El Himno Nacional Mexicano
Dedicamos este capítulo al compositor catalán Jaume Nunó, quien puso música a los versos escritos por Francisco González Bocanegra dando origen al Himno Nacional Mexicano.[1] Aunque no tiene ninguna sinfonía publicada, Jaume Nunó Roca o Jaime Nunó como se le conoce en México, se le incluye en estas páginas dedicadas a la sinfonía y algo más en México, por su origen similar a quien redacta esta historia, debido a que fortalece la relación de amistad entre dos pueblos, el catalán y el mexicano.
Como curiosidad añadiremos que el abuelo de Nunó se llamaba Joan Nonó Freixa y mi padre Francesc Serracanta Freixa nacido en Sabadell, ciudad donde trabajó Nunó y la familia Freixa pertenecía a la burguesía de Terrassa, ciudad también relacionada con la vida del compositor sanjuanense.
Jaume Nunó Roca (1824-1908) nació en Sant Joan de les Abadesses, un municipio de la comarca del Ripollés de la provincia de Girona (Catalunya), el 8 de septiembre de 1824 en la casa pairal[2] conocida como El Palmàs. Sus padres murieron antes de que el niño tuviera los nueve años, pasando a depender de su tío Bernat Nunó, comerciante de sedas de Barcelona que financió sus estudios musicales en la capital catalana.
Nacido como Jaume Nonó cambió posteriormente su apellido por Nunó, como antes había hecho su tío Bernat. Parece ser que esta castellanización del apellido fue impuesta para alejarlo del origen francés del mismo que por razones políticas era mal visto en aquella época.
Solista de la Catedral de Barcelona, a los 17 años recibió una beca para estudiar con el compositor Saverio Mercadante en Italia. Compuso misas, arias, motetes y piezas orquestales.
Entre los años 1840 y 1841 se incorporó como instructor de la banda de tambores y cornetas del Batallón de la Milicia Nacional de Sabadell. Durante los años que vivió en Sabadell se convirtió en director de la orquesta o cobla Muixins, una de las dos orquestas de gran renombre en aquella época. La otra eran los Fatxendes.
Más tarde se trasladó a Terrassa donde conoció a Dolores, viuda de Taló, una mujer posiblemente mayor que él, con quien se casó en 1848, de la que tuvo una hija, Dolores Nunó.
Dirigió orquestas, especialmente bandas militares, además de dedicarse a la enseñanza. A su regreso a Barcelona en 1851 fue nombrado director de la Banda del Regimiento de la Reina, viajando con ellos a Cuba. Allí conoció al ex presidente mexicano Antonio López de Santa Anna[3] exilado en La Habana.
En 1853 Santa Anna regresa a México para ocupar nuevamente la presidencia invitando a Jaume Nunó para dirigir bandas militares mexicanas. Coincidió con una convocatoria para componer la música del Himno Nacional Mexicano en la que participaron quince aspirantes.
El 12 de agosto de 1854 fue declarado ganador del concurso. La letra del Himno estaba compuesta por el poeta mexicano Francisco González Bocanegra. Se estrenó públicamente el 16 de septiembre de 1854 en el entonces llamado Teatro Santa Anna, actualmente reemplazado por el Palacio de Bellas Artes.
A la caída del presidente Santa Anna, el compositor emigra a los Estados Unidos en 1856, trabajando como concertista y director de ópera. Después de pasar una temporada en La Habana como director de orquesta regresó a New York en 1862. Trabajó como director en diversas compañías de ópera a las que acompañaba durante sus giras, hasta que en 1869 se instaló en la ciudad de Buffalo como profesor de canto.
Una de las mejores alumnas de Nunó era Kate Cecilia Remington, una muchacha de 19 años hija de una familia adinerada. Dolores, la viuda de Taló había muerto antes o al poco tiempo de marchar Nunó a Cuba. Un hombre físicamente atractivo y carismático enamoró a la jovencita a pesar de los 30 años de edad que los separaban.
El 8 de julio de 1873 se vuelve a casar, esta vez con su discípula Catalina Cecilia Remington, de la que tuvo tres hijos, James Francis, Cecilia Madeleine, muerta durante su niñez y Christine Mercedes.
En 1875 realiza una breve visita a Catalunya para llevarse a su primera hija Dolores para vivir juntos en los Estados Unidos. Dolores había vivido todo este tiempo en Terrassa con los parientes de su difunta madre.
Se trasladó a New York en 1889 como organista y director del coro de la Church of Covenant. Además continuó con sus clases de canto en la sala conocida actualmente como Carnegie Hall.
Pero en 1894 retorna a Buffalo. Con motivo de la Exposición Panamericana celebrada en Buffalo en 1901, llegaron muchos periodistas a la ciudad. Nunó fue redescubierto entonces por un periodista mexicano. Al enterarse el Presidente Porfirio Díaz lo invitó a su país recibiendo varios homenajes entre 1901 y 1904 cuando participó en el cincuentenario del Himno Nacional Mexicano.
Nunó muere en Long Island, actualmente un barrio de New York, donde se había trasladado al final de su vida, el 18 de julio de 1908. En el mes de octubre de 1942, el gobierno mexicano trasladó sus restos a la Rotonda de las Personas Ilustres en el Panteón Civil de Dolores de la Ciudad de México, donde reposa junto a los restos del poeta Francisco González Bocanegra.
Los musicólogos catalanes Cristian Canton y Raquel Tovar localizaron en el año 2010 al único descendiente directo del compositor, su bisnieto, en Pelham en el estado de New York. Con los documentos aportados pudieron realizar la primera biografía del maestro, titulada "Jaime Nunó. Un sanjuanense en América". La casa natal en Sant Joan de les Abadesses, conocida como El Palmàs se ha convertido en museo.
Su música ha sido catalogada por el propio Cristian Cantos a pesar de que de las 500 obras escritas solo se conservan un reducido número. Entre ellas se ha editado el "Trisagio para coro y piano" compuesto en 1839, en el cual aparecen las notas del himno mexicano.
La letra oficial del himno se compone de cuatro estrofas y un estribillo que reproducimos a continuación.
Estribillo
Mexicanos, al grito de guerraEl acero aprestad y el bridón;Y retiemble en sus centros la tierraAl sonoro rugir del cañón. |
Estrofas
ICiña ¡Oh Patria! tus sienes de olivade la paz el arcángel divino,que en el cielo tu eterno destinopor el dedo de Dios se escribió.Mas si osare un extraño enemigoprofanar con su planta tu suelo,piensa ¡Oh Patria querida! que el cieloun soldado en cada hijo te dio.
II¡Guerra, guerra sin tregua al que intentede la patria manchar los blasones!,¡guerra, guerra! los patrios pendonesen las olas de sangre empapad.¡Guerra, guerra! en el monte, en el valle,los cañones horrísonos trueneny los ecos sonoros resuenencon las voces de ¡Unión! ¡Libertad! |
IIIAntes, Patria, que inermes tus hijosbajo el yugo su cuello dobleguen,tus campiñas con sangre se rieguen,sobre sangre se estampe su pie.Y tus templos, palacios y torresse derrumben con hórrido estruendo,y sus ruinas existan diciendo:de mil héroes la Patria aquí fue.
IV¡Patria! ¡Patria! tus hijos te juranexhalar en tus aras su aliento,si el clarín con su bélico acentolos convoca a lidiar con valor.¡Para ti las guirnaldas de oliva!¡un recuerdo para ellos de gloria!¡un laurel para ti de victoria!¡un sepulcro para ellos de honor! |
Por décimo año consecutivo se ha celebrado durante los días 19 y 20 de septiembre de 2015 la Fiesta Nacional Mexicana conocida como El Grito[4] en Sant Joan de les Abadesses. Además de ser la población natal de Jaume Nunó, Sant Joan de les Abadesses está hermanada con San Luis Potosí, la población donde nació Francisco González Bocanegra (1824-1861), el poeta autor de la letra del himno nacional mexicano.
La Plaça Major de la villa se llena de paradas con productos mexicanos, actuaciones musicales, danzas y actividades para los pequeños, convirtiéndose en una de las celebraciones más consolidadas para los mexicanos residentes en Catalunya.
Seguidamente podemos ver el cartel con los actos del último encuentro, una fiesta que hermana al pueblo mexicano con el catalán.
[1] Para la bandera véase Generalidades de esta misma obra.
[2] Masía o sea una finca rústica en Catalunya, sede de un linaje familiar con un importante patrimonio heredado a través de varias generaciones. Es curioso observar que las leyes de los agricultores catalanes provenían del decreto firmado por el rey Fernando II en 1486, conocido como sentencia de Guadalupe, en el Monasterio extremeño de Guadalupe, anterior al descubrimiento de América.
[3] Véase la información sobre Santa Anna en Generalidades de esta misma obra.
[4] Véase Generalidades