Gordon Sherwood (1929-2013) nació en Evanston, Illinois el 25 de agosto de 1929. Hijo de un contable, su familia deseaba que siguiera una formación rigurosa, pues tenía un carácter rebelde. Ingresó en una escuela de cadetes, odiando al poco tempo la institución. Finalmente pudo convencer a sus padres de su amor por la música. Estudia en la Western University en Michigan y luego en la Academy Ann Arbor donde se gradúa en Arte.
La “Sinfonía Nº 1” Op.3 fue empezada como trabajo de graduación en Ann Arbor, en el que se pedía la composición de un movimiento sinfónico, pero Sherwood compone una sinfonía completa en cuatro movimientos. Luego envía el primero de ellos a un famoso concurso, el George Gershwin Memorial Award, sin lograr ganarlo. Un año después envía al mismo concurso los movimientos tercero y cuarto corregidos. El jurado deja la decisión final a Dmitri Mitropoulos, que opta por la obra de Sherwood. Estos movimientos se estrenan en 1957 en el Carnegie Hall interpretados por la New York Philharmonic Orchestra dirigida por Mitropoulos.
El primer movimiento se estrenó un año después en Hamburgo. Entonces la obra desaparece totalmente de las salas de concierto. Pasaron 45 años hasta que el 5 de agosto de 2002 la sinfonía íntegra se estrenaba en una sala de gimnasia de Hinterschmiding en Baviera, interpretada por la Bayrisches Landesjugendorchester dirigida por Werner Andreas Albert, registrándose en un disco del sello alemán CPO.
Esta extraordinaria historia se debe a la irregular vida del compositor, una historia que supera a la ficción como veremos en los siguientes párrafos después del comentario de esta sinfonía.
El primer movimiento, con moto, después de empezar con unos fuertes compases, presenta un ambiente de misterio y amenaza, empleando un lenguaje tonal moderno, parecido al usado por Bartok o Hindemith. Un potente ritmo conduce la obra hacia momentos de un oscuro lirismo. La música llega a un poderoso climax en su parte final, antes de terminar tranquilamente.
El segundo movimiento, allegretto pastorale, es un breve movimiento de carácter lírico, escrito en un personal estilo. Un tema anguloso presentado por la flauta es contestado por la cuerda, creando cierto ambiente pastoral. A pesar de ello se nota una especie de sentimiento de intranquilidad.
El tercer movimiento, adagio assai, vuelve a presentarnos un misterioso paisaje envuelto en la niebla, que empieza a crecer en dinámica, hasta llegar a su violento climax, enlazando sin pausa con el siguiente movimiento.
El último movimiento, rondo, allegro con brio, nos presenta un tema violento de carácter inquieto, alternando con algunos momentos de reposo. La parte final del movimiento contiene un breve homenaje a Gershwin, mediante una cita que introdujo después de la corrección del movimiento.
Terminamos el comentario con unas notas redactadas por el propio compositor. “Compuse mi primera sinfonía durante los años 1950. Entonces me encontraba muy estimulado por los estilos de Bartok y Stravinsky; la influencia de Hindemith había disminuido. Al mismo tiempo también empezaba a ocuparme personalmente con Gershwin y el blues y empezaba a enamorarme con la música índia de Ravi Shankar”.
Continuamos relatando la apasionante vida del compositor. Después del éxito logrado al ver interpretada parte de su sinfonía por una orquesta de primera línea a sus 26 años, continúa sus estudios en la Tanglewood Academy siendo alumno de Aaron Copland. Consigue una beca Fulbright que le permite estudiar en Hamburgo composición con Philipp Jarnach. Después de conseguir una nueva beca termina brillantemente sus estudios musicales en la Academia Santa Cecilia de Roma.
Entonces desea conocer el mundo instalándose en 1968 en Beirut, antes de estallar la guerra civil del Líbano. En aquella época era una ciudad cosmopolita que vibraba en todos los sentidos. Toca el piano durante los entreactos en una lujosa sala de cine y en los hoteles de lujo. Vive con su esposa Ruth, una cantante alemana de origen judío. Se traslada a El Cairo, donde compone música para un film encargado por el gobierno egipcio.
Vive en Israel, en Grecia y luego ocho años en Kenia con la protección del presidente Yomo Kenyatta. Allí se separará de su mujer dejándola abandonada. En el comienzo de su relación se había convertido casi en un Dios a los ojos de su esposa. Pero su vida de vagabundo le estaba cansando. Le decía que debía tomar un trabajo normal y dejar la composición para más tarde. Después de la muerte del presidente Kenyatta, mientras su esposa le espera en una biblioteca, sin decirle nada, toma un avión y marcha a la India y luego al Nepal, hasta llegar más tarde a Singapur. Gasta todo su dinero en un billete de avión para Oslo. Al llegar es devuelto a Londres y repatriado a New York, al no poder demostrar ningún medio de subsistencia.
Con la ayuda de una organización para músicos en desgracia y la de algunos amigos logra recoger dinero para marchar al Canadá y de allí a Costa Rica. Luego recorre Sud América, nuevamente la India, el Japón, toma un tren de Pekín a Moscú, Budapest, llegando finalmente a París.
En la capital de Francia permanece diez años viviendo como un mendigo. Intenta vender sus partituras pero encuentra más rentable vivir de la caridad. Allí lo encuentra un amigo suyo de Hamburgo, un periodista que realiza un reportaje para la televisión presentando a Sherwood como el mendigo de París. Masha Dimitrieva, una pianista rusa emigrada en Alemania, vio por casualidad el film y se interesó por el músico.
Sherwood había llegado a los 60 años sin ser conocido, cuando Masha le pide la composición de un concierto para piano, además de convencer al director Werner Andreas Albert que interprete alguna de sus obras. El resultado fue la grabación del primer CD con sus obras.
Entre sus obras encontramos la “Classical Symphonie” Op.38, sin que tengamos actualmente ninguna referencia sobre la misma.
La “Sinfonietta” Op.101 fue empezada en Taos, New Mexico en 1986, improvisada sobre un piano que había puesto a su disposición la Helen Wurlitzer Foundation. Se estrenó el 5 de agosto de 2002, en el mismo concierto en que se presentó su primera sinfonía completa.
El primer movimiento, allegro molto, nos presenta un tema rítmico que se desarrolla en un estilo tonal, muy alejado de sus anteriores obras conocidas. Un breve movimiento caracterizado por su ligereza.
El segundo movimiento, adagio ma non troppo e con espressione, nos presenta un tema melódico que se desarrolla empleando partes solistas de la madera. El ambiente presentado es soñador con el empleo de frases amplias, especialmente en la parte final al ser interpretadas por la cuerda.
El último movimiento, rondo, molto vivace, es de carácter rítmico, con un tema principal de raíces americanas. El estilo es ligero, tomando la forma de una danza de carácter ternario en su desarrollo. Termina repitiendo la parte inicial en forma de breve coda.
Una obra ligera que contrasta con la dureza de su sinfonía. Esperemos que en un futuro se puedan conocer más obras de este hasta ahora casi desconocido autor, para poder tener una idea más amplia de su estilo.
La “Sinfonietta for small orchestra” Op.101 es otra de sus obras actualmente desconocidas, como casi toda su producción musical.
El “Concierto para piano” Op.107 fue la primera obra estrenada después de su recuperación, interpretada por la pianista Masha Dimitrieva en el año 2000. Finalmente su música era escuchada.
La “Blues Symphony” Op.118 es la última de sus sinfonías catalogadas, sin poseer mayores referencias sobre la misma.
En otro género musical también se da a conocer durante el verano de 2000. Conoce a un grupo de rock llamado Dissidenten, para el cual escribe el “Oratorio del Danubio”, (Memorias del agua), una obra multicultural que estrenó la Orquesta de Bratislava con Charlie Mariano y el Donau-Chor.
Sherwood muere el 2 de mayo de 2013 en Schongau después de pasar los últimos ocho años de su vida en Herzogsägmühle, Baviera, en una residencia social. En su catálogo se encuentran más de 130 obras, abarcando una gran cantidad de géneros. El compositor mendigo espera que algún día se interpreten.