Felix Blumenfeld (1863-1931) en cirílico Фе́ликс Миха́йлович Блуменфе́льд, nació en Kovalyovka en el sur de Ucrania el 19 de abril de 1863. Su familia era procedente de Austria, habiéndose su abuelo naturalizado como ruso en 1802. Su padre se casó con una polaca.
Blumenfeld estudió en el Conservatorio de San Petersburgo con Alexander Stein, un alumno de Chopin, como profesor de piano y con Rimsky Korsakpv en composición. Se graduó en 1885 empezando entonces a enseñar piano en el Conservatorio, siendo nombrado Profesor en 1897.
Además de pedagogo y pianista de concierto también trabajó como director de orquesta, estando contratado en el Teatro Mariinsky desde 1895 hasta 1911, donde estrenó el Tristán e Isolda de Wagner en 1899.
El "Allegro de concierto en la mayor" Op.7 para piano y orquesta fue estrenado por el propio compositor al piano en 1889. Una obra con clara influencia de Liszt.
Después de la fracasada revolución rusa del año 1905 dimitió de su cargo de Profesor. Lo mismo hizo Rimsky Korsakov que presentó su dimisión como director del Conservatorio de San Petersburgo.
La “Sinfonía en do menor" Op.39 (À la mémoire des chers défunts), fue la única obra que compuso sin la participación del piano. Escrita entre 1905 y 1906, se estrenó el 20 de enero de 1907 en San Petersburgo dirigida por el propio compositor durante uno de los conciertos de abono de Alexander Siloti. La sinfonía llevaba el título de Sinfonía-Fantasía.
El primer movimiento, adagio lugubre, allegro, empieza con una introducción lenta presentando un tema doloroso mediante la cuerda, que asciende hasta un breve clímax enlazando con el principio del allegro. Escrito en forma sonata, el primer tema es de carácter turbulento tomando forma dramática. En contraste el segundo tema es tranquilo, presentado por los clarinetes y fagots, siendo luego tomado por la cuerda. La sección de desarrollo empieza con frases siniestras siguiendo de forma dramática. La recapitulación empieza con el tema tranquilo. El movimiento termina con la reaparición del doloroso tema inicial.
El segundo movimiento, larghetto, nos presenta un tema melancólico, característico del paisaje ruso mediante los clarinetes y fagots, que luego es desarrollado por la cuerda. Las violas introducen un tema contrastante. El nuevo tema sigue un expresivo desarrollo hasta la reaparición del tema inicial en los violines. Termina mediante una nostálgica coda.
El tercer movimiento, allegro con fuoco, corresponde al scherzo. Presenta un tema rítmico de carácter turbulento que se entrecruza con otros motivos de carácter dramático. La parte que forma el trío tiene un aspecto más romántico, pero pronto retornan los ritmos anteriores con mayor fuerza, alcanzando un clímax dominado por el metal. La coda hace de transición al siguiente movimiento que se interpreta sin interrupción.
El último movimiento, epilogue (largo), nos presenta un tema solemne con un carácter que nos recuerda la música de Elgar. El tema se desarrolla con gran dignidad acabando con una ardiente coda que señala el triunfo final y el principio de un mundo mejor, algo que por desgracia no ha ocurrido.
Aunque no se sabe realmente, el subtítulo de la obra puede referirse a los muertos durante la Revolución fracasada de 1905. El compositor en aquella época era simpatizante con los revolucionarios, lo mismo que vimos en el caso de Rismki Korsakov. El carácter turbulento de algunos episodios de la obra así parece indicarlo. Una sinfonía de estilo romántico que sigue la tradición de la música rusa.
Blumenfeld volvió a la enseñanza en el Conservatorio en 1911, abandonando San Petersburgo durante la revolución de 1917. Trabajó como profesor en la Escuela de Música y Drama Lysenko de Kiev entre 1918 y 1922. Luego regresó a San Petersburgo donde se reintegró a su Conservatorio, permaneciendo enseñando allí hasta su muerte.
Blumenfeld muere el 21 de enero de 1931 en Moscú. Entre sus alumnos se encuentran Vladimir Horowitz, Maria Yudina, Alexander Gauk y el famoso compositor de bandas sonoras Dmitri Tiomkin.
Su obra principal fue dedicada al piano en la que destacan sus "Preludios" Op.17, sus "Estudios" e "Impromtus". Durante su vida fue más conocido como intérprete que como compositor.