Roberto Sierra (1953- ) nació en Vega Baja, un pequeño pueblo de Puerto Rico en 1953. Estudió en el Conservatorio Nacional de San Juan y luego en la Universidad de Puerto Rico. Amplió sus estudios en Europa, asistiendo a clases en el Royal College of Music, en la Universidad de Londres, el Instituto de Sonología de Utrech en Holanda y en la Musikhochschule de Hamburgo, donde fue alumno de György Ligeti durante tres años.
Cuando estudiaba con Ligeti en 1982 compone el ciclo de canciones “Conjuros”, basado en cantos rituales afro-cubanos. Estos elementos también se encuentran presentes en “Vestigios rituales” de 1984 para dos pianos, a pesar del uso de un lenguaje progresista. En “Cinco bocetos” para solo de clarinete, compuesta en el mismo año, también se encuentran elementos del folclore. En su último movimiento aparece una cita de la canción tradicional catalana popularizada por Pau Casals, el “Cant dels Ocells”.
Poco después de componer su primera ópera “El mensajero de plata”, escribe en 1987 “Glosa a la sombra”, un ciclo de canciones sobre una obra del poeta de Puerto Rico José Ramón Melendes, para el conjunto neoyorkino Continuum. Para el mismo grupo compone “Descarga” en el mismo año, con alusiones a la música afro-cubana, que también aparecen en su “Concierto para piano y orquesta”.
A su vuelta a Puerto Rico tomó el cargo de administrador del Conservatorio. Su primer éxito como compositor lo consigue en 1987 cuando su obra orquestal “Júbilo” es interpretada en el Carneglie Hall de New York por la Milwaukee Symphony Orchestra.
Sierra es compositor en residencia con la Milwaukee Symphony entre 1989 y 1992. Luego con la Philadelphia Orchestra entre 2000 y 2001. Después toma el cargo de Profesor de Composición en la Cornell University en Ithaca, New York.
Con una beca del Ministerio de Cultura español compone en 1991 el “Trio tropical” para el Trío Mompou. Posee elementos de jazz y de tango, en fusión con la música progresista aprendida con Ligeti.
La “Sinfonía Nº 1” fue compuesta en 2002 para la Saint Paul Chamber Orchestra. En ella realiza un homenaje a Beethoven, especialmente a su primera sinfonía. Es como un viaje de Beethoven al siglo XXI, encontrándose pasando sus vacaciones en Puerto Rico. La obra ganó el concurso Kenneth Davenport para obras orquestales del año 2004.
El primer movimiento, Lento – Rítmico y preciso, empieza con una alusión al comienzo de la primera sinfonía de Beethoven. El motivo principal del primer movimiento deriva de los ritmos caribeños, marcados por la percusión. El lenguaje es abstracto y disonante. En su parte final el ritmo se intensifica hasta llevarnos a la coda.
El segundo movimiento, Con intensidad y gran expresión, empieza con un solo de trompa acompañado por la flauta, el piccolo y la cuerda aguda. El viento es el encargado de la parte melódica, en una forma bastante disonante, sobre el soporte de la cuerda.
El tercer movimiento, Juguetón y rítmico, corresponde al scherzo de la sinfonía. Está formado por juegos rítmicos y figuras de danza. El trío hace una clara alusión al mismo pasaje de la primera sinfonía de Beethoven. Las figuras rítmicas iniciales cierran el movimiento.
El último movimiento, No muy lento – Movido, empieza con una nueva cita de la música de la sinfonía de Beethoven. La obra continúa con su armonía disonante, usando ritmos latinos sincopados. Las formas armónicas disonantes hacen que se perciba con menos claridad la aludida música de danza popular.
Una obra de fusión entre la música progresista disonante atonal y los ritmos afro-cubanos caribeños. Nos presenta a un Beethoven que ha estudiado con Ligeti las formas armónicas contemporáneas, influido por los ritmos tropicales de Puerto Rico. La orquestación hace que la música sea colorista.
La “Sinfonía Nº 2” (Gran Passacaglia) fue compuesta entre 2004 y 2005 para la Frost School of Music de la Universidad de Miami. Está escrita en un solo movimiento, de un modo expresionista. Basada en el motivo de una passacaglia la obra toma la estructura de una sinfonía condensada.
Se trata de una obra seria con un tema trágico. En ella no aparecen alusiones a los elementos populares y folclóricos, tan comunes en la obra de Sierra. Su melodía es trágica con la tradición de la sobria passacaglia. Esta formada por una serie de variaciones del tema que van cambiando sus formas rítmicas.
Realizando un análisis de sus distintas partes, veremos que empieza con la presentación lenta del tema, seguida de un allegro con sus variaciones temáticas. La parte siguiente corresponde a un expresivo movimiento lento, que posee un gran impulso lírico. En la parte central empieza un rítmico scherzo. Una pausa nos separa de la parte final, que comienza con gran fuerza trágica en forma de un adagio, seguido por un rítmico allegro. En la coda final, el tema es presentado con una gran fuerza rítmica.
Una obra seria pero con menos elementos atonales que su anterior sinfonía. Se debe a su estructura barroca, realizando una música de tipo absoluto, que une los tiempos pasados con el presente. Los distintos movimientos de la forma sinfonía clásica se encuentran integrados usando el mismo motivo temático.
La “Sinfonía Nº 3” (La Salsa) fue compuesta en 2005 cumpliendo un pedido de la Milwaukee Symphony y su director Andreas Delf. La obra fue estrenada con gran éxito en Milwaukee interpretada por los destinatarios de su pedido. Su nombre se refiere a la música derivada de los ritmos afro-cubanos denominada como Salsa. Usa los ritmos expuestos en la parte general de la música de Puerto Rico.
En su orquestación utiliza una nutrida colección de instrumentos de percusión, entre los cuales encontramos cencerros, guïro que consiste en una calabaza vacía, bongos y tambores de conga.
El primer movimiento, Tumbao: Salseado, empieza con una fanfarria seguida por el ritmo salsero marcado por el piano y la marimba. Les siguen los primeros violines, piccolo, flautas, corno inglés y el resto de la madera. Como segundo tema contrastante se encuentran melodías líricas. Las estructuras se hacen más complejas mientras avanza el desarrollo. En la parte final los modelos rítmicos son más simples, aproximándose a las formas populares.
El segundo movimiento, Habanera, corresponde al movimiento lento de la sinfonía. Muestra el ritmo de la habanera marcado por el fagot y la marimba, pero establecido de un modo sutil de difícil distinción. La madera añade comentarios casi impresionistas. Las entradas del metal son disonantes. En la parte central el dominio estridente de los metales es más evidente, con fuerza casi militar. Luego se vuelve, como indica el compositor en la partitura, más lento y sensual, con arabescos y diversos solos para los timbales y el violoncello. El xilófono y la trompa cierran el movimiento.
El tercer movimiento, Danzas, empieza con el ritmo de la contradanza caribeña, interpretada de un modo popular. Como corresponde al scherzo de la sinfonía, estas danzas son presentadas de forma fragmentada en un modo alegre. El metal introduce sus notas discordantes. El ritmo se interrumpe en la parte correspondiente al trio. Finalmente reaparece la danza original, que nos conduce alegremente a la coda.
El último movimiento, Jolgorio, nos presenta una fiesta de salsa como una imagen del pasado. Los temas son fragmentados usando ritmos sincopados de jazz, en una atmósfera similar al primer movimiento. Estos fragmentos temáticos se van recombinando formando modelos rítmicos con un desarrollo más trabajado. Una melodía folclórica caribeña es la base de una coral interpretada por el metal. El tema de la habanera, reaparece en la parte final, ahora con más claridad. Termina con una forma rítmica conocida como movido, que nos conduce a la coda con una reminiscencia de la habanera en el metal.
Es la más accesible de sus sinfonías para el gran público. Su fuerza rítmica tiene un carácter populista, que no poseen sus anteriores obras. Sin embargo el propio estilo de su autor eleva la categoría de estos ritmos, haciendo de ellos una obra de arte.
Su “Missa Latina” se estrena el 2 de febrero de 2006 en el Kennedy Center de Washington, con gran éxito, tanto del público como de crítica. El 3 de marzo de 2007 se interpreta durante el 51º Festival Casals en Puerto Rico.
Entre sus últimas obras encontramos “Fandangos” compuesta en el año 2000, que fue estrenada por la Cleveland Orchestra dirigida por Giancarlo Guerrero el 20 de marzo de 2008, escrita sobre la obra del español Antonio Soler y “Danzas Concertantes” para guitarra y orquesta, estrenada en el mes de mayo de 2007 en Valladolid, inaugurando su Auditorio, interpretada por la Orquesta de Castilla y León con Manuel Barrueco como solista.
Su obra mas reciente es “Carnaval” estrenada el 18 de abril de 2008 por la Oakland East Bay Symphony de la ciudad californiana. Actualmente es uno de los compositores más interpretados de los Estados Unidos.
Terminamos haciendo referencia nuevamente a una crítica discográfica aparecida en la revista musical española Ritmo en octubre de 2007. En ella el crítico de turno se limita a criticar el acento caribeño que posee la música de Sierra. Opina que a pesar de haber estudiado con Ligeti está condenado a escribir música con acentos exóticos por su desgracia de haber nacido allí. Además nos dice el crítico, que un buen ejemplo de ello lo encontramos en la música española. Acaba la admirable crítica con las frases que reproducimos a continuación.
Como si alguien que ha estudiado en Londres, Utrech y Hamburgo con Ligeti, cuyos estudios rítmicos son en exceso evidentes en estas partituras y que por lo tanto posee un bagaje internacional, finalmente tuviera que afirmar estos rasgos, en el presente caso los acentos caribeños, que se esperan de ti y adornar tus composiciones con patrones rítmicos autóctonos. Aquí termina su crítica sin decirnos nada específico sobre la música comentada.
Según el crítico, toda la música debería poseer un carácter internacional, un comunismo musical idealista que fracasó como idea política. Los rasgos de tipo nacionalista, que aparecen en las nuevas naciones que se incorporan a la tradición clásica y las hacen diferentes, deberían desaparecer. Llegaríamos a una aburrida igualdad que destruiría la música, convirtiéndose en una absurda colección de ruidos, odiada por los espectadores, que son los que pagan las entradas, pues el dinero de las subvenciones de un modo u otro también proviene del pueblo.
Con estos comentarios quiero demostrar la poca capacidad que poseen algunos críticos españoles de realizar su trabajo, escribiendo observaciones periféricas absurdas, en vez de analizar las obras comentadas o puede ser que no saben hacer nada más, comportándose como compositores fracasados.