Antonio Salieri (1750-1825), natural de Legnano, cerca de Verona, estudió en Venecia y en 1766 se trasladó a Viena como protegido del compositor de la corte Florian Gassmann. Introducido en la corte del emperador José II logró en 1774, a la muerte de Gassmann, ocupar su plaza. Su interés se concentró en la ópera, llegando sus obras a ser representadas en París.
En Viena ocupaba un lugar privilegiado en una época en que se encontraban allí los más importantes compositores del momento, Haydn, Mozart y luego Beethoven y Schubert. Una leyenda lo relaciona con el hecho de haber envenenado a Mozart. En realidad era su gran rival en la ópera, pero estos rumores no tienen ningún fundamento.
Después de ser director de la ópera de Viena se retiró al campo de la enseñanza. Entre sus alumnos encontramos a Beethoven, Schubert y al joven Liszt. Murió en una época en que su música estaba totalmente desfasada.
Solo se le conocen dos sinfonías, lo cual nos habla del poco interés que sentía por el género.
La “Sinfonía Veneciana” era en realidad la obertura de su ópera “La scuola de’ gelosi” datada en 1778 y construida por los clásicos tres movimientos.
La “Sinfonía ‘Il Giorno Onomastico’” fue escrita en 1775 y es de mayor dimensión, con una orquestación más elaborada. Dotada de cuatro movimientos sigue la línea clásica vienesa, pero adornada por el gran melodismo italiano, como se puede comprobar en sus solos para viento. Destaca su lírico Larghetto y el allegro final con su tema de felicitación.