Giovanni Sgambati (1841-1914) nació en Roma el 28 de mayo de 1841, en el seno de una familia burguesa. Su padre era un notable abogado y su madre Anna Gott, hija del célebre escultor inglés Joseph Gott. Pronto demostró tener aptitudes para la música llegando a ser un niño prodigio. En 1849 muere su padre y poco después su madre se vuelve a casar trasladándose a Trevi, en Umbría. Allí estudiará armonía con Natalucci, un discípulo de Zingarelli.
A los trece años aprueba el examen de ingreso a la Academia de Santa Cecilia. Recordemos que en aquella época todavía no se había realizado la unificación de Italia. Roma era la capital de los Estados Pontificios, dentro de los cuales se encontraba la región de Umbría. Para ejercer profesionalmente como músico se necesitaba el título otorgado por la Academia de Santa Cecilia. Giovanni fue reconocido como pianista profesional.
En 1860 emprende una brillante carrera en Roma. Durante la siguiente década empieza una agitada fase de la historia italiana. Los monárquicos se unen alrededor de Cavour en el Reino de Cerdeña-Piamonte, que posee una monarquía consolidada y un buen ejército. Apoyado por Francia logra vencer a los austriacos en las batallas de Magenta y Solferino, con lo cual incorpora al reino la Lombardía y diversos estados del centro de Italia. Garibaldi se apodera de Sicilia y Nápoles, logrando la incorporación del sur de la península. El primer parlamento se reúne en Turín en el año 1861. El resto de anexiones se logran tras derrotar nuevamente a los austriacos en Custozza, recuperando el Veneto en 1866 y en 1870 se incorpora la ciudad de Roma, tras la caída del Imperio de Napoleón III, que sostenía a los Estados Pontificios. Roma es elegida como la capital del Estado Italiano, dejando al Papa aislado en su reducto del Vaticano.
Pero Sgambati no participó en los acontecimientos políticos. Su madre inglesa le había inculcado un sentimiento europeo, permaneciendo más bien frío frente al nacionalismo italiano. El pueblo italiano estaba volcado sobre la figura de Verdi, para ellos uno de los padres de la patria. En Roma triunfaba la ópera y nadie quería hablar de música instrumental.
En aquellos años difíciles Sgambati daba conciertos casi clandestinos, para un público formado en su mayor parte por extranjeros. En 1862 uno de sus oyentes fue el propio Franz Liszt que estaba residiendo en Roma. Esto cambió la vida a nuestro compositor. Sgambati se convierte en un alumno apasionado de Liszt.
En 1866 Liszt le confía el estreno de su “Sinfonía Dante” en Roma. El éxito alcanzado le anima también a estrenar la “Tercera Sinfonía” de Beethoven y más tarde el “Concierto Emperador” del mismo compositor y el “Christus” de Liszt.
En 1869 Liszt lo invita a un viaje por Alemania, conociendo a Antón Rubinstein y la música de Wagner. Cuando regresa a Roma su vocación de defensor de la música instrumental ha crecido. No existía ninguna escuela pública de música. La enseñanza musical estaba en manos privadas, con lo cual los estudiantes sin recursos difícilmente podían llegar a su estudio. Sgambati ofreció dar clases gratuitas para estos estudiantes y pronto otros músicos lo apoyaron. Su escuela utilizaba la modesta residencia de la Congregación Pontificia y Académica de Santa Cecilia. Era la única escuela oficial de música en Roma. Sgambati logró el apoyo de la Monarquía y el 13 de mayo de 1877 quedó oficializado el Liceo Musical de Santa Cecilia, con salarios pagados por el gobierno italiano. Este Liceo se convertiría en Conservatorio en el año 1919.
El año 1870 aparece como una fecha importante por dos motivos. Es el centenario de la muerte de Beethoven y la caída de Roma, dando fin al poder temporal del Papado, que como se ha dicho, queda recluido en el Vaticano. Para celebrar el primer acontecimiento Sgambati estrena en Italia la “Séptima Sinfonía” de Beethoven y para el segundo compone una gran marcha en honor de Vittorio Emmanuele, rey de Italia. Además Sgambati se casa con Costanza Mele, hija de un famoso cirujano. Franz Liszt será el padrino de su único hijo.
Wagner hace un viaje a Roma en el año 1876. En la Embajada alemana asiste a un concierto en el cual se interpretan obras de cámara de Sgambati. Wagner se emociona con su música y desea escuchar más obras. Al enterarse de que ninguna obra suya había sido publicada, decide ayudarlo haciendo publicar en Alemania por la casa Schott sus “Quintetos”. Más tarde la misma editorial publica el resto de su obra. Esto le incita a escribir obras más complicadas para orquesta. De este modo escribe su “Concierto para piano” en 1878 y poco tiempo más tarde su primera sinfonía.
La “Sinfonía Nº 1 en re mayor” Op.11 fue compuesta entre los años 1880 y 1881, siendo estrenada en el mes de junio de 1881 en el ciclo de conciertos de la Filarmónica de Florencia, dirigida por su propio autor. La crítica la consideró como la Sinfonía Romántica más importante escrita en Italia. Vista la pobre producción italiana en este campo, era fácil conseguir este título. La obra está dividida en cinco movimientos.
El primer movimiento, allegro vivace non troppo, contiene unos temas majestuosos con influencia de Schumann. El empleo de las llamadas de los metales contribuyen a resaltarlos. Una suave coda pone fin al movimiento.
El andante mesto contiene un primer tema melódico de tipo centroeuropeo, con rasgos de Mendelssohn. El segundo tema es en forma de coral. Adornos en las flautas lo acompañan en una solemne parte central. Luego se reanuda el primer tema, llevándolo a una situación dramática, para terminar con su reexposición y una breve coda.
El scherzo es alegre y luminoso, con elementos rítmicos. El trió contiene melodías románticas confiadas a los metales. Termina repitiendo el scherzo de forma abreviada.
El andantino lleva el nombre de Serenata. Es la única concesión a la música italiana. Después de una introducción, los violines presentan un tema cantabile acompañados por la cuerda grave con un ostinato, imitando el sonido de una guitarra. La melodía llega a su máxima expresión lírica durante las repeticiones.
Unos compases de transición unen el allegro con fuoco con el anterior movimiento. En su instrumentación encontramos la influencia ejercida por Liszt. Los temas son alegres y brillantes, con su debido contraste lírico.
La sinfonía se interpreta en Londres, cuando es invitado por la Philharmonic Society en 1882, obteniendo un gran éxito. Sgambati a la muerte de Liszt lo reemplaza como miembro extranjero en el Institut de France.
La “Sinfonía Nº 2 en si bemol mayor” fue acabada posiblemente antes del mes de abril de 1884 recibiendo una interpretación parcial en Roma en marzo de 1885. Su versión orquestal se estrenó en Colonia en junio de 1887, pero solo una parte de ella, dirigida por el compositor.
Sgambati nunca la pudo escuchar entera, pues su primera interpretación completa tuvo lugar en enero de 1915 en una ceremonia fúnebre en su recuerdo, pero la sinfonía no fue publicada. El manuscrito quedó en posesión de la familia hasta que en 1994 fue vendido en Roma a la Biblioteca Casanatense.
La sinfonía revisada fue finalmente estrenada en el mes de febrero de 2014, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Roma dirigida por Francesco La Veccia.
El primer movimiento, andante sostenuto, agitato, empieza mediante tres fuertes acordes de la orquesta, que acompaña al tranquilo tema principal presentado por los bajos de la madera y el metal en forma de coral. Luego el tema es tomado por el viento en su registro agudo que le da un aire más pastoral acompañado por la cuerda. Esta introducción lenta nos conduce a un motivo agitado, que sufre una serie de transformaciones antes del anuncio del segundo tema. Sigue con la sección de desarrollo donde los temas tienen diferentes modificaciones. El tema principal retorna de modo triunfante y luego el segundo tema en un cambio de tonalidad termina el movimiento.
El segundo movimiento, allegro vivace assai, corresponde al scherzo de la sinfonía. El tema rítmico es casi una parodia de la música folclórica. La sección del trío es contrastante por su modo relajado, con trompas y trompetas presentando su sencilla melodía acompañadas por las dos arpas. Después de repetirse la primera parte del scherzo el movimiento termina con las últimas palabras de las arpas y los bajos de la cuerda.
El tercer movimiento, andante con moto, está escrito en forma de una dulce cavatina. El tema principal es introducido por el corno inglés acompañado por las flautas. La parte central comporta una especie de variación del tema. Finalmente se repite la primera sección con el tema principal de forma variada.
El cuarto movimiento, allegro, empieza mediante un tema enérgico que alterna con un segundo tema más pausado. Después de unos compases más relajados, durante la extensa sección de desarrollo, nos conducen al final mediante una fanfarria.
En 1890 durante un viaje a Rusia, le es ofrecida la plaza de director del Conservatorio de San Petersburgo, para reemplazar a Antón Rubinstein, pero no desea abandonar Italia y rechaza el cargo.
El 28 de marzo de 1891 dirige un concierto histórico en el Quirinal, en presencia de la familia real. Interpreta su “Primera Sinfonía” dedicándola a la Reina Margarita. Al final del concierto es condecorado por Humberto I.
En sus últimos años decrece su actividad creadora dedicándose al campo de la enseñanza. Es nombrado director artístico de la Academia Filarmónica Romana en 1893. Giovanni Sgambati muere el 14 de diciembre de 1914. Treinta días más tarde la Academia Santa Cecilia organiza un concierto en su honor, interpretándose entre otras obras su “Sinfonía nº 2 en mi bemol mayor”, por primera vez en Roma, dirigida por Bernardino Molinari en el Teatro Augusteo.
Luego su música pasó al olvido. Entre las causas que podrían explicar este hecho, diríamos que pudiera ser debido a su espíritu demasiado romántico, en una época en que empezó una renovación de la música. Pero si lo analizamos seriamente, veremos que autores tan pegados al pasado como Respighi, Rachmaninov o los compositores soviéticos adictos al régimen, han llegado hasta nuestros días. En cambio, volviendo a la realidad, se puede comprobar cuantas obras se están actualmente escuchando de uno de los compositores italianos considerados modernos como Casella.
Una de las posibles causas de su abandono sea su visceral rechazo a la música de Verdi, tan adorada por los italianos. Otra sería su falta de publicidad al no querer abandonar Roma. A pesar de todo, en el período situado entre las dos guerras mundiales, sus obras fueron interpretadas por grandes directores como Richard Strauss, Arturo Toscanini, Rachmaninov, Heifetz o Lhevinne. Pero su famosa Academia de Santa Cecilia lo olvidó. Esperemos que pronto le llegue la hora de su redescubrimiento.