concluir la Sinfonía Concertante que no solo se ha producido una transformación de la identidad, sino también una afirmación de esa identidad.

En general, la noción de identidad cultural paraguaya comunica la idea de un grupo de personas que reconocen que pertenecen a un tiempo pasado y presente específico y a un espacio geográfico. También implica el deseo de ese grupo de personas de compartir quiénes son comprometiéndose en la realización de tradiciones y prácticas locales, como hablar español y guaraní, los idiomas oficiales del país, preservando la memoria histórica y los valores ibéricos-guaraníes heredados, y mostrando un alto respeto por el territorio nacional y sus recursos naturales.

Observando que la cultura parece ser históricamente reproducida por la acción y a veces alterada por la acción (Melià 1997), sostengo que la identidad cultural paraguaya no solo ha sido articulada por la acción social, sino que también se ha reforzado a través de la interpretación de música popular y académica. A mediados del siglo XX, una dinámica social y cultural fue observada por el historiador paraguayo Justo Prieto, según el cual la identidad paraguaya siempre ha seguido un camino de búsqueda de la perfección, mientras interactúa con la tierra, la raza y la sociedad (1951). Este punto también corresponde a la percepción del sociólogo paraguayo Ramón Fogel, según la cual la identidad cultural y la autoconfianza paraguaya implican la idea de que las personas reconocen y están satisfechas con quiénes son (Añazco 1997). Fogel, sin embargo, discute una fuerte fuerza contraria, que trabaja en contra de la seguridad en sí mismo que acompaña a la afirmación de la identidad cultural.

Él cree que existe en el Paraguay actual, un tipo de movilización social arraigada en el rechazo de la cultura paraguaya y que la mayoría de los paraguayos, como fue el caso a principios del siglo XX, todavía desean convertirse en "civilizados" mediante la adopción de normas y valores extranjeros para convertirse en ciudadanos de la nueva comunidad global. En cierta medida, el fenómeno social de la aceptación y el rechazo simultáneos de la cultura paraguaya podría ser indicativo de la dinámica e imperativa exhibición y reafirmación de la identidad paraguaya.

El primer movimiento, andante semplice, utiliza un enfoque estricto de la forma sonata, al tiempo que enfatiza las melodías de tipo ibérico y los gestos musicales correspondientes. El compositor retrata a través de la música la influencia y el dominio de la cultura española durante la época colonial. De hecho, utilizando el piano como narrador principal, diferentes personajes e historias son introducidos por diferentes instrumentos y / o una combinación de las familias de viento y metal.

Por ejemplo, después de una entrada de timbales, la orquesta completa toca el tema principal mientras el piano responde puntuando acordes ascendentes en re menor. Giménez también utiliza los timbales y el sonido persistente del acorde de re menor para pintar la imagen de los colonialistas que llegan al nuevo mundo y se encuentran con nativos tocando tambores en un ritual. Siguiendo una serie de frases musicales interpretadas por los instrumentos de viento y evocando la forma en que se trata el piano en las Noches en los jardines de España de Manuel de Falla, el solista presenta un tema ibérico, dialogando posteriormente con la orquesta.

El segundo movimiento, andante, puede ser considerado como un interludio instrumental. La versión inicial del Concertante tenía un segundo movimiento más corto, que duraba unos tres minutos y medio. Imitando el enfoque del movimiento medio de los conciertos instrumentales del período barroco, Giménez intencionalmente quiso equiparar el tiempo o período, el siglo 18, con la historia colonial paraguaya y la música europea de la época.

En 2005, por una petición de la pianista brasileña Miriam Braga, quien en 2006 interpretó el Concertante en Asunción y en Tatuí, Brasil, Giménez amplió la versión original del segundo movimiento. En el desarrollado andante, Giménez sigue un enfoque más estricto para el desarrollo del tema, introduciendo subtemas y presentando pasajes solistas extendidos para piano. Debido a que en este momento la historia paraguaya aún no está definida y no escrita en la mente del compositor, Giménez crea una atmósfera de expectativa sonora al mostrar e interrumpir secuencias armónicas en el piano.

El tercer movimiento, allegro moderato, nos presenta una metamorfosis contrapuntística y armónica de temas musicales. Al anunciar el destino inminente de la cultura guaraní, una trompa imita el sonido del turú, un instrumento de viento nativo utilizado por las comunidades indígenas del sur de América del Sur. Luego, representando el encuentro de las culturas ibérica y guaraní, la orquesta introduce ritmos asimétricos La transformación ha comenzado. De repente, pintando la fusión de las dos razas, el piano martillea un nuevo ritmo, el kyre'ỹ.

Con un enfoque perpetuum mobile, este movimiento muestra el virtuosismo del solista a través de una rítmica compleja y rápida.  El kyre’ỹ, también conocido como  polca paraguaya es un género de canto y baile animado en métrica doble compuesta con características rítmicas sesquialtera, cuatro pasajes que juegan entre varios temas y la estructura melódica, armónica y rítmica del kyre'ỹ.

El arte de la sesquiáltera es la hemiola. Ambos términos, uno en latín y otro en griego, significan el todo y la mitad. En el sistema de notación mensural, la proportio sesquialtera se refiere a la disminución del valor relativo de las notas en una proporción de 3 a 2.

El mestizaje no es sólo biológico, sino también cultural. Ilustrando la transformación espiritual y cultural a través del cambio rítmico, el compositor muestra el conflicto musical y la resolución. A medida que esta metamorfosis tiene lugar, se anuncia otra transformación, la guarania.  Hacia el final del movimiento, el piano imita el arpa diatónica paraguaya mientras Giménez cambia el tempo vivo del kyre'ỹ e introduce una Gran Guarania triunfal, que para él representa la auténtica expresión sonora de esta tierra. En la Gran Guarania, el compositor destaca el sincopado paraguayo, un efecto melódico y rítmico logrado retrasando el último o anticipando la primera nota de un compás, una peculiaridad de la música folclórica paraguaya.

En esta sección, el compositor da un ejemplo de lo que él llama la proyección universal de la música tradicional paraguaya. Esta idea de la proyección de la música tradicional podría entenderse, al menos, de dos maneras: primero, el enfoque universal y segundo, el enfoque folclórico. El enfoque de proyección universal de Giménez, se refería al empleo de la forma sinfónica y una orquesta sinfónica en la interpretación de la música tradicional paraguaya, una técnica utilizada anteriormente por el compositor José Asunción Flores.

Flores en 1925 desarrolló el género urbano conocido como guarania, una canción lenta y melancólica compuesta en métrica doble. La guarania lírica exhibe un ritmo lento, largas frases melódicas y textos cargados de nostalgia y temas románticos.

Flores compuso y orquestó obras a la manera de poemas sinfónicos o guaranias sinfónicas. Las obras académicas de Flores fueron interpretadas y grabadas en 1959 en Buenos Aires y diez años más tarde, en 1969, en Moscú por la Orquesta Sinfónica y Coro de la Radio y Televisión Estatal Soviética.

Con respecto al enfoque folclórico, está basado en géneros y modismos folclóricos. La música popular recién compuesta en el siglo XX, fue designada por especialistas locales en folclore como folklore de proyección. Jugando un papel fundamental en la promoción de una identidad paraguaya, esta música inspirada en el folclorismo de nueva creación, no solo enriqueció y amplió el repertorio de música popular, sino que también sirvió como un medio para promover la interacción entre los diversos dominios culturales: oficiales, académicos, comerciales y mediáticos, que han promovido sistemáticamente la música y la cultura paraguayas.

Aunque esta interacción activa de los diversos dominios frente al discurso popular puede percibirse como artificial o manipulada, la producción y el respaldo de las diversas tradiciones populares locales han sido bien recibidos por la mayoría del público, que en general ha ignorado las líneas oficiales y comerciales, acogiendo con satisfacción el repertorio, los compositores y los intérpretes que en el imaginario social representan lo que son los Paraguayos.

El cuarto movimiento, allegro con fuoco, se basa principalmente en la forma kyre'ỹ. Al principio, mientras el piano espera su entrada, Giménez utiliza la percusión para reforzar auditivamente el nuevo ritmo nacional, el ritmo sesquiáltero. Pasando de sol menor a mi mayor y luego a la menor, tanto el solista como la orquesta participan en un intercambio denso y vigoroso de temas musicales cargados de variación rítmica.

En conclusión, pasando de la interpretación de la música popular en la década de 1940 a la composición de obras académicas a partir de la década de 1960, el estilo musical de Giménez ha incorporado sistemáticamente los modismos de la música folclórica paraguaya a lo largo de sus conciertos, sinfonías y obras de cámara. Aunque muy influenciada por el nacionalismo europeo y americano (Estados Unidos / América Latina), la música de Florentín Giménez refleja un estilo paraguayo distintivo.

En el caso particular de la Sinfonía No.1/Concertante para piano en re menor "Metamorfosis", no sólo se han desplegado aspectos de un nacionalismo musical subjetivo, sino que también se han representado y reforzado ideas concretas sobre la identidad paraguaya: ideas y ejemplos que incluyen la composición social, musical, histórica y cultural del pueblo paraguayo, así como rasgos de la metamorfosis personal del compositor.

La “Sinfonía Nº 2" (Coral) (De las estaciones) para coro y orquesta. Solo hemos podido escuchar los movimientos primero y cuarto, interpretados por la Orquesta Sinfónica Nacional del Paraguay dirigida por el propio compositor.

El primer movimiento, allegro, en el otoño, describe el recorrido de un arroyo. Surge en la soledad silenciosa, diáfana, cantarina y se transforma en la melodiosa sinfonía de la naturaleza mutante. La obra está escrita para conmover a los hombres que apuren disfrutar de su vertiente.

Después de una introducción ondulante representando el movimiento del agua en el nacimiento del arroyo surge el melódico tema principal. Escrito en forma sonata el segundo tema es de carácter lírico cantábile. Las flautas completan el sentimiento de la naturaleza al inicio de la sección de desarrollo. El tema principal se transforme en una especie de himno. Termina la sección con una parte más agitada con cierto dramatismo.

Después de una recapitulación variada que acaba con una solemne interpretación del tema principal, reaparece el motivo de la introducción en forma de coda

El segundo movimiento, corresponde al invierno.

El tercer movimiento, representa la primavera.

El cuarto movimiento, allegro festivo, en el verano, interviene el coro. Representa el triunfo de la naturaleza. El sol irradia una nueva vida. Nace la hermandad entre el agua, la luz, el hombre y el sol, juntos en armonía renovando las esperanzas. La naturaleza ha triunfado. Es el grito del calor que con su alegría cubre el firmamento.

Después de una introducción orquestal interviene el coro interpretando un tema festivo, primero en forma de vocalizaciones y luego cantando palabras, mediante un tema con raíces folclóricas populares. Fanfarrias orquestales nos conducen a una agitada sección culminando con la intervención del coro vocalizando, que nos lleva a las palabras que sirven de alegre coda a la sinfonía.

Sobre la "Sinfonía Nº 3 en re mayor" no poseemos ninguna información.

La “Sinfonía Nº 4" (Sortilegio). se estrenó el 9 de marzo de 2016, interpretada por la Orquesta Sinfónica Nacional del Paraguay bajo la dirección de Juan Carlos Dos Santos, en el Teatro Guaraní de Asunción. Solamente hemos podido escuchar tres de sus movimientos.

La sinfonía trata sobre la leyenda aborigen de Sarakí, hija de las cascadas del Guairá[1] que heredó el atributo del eterno movimiento, como musa del agua y de la luz, del fulgor del rio y del viento que se deslizan hacia el mar sobre las aguas espumosas. Ella suele posar sobre la playa del sol para rendir culto a Arasí, la luminosa madre del día. La obra es un derroche de compases sensuales emulado a Sarakí y clama por Mimbí, representación del hombre por quién despliega todos sus encantos. Luego ellos bailan juntos y toda la naturaleza se hace partícipe de la sinfonía de la  vida.

De pronto Mimbí se aleja y ella lo busca con frenesí para posteriormente volver al cauce del rio que prosigue el viaje hacia el mar, pero la nostalgia la llevará siempre a la playa del sol. Sortilegio evoca el fuego vivificante devoto del amor huidizo refugiado en la selva en cuya espesura no logra ingresar.

El primer movimiento, el Pavor, empieza con redobles de los timbales seguidos por un tema tenebroso que justifica el nombre del movimiento. Luego aparece el tema principal con características de himno fúnebre. Un segundo tema de aires orientales evoca sensualmente a la protagonista Sarakí. Luego se desarrolla una danza ternaria parecida a un vals. Regresa el tema del pavor mientras se desarrolla la danza oriental que lentamente nos conduce a la coda.

El segundo movimiento, Sortilegio, evoca la fuerza del gran amor de Sarakí hacia Mimbí. Sobre pizzicatos de la cuerda se introduce una danza que posteriormente alcanza gran fuerza. Un tema sensual simboliza el amor de Sarakí que se derrumba después de unos compases dramáticos que cierran el movimiento.

El tercer movimiento, Canto Nuevo, escrito en forma de danza coreográfica presenta las características de un sensual vals que suponemos simboliza la unión y baile de la pareja de amantes Unos compases dramáticos intentan detener la danza pero se reanuda con más fuerza tomando el carácter de un corrido mexicano. convertido en guarania que nos conduce a la coda final.

Una sinfonía convertida en una especie de poema sinfónico en varios movimientos con características coreográficas, escrito en el lenguaje tonal melódico que caracteriza la obra del autor.

[1]  Cascadas desaparecidas en el río Paraná, situadas en la frontera entre Paraguay y Brasil, después de la construcción del pantano de Iguazú,

La “Sinfonía Nº 5 en fa menor" (Ritual indígena) utiliza un piano además de instrumentos indígenas de percusión. Se estrenó el 22 de septiembre de 1992 en el Teatro Municipal de Asunción, interpretada por la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción con la pianista Elena Ammatuna de González, dirigidos por el propio compositor.

                                          Rituales indígenas del Paraguay

El primer movimiento, moderato, describe la majestuosa selva ancestral con sonido de trombones, luego las cuerdas sugieren un tema algo obscuro y solitario. Tras algunas variantes se vuelve al tema original. Otro aspecto importante para destacar es la configuración armónica de la obra que se sitúa dentro de lo tradicional en su primero, segundo y tercer movimiento, aunque el tercero ya es más audaz.

Empieza con sonidos de la percusión que dan paso al tema principal interpretado por el primer violín acompañado por la orquesta. Es característico el ritmo de la percusión acompañando los temas. Escrito en forma sonata termina con la recapitulación de los temas.

El segundo movimiento, andante, introduce el piano mediante un tema de carácter lírico, que se desarrolla del modo tradicional de la forma lied. En este movimiento no interviene la percusión. En su parte central el piano inicia un nuevo tema de carácter pensativo. Termina con el retorno de la sección inicial.

El tercer movimiento, allegro, se puede considerar como el scherzo de la sinfonía. Un tema rítmico es presentado por la percusión con los sonidos de los instrumentos indígenas acompañados por el piano. La sección central correspondiente al trío está confiada a la cuerda, pero pronto retorna con fuerza la percusión y el piano, imponiéndose un tema de carácter rítmico de influencias folclóricas.

El cuarto movimiento, moderato, allegro, (ritual indígena), define la idea central de su obra captando los rituales de las fiestas de la parcialidad guaraní, otorgándoles aires contemporáneos. Es la parte más vanguardista de la sinfonía, empezando con una extensa introducción lenta con bastantes disonancias y el empleo del piano en su parte final que enlaza con la entrada de la percusión.

El allegro posee todas las características de la música indígena, introduciendo ritmos repetitivos y percusión folclórica. Siguiendo el estilo de Carlos Chávez nos sitúa plenamente en el ritual indígena, con fanfarrias de los metales acompañados por los obsesivos ritmos de la percusión. La sección central posee características especiales con el sonido de los trombones representando a la selva con diversas disonancias. Una sección tranquila reflejando el misterio selvático, que contrasta con los anteriores ritmos.

La percusión retorna en la sección final con sus ritmos repetitivos, fanfarrias del metal y la intervención percusiva del piano. Las danzas indígenas ancestrales nos conducen a la coda final.

El "Ritual indígena para Banda Sinfónica"  se estrenó el 1 de diciembre de 2002  en Tatuí, Brasil, interpretado por la Orchestra de Sopros Brasileira (Banda Sinfónica del Conservatorio de Tatuí), con Miriam Braga como pianista, bajo la dirección de Darío Sotelo, siguiendo los temas del último movimiento de la anterior sinfonía

La "Sinfonía N.º 6" terminada en 1994 está dedicada al compositor Agustín Pío Barrios, Nitsuga Mangoré, en el cincuentenario de su muerte acaecida en 1944. No poseemos más referencias sobre la misma. El nombre Nitsuga corresponde a Agustín escrito al revés y Mangoré proviene de un legendario jefe guaraní que murió de amor.

La “Sinfonía Nº 7 en re para guitarra y orquesta" (Nitsuga) fue compuesta en 1987 dedicada al célebre guitarrista y compositor compatriota Agustín Pío Barrios, Nitsuga Mangoré. Solamente hemos podido escuchar dos de sus movimientos, interpretados por la Orquesta Sinfónica Nacional del Paraguay con la guitarrista paraguaya Luz María Bobadilla, dirigidos por Juan Carlos Dos Santos.

La obra tiene una estructura clásica inspirada en las piezas más conocidas de Agustín Barrios, el célebre Nitsuga Mangoré y que utiliza en los cuatro movimientos los motivos iniciales de las creaciones del gran guitarrista paraguayo.

El primer movimiento, allegro moderato, se inicia con un motivo dramático que nos conduce al primer tema del allegro de carácter rítmico pero continúa con motivos serios. El segundo tema es de carácter lírico. La sección de desarrollo contiene momentos de intenso dramatismo

El segundo movimiento, no aparece en la grabación que poseemos.

El tercer movimiento, tampoco lo hemos podido escuchar.

El cuarto movimiento, allegro moderato, andante religioso, allegro solemne, cuenta con la intervención de la guitarra solista. Dividido en tres secciones, la primera de carácter serio presenta un tema lírico. La sección central está ocupada por una marcha fúnebre y momentos reflexivos. En la parte final del movimiento el autor incluye La Catedral, una de las obras cumbre de Nitsuga Mangoré.

La entrada de la guitarra solista se prepara con sonidos imaginarios de las campanas de la antigua Iglesia Mayor de Asunción tocando a muerte. Entonces la guitarra acompañada por la orquesta incluye compases de la obra de Nitsuga, que nos conducirán hacia una esperanzadora coda final.

La promulgación de una Ley en 1996 creó el Conservatorio Nacional de Música, del cual Giménez fue director y otra ley instituyó el Premio Nacional, por el cual el Parlamento Nacional otorga un importante premio en metálico para compositores. Su último logro fue la creación de la Orquesta Sinfónica Nacional, cuya batuta estaba a su cargo, integrada por más de 112 músicos rigurosamente seleccionados por sus niveles académicos. Son referentes que harán que Florentín Giménez sea recordado con admiración y respeto por la posteridad.

La “Sinfonía Nº 8" (Aldeana) está sedicada a Corrientes, provincia argentina muy relacionada con el arte del Paraguay. Por esto esta pieza contiene las expresiones musicales más populares de esta zona guaranítica, especialmente la del litoral correntino.

Dividida en cuatro movimiento solamente hemos podido escuchar el primero, segundo y el cuarto, interpretados por la Orquesta Sinfónica Nacional del Paraguay dirigida por el propio compositor. En esta sinfonía su autor se inspira en lo cotidiano, en las expresiones nativas más puras, en la naturaleza. Es así que atesora lo más simple y más bello de la singularidad musical de la región.

                              Esteros del Iberá, Corrientes

La provincia de Corrientes limita con el Paraguay separadas por el río Paraná. Forma parte de la región conocida como Mesopotamia argentina y en forma más amplia de la región Litoral. Contiene los más grandes humerales de Argentina, el área de los esteros y lagunas del Iberá. En el año 2004 el idioma guaraní fue declarado como idioma oficial alternativo al estar poblado por descendientes del pueblo guaraní.

El primer movimiento, allegro moderato, Vy'a, en guaraní, se inspira claramente en el folclore argentino. Escrito en forma sonata sus temas nos recuerdan las melodías del Litoral argentino. Después de una breve introducción acompañada por los timbales aparece el tema principal de carácter rítmico popular. Unas llamadas de la trompa interrumpen el ritmo y nos conducen al segundo tema de claras resonancias argentinas. Una breve recapitulación cierra el movimiento.

El segundo movimiento, alla Guarania, Purahéi asy, canción doliente en guaraní, corresponde al scherzo de la sinfonía. Empieza con una introducción lenta con el sonido de las trompas y timbales interpretando una guarania triste. Después de una pausa aparece el tema rítmico principal del scherzo, un tema de ritmo ternario parecido a un vals de carácter eminentemente folclórico. Es curioso que nos recuerda en algunos de sus compases un tema rítmico parecido al del vals Beregis avtomobilya perteneciente a una banda sonora del compositor ruso Andrei Petrov (1930-2006).

La sección correspondiente al trío posee un carácter rítmico más lírico continuando dentro del ambiente popular hasta que reaparece el anterior tema de vals que pronto nos conduce a la coda.

El tercer movimiento, no aparece en la grabación que poseemos, pero se cree que se trata del movimiento lento.

El cuarto movimiento, Vy'a syryry, polca campesina, también comienza con una introducción lenta. El primer tema del allegro nos devuelve los ritmos de polca populares de la región. El segundo tema es de carácter melódico popular produciendo el deseado contraste. La sinfonía termina con una breve recapitulación iniciada por la intervención de los timbales.

La “Sinfonía Nº 9 Coral" (Gestas de nuestra historia) fue compuesta entre los años 2015 y 2017. Se estrenó interpretada por la Orquesta Sinfónica Nacional del Paraguay y el coro del Conservatorio Nacional de Música dirigidos por Juan Carlos Dos Santos en 2017.

Con esta obra el autor evoca las etapas más importantes de la historia del Paraguay. La conquista y la colonización, la independencia, la Guerra Grande, conocida también como la de la Triple Alianza y la Guerra del Chaco, destacadas en sus cuatro movimientos. Al final el compositor resalta las vivencias de su tiempo.

Importantes compositores crearon numerosas sinfonías, por ejemplo, Haydn compuso 104 y Mozart 41, sin embargo, desde Beethoven pocos lograron alcanzar o superar la cantidad de 9 sinfonías, por lo que esta cifra es muy significativa para el maestro. La escribí como en dos años. Me entusiasmó nuestra historia, por eso se llama 'Gestas de nuestra historia', y donde están la Conquista y la Colonización, la Independencia, la Guerra Grande (de la Triple Alianza) y la Guerra del Chaco", explica.

Esta es una creación épica en la que se resalta el valor y el heroísmo del pueblo paraguayo, destacó la Sinfónica Nacional. Solamente hemos podido escuchar dos de sus cuatro movimientos.

El primer movimiento, moderato, la conquista y los gritos comuneros, empieza con la representación de la época indígena anterior a la llegada de los españoles. Interviene el coro en cantos vocalizados y ritmos ancestrales de la percusión. Este ambiente idílico es roto por la llegada de los conquistadores. Llamadas de los metales nos conducen a la sección de la conquista por los españoles, siguiendo con melodías de tinte peninsular.

                                          Comuneros Paraguayos

Después de una significativa pausa entran los coros representando al pueblo indígena cuyo lenguaje se transforma, cantando en castellano. Estos cantos criollos serán interrumpidos por una amplia sección orquestal, que nos conduce a los cantos comuneros interpretados por el coro, en busca de una emancipación. Las notas de La Marsellesa suenan como señal revolucionaria del pueblo criollo. El coro interpreta un himno en busca de la libertad terminando el extenso movimiento con una esperanzadora melodía.

El movimiento termina como se ha visto con la sección denominada gritos comuneros. Para entender lo que significa debemos regresar a la historia. La Revolución Comunera Paraguaya liderada por dos criollos, el panameño José de Antequera y Castro y el nacido en Venezuela Fernando Mompox, tuvo lugar en 1717 siendo los antecedentes a los movimientos independentistas.

La palabra comunero proviene del empleado en la llamada Guerra de las Comunidades de Castilla, motivada por la insurrección de diversas ciudades al frente de Padilla, Bravo y Maldonado, que se enfrentaron a las leyes del Emperador Carlos V en 1521. Años más tarde se produjo en Asunción en 1717 la Revolución Comunera, después de diversos precedentes. Este acontecimiento que terminó desgraciadamente para los comuneros cobró una enorme importancia debido a sus consecuencias posteriores, ya que se puede considerarlo como uno de los antecedentes del proceso de independencia del Paraguay

                    Firma del Acta de Independencia (Martín Tovar y Tovar 1883)

El segundo movimiento, corresponde a la época de la colonización.

El tercer movimiento, ilustra la Independencia del Paraguay, declarada el 15 de mayo de 1811.

El cuarto movimiento, en la contienda chaqueña y, mi tiempo, se inspira en la Guerra Grande, de la Triple Alianza y en la Guerra del Chaco.

Iniciado por el coro es interrumpido por las llamadas militares de las trompetas. La orquesta interpreta un sentido himno de carácter patriótico seguido por los coros. Después de una extensa pausa el sonido de las campanas inicia la última parte del movimiento con la intervención de los coros en una especie de coral representando la época del compositor. Una sección de carácter rítmico con la intervención del coro nos conduce a una brillante coda mediante un himno triunfal.

Florentín Giménez además del concierto para piano compuso otros grandes conciertos, como el "Concierto en re mayor para violín y orquesta" al estilo de los grandes conciertos europeos del pasado, estrenado el 4 de setiembre de 1985 en el. Teatro Municipal de Asunción, con Miguel Ángel Echeverría como solista y la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción, dirigidos por Miguel Ángel Gilardi.

El "Concierto en re mayor para dos guitarras y orquesta"  se estrenó en 1988 en el Teatro Municipal de Asunción con Luz María Bobadilla y Carlos Vázquez como solistas y la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción dirigida por Florentín Giménez

El "Concierto en do menor para violoncelo y orquesta" fue escrito en 1997 y lo dedicó al compositor y bandolonista Astor Piazzolla. Luego realizó una versión para viola y orquesta.

Otras obras sinfónicas son la “Fantasía Étnica” y la “Misa Paraguaya” para solista, coro y orquesta. Escribió además comedias musicales y zarzuelas paraguayas como: “San Juan dice que sí”, ”Perúrima”, con Alcibíades González del Valle; “Romero y Julieta”, ”Loma Tarumâ”, “Kurusu Cañete”, con Mario Halley Mora, entre otros.

Compuso música incidental para obras teatrales y para la primera producción cinematográfica del Paraguay, Entre las 400 obras de música popular se encuentran la guarania "Cariñosa",  "Adiós golondrinas", una polca syryry. Este tipo de polca posee un movimiento más moderado, conservando su carácter bailable, que la polca kyre'ỹ, más alegre y animosa. La polca popo es ligera y graciosa. Los bailarines al danzar producen saltos denominados jeroky popo.

Otras obras de Giménez son la guarania "Amor imposible", "Arroyito del recuerdo" de rasguido doble, "Adaje Pyte" kyre'ỹ, las guaranias "Así canta mi patria", "Campesina", "Canción errante", "Chacarera del río Hondo", "Che Mborayhu Jara", la polca "Che Reindy mi poraite",  la canción "Cuando florece mi valle", las guaranias "El río y la luna", "En tu sueño", "Hi'a Rohecha", la polca kyre'ỹ, "Ka’aguype" y la guarania "Kuña Koygua Mi", entre otras.

Florentín Giménez fue director-adjunto y luego director titular de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción (OSCA), desde 1977 hasta 1990. Durante su destacada carrera recibió varias distinciones nacionales e internacionales; entre ellas el Premio Nacional de Música en el 2001.

En su afán de contribuir a elevar la música paraguaya a altos niveles mediante sus obras sinfónicas logró una magnifica unión entre los sonidos nativos y los sonidos clásicos.

En reconocimiento a su labor promoviendo la música académica y popular en el marco de una identidad cultural paraguaya, Giménez ha recibido dos doctorados honorarios de universidades paraguayas y la Orden de Comendador, el más alto reconocimiento otorgado por el gobierno paraguayo a un civil.

Desde su jubilación, Florentín Giménez ha estado revisando, transcribiendo y copiando sistemáticamente sus obras utilizando software musical. En agosto de 2012, estaba terminando su última zarzuela paraguaya y esbozando su novena sinfonía.

Publicó varios libros de sus canciones populares, destacando la polca y la guarania, como también algunas zambas argentinas. En1993, lanzó el primer tomo de "Cancionero", un álbum con 230 canciones de su autoría, cada una con su letra y la partitura para piano.

Florentín Giménez falleció el 11 de marzo de 2021, a días de cumplir 96 años, en su hogar de Asunción, tras permanecer por varios días internado en un sanatorio privado de la capital a causa del Covid-19.