Carlos Guigou y Poujol (1796-1851) nació el 14 de octubre de 1796[1] en la ciudad francesa de Orange, departamento de Vaucluse, hijo de una familia acomodada. No tenemos datos de su primera etapa formativa creyendo que estudió música en instituciones de su región natal. Tampoco se poseen datos fidedignos de que hubiera estudiado en el Conservatorio de Paris violín, piano, contrapunto, armonía y composición. Al parecer intentó su ingreso sin conseguirlo.
Se supone que por el disgusto de no haber conseguido ingresar en el Conservatorio abandonó Francia en la década de 1820 viajando por España y Portugal. En Lisboa fue nombrado maestro de capilla del Emperador Pedro I del Brasil. En octubre de 1827 se embarcó dirigiéndose hacia el continente americano. El 9 de noviembre llegó a Funchal, capital de la isla Madeira, quedándose allí inexplicablemente. Se dedicó a la enseñanza de la música hasta que en 1828 se traslada a la isla de Tenerife en las Canarias.
En Santa Cruz de Tenerife conoce a su futura esposa Matilde del Castillo Hernández con la cual se casa el 17 de mayo de 1829. De este matrimonio nacerían cuatro hijas y tres hijos. En Tenerife se hace cargo de una orquesta de cuerdas que será la base de una orquesta mayor con la que ofrecerá conciertos en los años 1830. Con ello nace la sociedad de conciertos llamada La Filarmónica, al parecer la más antigua de España. Su orquesta se convertiría en 1851 en la Orquesta de la Sociedad Filarmónica.
Guigou compone una serie de conciertos espirituales para orquesta hacia 1833. Estaban destinados a las siestas de la octava del Corpus en la iglesia de la Concepción y de la catedral de La Laguna. Divididos en tres bloques de seis, entre ellos se encuentra el último, el "Concierto para orquesta en re mayor Nº 18". Una obra en un solo movimiento similar a una obertura de estilo clásico.
Estos conciertos de reducida dimensión se interpretaban durante la octava del Corpus mientras estaba expuesto el Santísimo Sacramento, desde la hora sexta[2] hasta maitines. Durante este tiempo se realizaban conciertos sacros que en el siglo XIX desplazaron a la música vocal hacia verdaderos conciertos sinfónicos.
Para mantener a su numerosa familia busca trabajos mejor remunerados. No consigue el cargo de maestro de capilla de la catedral de La Laguna. Al inaugurarse en 1835 el teatro de la calle de la Marina actúa con su orquesta durante los intermedios y al comienzo de las obras representadas.
En 1837 parte con toda su familia hacia la isla de Cuba contratado como director de orquesta de una compañía de ópera italiana, actuando en el Teatro Principal de La Habana.
La “Sinfonía Nº 1 para gran orquesta en sol menor” parece que fue escrita antes de su partida hacia Cuba en 1837. La estrenó en uno de sus conciertos en La Habana el 20 de mayo de 1838.
En aquella época se denominaban sinfonías para gran orquestas a las que utilizaban unos recursos sobredimensionados con respecto a la orquesta clásica cuyo modelo era Haydn. Madera y metal por duplicado, tres trombones, tuba y timbales proporcionaban una gran brillantez a las secciones de viento y percusión.
El primer movimiento, adagio, allegro spiritoso, empieza con una breve introducción lenta, seguida por un allegro en forma sonata monotemático, que desarrolla con gran amplitud en un estilo clásico con influencias de Haydn.
El segundo movimiento, larghetto con expresión, está escrito en forma de romanza con resonancias mozartianas.
El tercer movimiento, minuetto, allegro spiritoso, nos presenta un tema clásico de minueto dividido en dos partes que se repiten. La sección contrastante correspondiente al trío la forma un nuevo minueto, terminando con la repetición del minueto inicial.
El cuarto movimiento, allegro, tiene la forma de rondó empleando un tema de danza de ritmo binario, que contrasta con un motivo empleando la parte rápida de una czarda.
Una obra de estilo clásico con influencias de la música centroeuropea. Guigou poseía partituras de Haydn, Pleyel y Stamitz, los cuales influyeron en su estilo, pero por su expresión apuntaba hacia un naciente romanticismo.
Después de pasar el verano en Matanzas, a finales de 1838 Guigou regresa a Tenerife, continuando sus actividades pedagógicas y orquestales. Con su orquesta notablemente ampliada realiza grandes conciertos en el claustro del ex-convento de San Francisco. También estrena diversas óperas que compone durante la década de 1840.
La “Sinfonía Nº 2 para gran orquesta en re menor” fue compuesta en 1841, siendo su obra más interpretada en las Islas Canarias, donde permaneció en el repertorio de la orquesta de Tenerife.
El primer movimiento, allegro con brío, escrito en forma sonata tiene influencias de Beethoven, especialmente en su primer tema que nos recuerda la quinta del maestro de alemán. El segundo tema es más calmado de modo contrastante.
El segundo movimiento, larghetto, que está configurado en forma tripartita, nos presenta un tema solemne en forma de marcha fúnebre. La sección central posee un carácter más ligero. Termina con la repetición del tema inicial.
El tercer movimiento, minuetto al presto, utiliza un tema rápido de minueto. La sección correspondiente al trío toma la forma de un vals de carácter ligero. Una breve repetición del tema inicial cierra el movimiento.
El cuarto movimiento, allegro vivace, escrito en forma sonata está formado por dos temas, el primero de carácter enérgico y un segundo más reposado de carácter lírico. Después de una amplia sección de desarrollo basado en dichos temas, termina con la recapitulación que nos conduce a una determinante coda.
Se trata de una sinfonía con los rasgos característicos del inicio del romanticismo, heredera de la triunfante música de Beethoven. Al parecer Guigou había escuchado la tercera del maestro alemán, aunque adopta temas que nos recuerdan la quinta. Desde su partida de París no había podido escuchar las obras más recientes, pues las islas estaban aisladas de los últimos movimientos sinfónicos protagonizados por Beethoven y Berlioz.
Un duro golpe en la vida del compositor fue la muerte de su esposa en el mes de septiembre de 1849. Su dolor se refleja en un gran "Requiem en sol menor" escrito en su honor, con una dedicatoria que expresa el enorme cariño que sentía por ella.
No pudo sobrevivir mucho tiempo a esta pérdida, muriendo en Santa Cruz de Tenerife el 8 de noviembre de 1851. Su última actuación pública tuvo lugar el 26 de enero de 1851, cuando se inauguró el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife.
Su hijo Matías quedó como director de la orquesta de la Sociedad Filarmónica, cuyos estatutos redactados antes de su muerte fueron aprobados en el mes de diciembre.
Guigou es además autor de un Tratado del arte de la Fuga en 1834, siendo revisado en 1846. Se trata del primero escrito en España sobre esta materia. Su labor impulsó la vida musical de Santa Cruz de Tenerife, una ciudad poseedora de un pobre pasado en este ámbito al llegar el compositor francés.
Este momento histórico vivido por Carlos Guigou, coincide con la desamortización de la Iglesia, desapareciendo las capillas de música y empezando las instituciones musicales de carácter civil que crearían las Sociedades Filarmónicas, núcleos de las futuras orquestas. La música salía de la Iglesia pasando a tener un carácter público.
[1] Según el académico de la RACBA Armando Alfonso López
[2] Las 12 del mediodía, hora solar, que corresponde a las 14 horas. De aquí proviene el nombre de siesta.