Miguel Kertsman (1965-) nació en Recife en 1965, en el seno de una familia de tradición centroeuropea. Estudió en el Conservatorio de Música del Estado de Pernambuco. Se trasladó a Boston en los Estados Unidos, graduándose en el Berklee College of Music en 1986. Posteriormente continuó sus estudios de dirección orquestal en el Boston Conservatory con Attilio Poto y de composición con el discípulo de Bela Bartok, Jeronimas Kacinkas en el Berklee College of Music y en la Julliard School de New York con Stanley Wolfe.
Las obras escritas por Kertsman abarcan los géneros más dispares, desde música sinfónica a música de cámara, música vocal de concierto, ,para el teatro con obras ipara niños, bandas sonoras para el cine, música experimental, electrónica, jazz y rock.
Su estilo es de carácter global y universal, abarcando todas las tendencias, desde la música folclórica, a la tonal clásica, modal, a la experimental, electrónica, atonal, jazz y rock. Considera a la música como un todo, sin poner un género superior a otro.
Según sus propias palabras, la música es una forma suprema de comunicación humana y espiritual uniendo el pueblo con el mundo. Trata de lo que uno siente y de lo que desea o necesita para conectar con los demás, una maravillosa sinergia.
Escribo lo que siento y lo que se me comunica, o lo que deseo comunicar. Esto puede dar lugar hoy, a una pieza totalmente con textura, abstracta, de construida o caótica, o a una sencilla canción dulce, mañana. Para mí la música ha sido siempre universal, ignorando fronteras, nacionalidades, géneros, estilos o etiquetas, ninguna de estas materias. Es cósmica.
Los músicos somos gente afortunada y al mismo tiempo estamos encargados de una difícil tarea, pues emplear el tiempo haciendo música no es una cuestión sencilla. Hacer música, o sea comunicar y intercambiar de manera sinérgica con los compañeros seres humanos, es nuestro modo de celebrar, que lo que hemos dado y con un poco de suerte en el proceso, contribuir modestamente a hacer un mundo mejor y ayudar a los demás con el regalo de la música.
«Amazônia» es un poema sinfónico compuesto en 1987, poco tiempo después de su graduación. Está inspirado en un vuelo del compositor sobre la selva amazónica. Reproducimos parte de los comentarios del compositor escritos en 1987 sobre su obra. No es mi intención otorgar un programa fijo a mi obra. Sin embargo me gustaría puntualizar unos pocos factores sobre la música y lo que representa. Mas que realizar una mera pintura musical de los elemento físicos y localizaciones geográficas, la música evoca sentimientos e impresiones que uno ha experimentado en el Amazonas.
La trascendencia de encontrarse inmerso en el envolvente horizonte. La música de las «abrumadoras inmensas áreas», el misterioso sonido de los valles, el frenético ritmo de sus moradores, tormentas, el éxtasis y la paz interior que uno siente al presenciar el espectáculo de la naturaleza, el canto de los pájaros y el sonido del gran rio. Todo contribuye a que las impresiones fluyan a través de la obra. El oyente puede componer su propia secuencia de sentimientos e imágenes.
El Amazonas es un verdadero regalo para la humanidad. Luego una vez más, no solo un niño sino hasta el hombre más brillante, sabe cómo hacer un buen uso de un regalo.
La “Sinfonía Concertante Brasileña para flauta y orquesta» fue compuesta en 1989, siendo una de las primeras obras del compositor mientras vivía en New York y estaba componiendo piezas de jazz progresivo para su conjunto Amazonica Universal Orchestra. Desafortunadamente no tenemos información sobre su estreno. Como su título indica, la obra emplea una flauta como solista. Fue interpretada por la Linz Bruckner Orchestra dirigida por Denis Russell Davies, con Wolfgang Schulz como flauta solista.
Está escrita para orquesta completa, con maderas duplicadas, piano y percusión aumentada con instrumentos típicos brasileños.
El primer movimiento, Adagio, Andante, Allegro (attacca), está estructurado en forma rapsódica. Comienza con una extensa introducción, abierta por un solo lírico de flauta, con algunos efectos virtuosos. Una repentina entrada orquestal nos lleva a un brillante clímax de gran fuerza. La parte principal comienza con la flauta interpretando un nuevo solo, lo que lleva a un tenso diálogo con la orquesta. Las cuerdas presentan un tema vivaz, realzado por los metales. Pronto es tomado por las cuerdas de una manera lírica.
Una interjección orquestal masiva nos lleva a un nuevo clímax. La música alterna entre solos de flauta e intervenciones orquestales, desarrollando los materiales anteriores. Después de un extenso clímax, la flauta interpreta un nuevo solo basado en el tema principal. Un pasaje disonante conduce a un nuevo solo, seguido de otro pasaje tenso. Las frases líricas de la flauta son contrastadas por tuttis orquestales masivos. Una nota pedal de la flauta nos lleva sin pausa a la siguiente parte.
El segundo movimiento, Choro, Largo, se basa en un tema principal de carácter introspectivo. El subtítulo se refiere al choro, un tipo de música tradicional brasileña. Fue escrito durante una cálida noche de verano en New York, inspirado por una canción que había escuchado cantar a su padre en su infancia. Durante aquella noche de 1989, mientras estaba escribiendo la pieza sus amigos estaban interrumpiendo el proceso creativo, pero esto no impidió terminar el movimiento aquella velada.
Comienza con un tema noble y solemne en las cuerdas, adornado por el solista. Se vuelve más expresivo a medida que avanza, con algunos efectos virtuosos ocasionales de la flauta. Las cuerdas toman el tema en un extenso pasaje. La flauta recapitula el tema de una manera variada. Después de un pasaje lírico, el movimiento concluye con una calmada coda.
El tercer movimiento, Rondo. The Dumb Donkey Called Jackass, O Jegue Burro Chamado Jumento, es un rondó poco ortodoxo. Fue terminado años más tarde durante una estancia de verano en los Alpes Austríacos. Es un movimiento de naturaleza cómica. Imagínese un burro, cargado con ollas y sartenes, negándose a caminar, el tonto burro llamado jumento. Allí se encuentran, amo y burro en un punto muerto en los Sertöes brasileños, una región árida de naturaleza desértica.
El compositor combina la música brasileña con el sonido de una Big Band de jazz. Utiliza temas del primer movimiento dando a la sinfonía un carácter cíclico. Se abre de modo vivo con toda la percusión. El piccolo presenta un tema principal lúdico, ricamente apoyado por la orquesta. Las maderas lo toman y exponen de nuevo. Este tema se desarrolla constantemente y con variaciones, los metales lo interpretan de una manera particularmente característica. Luego regresa la madera. Hacia el final, los intérpretes cantan la música y se escucha un claro grito de hey!.
De repente, un solo lírico de la flauta ofrece un profundo contraste. El tema regresa con toda su fuerza en los metales. Después de nuevas alternancias entre la flauta y la bulliciosa orquesta, toda la obra concluye con el solista repitiendo la cadencia inicial. Análisis musical escrito en colaboración con Sergio Cánovas.
La “Sinfonía de cámara Nº 1″ (Acorda!) se terminó en 1995, dividiéndose en cuatro grandes secciones, que se conectan perfectamente entre sí. El subtítulo en portugués significa despiértate y en este caso la música llama a la audiencia a despertarse al mundo. La obra está orquestada para maderas bajas, cuerdas sin violines, órgano, múltiples percusionistas y dos voces femeninas, soprano y contralto. Desafortunadamente, no tenemos mucha información sobre su estreno. Fue interpretada por la Linz Bruckner Orchestra dirigida por Dennis Russell Davies, con Katarzyna Dondalska soprano y Christa Ratzenbock contralto.
Se divide en las siguientes cuatro partes, Awakening – The Journey – Sun and Ocean – Meditation, Ascension, interpretadas sin interrupción.
La primera sección, Awakening, despertar, comienza con los sonidos del temple block, imitando un reloj, contrastados por frases lánguidas de otros instrumentos. El triángulo imita el sonido de una alarma, después de lo cual los instrumentos parecen despertarse. Sigue un pasaje contrapuntístico densamente polirrítmico.
Una transición de la percusión nos lleva a la siguiente parte, The Journey, las actividades diarias. De repente encontramos a los músicos hablando en portugués brasileño, mezclando voz natural con instrumentos como si fuera una conversación. Sigue un breve pero expresivo pasaje contrapuntístico para los violonchelos sobre un tema meditativo. Los cantantes comienzan a vocalizar, lo que significa cantar sin palabras.
En la tercera sección Sun and Ocean, sol y océano, la música se vuelve ampliamente lírica, representando un hermoso paisaje marino brasileño, junto con sus muchos vendedores de playa folclóricos, sonidos del océano, multitud de voces y las estrellas por la noche. Los cantantes reaparecen vocalizando de nuevo. Los instrumentos se unen en un pasaje expresivo que se asemeja a las bachianas de Villa-lobos. La música crece lentamente, volviéndose cada vez más extática antes de calmarse.
La última sección, Silent Meditation, Ascension, meditación silenciosa, ascensión, empieza con las voces de las dos solistas creando un flujo multirítmico, que transcendiendo el mundano ambiente de la playa, transporta al oyente a un lugar espiritual de exploración interna y contemplación. El temple block, con su ritmo regular similar a un reloj reaparece. El triángulo nos recuerda de nuevo la alarma, seguido de la palabra gritada Acora!, que significa Despierta, el despertar a nuestro universo. Análisis musical escrito en colaboración con Sergio Cánovas.
El «Concierto Brasileiro para flauta, cuerdas y percusión» fue compuesto en 2005 mostrando claramente el estilo del compositor, en el que combina técnicas contemporáneas avanzadas con motivos clásicos y brasileños.
«Journey for Bassoon and Orchestra» compuesto en 2012 es un concierto para fagot. Combina impresiones de tres ciudades, Tallinn, New York y Recife. En el movimiento central emplea técnicas de jazz progresivo.
El «Concierto para violín, trompa, shofar y orquesta» compuesto en 2013 emplea el shofar un instrumento tradicional judío, que según el compositor da un aire de transcendencia.
La “Sinfonía de cámara Nº 2″ (New York of 50 Doors) fue encargada en 2014 por Gergely Sugar para la Orquesta Sinfónica de Cámara de Viena, siendo estrenada en 2015 por dicha orquesta y director. Como indica el subtítulo, la obra presenta un retrato vívido y colorido de New York, la ciudad que nunca duerme. Ha sido interpretada por la London Philharmonic Orchestra dirigida por Dennis Russell Davies.
Debido a que la comisión quería una pieza de jazz, Kertsman reutilizó dos temas principales y las modulaciones episódicas, que representan diferentes sonidos y culturas presentes en Nueva York, de un trabajo anterior titulado «Nueva York de 50 puertas». Y debido a que la orquesta interpretaría la Sinfonía de Cámara de John Adams en el mismo concierto, le pidieron que usara la misma orquestación. Consiste en flauta, doblando piccolo, oboe, clarinete doblando clarinete bajo, fagot, doblando contrafagot, trompa, trompeta, trombón, sintetizador, percusión expandida y cuerda.
La obra comienza con una introducción caótica de varios instrumentos, cuerdas, percusión y madera. El sintetizador, que presenta el sonido del sintetizador principal, un órgano Hammond B3 y un Clavinet, toma la delantera en la introducción del motivo principal, una frase cromática descendente de cuatro notas seguida de una ráfaga de semicorcheas, que conduce más adelante a un impresionante virtuosismo de trompeta y trompa.
Alguna forma u otra de esta idea impregna gran parte del discurso musical, al igual que un sentimiento de jazz, especialmente en los sofisticados ritmos de la sección de percusión. Los intervalos melódicos son rutinariamente estrechos; Kertsman evita los saltos expresivos, sugiriendo una ciudad con una diversidad cultural increíblemente rica, que es ocupada y compleja y activa. También es notable la inusual interacción de colores instrumentales, comenzando al principio con piccolo y contrafagot. Kertsman hace que cada sección tonal se destaque en la textura.