Serge Nigg (1924-2008) nació el 6 de junio de 1924 en París. A los 17 años, en 1941, ingresó en el Conservatorio de París, estudiando armonía con Olivier Messiaen y contrapunto y fuga con Simone Plé-Caussade.
Desde 1943, comenzaron a interpretarse sus obras, como el "Concerto pour piano et instruments à vent" y el "Concerto pour piano et orchestre à cordes" en los conciertos de La Pléiades en el Théâtre des Champs-Elysées con la Orchestre National o la "Sonata para piano nº 1".
Cuando solo tenía 19 años, en 1944, "Timour", su primera obra sinfónica inspirada en el personaje de Tamerlán, fue estrenada por la Orchestre National bajo la dirección de Roger Désormière.
Dejó el Conservatorio en 1945 y conoció a René Leibowitz, con quién comenzó a estudiar la nueva técnica dodecafónica, que ejercerá una gran influencia después de la guerra.
En 1946 escribió la primera obra estrictamente dodecafónica que se compuso en Francia, las "Variations pour piano et 10 instruments", obra que interpretó él mismo como solista en el I Festival International de Musique dodécaphonique organizado en 1947 en París por Leibowitz. La obra también fue interpretada luego en Londres, Bruselas y en el Festival de la S.I.M.C. de Palermo, en 1949.
Después compuso las "Quatre mélodies sur des poèmes de Paul Eluard", el ballet "Billard" y el poema sinfónico "Pour un poète captif", una obra estrenada en 1951 en el Festival de Mayo de Praga, con la Orquesta Filarmónica de Praga dirigida por Karel Ančerl.
El "Concerto pour piano et orchestre Nº 1" compuesto en 1954 se basa sobre el tema de una canción folclórica del Périgord tratada al estilo de Bartok empleando un lenguaje más asimilable para el público que sus anteriores obras seriales. El "Concierto para violín y orquesta" fue compuesto en 1957. Una obra de carácter lírico a pesar de su estilo bastante disonante.
No experimentando ningún gusto por las búsquedas puramente abstractas y formales, desde finales de los cincuenta comienza a distanciarse de la técnicas seriales de moda entre los jóvenes músicos de la época, que contribuían a secar y esterilizar su inspiración. Hacia los años 1960 su música derivará, más tarde, hacia una síntesis de dicha técnica y de la tradición hedonista francesa, de gran refinamiento y belleza armónica, de la que toda austeridad, toda sistematización parece haber sido excluidas. En este periodo de equilibrio donde los problemas de lengua musical, de vocabulario, de sintaxis están en vías de solución, nacen sus obras de madurez.
En 1958 compone "Le tombeau de Jérôme Bosch" para piano, empezando a interesarse en la obra del pintor.
La “Jérôme Bosch Symphonie" fue compuesta en 1959, una sinfonía inspirada en el tríptico del pintor holandés Hieronymus Bosch (1450-1516), "El jardín de las delicias", pintado posiblemente entre 1495 y 1505. La sinfonía se estrenó en el Festival de Estrasburgo en 1960. Está escrita en tres movimientos con una duración de unos 20 minutos.
El "Tríptico del Jardín de las delicias" se encuentra en el Museo del Prado de Madrid. Dividido en tres paneles es un óleo sobre tabla de madera de roble. El tríptico se pliega cerrado por una tapa en grisalla, que representa el tercer día de la Creación del mundo, cuando se separaron las aguas de la tierra y se creó el Paraíso terrenal. Arriba, a la izquierda, aparece Dios Padre como Creador, según indican dos inscripciones en latín, una en cada tabla.
En el tríptico abierto, de brillantes colores que contrastan con la grisalla, el pintor incluyó tres escenas que tienen como único denominador común el pecado, que se inicia en el Paraíso del panel izquierdo, con Adán y Eva, y recibe su castigo en el Infierno del panel derecho. El panel central muestra un Paraíso engañoso a los sentidos, un falso Paraíso entregado al pecado de la lujuria.
En el panel de la izquierda se muestra la presentación de Eva a Adán por Dios Padre. Este tema, muy poco frecuente, se asocia a la institución del Matrimonio. Los hombres y las mujeres que el Bosco representó en el Jardín creen vivir en un Paraíso para amantes, pero este es falso y no tienen más destino que el del castigo en el Infierno. El mensaje que se transmite es el de la fragilidad y el carácter efímero de la felicidad o el goce de esos placeres pecaminosos.
En el panel central que da nombre al tríptico, el Bosco ha representado un gran número de figuras humanas desnudas, salvo la pareja del ángulo inferior derecho, que se suele identificar con Adán y Eva tras su expulsión del Paraíso. Hombres o mujeres, blancos o negros, aparecen en general en grupos o en parejas, manteniendo relaciones con una fuerte carga erótica, alusiva al tema que domina la tabla, el pecado de la lujuria.
Los animales, reales o fantásticos, muestran dimensiones muy superiores a las normales. De entre ellos se ha hecho hincapié en los dos búhos, en realidad un cárabo y un mochuelo, que evocan la maldad. En posición frontal, dirigen su inquietante mirada al espectador a uno y otro extremo de la tabla, en un plano algo retrasado respecto al inicio del cuadro. Tampoco faltan las plantas o frutas, que presentan en muchos casos una escala mayor de lo habitual. Por toda la composición se esparcen frutos rojos que contrastan con otros azules, grandes y pequeños, los dos colores dominantes en la escena. A diferencia de la aparente confusión que reina en el primer plano, en el plano medio y en el del fondo se impone la geometría.
En primer plano el Bosco ha representado un estanque lleno de mujeres desnudas, deseadas por un grupo de hombres sobre distintas cabalgaduras que giran a su alrededor. Podría ser una representación de que la creación de la mujer provoca en el hombre un desvío en su camino hacia la fe. La belleza femenina despierta en el hombre instintos salvajes, que lo conducen a una vida desenfrenada plagada de conductas indecentes.
Al fondo de la escena, el Bosco ha incluido cinco construcciones fantásticas sobre el agua, la central similar a la fuente de los Cuatro Ríos del panel del Paraíso, aunque resquebrajada para simbolizar su fragilidad, así como el carácter efímero de las delicias de las que gozan los hombres y mujeres que pueblan este jardín. La lechuza representada en el interior de la fuente en la tabla del Paraíso se sustituye aquí por figuras humanas en actitudes sexuales explicitas.
En el panel derecho se representa el Infierno, el más impresionante de los conocidos del pintor, denominado en ocasiones Infierno musical por la importante presencia que tienen estos instrumentos a la hora de torturar a los pecadores, que se dejaron llevar por la música profana y el baile en pareja. Si en el panel central dominaba la lujuria, en el Infierno se castigan todos los Pecados Capitales.
Buen ejemplo de ello es el demonio teriomórfico, con cabeza de pájaro, una especie de búho, sentado sobre una especie de silla-orinal infantil, que devora hombres al tiempo que los expulsa por el ano, son los avaros. A los glotones alude sin duda la escena de taberna situada en el interior del hombre árbol, donde los personajes desnudos sentados a la mesa esperan a que los demonios les sirvan sapos y otros animales inmundos, al igual que el suplicio del agua helada se destina a los envidiosos.
Tampoco faltan castigos para los vicios censurados por la sociedad de la época, como los juegos de azar, el alcohol y la prostitución, o para algunas clases sociales, como el clero, tan desprestigiado entonces, según se constata en el cerdo con toca de monja que abraza a un hombre desnudo en el ángulo inferior derecho de la tabla.
El primer movimiento, L’enfer du “jardin des délices”, no parece tan infernal y estridente como el final, con un segundo movimiento en su mayoría más tranquilo. También hay momentos algo plácidos en este infierno, como un solo de violín. En general, en estas tres piezas, la naturaleza surrealista del pintor se traslada a la música. Como se puede comprobar el tríptico musical no sigue el orden del pictórico.
El segundo movimiento, La reflexion de l’Homme grave, posee un carácter más etéreo, al estilo de la música de cámara, empezando con las notas de la flauta y el piano. La música de perfil reflexivo tiene cierto carácter deprimente, como si expresara un sentimiento de culpabilidad.
El tercer movimiento, La Bacchanale du jardin des délices terrestres, nos conduce con la bacanal a la culminación de la acción. La música es más amenazadora. El piano se usa de la misma forma que Shostakovich, agregando una textura interesante, casi fría y dura a su tapiz sinfónico. No sabemos si el compositor desea presentar una bacanal diabólica o es el presentimiento del castigo infernal. Es el movimiento más directo de los tres, adecuado para el final, terminando con una trágica coda.
Lo que se puede afirmar indiscutiblemente sobre la pintura es que los paneles izquierdo y central comparten un horizonte, por lo que hay al menos cierta sensación de conexión entre estos dos paneles. Lo que también es evidente es que el panel de la extrema derecha, el más oscuro y el más aterrador, es la conclusión de cualquier narrativa que se presente. Generalmente se describe como el infierno, el resultado de la desobediencia del hombre o el pecado, lo que los intérpretes piensen al ver Adán y Eva en el extremo izquierdo.
El primer movimiento de la sinfonía se refiere al infierno y no el tercer movimiento. Esto nos conduce a una completa confusión sobre la lógica de que los tres movimientos corresponden a los tres paneles de la obra leídos de izquierda a derecha. Esta obra, como la pieza que la inspiró, parece planteada como un acertijo, una presentación de material muy interesante, ya sea pintura o música, pero que plantea más preguntas que respuestas.
A finales de los años sesenta, Serge Nigg comenzó un nuevo período que revivió la técnica dodecafónica pero en un nuevo equilibrio libre de cualquier sistematización. Fue durante este período que nacieron las obras que se consideran de madurez:
En 1961 se fundó el famoso grupo "Les Percussions de Strasbourg", integrado por seis instrumentistas excepcionales y para su primer concierto público, la Radio encargó a Serge Nigg una obra que pusiese de manifiesto el virtuosismo del conjunto. Escribió la pieza "Histoire d'œuf", un cuento musical sacado de la Anthologie nègre de Blaise Cendrars, escrito para seis percusionistas, dos recitantes, piano y celesta. La obra será difundida en muchos países y traducida a muchas lenguas.
Otro encargo del Festival de Strasbourg fue la obra "Le chant du Dépossédé", concebida a partir de las notas poéticas de Stéphane Mallarmé, publicadas con el título Pour un Tombeau d'Anatole, en 1961, notas inspiradas por la muerte de su hijo de malaria a los ocho años en 1879.
Entre 1965 y 1967, Nigg compuso por encargo del Festival de Besançon, la obra "Visages d'Axël", una pieza sinfónica en dos partes. Fue estrenada el 4 de septiembre de 1967 por Antal Doráti en Beçancon, y es una de sus obras más interpretadas. El "Concierto para piano y orquesta Nº 2" fue compuesto en 1971 en un estilo atonal.
"Fulgur" compuesta entre 1968 y 1969, un encargo del Estado estrenada en París por Charles Bruck con la Orchestre Philharmonique de la Radio, se inspiró en la obra de Antonin Artaud, Héliogabale ou l'anarchiste couronné. Tuvo bastantes interpretaciones, como la de Jean Martinon con la Orchestre National, la de Jean-Claude Casadesus con la Philharmonie de Moscu o la de Michel Plasson, con la Orchestre Philharmonique des Pays de Loire.
En 1990 Serge Nigg ingresó en la Académie des Beaux Arts. Murió en París el 12 de noviembre de 2008 a los 84 años.