8 – Apéndices
El folclore mexicano
A lo largo de la obra se ha podido comprobar la influencia del folclore en la música sinfónica mexicana, especialmente durante la época nacionalista. En este apartado pretendemos realizar un resumen de los elementos folclóricos que se han nombrado de un modo más racional.
Estos elementos folclóricos tienen diferentes orígenes. En primer lugar encontramos los relacionados con la música indígena de los pueblos prehispánicos. En segundo lugar la música proveniente de Europa aportada en primer lugar por los conquistadores hispanos, que se desarrollará durante toda la época colonial de la Nueva España. Finalmente los elementos extranjero aportados tanto por otros países europeos como americanos. Entre estos últimos destaca la música de origen africano, en sus dos estilos fundamentales, los ritmos cubanos y el jazz de procedencia norteamericana.
La mezcla de todos estos elementos dará lugar a la música conocida como mexicana. Pero todo había empezado en el siglo XVI con la dominación española que en su intento de evangelizar el territorio luchó contra las creencias indígenas y su música se unió a la europea empezando el mestizaje, del mismo modo que la creencia en Quetzalcóalt se transformó en el culto a la Virgen de Guadalupe.
Según nos indica el Mtro. Francisco Núñez, la música en Europa había perdido el sentido de la danza en la época en que los colonizadores llegaron a México. Dominada fuertemente por una Iglesia conservadora, la música había evolucionado perdiendo sus ritmos originales, que desde un principio eran considerados como inseparables.
México devolvió a los europeos la danza. La zarabanda, la chacona y la pavana son originarias de la época virreinal de Nueva España. De allí fueron trasladadas a Europa.
Cuando el criollo deseó independizarse de la metrópoli, empezó la búsqueda de sus rasgos identitarios. Uno de ellos fue el neoaztequismo. Fray Bartolomé de las Casas fue el primer defensor del indio, reclamando sus derechos frente a los defensores de la Ilustración europea que afirmaban la inferioridad de los indios americanos.
La independencia de México fue liderada por los criollos que deseaban ocupar los puestos de mando ocupados por los peninsulares. Esta primera etapa quiso seguir con el mismo estilo de vida colonial, con independencia de Madrid pero siguiendo con los indios en segundo plano.
El nacionalismo mexicano y con ello su música empieza con la Revolución de 1910, continuando en las tres décadas posteriores. Buscaron las raíces del pueblo, la propia identidad del pueblo mexicano en los mexicas, en el indigenismo cultural y en su propio folclore proveniente de elementos hispánicos.
En Europa este movimiento nacionalista había surgido en la segunda mitad del Siglo XIX, en los países dominados de la Europa central, como una forma de búsqueda de su identidad nacional. Entre estos pueblos encontramos a los checos, polacos, húngaros, cuya música folclórica influirá a los más importantes músicos nacionales.
En México este movimiento nacionalista se inicia más tarde, empezando a finales del Siglo XIX, llegando a la mitad del Siglo XX. Este nacionalismo se refleja en el indigenismo y en la música folclórica, ambos influyendo directamente en la música culta.
En esta obra de carácter general no analizaremos la música de la época prehispánica, pero si recordaremos su influencia en obras sinfónicas de Huizar con referencias a los indios coras, la "Sinfonía india" de Chávez con los indios yaqui, también recordados por Sandi o los cantos lavandones usador por Álvarez del Toro.
La música de los mayas es incorporada por Revueltas en su obra "La noche de los Mayas" y Gustavo Rio cita un baile yucateco del Tunkuluchú en su primer cuarteto de cuerda. Solo haremos una mención a la música de los indios purhépechas, representada en las Pirekuas.
Con ello iniciamos la etapa de música que podríamos denominar como fusión. La pirekua tiene sus orígenes en los cantos de los antiguos indígenas que habitaban en el Estado de Michoacán, el pueblo purhépecha.
En su idioma nativo la palabra pirekua significa canción. Nace en el sincretismo[1] entre la música religiosa de los colonizadores y la música indígena. Actualmente se cantan en la lengua purhépecha, en español o en la mezcla de ambas.
El son designaba a principios del Siglo XIX a cualquiera de los sonecitos del país que incorporaban baile en un evento popular y que contenían rasgos estilísticos mestizos. Con este nombre se conocían en Nueva España las canciones y bailes profanos, en un estilo en el que se mezclaron los propios de los indígenas, criollos y negros, dando lugar a las distintas clases de son, como el son cubano o el son jarocho. El puritanismo de la Iglesia intentó frenar el desarrollo del género, considerando que el baile era inmoral, una idea que han continuado defendiendo hasta en pleno Siglo XX, pero no pudo contener la fuerza del pueblo.
El Dr. Daniel Sheeby realizó una tesis de doctorado sobre el son jarocho, del cual por su interés cultural y su análisis del concepto del son, reproducimos los siguientes párrafos.
“La primera información concreta respecto al son, se encuentra en los registros de la Inquisición Española. De hecho, solamente en el momento en que provocaron suficiente escándalo como para inquietar a las autoridades, tanto civiles como religiosas, fue cuando se escribieron textos sobre los precursores novohispanos del son. La primer mención oficial del “son”, como género musical en Nueva España, se remonta hasta 1766, cuando las autoridades de la Inquisición condenaron un son llamado el Chuchumbé, por considerarlo de carácter inmoral y anticlerical. (Saldívar, 1934:252). A finales del siglo XVIII, también fueron proscritos otros sones muy gustados por las clases bajas. Aparentemente las autoridades no rechazaban del todo los sones en sí, pero en cambio, si objetaban algunos de sus excesos”.
“Hacia 1790, los sones o, como solía nombrárseles, “sonecitos del país” o también “sonecitos de la tierra”, se comenzaron a incluir en el Coliseo de México y en otras presentaciones teatrales ; particularmente en el caso de la tonadilla escénica, que era un drama musical breve y de corte “popular”, que se intercalaba entre piezas o producciones mayores. Después de la Independencia, muchos autores reconocieron en el son, su validez como parte de la herencia nacional mexicana. Como tal, se encuentra presente en diversas novelas y memorias de autores locales, que con orgullo exaltan las costumbres regionales. Algunas crónicas de viaje o descripciones de la vida rural en México, también mencionan al son”.
El sonecito purépecha es una de las variantes regionales del son. Su tempo es lento siendo ejecutado por una pequeña orquesta de cuerdas o con banda de viento. El ritmo abajeño proveniente de las tierras bajas del Estado de Michoacán, también se interpreta mediante orquesta de cuerda o banda de viento. Es de tempo rápido y su carácter es vivo incluyendo el zapateado.
En la pirekua se usa el ritmo abajeño y los ritmos ternarios del vals proveniente de Europa. Emparentada con el son abajeño su diferencia es que la pirekua es cantada y utiliza pocos instrumentos, normalmente guitarras, o ninguno como acompañamiento.
Otra expresión musical de origen colonial es el son jarocho. Se origina en parte de los Estados de Oaxaca, Tabasco y Veracruz, donde se mezclaron elementos españoles, indígenas y africanos.
Su música deriva del fandango español utilizando el zapateado en su baile ejecutado con los pies sobre una tarima de madera. La forma musical alterna melodías instrumentales con melodías cantadas que se conocen como pregones. En su acompañamiento se utilizan ritmos de origen africano con síncopas y contratiempos.
En la obra más popular de José Pablo Moncayo, "Huapango" utiliza el son jarocho. Entre ellos el conocido como El Siquisirí basado en un tema amoroso. Pero el más conocido internacionalmente es La Bamba, utilizado por Jiménez Mabarak en su "Balada del venado y la luna", pero hecho famoso por su versión rockera de Ritchie Valens.
El traje jarocho es una construcción escenográfica que con el transcurso del tiempo se ha hecho más espectacular, añadiendo nuevos adornos al tradicional.
El hombre utiliza una guayabera blanca, pantalón blanco, sombrero de cuatro pedradas, parecido al utilizado por los scouts y paliacate[2].
Continuamos con un ritmo de origen cubano, el danzón.
Su origen se remonta a principios del Siglo XVIII cuando la contradanza europea llegó a La Habana. Este baile de salón recibió la influencia de la música criolla y de los negros y mulatos instalados en la isla.
Se conoció como danza criolla o habanera cubana. La música se convirtió en más sensual y bailable empezándose a llamar danzón.
Se interpreta con una mayoría de instrumentos de viento, piano, violines, timbales y percusión cubana. El son cubano nacido en la zona oriental de Cuba sustituyó al danzón entre los entusiastas de las salas de baile. Finalmente surgieron otros ritmos como el chachachá y el mambo entrando el danzón en decadencia.
A principios del Siglo XX se trasladó a México considerándose parte de su cultura popular. El compositor Arturo Márquez ha creado numerosos danzones para la música de concierto en su forma sinfónica, siendo el más conocido el "Danzón Nº 2" estrenado en 1994.
Antes de la introducción del resto de estilos musicales y ritmos populares hablaremos de los conjuntos musicales más conocidos internacionalmente como símbolo del folclore mexicano, el mariachi, inscrito desde 2011 por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
El mariachi es el nombre dado a un conjunto musical instrumental proveniente del estado de Jalisco y luego extendido a los de Michoacán, Nayarit, Colima, Aguascalientes y parte de Guanajuato, Sinaloa y Guerrero además de la Ciudad de México. Su origen se remonta a la época de la Nueva España con el desarrollo del son y su gran expansión se logra a mediados del Siglo XIX gracias al proceso de secularización nacional, lo cual permitió el cultivo de la música fuera del ámbito religioso.
El gobierno de Michoacán en el año 1901, asociando el mariachi al desorden producido por el consumo de alcohol y las peleas ocasionadas, determinó la prohibición de bailes que denominan mariaches, y en otros lugares fandangos.[3]
Un mariachi consiste en un conjunto formado por dos violines, una gran guitarra o guitarrón de cinco cuerdas, una guitarra pequeña, la vihuela, más aguda que la guitarra, y un arpa de cinco octavas. En muchos conjuntos modernas se suprime el arpa y se añaden la trompeta y el clarinete. Actualmente uno de los conjuntos de mariachi más famosos, el mariachi Vargas de Tecalitlán, un municipio del estado de Jalisco, consta de cinco violines, guitarra española, guitarrón, guitarra pequeña, arpa y tres trompetas.
El nombre de mariachi según la deducción más verosímil puede proceder de la palabra francesa mariage, al formar parte según la tradición de las fiestas durante las bodas. Esto podría haber ocurrido en la época de la Invasión Francesa de 1862, por los soldados napoleónicos al escuchar esta música durante una boda. La música interpretada por los mariachis durante los actos conocidos como huapangos se llama son, que es cantado y bailado. Su naturaleza es básicamente de carácter rítmico, con una estructura armónica sencilla. Los cantantes generalmente son algunos de los mismos instrumentistas, que cantan alegres canciones muchas veces de carácter picaresco.
Pero solo son hipótesis no demostrados. Otros historiadores rechazan este origen afirmando que el nombre procede de la lengua que hablan los indígenas cocas de Cocula, un municipio del Estado de Jalisco, del que se piensa que fue el origen del mariachi.
Los mariachis además acompañan las baladas populares que se conocen con el nombre de corridos y también como canciones o rolas. Los corridos provienen de la influencia española durante la época colonial, siendo derivados de los romances andaluces y extremeños.
En 1940 Blas Galindo compone su obra más popular, los "Sones de Mariachi", basada en su popular son La Negra, en la cual además incorpora los sones del Zopilote mojado y Los Cuatro Reales. Zopilote es el nombre como se conoce al buitre negro.
Los mariachis además de los sones del occidente de México, interpretan desde la década de 1930, rancheras, corridos, huapangos, jarabe, sones jarochos y valses mexicanos. Más tarde incorporaron el bolero, en su forma de bolero ranchero, baladas, cumbias y canciones populares.
El jarabe mexicano nace a finales del siglo XVIII originado a partir del jarabe gitano proveniente de Andalucía. En España ya se cantaba y bailaba en el Siglo XV. Integrado por una mezcla de varios sones lo interpretan los primeros hispanos que llegaron a la Nueva España. Algunos de ellos fueron considerado demasiado atrevidos e inmorales siendo censurados por los tribunales de la Inquisición de la Nueva España.
La palabra jarabe proviene del árabe, xarab, significando una mezcla de hierbas. Podría ser este el origen del nombre del baile al tratarse de una dulce mezcla de sones. Característico de la danza es el zapateo en un compás vivo, mezclando varios temas musicales en la misma pieza.
De todas las variantes del jarabe mexicano la más conocida internacionalmente es el jarabe tapatío. Es originario del Estado de Jalisco siendo normalmente ejecutado por los mariachis modernos caracterizados por el uso de las trompetas. Su forma clásica no usaba los instrumentos de viento con la presencia del arpa.
Durante la visita de la bailarina rusa Ana Pavlova a México en el año 1919, se enamoró de este baile y de los suntuosos trajes regionales de los bailarines. Incluyó el jarabe tapatío en su repertorio vestida de China Poblana.
Actualmente se considera a la china poblana el traje típico de las mujeres del Estado de Puebla. Su nombre puede provenir de una leyenda aparecida en la época del Porfiriato. Un virrey de la Nueva España compró una jovencita hindú traída desde Filipinas para su servicio personal.
Esta niña llamada Mirra había sido raptada por piratas y llevada a Manila para ser vendida como esclava. La muchacha tenía entonces 17 años. De allí embarcó hacia Nueva España pero al llegar al puerto de Acapulco, Catarina de San Juan, su nombre después de ser bautizada, en vez de ser entregada al virrey fue vendida como esclava a un comerciante de Puebla, que pagó por la muchacha diez veces el valor que debía pagar el virrey.
En aquella época todas las asiáticas eran conocidas como chinas. Aunque la muchacha debía vestir el sari, al modo de su India natal, su vestimenta dio origen al traje de la china de Puebla. Puede que a pesar de existir datos históricos sobre Catarina de San Juan, el origen del nombre del traje de china poblana sea debido a la imaginación popular.
La canción ranchera mexicana es uno de los géneros musicales más ligados a los mariachis. Muy popular durante las década 1930 a 1980 tiene como subgéneros al huapango, el corrido y al bolero ranchero.
Sus ritmos son variados desde el binario en la ranchera marcha, el ternario de la ranchera valseada, hasta el bolero ranchero en ritmo de cuatro por cuatro. Se originó en el Siglo XIX pero su popularización llegó en el período postrevolucionario, después de 1910, afirmándose como un signo nacionalista.
El bolero español es una danza aparecida en el Siglo XVIII que sigue el compás ternario. El bolero cubano desarrolla una métrica y forma melódica diferente. Su compás es de cuatro por cuatro. Los primeros boleros cubanos aparecen hacia 1840 con el clásico acompañamiento de guitarras y percusión.
El bolero ranchero es un género híbrido nacido de la fusión entre el bolero cubano y la ranchera mexicana. Nace a mediados del Siglo XX, siendo uno de los géneros musicales más conocidos. Se interpreta mediante guitarras, violines y trompetas, los elementos más conocidos de los mariachis.
En la música bailable popular aparecieron otros géneros como el mambo y el chachachá que fueron desplazando al bolero. Posteriormente aparece otra música, la salsa, que interesa más al público, como también el merengue o la bachata.
El corrido es uno de los géneros más personales del folclore de México. Sus orígenes se remontan al Siglo XVIII, pero no empezó a popularizarse hasta el siglo siguiente, cuando inmigrantes europeos poblaron el norte de México. Con ellos traían el acordeón y el ritmo de la polca. Así nació el corrido norteño.
Su base es la narrativa popular en forma de canción y poesía, una especie de balada. Durante la época nacionalista trató de temas políticos e históricos, además de las relaciones sentimentales.
Durante la Revolución sirvió como medio de expresión de los acontecimientos más destacados. Sus temas épicos se refieren a líderes revolucionarios, religiosos o populares y a sus acciones. Los corridos villistas nos hablan de Pancho Villa y sus seguidores. Se asocian con el norte de México. Entre los más populares se encuentra La cucaracha, una canción revolucionaria simbólica escrita para burlarse del enemigo del ejército de Pancho Villa, Venustiano Carranza.
Los corridos zapatistas son escritos en el sur de México por los seguidores de Emiliano Zapata, por campesinos de mayoría indígena. Su lema característico es tierra y libertad. El género renació con el movimiento neozapatista en Chiapas. Otro de los temas actuales es el de la droga que da origen a los narcocorridos.
El huapango es otro de los géneros genuinos de México. Se interpreta en compás ternario. Parece que tiene sus raíces en el canto flamenco por su ritmo en falsete, particular del cante jondo, pero su melodía pertenece al son huasteco.
La palabra procede del náhuatl, cuauhpanco, derivada de cuahuitl que significa leño de madera o árbol. Pan y co son locativos que significan sobre. En definitiva la palabra en náhuatl significa sobre la madera o sea una danza que se realiza sobre un tablado.
Existen variantes conocidas como el huapango típico o son huasteco, el huapango norteño y el huapango de mariachi. Existía una diferenciación entre el huapango y el son huasteca. El huapango era una canción con letra fija mientras que el son huasteca se improvisaba al estilo de los trovadores.
El trío huasteca está formado por un violín que interpreta la melodía, acompañado por una quinta huapanguera, una guitarra de cinco u ocho cuerdas con caja de resonancia mayor que la guitarra normal, y una jarana huasteca, otra especie de guitarra de cinco cuerdas. La canción se interpreta generalmente a dos voces, turnándose los cantantes los versos.
El huapango norteño consiste en un baile más rápido interpretado por un conjunto que incluye acordeón, bajo sexto, tololoche,[4] tarola[5] y saxofón. Normalmente es de carácter instrumental aunque también se componen piezas cantadas.
El huapango de mariachi es interpretado por los conjuntos de mariachi desde el Siglo XX. Sus instrumentos son las vihuelas, trompetas, guitarrón y violín. Dentro de sus características musicales el falsete es más alargado que en el huapango tradicional y desaparece el zapateado como parte del acompañamiento musical.
Reciben el nombre de jaraneros los intérpretes de son jarocho, al ser la jarana, un instrumento de la familia de las guitarras, su elemento fundamental.
El movimiento jaranero nace en 1981 formado por un conjunto de grupos e individuos que trabajan para la preservación del son jarocho. Actualmente se extiende al cultivo del son indígena, usando las lenguas nativas y a la composición de sones nuevos, además de realizar experimentos y fusiones con la música de origen africano.
En esta obra no analizaremos ritmos latinoamericanos que aparecen más modernamente, como son la rumba, el mambo, el chachachá y finalmente la salsa, por considerar su origen no estrictamente mexicano y distanciarse del concepto de música folclórica, al estar integrados en el movimiento conocido como música pop.
Pero en un futuro, estos ritmos que nos parecen tan actuales y estar de moda entre la juventud en las salas de baile y en las modernas discotecas habrán desaparecido, siendo desplazados por otros ritmos más actuales. En este caso aquellos ritmos que tanto les gustaba bailar a nuestros abuelos se habrán convertido en música histórica, la conocida como música folclórica.
[1] Tendencia a conjuntar y armonizar corrientes de pensamiento o ideas opuestas.
[2] Pañuelo grande, confeccionado en tela estampada generalmente de un solo color combinado con blanco, que se usa para adornar el cuello o cubrir la cabeza.
[3] Jesús Jáuregui en "El Mariachi. Simbolo musical de México" 2007
[4] Instrumento musical de cuerda de forma semejante a la del violín pero mucho mayor (de 180 a 200 cm de largo, mástil incluido), y por tanto de tono mucho más grave; se toca de pie, apoyando su extremo inferior en el suelo y frotando sus cuatro cuerdas con un arco.
[5] La tarola o caja clara es un instrumento de percusión. Es un tambor, usualmente de poca altura, con hebras llamadas bordones dispuestas diametralmente en la membrana inferior, las cuales le proporcionan su característico timbre más estridente y metálico que el del tambor común.