10 - Visión general del desarrollo de la Sinfonía en Francia
En este capítulo expondremos una breve recapitulación de la historia de la sinfonía en Francia para llegar a nuestras propias conclusiones. Añadiremos finalmente un comentario sobre la dirección que está tomando el género en la nación estudiada.
Recapitulación histórica
En 1750 París era la mayor ciudad del mundo contando con un millón de habitantes. Las familias nobles no reparaban gastos para contratar a los mejores músicos de Europa. A partir de 1720 se instauraron diversas series de conciertos. Una de las más famosas era la de los Concert spirituel. Se fundaron en un principio para el cultivo de la música vocal litúrgica en lengua latina, pero pronto se convirtieron en el centro de la música sinfónica francesa.
Las características de esta música, entre los años 1750 y 1790, estaban ligadas al gusto de un público metropolitano distinguido. Les gustaban melodías sencillas y fáciles de memorizar, un poco descriptivas y al límite de la galantería, poseyendo virtuosismo instrumental.
El principal compositor de la época clásica François-Joseph Gossec (1734-1829), conocido como el padre de la sinfonía francesa publicó unas 30 sinfonías. En 1769 formó la orquesta Concert des Amateurs que se convirtió en una de las mejores de Europa. En 1794 se fundó el Instituto Nacional de Música que pronto se transformó en Conservatorio del cual Gossec fue uno de los inspectores.
Sus sinfonías se interpretaron en los Concert Spirituel siguiendo las líneas de la escuela de Mannheim y con influencias de Mozart. Su "Sinfonía a 17 partes en fa mayor" es una de las sinfonías francesas más importantes antes de Berlioz y que en alguna de sus partes mira hacia la época de Beethoven.
Otro notable compositor de esta época es Joseph Bologne, Chevalier de Saint-Georges (1745-1799) nacido en la isla caribeña de Guadalupe, conocido como el Mozart negro. Compuso especialmente sinfonías concertantes. Ignaz Joseph Pleyel (1757-1831) nacido en Austria realizó toda su labor en Francia. Creó la célebre fábrica de pianos Pleyel y la sala de conciertos, la famosa Salle Pleyel, todavía hoy uno de los lugares más consagrados de la vida musical de París. Sus sinfonías siguen la línea de Haydn.
A principios del Siglo XIX los gustos del público se inclinaban hacia la ópera. La creación de la orquesta de la Société des concerts du Conservatoire de Paris en el año 1828 y dirigida por Antoibe Habenek (1781-1849) fue uno de los factores que motivaron el auge de la música sinfónica. Se presentaron las sinfonías más importantes escritas por los maestros europeos.
Georg Onslow (1784-1853) es autor de cuatro importantes sinfonías que siguen las líneas clásicas. La gran figura que revoluciona la música francesa es Hector Berlioz (1803-1869) introduciendo motivos programáticos en sus sinfonías, naciendo la sinfonía descriptiva. Su primera sinfonía, la "Sinfonía Fantástica" es la obra más importante escrita desde la muerte de Beethoven.
César Franck (1822-1890) de origen belga, es considerado como un compositor francés por su trabajo realizado en Francia. Su "Sinfonía en re menor" se convierte en modelo de la sinfonía cíclica. La música francesa permanece al margen del puro esfuerzo romántico, pues la postura de Berlioz es absolutamente solitaria.
Sinfónicamente Cesar Frank es el gran protagonista de un horizonte nuevo para la música francesa. Por otro lado en Franck nos damos cuenta de que era imposible volver las espaldas a la música alemana. Franck parte de Bach y de Beethoven, sin desdeñar tampoco las consecuencias de los poemas de Liszt.
Después de Berlioz, la música instrumental en Francia fue decayendo en beneficio de la ópera. Así el mayor éxito de Gounod fue una ópera. La misma línea siguieron compositores como Massenet, Thomas, Delibes o Bizet.
Uno de los impulsores de la música sinfónica francesa fue el director Jules Pasdeloup. En 1848 funda la Societé Saint-Cecile con la cual interpretaría las primeras sinfonías de Saint-Saëns.
Más tarde, en 1852, fundará la Societé des jeunes artistes, con el propósito de presentar las obras de los nuevos músicos. Esta Sociedad se convertirá diez años mas tarde en la Societé des Concerts populaires, les Concerts Pasdeloup.
Pronto apareció la competencia con Edouard Colonne y Charles Lamoureux. Edouard Colonne funda el Concert National de l’Odeon y L’Association Artistique instalada en el Châtelet. Dirigirá su orquesta hasta su muerte en 1920. Su sucesor será Pierné.
Charles Lamoureux funda los Nouveaux Concerts creando un estilo propio, tanto de dirección como de auditorio. Pide el silencio total durante las interpretaciones. Impide silbar al público. Los transgresores son expulsados de la sala.
Entre los músicos franceses que escribieron sinfonías en esta época, encontramos a Félicien David, Théodor Gouvy con seis, que han desaparecido de los programas actuales, Edouard Lalo, Georges Bizet y Charles Gounod. Su estilo buscó el clasicismo, remontándose a Mozart, Beethoven, Mendelssohn y Schumann.
Saint-Saëns (1836-1921) intentó renovar la música sinfónica, aunque de modo diferente a lo que había conseguido Berlioz. Se dejó influenciar en parte por la música alemana, aunque reconoció que su orquestación la debía a Berlioz. Compuso cinco sinfonías pero solamente la tercera con órgano es interpretada actualmente.
El lenguaje wagneriano se impuso a los compositores franceses después del primer festival de Bayreuth en 1876. Algo que se empieza a notar en la obra de César Franck con sus armonías fluctuantes y su cromatismo. Algunos compositores franceses quisieron desprenderse totalmente de la influencia de Wagner pero ninguno lo consiguió totalmente.
El acontecimiento más importante de finales del Siglo XIX es la inauguración de la Schola Cantorum, una escuela de música, abierta en París en 1896 y que nació con el fin de difundir y engrandecer la música religiosa. Tres hombres animados por un mismo espíritu y una misma fe, con un ideal común, Charles Bordes (1863-1909), Alexandre Guilmant (1837-1911) y Vincent d'Indy (1851-1931) fueron los instigadores de un movimiento consistente en recuperar la grandeza de la música religiosa gregoriana y palestriniana..
La fundación de la Schola Cantorum es obra de los discípulos más queridos de Franck, introduciendo en la música francesa un aire de academicismo. Realiza un enorme trabajo de restauración, de reestreno de la música antigua. Una organización admirable de enseñanza hizo de la Schola Cantorum, durante mucho tiempo, el modelo ideal de un Conservatorio.
Ernest Chausson (1856-1899) es este eslabón que falta entre Franck y Debussy que posee su propia personalidad y existencia autónoma. Claude Debussy (1862-1918) se convierte en uno de los compositores más importantes de la música francesa. Creador de un nuevo estilo se apartó totalmente del academicismo de la Schola Cantorum.
A pesar de haber escrito una sinfonía juvenil, que nunca llegó a orquestar, se aparta totalmente del género. Compone piezas en un estilo propio, que se conoce como impresionismo, parecido al estilo pictórico del mismo nombre. Es una reacción contra la música académica alemana y contra el wagnerismo. Considerando la sinfonía como un género del pasado no compone ninguna, dedicándose a la escritura de pinturas sinfónicas impresionistas.
Musicalmente no existe una separación clara entre el Siglo XIX y el XX. Durante el nuevo siglo nacen los estilos más extremos. Una serie de compositores continúan con las tendencias conservadoras del pasado siglo, mientras se rompe completamente la noción de tonalidad en las nuevas escuelas atonales y dodecafónicas,
Se busca una ruptura total con el pasado mediante la creación de una nueva línea de investigación del sonido, intentando encontrar nuevas formas de relación entre los sonidos, un modo de liberarse totalmente de la rigidez académica. Pero en muchos casos esta aparente libertad se ve coartada por la aplicación de formas rígidas derivadas de las empleadas en el pasado.
La difusión de la música sufre profundos cambios con su comercialización, la evolución del público asistente a los conciertos y con el nacimiento de una música popular, que no nace del pueblo como en siglos pasados sino que es un producto nacido de inversiones capitalistas.
Solo mencionaremos algunos de los compositores más relevantes de este periodo al haber sido descritos detalladamente en los anteriores capítulos. Charles Koechlin (1867-1950) alumno de Gabriel Fauré estuvo interesado en el sistema dodecafónico de Schönberg. Escribe obras de diferente estilo, empleando desde texturas muy simples a otras con armonías de extrema complejidad.
Albert Roussel (1869-1937) proveniente de la Schola Cantorum mezcla en sus partituras el impresionismo de Debussy con motivos polifónicos. En su última época utiliza un personal estilo neoclásico. Su filosofía sobre la energía generadora del universo nos conduce a las ideas de Scriabin.
Maurice Ravel (1875-1937) está considerado como uno de los grandes compositores franceses, pero no se dedicó al género de la sinfonía, aunque "Daphnis et Chloé" la califica como sinfonía coreográfica. Un ballet que renueva el género con su escritura sinfónica alejada del esquema de suite de danzas, que reinaba anteriormente. Su obra innovadora no renuncia de los principios heredados del clasicismo, presentando una música totalmente accesible a oídos profanos, según expresó Marcel Marnat.
En 1917 nace el llamado Grupo de los Seis formado en orden alfabético por, Georges Auric (1899-1983), Louis Durey (1888-1979), Arthur Honegger (1892-1955), Darius Milhaud (1892-1974), Francis Poulenc (1899-1963) y Germaine Taileferre (1892-1983).
El escritor Jean Cocteau (1889-1963) estaba interesado en una modernización artística. Realizó todo lo posible para liderar un grupo de músicos de vanguardia, algo similar a lo que había significado el cubismo y el surrealismo en la pintura.
La música francesa debe encontrar sus cualidades intrínsecas. El arte de Wagner y de Debussy nos lleva a la sobre valoración, los ritmos obsesivos del jazz y de la Sacre constituyen un mismo peligro de carácter hipnótico, siendo la vía estrecha de Satie la única posible.
La estética que preconizaba Cocteau para el grupo se encontraba en el circo, la feria, el music-hall, el jazz. Utilizando pequeñas orquestas callejeras se acercaba a las escenas de la vida real. La máquina era uno de sus elementos, tanto como los espectáculos vulgares o las canciones de la calle. Todo esto debe servir de inspiración del artista pues su procedencia es de la propia vida.
Pero en la realidad la estética del grupo no seguía los mismos caminos. Según uno de sus componentes, Milhaud, dice que es un grupo arbitrario escogido por Collet bajo las ideas de Cocteau. Unas ideas que no todos compartían. Auric y Poulenc eran los más afines, pero Honegger seguía el romanticismo alemán y Milhaud el lirismo mediterráneo.
En 20 de septiembre de 1920 Honegger confiesa al crítico Paul Landormy su verdadera estética musical, dentro de la cual permanecerá fiel durante toda su vida. Reproducimos a continuación las propias palabras del compositor que son altamente expresivas.
No sigo el culto de la feria, ni del music-hall, sino al contrario el de la música de cámara y de la música sinfónica, con lo que tiene de más grave y austero. Doy gran importancia a la arquitectura musical, la cual nunca quisiera sacrificar por razones de tipo literario o pictórico. Tengo una tendencia acaso exagerada en rebuscar la complejidad polifónica.
No busco, como algunos músicos anti-impresionistas, un retorno a la sencillez armónica. Al contrario, encuentro que debemos servirnos de materiales armónicos, creados por esta escuela que nos ha precedido, pero con un sentido distinto, como base de la línea melódica y de los ritmos. Bach utiliza los elementos de la armonía tonal como yo quisiera servirme de las superposiciones armónicas modernas.
La estética general del Grupo de los Seis se puede definir con tres palabras, anti-flou, anti-alemán y anti-romántico. Anti-flou significa anti-Debussy o sea contrario a su música difusa, vaporosa. Una música contraria a la burguesa refinada de Debussy. La generación joven deseaba una música más agresiva e inmediata. Anti-alemán se refería a la música anti-Wagner. Los jóvenes de los años veinte aborrecían esta estética sublime. Anti-romántica se refiere a terminar con la música melancólica y soñadora. En definitiva una música alejada de Wagner y del impresionismo.
Uno de los miembros importantes del Grupo de los Seis es Darius Milhaud (1892-1974). Sus trece sinfonías numeradas se separan del estilo del grupo incorporando técnicas politonales, pero sin romper nunca con el sistema tonal.
La música del Siglo XX está dominada por las nuevas escuelas como el dodecafonismo y el serialismo. Los compositores que no se adaptaron a estas nuevas corrientes fueron injustamente olvidados. Entre estos encontramos a Jean Rivier (1896-1987) autor de ocho desconocidas sinfonías neoclásicas o Alexandre Tansman (1897-1986) de origen polaco autor de nueve sinfonías numeradas.
La sinfonía se entiende como un género del pasado y los compositores que escriben nuevas en estilos neoclásicos o neorrománticos, observando la tonalidad son despreciados por los intelectuales, que dominan los estamentos oficiales y dificultan la interpretación de sus obras.
André Jolivet (1905-1974) se interesa por la música atonal estudiando con Edgard Varèse. Sus tres sinfonías contienen elementos atonales difíciles de asimilar por el público, por lo cual también continúan desconocidas.
Una de las grandes figuras de la renovación de la música francesa es Olivier Messiaen (1908-1992). Su "Turangalila-Symphonie" está centrada en la fe católica, como un intento de iluminar las verdades teológicas de las creencias católicas. y su amor por la naturaleza expresada por los cantos de los pájaros. Para ello utiliza un estilo polifacético e innovador.
Pierre Wissmer (1915-1992) de origen suizo compone nueve sinfonías en un estilo que emplea series dodecafónicas, pero de un modo ecléctico junto a usos modales y tonales. Su obra permanece bastante desconocida.
Henri Dutilleux (1916-2013) utiliza un lenguaje musical que va evolucionando hasta llegar a una técnica serial libre, donde encontramos la metamorfosis de los estilos empleados por Debussy, por ciertas obras de Stravinski y la atonalidad de Schönberg. Sin que su música sea estrictamente atonal, su particular concepción de la misma y su densidad la hacen bastante difícil de escuchar, siendo este uno de los motivos de su falta de popularidad entre el general de los melómanos.
Yves Ramette (1921-2012) alumno de Honneger compuso seis sinfonías, que no fueron compartidas por la élite musical francesa de los años 1950 por considerar que su música estaba demasiado anclada en el pasado.
Pierre Boulez (1925-2016) ingresó en 1944 en las clases de armonía de Olivier Messiaen en el Conservatorio de París. También estudió la técnica dodecafónica con René Leibowitz. Comenzó cultivando una música atonal dentro de un estilo serial post-weberniano influido por Olivier Messiaen. Este serialismo, a diferencia del dodecafonismo, no solo aplicaba el concepto de serie a la altura de las notas, sino también a otras variables del sonido: ritmos, dinámicas, ataques, etc. Esto daría lugar al llamado serialismo integral, corriente estética de la que fue uno de los principales representantes junto a compositores como Karlheinz Stockhausen, Luigi Nono, Ernst Krenek, Milton Babbitt o el propio Messiaen, aunque este último nunca se adscribió a ella.
A finales del Siglo XX hay un renacimiento del género sinfonía en Francia, como reacción a la música atonal que no es bien recibida por el público. Pero los intelectuales que dirigen los conservatorios no aprecian este tipo de música que consideran fruto del pasado.
Se encuentran compositores como Aubert Lemeland (1932-2010) que compone catorce sinfonías entre 1975 y 2010. Su "Sinfonía Nº 10" (Dernières lettres de Stalingrad) es una emotiva obra, una reflexión sobre los horrores de la guerra. Retorna la melodía pero el conjunto de su obra no se interpreta.
En la actualidad existe un retorno al género y a la música tonal. Compositores como Philippe Chamouard (1952-) componen sinfonías de carácter descriptivo y con elementos folclóricos. Su ultima sinfonía es la décima. Un grupo de compositores escriben sinfonías actualmente regresando a la tonalidad, pero ninguno recibe el suficiente apoyo para que sus obras se hagan populares.