Darius Milhaud (1892-1974). Gran impulsor del famoso Grupo de los Seis, durante su primera época revolucionó la música incorporando temas populares y ritmos de jazz. Sus sinfonías son obras de madurez, recibiendo un tratamiento más serio e incorporando técnicas politonales, pero sin romper nunca con el sistema tonal. Autor de una inmensa producción, sus obras numeradas alcanzan la cifra de 443, de todos los géneros, caracterizándose por su escritura anti germánica, aportando en cambio elementos mediterráneos
Nació en Aix en Provence el 4 de septiembre de 1892. Hijo de un judío comerciante de almendras empezó sus primeros estudios musicales en su ciudad natal. En 1909 se traslada a París para proseguir sus estudios en el Conservatorio. Entre sus maestros destacan Paul Dukas en dirección, Widor en composición, Xavier Leroux y André Gédalge. Allí conocerá a sus compañeros Georges Auric, Jean Wiener, Jacques Ibert y Arthur Honegger.
En 1910 empieza su primera ópera “Le Brebis égarée”. Cuando termina el primer acto realiza un viaje a España en el mes de agosto de 1912, para descubrir Burgos donde se desarrolla la acción del segundo acto.
En 1913 conoce al poeta Paul Claudel, empezando una amistad y colaboración que durará varias décadas. La guerra declarada en 1914 no le permite competir para el Prix de Rome. No es alistado en el ejército por razones de salud. Sus raíces judías se manifiestan en una de sus primeras obras, los “Poèmes juifs” escritos en 1916.
Paul Claudel (1868-1955) fue un poeta católico trabajando al mismo tiempo en el campo diplomático. En el año 1917 fue nombrado embajador en Rio de Janeiro. Entonces se llevó consigo al joven Milhaud como secretario de embajada y agregado cultural. En el Brasil descubrió la música popular latino-americana, con su mezcla de civilizaciones europeas, africanas y nativas. La música de jazz también influiría en su obra.
La “Pequeña Sinfonía N° 1” Op.43 (Printemps) fue compuesta en Brasil en 1917. Se trata de una sinfonía en miniatura escrita para un conjunto de cámara. Como contraste con las enormes producciones de Mahler, Milhaud escribe una serie de seis pequeñas sinfonías. La primera de ellas se estrenó en Rio de Janeiro en 1918. El público se mostró sorprendido por su brevedad, unos cuatro minutos.
Está instrumentada para piccolo, flauta, oboe, clarinete, arpa, dos violines, viola y violoncello. Un conjunto orquestal tan reducido como la duración de la misma. Su estilo se puede definir como contrapuntístico empleando la politonalidad.
El primer movimiento, allant, moviéndose, presenta su tema mediante la flauta en contrapunto con el clarinete. El tema es retomado tres veces por el piccolo junto al oboe en su octava.
El segundo movimiento, chantant, es de tipo lírico, presentando el oboe un tema lánguido. La melodía se repite a lo largo del breve movimiento. El último movimiento, et vif!, tiene como protagonista al clarinete, que presenta un movido tema danzante.
La “Pequeña Sinfonía N° 2” Op.49 (Pastorale) fue compuesta casi seguidamente a la anterior en Brasil en 1918. Tiene una duración similar a la primera, estando instrumentada para flauta, corno inglés, fagot, violín, viola, violoncelo y contrabajo.
El primer movimiento, joyeux, alegre, consiste en un tutti alegre y ruidoso de todos los instrumentes. El segundo movimiento, calme, posee un aspecto lírico con cierta atmósfera de misterio dada por los arpegios de la cuerda. El último movimiento, joyeux, es un retorno a la alegría del principio, con la interpretación de una viva danza campesina. Todo ello en una forma de politonalidad con cierto aspecto experimental.
Milhaud asiste a la gira brasileña de los Ballets rusos de Diaghilev en la cual el gran Nijinski baila por última vez. Entonces Milhaud se inspira escribiendo su ballet “L’Homme et son désir”, Op.48 entre los años 1917 y 1918, con un argumento de Paul Claudel. La música se consideró como su obra más radical por el uso de la politonalidad y de la poliritmia, empleando la percusión de una forma muy característica.
Al final de la Primera Guerra Mundial, en 1918, Milhaud retorna a París. Se une al grupo liderado por Satie, llamado Nouveaux Jeunes. Como se ha visto en la sección dedicada a Honegger, este grupo daría nacimiento al año siguiente al famoso Grupo de los Seis.
El 5 de abril de 1919 un concierto une a todos los compositores del Grupo de los Seis. Como se ha visto en el espacio dedicado a Honegger, Henri Collet daría el nombre al grupo poco tiempo después.
La influencia ejercida por la música brasileña se cristaliza en la obra que lo hará más famoso, su ballet “Le boeuf sur le toit” Op.58. A pesar de componer una gran cantidad de partituras en un periodo que abarca toda su vida, las obras que más se han popularizado son las escritas en el período próximo a su vuelta del Brasil.
“Le boeuf sur le toit” fue escrito en 1919 para acompañar un film mudo de Chaplin. Luego con un argumento de Jean Cocteau la obra se transformó en un ballet. La obra tiene forma de un rondó con su tema principal que se repite quince veces, empleando todas las tonalidades mayores y algunas de las menores. En las partes intermedias utiliza melodías de compositores brasileños en las formas populares del tango, la maxixa y la samba. El único tema original de Milhaud es el del rondó. El nombre de la obra proviene de una de las canciones empleadas, el tango escrito en 1918 por José Monteiro, conocido como Zé Boiadêro, “O Boi no Telhado”. Aprovechamos esta ocasión para introducir unas líneas sobre el plagio en la obra musical.
Según la legislación se considera plagio el uso de más de ocho compases de una melodía ajena en la propia obra. En el caso de Milhaud usa melodías de artistas brasileños contemporáneos a su obra, como Marcelo Tupinambá o Ernesto Nazareth entre otros, sobrepasando los ocho compases copiados. En aquella época de más limitadas comunicaciones que en la actualidad, al presentar su obra en París el público no pudo reconocer los plagios y su autor no lo confesó.
Se puede considerar su obra como un tributo a la música del Brasil o es simplemente un collage de melodías plagiadas. En cualquier caso ha dejado a la historia de la música una obra inmortal que supera a la de los propios autores plagiados. En este punto podríamos iniciar un debate sobre el plagio en la música y su moralidad, pero dejamos esta cuestión abierta a la imaginación del lector.
Milhaud entra a formar parte del Grupo de los Seis. No repetiremos lo expuesto en la parte dedicada a Honegger. Durante las reuniones celebradas por el grupo se interpretó “Le boeuf sur le toit”, en una versión de piano a seis manos. Los pianistas eran Milhaud, Auric y Artur Rubinstein. El ballet se estrenó en 1920 en el Théâtre des Champs-Élysées, teniendo un éxito tan grande que el propietario del bar Gaya, donde solían reunirse el Grupo de los Seis, bautizó con el nombre de “Le boeuf sur le toit”, su nuevo restaurante abierto en la rue Boissy d’Anglas el 15 de diciembre de 1921.
Milhaud empieza su célebre colección de obras para piano “Saudades do Brazil” Op. 67 en Copenhague durante una visita a Claudel en aquella época en misión diplomática en Dinamarca. Como indica su título, expresa la añoranza en forma de nostálgicas danzas, indicando en sus nombres los distintos distritos de Rio de Janeiro.
La “Pequeña Sinfonía N° 3” Op.71 (Sérénade) fue compuesta en París en 1921. Tiene la forma de una pequeña serenata como indica su título y está instrumentada para flauta, clarinete, fagot, violín, viola, violoncelo y contrabajo.
El primer movimiento, vivement, posee un ritmo vigoroso ensombrecido por el uso de una evidente politonalidad. El mismo estilo se puede observar en el segundo movimiento, calme, en forma de una tranquila barcarola. El último movimiento, rondement, está dividido en tres partes. La parte central es más delicada, estando rodeada por una música que posee un ritmo robusto. Poco podemos decir de una sinfonía que dura escasos cuatro minutos.
La “Pequeña Sinfonía N° 4” Op.74 (Dixtuour) fue compuesta en París en 1922. Está escrita para una pequeña orquesta de diez instrumentos de cuerda, como indica su título, formada por cuatro violines, dos violas, dos violoncelos y dos contrabajos.
El primer movimiento, ouverture, tiene la forma de una breve obertura. El uso de la bitonalidad se aprecia fácilmente en sus ritmos. Posee una pequeña parte central más armónica, continuando con una parte fugada. El segundo movimiento, choral, es algo más amplio. En forma de coral bitonal se contrapone a fragmentos líricos interpretados por el contrabajo. El último movimiento, etude, empieza con una fuga iniciada por el segundo contrabajo, entrado progresivamente el resto de instrumentos hasta llegar al primer violín, luego se invierte en la segunda parte, empezando con el primer violín hasta llegar todo el conjunto a interpretar la stretta final.
La “Pequeña Sinfonía N° 5” Op.75 (Dixtuour d’Instruments à Vent) fue compuesta también en París en 1922. Está orquestada para un conjunto de diez instrumentos de viento como también nos indica su título. Son piccolo, flauta, oboe, corno inglés, clarinete, clarinete bajo, dos fagots y dos trompas.
El primer movimiento, rude, contiene diversos motivos que cambian rápidamente. El nivel de disonancia es muy elevado, apoyado por la politonalidad. Se insinúan algunos motivos melódicos. El segundo movimiento, lent, continúa con idéntica tendencia armónica. Los motivos se hacen más insistentes. El tercer movimiento, violent, aumenta el nivel de disonancia con cierto sentido de agresividad, motivado por las llamadas de los instrumentos más agudos.
Milhaud realiza en 1922 su primer viaje a los Estados Unidos. En el barrio de Harlem conoce la música de jazz americana que influiría en su propia música. En el año 1920 ya había tenido la ocasión de escuchar una big band americana en Londres.
El 16 de enero de 1922 realiza en París la primera audición del “Pierrot Lunaire” de Arnold Schönberg. Luego realiza un viaje a Viena donde se encuentra con Alma Mahler, con el propio Schönberg y con Alban Berg.
A principios de 1923 realiza su primera gira por los Estados Unidos, debutando como director de orquesta con la Philadelphia Orchestra.
La “Pequeña Sinfonía N° 6” Op.79 fue compuesta en París en 1923. Está orquestada para un peculiar conjunto de cámara compuesto por oboe, violoncelo, soprano, contralto, tenor y bajo. Las voces reciben un tratamiento de instrumentos sin poseer ningún texto, se limitan a vocalizar. El grupo compacto de las cuatro voces se opone a los dos instrumentos.
El primer movimiento, calme et doux, utiliza el conjunto vocal como base melódica. El violoncelo hace contrapunto con el oboe en varios pasajes. El segundo movimiento, souple et vif, es interpretado por las voces solistas, acompañadas por un ostinato rítmico de los dos instrumentos. El tercer movimiento, lent très expressif, es como indica su título, más expresivo, con el acompañamiento del oboe en cierta forma de blues, mediante sus cinco notas como un lamento. El violoncelo actúa en forma de quinta voz. Termina apagándose como si todo hubiera sido solamente un sueño.
La música de jazz había sido tomada como una reacción contra la música germánica, incluyendo su estilo dentro de la música clásica. Milhaud quiso realizar una obra de cámara tomando los ritmos derivados del jazz que había escuchado en sus viajes.
Se trata del ballet “La Création du monde” Op.81, escrito para un conjunto de 17 instrumentos, incluyendo un saxofón como solista. Esta obra estrenada en 1923 en París, se ha convertido en la más interpretada del compositor.
En el año 1925 se casa con su prima, la actriz Madeleine Milhaud, pasando su luna de miel en diversos países del Mediterráneo Oriental, entre ellos Siria. Madeleine nació en París en 1902. Además de actriz es escritora, colaborando con su marido en los libretos de varias óperas. En 1926 Milhaud realiza una visita a la URSS junto con Jean Wiener, efectuando luego una nueva gira por los Estados Unidos.
Con la ayuda de Paul Hindemith su música es conocida en Alemania, donde en 1930 se estrena su ópera “Christophe Colomb”, escrita mediante una nueva colaboración con Claudel.
Durante la década de los años 1930 se dedica a escribir música funcional para el teatro y el cine. De ella saldrán suites tan populares como la “Suite provençale” Op.152, en la cual usa melodías populares de la Provenza o “Scaramouche” basada en ritmos sudamericanos entre ellos la samba y que instrumenta para saxofón y piano.
En 1939 una parálisis lo mantiene sin poder moverse de la cama. La guerra había empezado y lo único que podía hacer era escuchar la radio. Tiene que escribir una obra conmemorativa para el 50 aniversario de la fundación de la Orquesta de Chicago.
La “Sinfonía N° 1” Op.210 fue compuesta durante su penosa situación, terminándola en Aix-en-Provence en el mes de diciembre de 1939. Era la primera vez que se enfrentaba realmente con la gran forma sinfónica. Se estrenó el 17 de octubre de 1940 en Chicago dirigida por su autor.
El primer movimiento, Pastoral, modérément animé, posee un sencillo tema pastoral presentado por la flauta, que expresa una atmósfera de serenidad. Parece no querer mostrar los problemas que tanto personalmente como colectivamente se atravesaban en aquellos momentos. El tema se desarrolla en una atmósfera ligera y aérea. El uso de los instrumentos de viento le dan una forma bucólica a la sencilla danza que constituye su tema principal. Una tranquila coda cierra el movimiento.
El segundo movimiento, très vif, contrasta fuertemente con el anterior. Tiene la forma de un breve scherzo. La música se vuelve agresiva con el empleo de la bitonalidad que le confiere acentos extraños. Un tema anguloso es apoyado por el ritmo angustioso de la percusión. Si en el movimiento anterior podríamos hablar de paz en este sería una representación de la guerra. El trío es presentado como una pequeña forma fugada.
El tercer movimiento, très modéré, sigue el estilo que Milhaud impondrá en su obra sinfónica. Una serie de cuadros contrastantes. El tema principal es una passacaille que sirve como base a una serie de variaciones. La música se hace más reservada presentando una especie de marcha fúnebre.
El último movimiento, final, animé, empieza con una especie de coral, presentado con fuerza por toda la orquesta. Un segundo tema tiene características pastorales cercanas a las expresadas en el primer movimiento. La orquestación es más ligera y aérea. El tema de danza se afirma durante lo que podríamos llamar el desarrollo, a pesar de que la forma empleada es totalmente libre. El primer tema reaparece al principio de la recapitulación, que pronto se basa en el tema de la danza con cierta cualidad folclórica provenzal, apoyada por el empleo del piccolo, caja y pandereta. Después de una sección de una tonalidad más ambigua con los dos temas en contrapunto, la danza nos lleva hasta una radiante coda.
En el mismo año 1939 Milhaud escribe la música para una escena del film “Espoir” de André Malraux, un episodio de la guerra civil española. Un grupo de campesinos llevan los cuerpos de los aviadores republicanos, que después de bombardear el puente de Teruel se habían estrellado en la montaña. Para esta escena Milhaud escribe la música de “Cortège funèbre” Op.202, que se estrenó en New York en 1940 dedicada a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial. En 1995 se interpretó en Viena conmemorando los 50 años de paz.
La guerra obliga a Milhaud abandonar Francia por su identidad de judío. El estreno de su sinfonía en Chicago le sirve para lograr la obtención extraordinaria de un pasaporte y el visado para entrar en los Estados Unidos. Mientras viaja con su familia, su esposa Madeleine y su hijo Daniel, nacido en 1930, recibe un telegrama con el ofrecimiento de una cátedra de composición en el Mills College de Oakland.
Llegan al puerto de New York el 15 de julio de 1940 siendo recibidos por sus amigos, el compositor Kurt Weill y su esposa Lotte Lenya. En 1943 escribe su ópera “Bolivar” con libreto escrito por su esposa. En 1944 le llega el encargo para la composición de una nueva sinfonía de la fundación Koussevitzky de Boston.
La “Sinfonía N° 2” Op.247 fue empezada el 18 de septiembre de 1944 y terminada el 7 de noviembre del mismo año, dedicada a Nathalie Koussevitzky, esposa del célebre director americano de origen ruso, que durante 25 años llevó a la Orquesta Sinfónica de Boston a convertirse en una de las más importantes del mundo. Se estrenó en Boston el 20 de diciembre de 1946 dirigida por su autor.
La obra compuesta a la memoria de Nathalie Koussevitzky está escrita en cinco movimientos, reflejando el estado de ánimo del compositor frente a la pena causada por la desaparición de su amiga.
El primer movimiento, paisible, nos presenta una música serena con el empleo de los agudos de la madera y especialmente de su tratamiento del clarinete bajo. Un tema de origen pastoral es tratado de forma libre.
El segundo movimiento, mystérieux, nos presenta una atmósfera misteriosa como nos indica su título. Como es común en sus sinfonías, presenta el debido contraste con el primer movimiento pero mantiene un ambiente celeste, expresado por los sonidos lejanos de las cuerdas en su registro agudo, en contraste con los sonidos más rotundos de la orquesta expresando la tierra.
El tercer movimiento, douloureux, se puede considerar como la parte fundamental de la obra. Es una especie de marcha fúnebre de modo tranquilo, que es interrumpida tres veces por una brutal fanfarria triunfal expresando una especie de himno. Cada nueva presentación de la fanfarria es más acusada, llevando a una sonora coda en su tercera aparición. Mezcla los momentos de aflicción con los de la esperanza de una redención expresada con solemnidad.
El cuarto movimiento, avec sérénité, es una especie de intermedio, que nos describe un periodo con más serenidad y claridad. Presenta un estado de transición hacia el movimiento final, con una música que cada vez representa un ambiente de más claridad.
El último movimiento, alleluia, nos presenta un vigoroso pasaje en forma fugada. La obra ha llegado a su mayor claridad pasando desde una forma interior hasta la exteriorización de los sentimientos. Este movimiento simboliza la esperanza en Dios, una idea que de la religión hebraica ha pasado al cristianismo.
Una forma sinfónica libre reposando en el sentido del encargo, que sin ser una obra programática expresa una evolución a lo largo de la misma. La música que nace de la serenidad se vuelve más dramática para dulcificarse, terminando con una forma más luminosa. Una obra que como la anterior, debido al uso de la politonalidad parece difícil de escuchar en su primera audición.
Su grave dolencia reumática lo mantiene muchos periodos sin poder moverse de una silla de ruedas, siendo su esposa la que actúa como una solícita enfermera. Mientras se encuentra convaleciente en un hospital de San Francisco empieza su autobiografía conocida actualmente con el título de “Ma Vie heureuse”.
En 1944, Nathaniel Shilkret, director de música ligera de la RCA Victor Records, director y compositor de música cinematográfica, invitó a otros seis compositores para que colaborasen en la creación de una importante obra para narrador, orquesta y coros, basada en el libro bíblico del Génesis.
Los compositores eran un grupo de europeos emigrados que vivían en Los Angeles. Estaba formado por Darius Milhaud, el italiano Mario Castelnuovo-Tedesco, el polaco residente en Francia, Alexandre Tansman, el austriaco Ernst Toch y dos grandes renovadores de la música del siglo XX, aunque con planteamientos adversos, Arnold Schönberg e Igor Stravinsky.
La singular obra está dividida en siete partes, cada una escrita por diferente compositor, titulándose “Genesis Suite”. Se estrenó en 1945 interpretada por la Janssen Symphony Orchestra en el Wilshire Ebel Theatre de Los Ángeles. Se da la circunstancia de que todos los compositores exceptuando a Stravinsky eran judíos y su exilio en América les movió para la creación de obras con raíces hebreas. Milhaud contribuyó en la cuarta parte de la obra titulada “Caín y Abel”.
La “Sinfonía N° 3” Op.271 (Te Deum) fue compuesta en 1946 como un encargo recibido de su patria. La Radiodifusión francesa le pide componer un Te Deum como acción de gracias, para expresar la alegría suscitada por el fin de la guerra.
Milhaud recoge el encargo del director de Radio France, Henri Barraud, dándole la forma de una sinfonía en cuatro movimientos con la intervención de un coro, con el último movimiento recogiendo las palabras del Te Deum. Es la última sinfonía compuesta en los Estados Unidos con la esperanza y alegría de poder regresar pronto a su patria.
El primer movimiento, fièrement, muestra la alegría mediante una música de fanfarria. El estilo personal utilizado por Milhaud parece ocultarlo a primera vista, pero debemos realizar un atento estudio del movimiento para llegar a comprenderlo. Los motivos melódicos nunca aparecen totalmente claros, debiéndolos adivinar como si se tratara de un cuadro impresionista.
El segundo movimiento, très recueilli, abre la participación de un coro sin palabras. La orquesta inicia el movimiento con una forma de coral. Al callar la orquesta escuchamos al coro cantando una melodía sin palabras. Esto crea un extraordinario efecto, siendo un ejemplo del método de tratamiento de los coros en la música impresionista francesa. La coral orquestal contrasta con las voces del coro como surgidas de la sombra. En la parte central la intervención coral es más acusada, para pasar a la parte final más recogida en forma de recapitulación, terminando con una aérea coda.
El tercer movimiento, pastorale, como indica su título nos lleva a un ambiente ligero campestre, expuesto en varios episodios, donde podemos encontrar ligeras referencias a su Provenza natal.
El último movimiento, Hymnus Ambrosianus, Te Deum, se convierte en un canto de alabanza al Señor, proclamado por las palabras de los coros. Usa las palabras del texto litúrgico introducido por San Ambrosio. El movimiento está dividido en tres partes. La primera empieza con la intervención de los coros alabando a Dios. Una soprano solista interviene en una breve estrofa, que precede a una nueva intervención masiva de los coros. Termina con un recitativo del tenor solista.
La segunda parte es más tranquila, para volver a la agitación en la parte final. El tenor recita un nuevo párrafo antes del retorno masivo de los coros. Una nueva intervención de la soprano nos conduce a la sección final llena de solemnidad.
Los tres movimientos son un prefacio al espíritu del Te Deum expresado en el último movimiento, como un canto de acción de gracias.
Milhaud durante su exilio en América no olvida su religión escribiendo el “Service Sacré”, una importante obra de música religiosa para acompañar los oficios de la religión judaica. Es un encargo realizado por una de las congregaciones judías reformistas más importantes, el Templo Emanu-El de San Francisco.
A pesar de ser una obra escrita para su uso en los servicios religiosos hebreos, su nivel artístico hace que pueda ser comprendida por todas las personas, cualquiera que sea su religión. Se puede comparar a las Misas inspiradas en la liturgia católica romana que pueden ser apreciadas también por los no cristianos.
El 25 de agosto de 1947 Milhaud embarca para su regreso a Francia. Poco tiempo antes había recibido una carta del ministro francés de Educación Nacional, pidiéndole una obra para la celebración del centenario de la Revolución de 1848. Pero como había reservado plaza para embarcarse en un mercante noruego que atravesaba el canal de Panamá, tuvo la necesidad de escribir parcialmente la obra sobre el barco,
La “Sinfonía N° 4” Op.281 fue la obra compuesta para cumplir el encargo realizado por su patria en 1947. Escrita como se ha dicho parcialmente en el barco que lo devolvía a su patria, tiene la forma de una sinfonía programática sin poseer una descripción concreta. Sus cuatro movimientos pintan diversos cuadros relacionados con la Revolución de 1848, contrastando entre ellos como es peculiar en su estilo.
El primer movimiento, L’insurrection, corresponde al allegro. Mediante el estilo de la música militar y empleando motivos de los cantos revolucionarios, nos describe el inicio de la revolución.
Los tambores militares aparecen al inicio, seguidos por los recuerdos de los cantos revolucionarios, que luego se usan en la sección de desarrollo mediante sus variaciones tonales. La coda nos deja una nota suspendida como si quisiera enlazar con el siguiente movimiento.
El segundo movimiento, aux Morts de la République, corresponde al movimiento lento. Contrastando como es habitual con el anterior, es un serio recuerdo de las víctimas. Una especie de marcha fúnebre muy lenta inicia el movimiento. Los agudos de la flauta en contrapunto con el oboe desgranan una triste melodía bitonal. En la parte central la melodía se expande llegando en la parte final a ser tomada por la cuerda. El sonido bajo del violoncelo en contraste con la madera añade más fuerza expresiva a este canto fúnebre. Las notas del violoncelo se unen al triste redoble de los tambores en la coda.
El tercer movimiento, les Joies de la Liberté retrouvée, corresponde al scherzo. La música se hace más ligera, con cierto carácter danzante como afecta a la forma. Muestra la alegría causada por la paz y la libertad usando su propio lenguaje tonal, que desemboca en múltiples disonancias debidas a la politonalidad.
El último movimiento, Commémoration 1948, es el allegro final. Regresa la música militar del primer movimiento con sus fanfarrias. Actúa como resumen de la obra sinfónica queriendo corresponderse con los 100 años de historia. Después de los redobles militares iniciales la orquesta empieza una especie de marcha gloriosa.
Un episodio más tranquilo expresa una cierta sensación de bienestar. Pero nuevamente reaparecen los sonidos marciales. Los cantos revolucionarios son nuevamente escuchados, llevándonos hasta su conclusión con los redobles del tambor militar.
Milhaud es nombrado profesor del Conservatorio Nacional Superior de Música de París. Pero no abandona totalmente los Estados Unidos, compaginando su trabajo con los cursos dados en el Mills College y los cursos de verano en Aspen, Colorado. En el año 1952 realiza una visita al Estado de Israel.
La “Sinfonía N° 5” Op.322 fue compuesta en 1953 para cumplir un encargo realizado por la Radio Italiana. Una sinfonía que a pesar de la libertad acusada de su desarrollo contiene los cuatro movimientos clásicos. Una obra de líneas claras y abiertas como corresponde a los países mediterráneos.
La música de Milhaud, en especial la usada en sus sinfonías es de tipo impresionista, pero no utiliza los sonidos como Debussy que puede decirse que es un impresionista clásico, comparable en la pintura a un Degas o a un Renoir, sino que su armonía tímbrica puede compararse a la de un Cézanne (1839-1906). Nacido como Milhaud en Aix-en-Provence, cultivó un tipo de pintura diferente a la de su grupo, caracterizada por deformaciones plásticas más intensas. Sus paisajes se adivinan pero no se ven de forma clara, desfigurados por sus trazos irregulares y sus manchas de color.
La música de Milhaud puede compararse a este tipo de impresionismo avanzado, que se puede comprender visionando los cuadros de su compatriota. Comparando la música con la pintura podríamos decir que la música melódica es similar a la pintura figurativa. Líneas melódicas claras, empleando una tonalidad determinada. Pero cuando la música se convierte en politonal, las melodías continúan existiendo, como lo figurativo en los cuadros de Cézanne, pero no se perciben fácilmente, ensombrecidas por la mezcla de tonalidades.
Se puede observar viendo la época en que el pintor desarrolló su obra, que la pintura se encontraba en un estadio de evolución mayor que la música de la época, postromántica en su mayoría. Dentro de la historia del arte los estilos musicales van siguiendo las corrientes estéticas de la pintura, pero desfasadas en el tiempo.
El primer movimiento, vif et cinglant, tiene influencias de uno de los estilos desarrollados por Stravinsky. Su tema principal es presentado al unísono por la orquesta de un modo bastante violento. Un segundo motivo más lírico se combina con el anterior elemento.
El segundo movimiento, lent et tendre, presenta su previsible contraste. Un tema lírico se desarrolla de forma lineal hasta alcanzar su máxima expresión. Una rica coloración de estilo impresionista produce una atmósfera luminosa. Uno de los movimientos más extensos de la obra sinfónica de Milhaud, ocupando casi la mitad de la sinfonía.
El tercer movimiento, clair et leger, corresponde al scherzo con sus aires de danza. Un breve movimiento de aire ligero con un tema rítmico enmarcando una parte central más confusa que realizaría la función del trío.
El cuarto movimiento, alerte et rude, se caracteriza por el motivo inicial que suena como una señal de aviso, un tema rítmico rústico. Es el movimiento correspondiente al allegro final de la obra. Un segundo elemento más contenido ofrece el debido contraste. Una breve coda cierra una sinfonía bastante impetuosa.
La “Sinfonía N° 6” Op.343 fue compuesta en 1955 cumpliendo el encargo del director Charles Münch, para la conmemoración del 75º aniversario de la Boston Symphony Orchestra. Para ello compone una obra más sutil y delicada que su anterior sinfonía.
El primer movimiento, calme et tendre, es lento, poseyendo simples líneas melódicas que se descomponen en sucesivos degradados. Una música soñadora, que se desarrolla mediante una orquestación ligera con gráciles variaciones.
El segundo movimiento, tumultueux, como es habitual presenta un violento contraste devolviéndonos a la atmósfera de su anterior sinfonía, empleando motivos rítmicos bastante agresivos. Una suave coda realiza la transición al siguiente movimiento.
El tercer movimiento, lent et doux, posee de nuevo la delicadeza del primer movimiento, aumentando su carácter lírico en su motivo principal. El acompañamiento armónico que utiliza, siempre variante, presenta innovadores aspectos que caracterizan su estilo.
El último movimiento, joyeux et robuste, presenta un tema vigoroso realzado por el viento y la percusión. Un segundo motivo más ligero realiza la función del debido contraste. Una determinante coda cierra la obra con energía.
La “Sinfonía N° 7” Op.344 fue compuesta en 1955 inmediatamente después de la anterior. Como muchas de sus obras su objetivo era cumplir un encargo, en esta ocasión de la Radio de Bélgica, para un concierto dado en Venecia. La obra está escrita en tres movimientos, como en los principios de la sinfonía, dando mucha importancia al movimiento lento.
El primer movimiento, animé, está construido sobre un tema enérgico con aires de danza, empleando las técnicas familiares usadas en sus últimas sinfonías. Después de una parte central más tranquila, la recapitulación recupera el aire de danza inicial.
El segundo movimiento, grave, empieza enunciando un tema cuya lejana melodía se superpone a las notas graves de la percusión. Es la parte más importante de la sinfonía, con una parte de desarrollo que culmina con amplias notas del metal subrayadas por la percusión. La parte final es un retorno a la tranquilidad de la primera parte, contrastando las notas agudas de la madera y cuerda con las más graves del metal.
El último movimiento, vif, posee un tema animado, pero parece subsistir algo de la gravedad del anterior movimiento. Un segundo tema de carácter lírico le da más serenidad. En la parte central el tema llega a su máxima expresividad. Los temas se repiten en la recapitulación de forma variada. Una coda sincopada cierra la obra.
La “Sinfonía N° 8” Op.362 (La Rhodanienne) fue compuesta en 1957 para cumplir un encargo de la Universidad de Berkeley en California, para la inauguración de una nueva sala de conciertos. Es una sinfonía descriptiva que intenta realizar una pintura del Ródano. Su autor se inspira en el Moldau de Smetana, intentando plasmar las emociones sentidas al contemplar el Ródano.
El primer movimiento, avec mystère et violence, empieza con notas exaltadas intentando explicar la fuerza del río en su inicio en las alturas de los Alpes. El misterio refleja las nieblas y las melodías entrecortadas las cascadas. La música alcanza un fuerte dramatismo siendo una de las páginas más duras de Milhaud. Una bucólica melodía lo enlaza con el siguiente movimiento.
El segundo movimiento, avec sérénité et nonchalance, se inspira en la tranquila travesía del lago Leman expresando su calma. Como en su anterior sinfonía se trata del movimiento más desarrollado. Aquí no sigue una descripción pictórica sino el sentimiento que le inspira. El primer violín inicia un tema sereno que pronto pasa a la madera, empezando un desarrollo de forma lineal. Una escala del piano nos devuelve a la melodía inicial del violín, en la parte final en forma de recapitulación.
El tercer movimiento, avec emportement, constituye el scherzo de la obra. Aquí Milhaud se inspira en la fuerza del gran caudal del río, desarrollando una melodía impetuosa. La parte correspondiente al trío es más tranquila interpretada por la cuerda. Después de repetir el scherzo de forma abreviada, una fogosa coda cierra el movimiento.
El último movimiento, rapide et majestueux, está inspirado por el tramo final del río en las proximidades del Mediterráneo, según las propias palabras de su autor. “Quand le Rhône divisé enserre dans un delte la Camargue, un lieu après lequel mon coeur soupire”.
La música es exaltada con un tema enérgico seguido por otro más lánguido. En la parte central el tema principal deriva hacia el folclore, transformándose en una especie de danza de la Camargue, para finalizar en la recapitulación, tomando un aspecto más solemne como un himno majestuoso, expresando la grandeza del río al encontrar el Mediterráneo.
La “Symphoniette pour cordes” Op.363 fue compuesta en 1957, siendo interpretada el mismo año por Radio France. Escrita para una orquesta de cuerda en tres breves movimientos, posee rasgos neoclásicos.
El primer movimiento, animé et vigoureux, posee un tema clásico que aparece desdibujado debido al empleo de la bitonalidad. Las distintas líneas melódicas poseen parecida importancia dando el efecto de tratarse de una obra ampliamente polifónica al estilo de la música barroca.
El segundo movimiento, vif et léger, posee una orquestación más delicada destacando los pasajes con las cuerdas en pizzicato. El tema principal también tiene cierta afinidad con la música del periodo clásico. La cuerda en pizzicato cierra el breve movimiento.
El último movimiento, décidé et joyeux, posee un tema rítmico más desarrollado en forma de danza. Su desarrollo armónico es complejo necesitando expertos músicos para su interpretación. Las líneas melódicas se superponen en un complicado contrapunto sobre un ritmo ternario.
La “Sinfonía N° 9” Op.380 fue compuesta en 1959, motivada por un encargo del director de la Orquesta de Fort Lauderdale, Mario de Bonaventura. Una obra estructurada en tres movimientos, similar a la séptima. Separado totalmente de la tradición germánica, no hace ninguna concesión a la importancia de su número, realizando como toda su obra sinfónica una sinfonía que evoca las tierras mediterráneas.
El primer movimiento, modérement animé, no tiene nada de trascendente, acaso sí de provocativo. Un tema caprichoso que se desarrolla de un modo enérgico, con intervenciones masivas puntuales del viento y la percusión. Un segundo tema más melódico aparece de un modo bastante desdibujado. Una robusta coda cierra el movimiento.
El segundo movimiento, lente et sombre, sigue su tendencia a los fuertes contrastes, en esta ocasión más acentuado que en otras obras. Una música de carácter fúnebre cuyos intentos melódicos son cada vez interrumpidos brutalmente por una dura sonoridad. Como en su séptima sinfonía es la sección más desarrollada, ocupando casi la mitad de la sinfonía. Música llena de desesperación, encerrada entre dos movimientos más ligeros, que justifica la realización de la obra en tres movimientos.
El tercer movimiento, alerte et vigoureux, vuelve a cambiar totalmente la atmósfera. Un movimiento animado con un tema principal con cierto aire danzante. Una música que refleja su origen mediterráneo, se desarrolla con ligereza mediante intervenciones solistas de los instrumentos de viento, destacando la trompeta.
La “Sinfonía N° 10” Op.382 fue compuesta en 1960, para la celebración del centenario del nacimiento del estado de Oregón. Milhaud no abandona su estilo personal arropado por cierto neoclasicismo, negándose a seguir las corrientes más avanzadas de aquellos tiempos en su patria, como eran la obra de Messiaen y la del joven Pierre Boulez.
Sus obras estaban diseñadas para su estreno en los Estados Unidos, cuya historia musical es más corta y por ello más conservadora. Milhaud tuvo la suerte de que todas sus sinfonías eran estrenadas al poco tiempo de su composición, al tratarse de obras de encargo. Dos de sus últimas sinfonías están construidas por cuatro movimientos, que siguen las pautas del clasicismo pero con su característico estilo personal.
El primer movimiento, décidé, es de carácter enérgico en forma de allegro. Milhaud nombra los diversos movimientos por sus características expresivas, omitiendo el nombre de los tempos. La música apoyada por el sonido de las cajas parece tener el sentimiento alegre de la celebración para la cual fue proyectada. El carácter rítmico del tema principal se manifiesta especialmente en su enérgica coda.
El segundo movimiento, expressif, corresponde a la parte lenta. Una música tranquila y reflexiva. Parece que su autor se inspira en los colores suaves y tiernos de los paisajes de Oregón para reflejarlos en su propia música. Un tema tranquilo de carácter soñador es presentado por la madera. La música se desarrolla de un modo bastante lineal, con alguna interrupción más masiva y agresiva de la orquesta en la parte central. La intervención de los elementos más agudos de la madera nos lleva hasta su tranquila coda.
El tercer movimiento, fantasque, corresponde al scherzo. Música ligera y animada, que según su autor evoca una fanfarria militar fantástica con el colorido americano de Oregón. Posee el espíritu de una banda desfilando, con el uso de los pífanos y las cajas, empleando tiempos rápidos. En la parte final la banda se aleja hasta su desaparición.
El último movimiento, emporté, posee un tema animado que según el propio Milhaud está formado por analogía con el nombre Oregón. Un tema de carácter ligero y danzante es desarrollado en forma de rondó. La percusión es usada para destacar su carácter rítmico contrastando con su segundo tema más contenido.
La “Sinfonía N° 11” Op.384, (Romantique) fue también compuesta en 1960 para cumplir un encargo realizado por la Orquesta Sinfónica de Dallas y su Biblioteca Pública. La propia orquesta la estrenó bajo la dirección de Paul Kletzki. Nuevamente utiliza la clásica división en tres movimientos, dando la mayor importancia al movimiento central lento.
El primer movimiento, intense, posee un tema principal vivo y nervioso, que se anuncia con fuertes disonancias. Un segundo tema más tranquilo de carácter lírico realiza la debida función contrastante. La mezcla de tonalidades en construcciones contrapuntísticas hacen que nos sea difícil reconocer los temas. Una potente coda de carácter rítmico cierra el movimiento.
El movimiento central, méditatif, posee una atmósfera tranquila y contemplativa. Es una alusión al silencio meditativo del interior de la Biblioteca de Dallas. Es la parte principal de la sinfonía, la sección que más se identifica con su título. Se puede notar cierta influencia de la música americana, especialmente de Copland. Esto se puede comprobar en la introducción del tema lírico. Su desarrollo está formado por una serie de variaciones.
El tercer movimiento, emporté, posee un tema potente y agitado que se desarrolla según las características rítmicas y armónicas propias de su autor. Su dinamismo parece reflejar al pueblo americano a quién la obra está dedicada. Briosos ritmos son apoyados por la percusión. Una coda fuertemente rítmica pone término a la obra.
La “Sinfonía N° 12” Op.390 (Rurale) fue compuesta en 1961 para la inauguración de una sala de conciertos de la Universidad de Davis en California. Su título rurale se refiere a que la escuela de Davis se especializa principalmente en la realización de estudios agrónomos. En la citada Universidad se había encargado a Jérome Rosen de la creación de un departamento de música. Su éxito fue tan grande que pronto se vieron obligados a la realización de una sala de conciertos capaz de albergar 2500 plazas.
El primer movimiento, pastoral, tiene su carácter campestre que lo relaciona con la Facultad de Agronomía de la Universidad a la que está dedicada. Una alegre melodía con cierto carácter pastoral conducida por la madera, se desarrolla de un modo sin tensiones durante todo el breve movimiento. Una breve recapitulación cierra el movimiento.
El segundo movimiento, vif et gai, posee un vivo tema parecido a una marcha, actuando a modo de scherzo. Posee un cierto sabor mediterráneo debido a su carácter rítmico. Un segundo tema más desdibujado actúa de modo contrastante, apareciendo finalmente en la coda.
El tercer movimiento, paisible, corresponde al tiempo lento. Una tranquila melodía se desarrolla de modo lineal, como es habitual en los tiempos lentos de Milhaud. La atmósfera es distendida, dando una impresión de gran serenidad. Como la contemplación de un amplio campo de cultivo. Milhaud no realiza una música descriptiva propiamente dicha, solo expresa sus impresiones, empleando su peculiar estilo.
El último movimiento, lumineux, nos devuelve a la atmósfera pastoral del inicio de la obra, especialmente en su segundo tema después de unos fuertes acordes. La música sigue la pauta de toda la obra, al presentarnos una atmósfera ligera sin apreciarse conflictos. Su carácter rítmico nos conduce a la coda final.
En el año 1962 Milhaud llega a la edad de jubilación, retirándose de la cátedra ocupada en el Conservatorio de París. Pero puede continuar sus cursos de verano en los Estados Unidos al no imponerle ningún límite de edad la dirección del Mills College. El compositor recibe diversos homenajes en Múnich, Berlín, Bruselas, París, New York y San Francisco.
La “Sinfonía N° 13” Op.404 (Pacem in Terris) está escrita en 1963 en forma de sinfonía coral, más próxima al oratorio que a la forma sinfónica. El texto de la obra pertenece al Papa Juan XXIII. El origen de la obra es una sugerencia de Michael de Bry para que Milhaud compusiera una gran obra coral con motivo de la inauguración del nuevo auditorio de la ORTF, La Orquesta de la Radio y Televisión Francesa.
El Vaticano dio por primera vez el permiso para que el compositor pudiera usar el texto de la Encíclica Papal escrita por Juan XXIII “Pacem in Terris”. Milhaud empezó su trabajo en el mes de Julio de 1963, mientras se encontraba en Aspen, Colorado, durante su acostumbrado curso anual dentro del Aspen Music Festival.
La sinfonía se estrenó el 20 de diciembre de 1963 en el nuevo auditorio de la ORTF y se repitió en la Catedral de Nôtre Dame de Paris durante la celebración de su 750º aniversario, una ceremonia ecuménica dirigida por el protestante Charles Münch como símbolo de su significado.
La Encíclica Papal entre otros temas habla del ecumenismo de la Iglesia, la libertad de pensamiento, terminar con la discriminación racial y la protección de los pobres y de los oprimidos. Uno de los puntos importantes es que debía terminarse el antisemitismo clerical. Por ello es significativo que se diese el permiso para usar este texto a un compositor que era judío.
Está compuesta para dos voces solistas, contralto y barítono, coro y orquesta. Dividida en siete movimientos. Los textos cantados están escritos en latín para dar a la obra un aspecto ecuménico.
El primer movimiento, Pacem in Terris, nos habla sobre la unidad de los hombres, interpretado por el barítono y coros. Una enérgica intervención de la orquesta da paso a una breve intervención coral. Aparece el barítono con un tema tranquilo que pronto se va agitando. Sigue el coro con un tema lleno de energía que se pacifica al dar paso nuevamente al recitativo del barítono. El coro interpreta un suave coral que nos conduce a la coda.
El segundo movimiento, In hominis iuribis, habla sobre los derechos del hombre, estando interpretado por los solistas y coro. Después de una introducción orquestal la soprano empieza su recitativo. Entra el coro con un tema más enérgico pero pronto es dulcificado por la orquesta.
La soprano reanuda su recitativo, hasta que la intervención del metal seguida con energía por el coro nos llevan a la sección final del movimiento con la intervención del barítono y la soprano. Reaparece el coro en una determinante coda. Un extenso movimiento que podría asimilarse al movimiento lento de la sinfonía.
El tercer movimiento, Autoritas eum, sobre la igualdad de los hombres frente a las leyes universales, es iniciado por la soprano acompañada por el metal. Interviene el coro con un motivo enérgico pronto seguido por el barítono. Se añade la soprano y un coral cierra enérgicamente el breve movimiento.
El cuarto movimiento, Mutua scelicet, sobre la prohibición del racismo, es iniciado mediante un recitativo del barítono. Interviene el coro con energía. Luego la soprano sigue el recitativo. Reaparece el coro terminando con un dúo de los solistas vocales, para dar paso a la coda con la intervención del coro.
El quinto movimiento, In huismodi causis, es una petición para que todos puedan ser tratados en condiciones humanas, dirigida especialmente a los trabajadores y a los refugiados. Una intervención agitada de la orquesta da paso al recitativo vivo del barítono. El coro entra con un motivo más amable. El barítono desarrolla el tema inicial seguido por el coro con su motivo más dulce. La entrada de la soprano está acompañada por un suave motivo orquestal que termina el movimiento.
El sexto movimiento, Cuius quidem, es una llamada a la terminación de las guerras. Un motivo agitado acompaña el recitativo de la soprano. Aparece el coro antes de la intervención del barítono. El coro nos conduce al final del movimiento.
El séptimo movimiento, Cum gravissimis igitur, es una llamada para el establecimiento de unas bases para lograr la paz. Empieza tranquilamente con un dúo de soprano y barítono. Seguidamente interviene el coro. Unos breves compases orquestales dan paso a la soprano que pronto es acompañada por el coro. El barítono inicia la sección final en la que interviene junto con el coro y la soprano para cerrar tranquilamente la obra.
En el mismo año Milhaud escribe la “Meurtre d’un grand chef d’état” Op.405, dedicada a la memoria de John F. Kennedy, una pequeña página para orquesta y también la “Ode pour les Morts des guerres” Op.406, como respuesta a un encargo del Estado Francés, pasado por André Malraux.
El 12 de junio de 1965 se realiza en Roma un concierto ecuménico con la presencia del Papa Pablo VI. El nombre de Milhaud acompaña a los de Sibelius, Malipiero y Stravinsky. Es promovido a Grand Officier de la Légion d’Honneur el 12 de julio.
En su último periodo compositivo realiza una serie de suites sinfónicas que reciben su nombre de los lugares de origen de sus encargos. Así encontramos la “Musique pour Prague” Op.415 de 1965, la “Musique pour l’Indiana” Op.418 en 1966, “Musique pour Lisbonne” Op.420, para orquesta de cámara, también en 1966, igualmente que la suite sinfónica “Musique pour la Nouvelle-Orléans” Op.422.
La “Symphonie pour l’Univers claudelien” Op.427 fue compuesta en 1968 como un homenaje a Paul Claudel. Se estrenó el 30 de julio de 1968 en el Festival d’Aix-en-Provence, interpretada por la Orchestre de Paris dirigida por Pierre Dervaux. No se poseen referencias de esta obra en la discografía por lo cual no se puede comentar.
En el mes de febrero de 1971 Milhaud realiza su último curso en el Mills College. Luego se instala en Ginebra y recibe el Grand Prix National de la Musique. Entre sus últimas obras encontramos su “Musique pour San Francisco” Op.436 de 1971 y la pieza orquestal “Ode pour Jerusalem” Op.440, estrenada por la Israel Philharmonic Orchestra dirigida por Daniel Barenboim y la cantata “Ani Maamin, un chant perdu et retrouvé” Op.441, en 1972, inspirada sobre la historia de Israel y las víctimas del holocausto. Su última obra la escribe en 1973, el “Quinteto de viento” Op.443.
Milhaud muere el 22 de junio de 1974 en Ginebra. Su esposa Madelaine Milhaud le sobrevive publicando en el año 2002 Mildred Clary, en ocasión del centenario de la actriz, un libro que recoge parte de sus memorias. Madelaine muere el 17 de enero de 2008.
Recogemos las palabras de la propia esposa del compositor que transcribe el citado libro. “Je dis toujours que vivre avec un créateur, c’est vivre avec les qualités d’un édredon, lui aporter de la chaleur, tout en étant à la fois lourd et léger”. (Siempre digo que vivir con un creador, es vivir con las cualidades de un edredón, aportar calor, siendo simultáneamente pesado y ligero).