Giuseppe Martucci (1856-1909) nació en Capua (Italia) el 6 de enero de 1856. Hijo del trompetista Gaetano Martucci, recibió su primera formación musical de manos de su padre. Como pianista fue un niño prodigio y a los once años ingresó en el Conservatorio de Nápoles, recomendado por Beniamino Cesi que sería su maestro. También recibió formación de Sigismond Thalberg, que pasaba los últimos años de su vida en su mansión de Posilipo en Nápoles. Por su formación conoció la música europea de su época y pronto comenzó una carrera internacional, primero como pianista y más tarde como director de orquesta.
En el verano de 1875 empezó su primera gira internacional, actuando como pianista en Francia, en Londres y Dublín. Entre sus admiradores encontramos a Liszt y a Anton Rubinstein. En el año 1881 empezó su carrera como director en un concierto sinfónico celebrado en Nápoles, con la orquesta del Conservatorio el 23 de enero de 1881. A pesar de la gran afición de Italia por la ópera nunca compuso nada en este terreno y las únicas óperas que dirigió fueron de Wagner, estrenando “Tristan und Isolde” en Italia, el 2 de junio de 1888 en Bolonia.
En 1880 es nombrado profesor de piano del Conservatorio de Nápoles y en 1886 director del Liceo Musicale de Bolonia, como sucesor de Luigi Mancinelli. Entre sus alumnos destaca Ottorino Respighi.
Para darnos cuenta de sus gustos musicales, durante el año 1898 en Bolonia dirigió una serie sinfónica con obras de Franck, Lalo, Saint-Saëns, Sullivan, Stanford, Cowen, Brahms, Liszt, Dvorak y Goldmark, entre otros. Con estos antecedentes no puede extrañarnos que en el campo de su propia composición el estilo fuera centroeuropeo.
Empezó escribiendo obras para piano y música de cámara, pero su vocación lo inclinaba hacia el campo sinfónico y hacia la música pura.
La “Sinfonía Nº 1 en re menor” Op.75 empezada en 1888, fue terminada en el mes de julio de 1895 en Castiglione del Fepoli, lugar cercano a Bolonia. Se estrenó en Milán el 28 de noviembre del mismo año, dirigida por su propio autor.
El primer movimiento allegro, está construido en la forma sonata clásica. El primer tema es dramático con un estilo parecido al de Brahms. El segundo tema que contiene el debido contraste está confiado a los violoncelos. Un tema apasionado con recuerdos claramente wagnerianos. Con estos elementos construye un desarrollo que posee momentos de tensión e intenso dramatismo. La recapitulación nos conduce hasta una tranquila coda.
El segundo movimiento andante, tiene un carácter más personal. Empieza con un solo para violoncelo que nos presenta el primer tema de un modo ampliamente lírico. Luego pasa a los violines. Un segundo tema más tenso aparece más tarde. Después de un corto desarrollo, los dos temas se presentan juntos, en forma contrapuntística. El tema principal en los violines y el segundo en la madera. Los violines acaban el movimiento en una suave coda.
El tercer movimiento allegretto, corresponde al scherzo. Empieza con un dúo entre el oboe y el clarinete acompañado por el pizzicato de las cuerdas. Un tema ligero y poco característico que recuerda a Brahms. No existe un trío definido, estando formado por variaciones del mismo tema.
Termina con un mosso, allegro risoluto. El movimiento comienza con una introducción lenta, con un acorde dramático. Sobre ondulaciones de los violoncelos escuchamos a un clarinete y luego un motivo de tres notas ascendentes que se va repitiendo. Los violoncelos y contrabajos empiezan una sección que nos lleva a un allegro, mediante un impresionante crescendo, en el que se escucha el motivo de tres notas que culmina con una marcha triunfal, en un modo similar a los empleados más tarde por Richard Strauss, pero con motivos wagnerianos. El clima de optimismo continúa en una especie de desarrollo, con secciones contrastantes, hasta llegar en su parte final a momentos de tensión, recordando el movimiento inicial. La corta coda final es de claro optimismo.
La “Sinfonía Nº 2 en fa mayor” Op.81 fue terminada en el mes de julio de 1904. Se estrenó en Milán el 11 de diciembre del mismo año.
El primer movimiento allegro moderato, empieza con un tema presentado por el fagot, que alcanza su máxima expresión antes de la aparición del segundo tema de tipo pastoral, introducido por los clarinetes. Continúa con un desarrollo con ritmos complejos y temas cambiantes. La recapitulación variada de los dos temas nos conduce a una coda triunfal.
El segundo movimiento scherzo, se abre con un solo de trompa que parece lírico, pero pronto se convierte en un agitado motivo, que lanza a la orquesta a un scherzo con cierto parecido a los de Tchaikovsky. El trío comprende un dúo juguetón de clarinetes, hasta que nuevamente la trompa nos lleva a la repetición de la primera parte.
El tercer movimiento, adagio, ma non troppo se abre por medio de las cuerdas graves con un tema solemne. Los violines imponen el tema principal, un tema amplio y lírico. Un solo de clarinete introduce un clima contemplativo. Con estos elementos se construye un desarrollo de tipo avanzado, que conduce al movimiento hacia su clímax en la parte central. Luego se produce un retorno al clima apasionado de la primera parte con cierto sabor a Brahms. Termina con una dulce coda.
El último movimiento es un allegro. Un primer tema rítmico con modulaciones cortadas que parece estar escrito como homenaje a Standford. Los dos compositores se conocieron en los años 1870, durante sus giras europeas. Martucci siempre defendió en su faceta de director de orquesta, la música orquestal de Standford. Un segundo tema aparece, pero siempre es arrastrado por el ritmo impuesto inicialmente. Una coda enérgica y triunfal finaliza la obra.
En 1902 Martucci es nombrado director del Conservatorio de Nápoles, donde muere el 1 de junio de 1909. El día 2 de julio Arturo Toscanini dirige en el Teatro San Carlo de Nápoles, un concierto con obras de Martucci, en homenaje al compositor.
Toscanini conservó siempre estas obras en su repertorio. Tanto, que recordamos una curiosa anécdota, ocurrida en el año 1932. Para celebrar el 23º aniversario de la muerte de Martucci, Toscanini proyecta dos conciertos con obras del citado compositor. En el primero de ellos celebrado en Bolonia asisten importantes cargos políticos. Toscanini no acepta la interpretación del himno fascista italiano, lo que ocasiona un tumulto durante el cual es golpeado el propio Toscanini. Esto terminó de convencerlo para abandonar Italia.