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Luis Humberto Salgado (1903-1977) nació en Cayambe población situada en la provincia de Pichincha, la misma que alberga la capital Quito, el 10 de diciembre de 1903. Su padre que era compositor fue su primer maestro. A los siete años su familia se trasladó a Quito y a los 18 ingresa en el Conservatorio Nacional de Música, graduándose en piano a sus 24 años. Luego en 1934 se convertiría en profesor de solfeo y armonía del mismo Conservatorio, llegando finalmente a ser su director.
De tocar el piano en las funciones de cine mudo pasó a acompañar a los diferentes concertistas, cuyas compañías de ópera arribaban a la capital. Salgado supo fusionar la música vernácula y la académica, lo que lo llevó a publicar textos en distintos medios ecuatorianos sobre el vanguardismo, el jazz o la música pop.
Su profundo conocimiento musical le permitía escribir con maestría sobre diversos temas. En su obra hay un constante dialogo entre lo popular y lo clásico, extrayendo motivos de la música tradicional ecuatoriana para sus óperas, además de componer varios sanjuanitos y pasacalles. Esta constante búsqueda por explorar ritmos autóctonos lo llevaba a viajar a pueblos rurales para adentrarse en la música andina.
La “Sinfonía Nº 1 en sol menor” (Andina) fue compuesta entre 1945 y 1949 estrenándose el 15 de diciembre de 2017 en el Teatro Centro Cívico Eloy Alfaro de Guayaquil, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Guayaquil dirigida por el maestro argentino-italiano Dante Santiago Anzolini.
La obra está inspirada en los motivos, ritmos y armonías de la música tradicional andina del Ecuador. Salgado usa un sanjuanito, un pasillo, un albazo, diversas danzas ecuatorianas, las transforma y recrea, las hace floridas, con la inteligencia y la sensibilidad de un genio.
El primer movimiento, Sanjuanito, usa el ritmo de la conocida danza ecuatoriana. Es un género musical autóctono del Ecuador, que se baila y escucha en toda la zona andina Ecuatoriana y en la costa norte de Perú y hasta en Chile. Es un género originario de la provincia de Imbabura y comenzó a tener popularidad a inicios del siglo XX. Tiene origen precolombino. A diferencia del pasillo, es un género alegre y bailable que se ejecuta en las festividades de las culturas mestiza e indígena de esta zona andina.
El movimiento empieza con el sonido de las campanas, como una llamada a la fiesta de San Juan. El ritmo del sanjuanito se mezcla con los repiques de las campanas. Luego aparece el tema principal al ritmo de la citada danza. Un segundo tema complementa una forma sonata que se desarrolla terminando con el ritmo pegadizo del sanjuanito.
El segundo movimiento, Yaraví, corresponde al movimiento lento de la sinfonía. El Yaraví es un género musical mestizo que fusiona elementos formales del harawi incaico y la poesía trovadoresca española, evolucionada desde la época medieval y renacentista. Especie de cantar dulce y melancólico que entonan los amerindios de los países andinos.
Después de una breve introducción el primer violín presenta el tema principal con cierto carácter melancólico. El desarrollo e instrumentación son coloridos y muy originales. El sonido posee las típicas reminiscencias de la música andina. Después del tutti orquestal interpretando el tema un solo del violín cierra el movimiento.
El tercer movimiento, Danza andina, Danzante, es como un scherzo utilizando el tema rítmico de un danzante andino como motivo principal, sobre el cual realiza unas variaciones utilizando su peculiar instrumentación y un estilo modernista..
El cuarto movimiento, Mastoso, allegro con brio, Albazo, ha sido reconstruido a partir de un final simplificado escrito por el autor en 1972 en su Sinfonía de ritmos vernaculares. Utiliza el ritmo alegre del albazo que desarrolla con variada y original instrumentación para darnos una visión moderna de la tradicional danza
El albazo es un género musical de la sierra ecuatoriana. Es de origen criollo y mestizo. Tiene un ritmo alegre y usualmente es interpretada con guitarra y requinto. Es también común que sea generalmente asociado con la banda de músicos, llamadas bandas de pueblo, que recorren las calles durante las grandes festividades en el alba, lo que le da su nombre.
Una sinfonía de carácter nacionalista por sus raíces temáticas pero tratadas en un estilo sinfónico que le otorga una gran personalidad
La “Sinfonía Nº 2 en re menor” (Sintética I) fue compuesta en 1953 estrenándose en el Salón de las Américas de la Unión Panamericana en Washington sin que tengamos datos sobre sus intérpretes.
Después del estreno en 1954 la obra fue olvidada. Hoy gracias al trabajo profesional de músicos integrantes de la orquesta, las partituras de esta sinfonía de Salgado, han sido transcritas en todos sus tramos, incluso en aquellos donde el paso del tiempo ha desfigurado las líneas originales. Finalmente el director de orquesta Dante Anzolini lo ha unido todo magistralmente.
La versión moderna fue estrenada por la Orquesta Sinfónica de Guayaquil bajo la dirección del Maestro Dante Santiago Anzolini, el viernes 8 de septiembre de 2017 en el Teatro Centro Cívico de la ciudad de Guayaquil.
Según escribe la doctora Ketty Wong, investigadora de la música del Ecuador, el título de la sinfonía, “Sintética”, hace alusión a la técnica de composición que el autor utiliza cuando combina una variedad de estilos composicionales. Salgado denomina a esta técnica “politécnica”, una “doctrina liberal… abierta a todas las novedades ideológicas de la época”. Entre ellas, podemos observar la forma en un solo movimiento, la cadencia de un instrumento solista característica del primer movimiento de un concierto, el carácter expresionista en la armonía, rasgos neo folcloristas en el tratamiento del material temático, y algunos elementos del sistema dodecafónico, como la creación de melodías formadas por una sucesión de doce tonos
Wong agrega que “La obra tiene un solo movimiento que “sintetiza” los cuatro movimientos del ciclo sinfónico, y además recrea la estructura de la forma sonata.
Una sinfonía compacta que a pesar de usar un estilo moderno conserva la tonalidad, presentando temas reconocibles de origen folclórico ecuatoriano como se puede comprobar con el que inicia la sinfonía. Solos de violín dan a determinadas partes el aspecto de concierto. Una síntesis de elementos tradicionales tratados con un espíritu actualizador.
La “Sinfonía Nº 3 en re mayor” (ADHGE en estilo rococó) fue compuesta en 1955 siendo estrenada el 23 de junio de 2017 en la Catedral Metropolitana San Pedro Apóstol de Guayaquil, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Guayaquil. dirigida por Dante Santiago Anzolini.
El inusual título de la sinfonía revela el estilo en que está escrita la sinfonía. Las letras ADHGE, se refieren en su notación alemana a las notas la, re, si, sol, mi, que emplea en forma de una serie pentatónica en cada uno de sus movimientos y en el estilo rococó propio del Siglo XVIII como por ejemplo empleaba Mozart,
El primer movimiento, Preludio, allegro con anima, nos presenta un claro tema melódico de animado ritmo, que se desarrolla en una serie de variaciones. El empleo de la percusión aguda en algunas de ellas le proporciona un especial clima.
El segundo movimiento, Grave, alla zarabanda, corresponde al elemento lento de la sinfonía. Emplea un tema en forma de zarabanda de aspecto grave al principio, que se va volviendo más luminoso en las siguientes variaciones, para volver a la gravedad inicial a partir de su parte central.
El tercer movimiento, Allegretto grazioso, alla bourrée, corresponde al scherzo empleando el ritmo vivo y despreocupado de la bourrée. En su sección central se encuentra el clásico trío diferenciado para terminar volviendo a la alegría inicial.
El cuarto movimiento, Allegro giocoso, fuga alla giga, empieza en estilo barroca presentando el tema de la giga que se desarrolla de modo contrapuntístico en forma de una fuga. Es interesante observar durante su desarrollo algunas concesiones a la música moderna mediante disonancias. En la sección central un solo de la percusión da paso a las trompetas para tomar de nuevo el tema. continuado por la cuerda con algunas disonancias. Un solo del violoncelo y contrabajo nos conduce a la parte final de la sinfonía.
Según el director Michael Meissner en su trabajo publicado en junio de 2019, la orquestación, sin embargo, considera una orquesta grande, inexistente en aquellos tiempos, incluyendo la sección de metales completos, varias percusiones, clavecín, arpa, celesta, campanas y glockenspiel, lo que causa la sensación de un estilo exportado a otros tiempos, tal como lo hicieron otros admiradores del pasado como Stravinski, Respighi y Hindemith, entre muchos otros.
Ya que los cuatro movimientos se orientan en modelos dancísticos del rococó y del barroco, su percepción es relativamente fácil, el mayor deleite para el oyente es distinguir entre los momentos tradicionales y sus “exageraciones” modernas, por la extravagante instrumentación. En esta sinfonía, Salgado prescinde de fusionar elementos andinos con el modernismo, más bien presenta un ejercicio estilístico y de instrumentación, una casi irónica muestra de su dominio perfecto de cualquier reto composicional.
La “Sinfonía Nº 4 en re mayor” (Ecuatoriana) fue compuesta en 1957 sin saber la fecha de su estreno. El compositor regresa a la fusión de la música tradicional del Ecuador con las modernas técnicas del Siglo XX.
El primer movimiento, andantino maestoso, allegro con vita, empieza con una introducción lenta que prepara la entrada de los violoncelos con el ritmo típico del sanjuanito, sobre el cual se ha comentado en su primera sinfonía. Este ambiente festivo es interrumpido frecuentemente por elementos pensativos. El contraste entre el piccolo y el contrafagot produce interesantes momentos. La parte central incluye momentos estáticos sin ningún elemento melódico. Finalmente la recapitulación empieza con el motivo rítmico con inclusión de los elementos lentos antes de llegar a la animada coda final.
El segundo movimiento, andante cantabile, empieza mediante una nostálgica canción de cuna entonada por el clarinete sobre un ostinato de la cuerda. Le sigue un segundo tema, un canto en ritmo irregular característico de las tierras andinas. Los temas se alternan hasta llegar a su clímax. Un solo del arpa da la señal a la recapitulación donde los temas se repiten en orden inverso terminando el movimiento con calma.
El tercer movimiento, Allegro festivo, corresponde al scherzo con su estructura ternaria. Un tema rítmico es presentado por los violines desarrollándose en diversas figuras. La sección del trío está formada por un coral elegíaco de los metales, pronto adornado por figuraciones de la cuerda y la madera. Finalmente se reanuda la sección inicial.
El cuarto movimiento, Final rapsódico, allegro brillante, combina elementos diversos como la melodía nostálgica de las trompetas con los contrapuntos rítmicos de cuerdas, trompas y percusión, hasta que repentinamente un claro ritmo popular intenta interrumpir la fiesta, pero nos conduce a una breve fuga. En la recapitulación se repite el contraste inicial hasta que el característico ritmo folclórico nos arrastra a la brillante coda final.
En esta sinfonía, Salgado regresa a una de sus inspiraciones principales, fusionar la esencia de la música ecuatoriana tradicional con las técnicas composicionales avanzadas del siglo XX. La obra consta de cuatro movimientos contrastantes en el orden acostumbrado.
La “Sinfonía Nº 5” (Neo romántica) fue iniciada el 25 de febrero de 1958 y terminada el 20 de junio del mismo año. La edición de Michael Meissner a partir de la partitura de piano se estrenó en Cuenca el 7 de septiembre de 2018 en el Teatro Carlos Cueva Tamariz interpretada por la Orquesta Sinfónica de Cuenca dirigida por Michael Meissner.
El título fue añadido posteriormente por el propio compositor. La partitura orquestal original consta como perdida. El director Michael Meisser realizó su orquestación tomando como base la versión para piano a dos manos del compositor. Con excepción de tres abreviadas anotaciones en el último movimiento, Ob = Oboe, V = Violoncelos, C.I. = Corno inglés, no hay indicaciones sobre su instrumentación. La inclusión de timbales y percusiones se hizo con cierta austeridad, para evitar ser más salgadiano que el autor mismo.
El primer movimiento, allegro risoluto, se inicia con un tema dodecafónico puro algo que parece oponerse a su título de neorromántica, lo cual produce la desilusión de numerosos aficionados que confiaban en el título. Pero lo que quiere expresar el compositor es una nueva forma de expresionismo romántico.
El segundo movimiento, moderato assai, también está escrito en un estilo modernista con algunos puntos de conexión con la música de Shostakovich.
El tercer movimiento, andantino mosso, es un scherzo compuesto en la forma tripartita clásica. Nos presenta un lúdico cuarteto de maderas en forma de fugato. El cuarteto de madera es protagonista del breve trío antes de regresar al tema rítmico inicial.
El cuarto movimiento, Final, allegro dramático, empieza con un tema rítmico bastante disonante, que pronto se descompone y sus células melódicas y rítmicas toman vida propia en forma de diversos solos de la madera. El tema inicial una vez recompuesto cierra la obra.
En el ámbito lírico Salgado se inició con la composición de la opereta "Ensueños de Amor" en 1932, una creación de estilo tonal claramente influenciada por las operetas francesas y vienesas. Sus cuatro óperas corresponden a un período posterior que empieza en 1949 con "Cumandá", basada en la novela de Juan León Mera.
Su acercamiento al dodecafonismo, consolidado en su conocido "Sanjuanito futurista" de 1944, tiene repercusiones en toda su creación posterior en la que se configura un estilo ecléctico politonal y polimodal que se expone y desarrolla en todas sus obras, especialmente en aquellas de gran formato.
La ópera "Eunice" fue compuesta entre 1956 y 1962. La partitura piano, voz fue iniciada el 24 de noviembre de 1956 y la partitura orquestal culminada el 6 de septiembre de 1962. Es la segunda de sus cuatro óperas y la primera obra de un grupo de tres óperas que Luis Humberto Salgado concibió como un conjunto, al que el investigador Javier Andrade Córdova ha denominado Trilogía épica cristiana.
La acción de la ópera tiene lugar en el año 64 de nuestra era, durante el período del emperador Nerón y sigue la historia de una esclava liberta que se rebela contra el autoritarismo del emperador, lo que desata una serie de acontecimientos trágicos. El libreto es del propio compositor y utiliza como fuentes al Quo Vadis de Henryk Sienkiewicz, así como a los escritos de Tácito y Suetonio.
Las otras dos óperas que completan la trilogía "El Centurión" y "El Tribuno", no han sido todavía estrenadas. De "El Centurión", cuyas acciones suceden dos años después de ‘Eunice", se presentaron dos escenas.
La “Sinfonía Nº 6 para cuerdas y timbales” fue compuesta en 1968 sin conocer la fecha de su estreno. Esta obra fue interpretada en el Tercer Festival de la Cultura Iberoamericana en Moscú en el año 2003, interpretada por la Orquesta de Cámara Amadeus de la Unión de Compositores de Moscú dirigida por Freddy Cadena. La sinfonía tiene cuatro movimientos:
El primer movimiento, maestoso, allegro festivo, empieza con un tema lento y grave, pero pronto aparece un tema de carácter rítmico agitado que contrasta con el segundo lento y bastante disonante que ocupa la parte central del movimiento. La recapitulación presenta nuevamente los temas de forma reducida.
El segundo movimiento, adagio espressivo, emplea un tema de carácter atonal que desarrolla de un modo bastante expresivo, con momentos llenos de tensión.
El tercer movimiento, allegretto poco mosso, correspondiente al scherzo presenta un tema rítmico que contrasta con la parte central o trío iniciado por un solo del violoncelo. La sección rítmica resumida cierra el movimiento.
El cuarto movimiento, Finale, está formada por un allegro de ritmo agitado que alterna con un segundo tema más relajado, pero ambos escritos en el lenguaje moderno muy disonante, que caracteriza el estilo final del compositor.
La “Sinfonía Nº 7” fue compuesta en 1970 siendo estrenada en 1998 por la Orquesta Sinfónica Nacional de Ecuador.
El primer movimiento, adagio sostenuto, allegro con anima, desde un principio nos muestras sus rasgos atonales. Empieza mediante una introducción lenta con muchas disonancias. Sigue con un allegro mediante un tema rítmico y un segundo lento, ambos con el empleo de las doce notas de la escala, con los cuales construye una forma sonata de carácter atonal. Una frenética coda cierra el movimiento.
El segundo movimiento, adagio sostenuto, corresponde al movimiento lento de la sinfonía escrito en un lenguaje modernista lleno de disonancias. Realiza un tratamiento orquestal en forma de música de cámara con solos instrumentales de la madera. Un tema de carácter dramático se presenta desdibujado.
El tercer movimiento, allegretto non troppo, es un scherzo escrito en forma tripartita. Dos secciones rítmicas bastante disonantes insinuando ritmos folclóricos escuadran una sección central atonal más tranquila.
El cuarto movimiento, Final, allegro maestoso, iniciado por una fanfarria de los metales nos presenta un tema de carácter rítmico con estilizadas reminiscencias de ritmos populares, con una parte central más moderada, con solos de la madera siguiendo el estilo modernista de sus últimas sinfonías.
Una obra en la que realiza una fusión de los ritmos tradicionales con las técnicas derivadas del dodecafonismo, llegando a escribir una interesante partitura.
La “Sinfonía Nº 8” (en Conmemoración al Sesquicentenario de la Batalla de Pichincha) fue compuesta en 1972, siendo estrenada el 24 de mayo de 2018 en el Teatro Centro Cívico Eloy Alfaro de Guayaquil, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Guayaquil dirigida por Dante Santiago Anzolini. No poseemos todavía ninguna grabación de la misma para poder comentarla, solamente los títulos de sus movimientos..
La batalla de Pichincha ocurrió el 24 de mayo de 1822 en las faldas del volcán Pichincha, a más de 3000 metros sobre el nivel del mar, cerca de la ciudad de Quito. Durante la guerra para la independencia se enfrentó el ejército mandado por el mariscal venezolano Antonio José de Sucre con el ejército realista español dirigido por el comandante Melchor Aymerich.
La derrota de las fuerzas españolas condujo a la liberación de Quito y aseguró la independencia de las provincias que pertenecían a la Real Audiencia de Quito, también conocida como la Presidencia de Quito, la jurisdicción administrativa colonial española de la que finalmente emergió la que hoy conocemos como República del Ecuador.
El primer movimiento, quasi adagio, allegro con brio. El segundo movimiento, grave, caleidoscopio temático. El tercer movimiento, maestoso, allegretto con ánima. El cuarto movimiento, Final, allegro con vita.
Ha sido grabada en 2019 por Michael Meissner del cual extraemos las siguientes notas. Con la octava sinfonía, Salgado conmemoró el sesquicentenario de la Batalla de Pichincha. Salgado mismo estrenó el primer movimiento de su octava sinfonía en mayo 1972, con la orquesta del Conservatorio, una de las pocas veces que pudo escuchar por lo menos una parte de una de sus obras orquestales.
En el homenaje a la Batalla de Pichincha, Salgado no despliega un regreso a la música popular o incluso militar, sino continua con su estilo personal maduro de fusionar algunos elementos de origen popular con un lenguaje abstracto, casi atonal y técnicas modernistas, incluyendo el dodecafonismo de Schönberg.
La “Sinfonía Nº 9” (Sintética 2) fue compuesta en 1977. Se estrenó en la Catedral Vieja de Cuenca el 15 de marzo de 2019, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Cuenca dirigida por Michael Meissner.
Como en su primera Sinfonía Sintética está escrita en un solo movimiento, que engloba los cuatro movimientos de la sinfonía clásica. La música es de un carácter bastante atonal empleando estructuras dodecafónicas pero de un modo bastante libre.
A pesar de nunca haber salido del país, su música pudo llegar a Estados Unidos y Europa. Hasta su muerte, en 1977, Luis Humberto solo había escuchado el 10% del total de sus composiciones, que suman más de 200. Pero además de su música también dejó un legado como maestro de otros importantes músicos ecuatorianos como Gerardo Guevara o Claudio Aizaga.
Gracias a los esfuerzos de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil bajo la dirección de Dante Anzollini y de la Orquesta Sinfónica de Cuenca bajo la dirección de Michael Meissner hasta 2019, se han estrenado e interpretado sus 9 sinfonías.
Además compuso ocho conciertos, entre ellos el "Concierto para violoncelo y orquesta", "Concierto para piano Nº 1" (Consagración de las Vírgenes del Sol). "Concierto Fantasía para piano Nº 2" y "Concierto para piano Nº 3".
En 1944 compuso el "Sanjuanito Futurista" para piano, utilizando el ritmo de la danza tradicional ecuatoriana dentro del estilo de escritura dodecafónica. Su suite sinfónica "Atahualpa" (1933), su "Suite coreográfica" (1946), los ballets "El amaño" (1947) y "El Dios Tumbal" (1952) y otras obras muestran también un fuerte sentimiento nacionalista.
Escribió un Texto de Armonía en dos volúmenes, mantuvo una columna especializada en El Comercio de Quito y colaboró con varias publicaciones nacionales e internacionales.