Leopoldo Miguez (1850-1902) nació en Niterói, en el estado de Rio de Janeiro, el 9 de septiembre de 1850, de padre español y madre brasileña. Su familia se trasladó a España cuando el niño tenía dos años. Vivieron en Vigo hasta 1857, cuando se asentaron en la ciudad portuguesa de Oporto.
Miguez estudió violín con Nicolau Medina Ribas y armonía y composición con Giovanni Franchini. En 1871 la familia regresó a Brasil. Sus progenitores aconsejaron a Leopoldo seguir una carrera en los negocios, la cual le ofrecería mayor seguridad financiera que la música y a su llegada al Brasil aceptó una plaza de contable en la Casa Dantas de Río de Janeiro. En 1877 se casa con la hija de su jefe Aline Dantas que era una perfecta pianista.
En 1878 fundó junto con el pianista Arthur Napoleão la firma Arthur Napoleão & Miguez, dedicada a la música y la venta de instrumentos. Tras 10 años de dedicarse al comercio y por el apoyo moral de su esposa Alice Dantas, confiada en su talento artístico, acabó por convencerlo de que debía seguir la carrera musical.
La «Sinfonia em si bemol mayor» Op.6 fue compuesta en 1882 siendo su primera obra sinfónica. Está orquestada para mezzo-soprano; coro mixto, fanfarria y orquesta con piccolo, dos flautas, dos clarinetes, dos oboes, dos fagots, dos trompas, dos trompetas, cuatro clarines, dos trombones, bajo trombón, tuba, timbales, percusión con dos instrumentistas, bombo, platillos, órgano, arpa y cuerdas.
El primer movimiento, grave, allegro,
El segundo movimiento, larghetto,
El tercer movimiento, scherzo
Para perfeccionarse viajó a Europa en 1882, llevando una carta de presentación para el director del Conservatorio de París, escrita por Don Pedro II. El punto de llegada de Miguez a Europa fue Oporto en Portugal, donde se detuvo para ver a sus amigos de infancia y dirigir un concierto. Tras una parada en París se dirigió a Bruselas, donde estableció su residencia. Estando en el viejo mundo Miguez cayó bajo la influencia de la música de Franz Liszt, Héctor Berlioz y sobre todo, de Richard Wagner. Fue recomendado a Ambroise Thomas, director del Conservatorio de París.
Regresó en 1884 a Brasil, habiendo recibido la influencia de la música de Richard Wagner, Franz Liszt y Hector Berlioz. Miguez volvió definitivamente a Brasil, ardiendo en deseos de propagar los ideales de Wagner. Poco después de su llegada Miguez conquistó la adhesión de Alberto Nepomuceno y de los escritores Luis de Castro y Coelho Netto para fundar un Centro Artístico dedicado a propagar la música y los postulados de Wagner en Brasil.
La «Sonata para violín y piano en la mayor» Op.14 compuesta en 1885 es una obra clásica de inspiración en Brahms. Su primer poema sinfónico «Parisina» fue compuesto en 1888 inspirado en la obra de Lord Byron, «Ave libertas!» Op.18 es un poema sinfónico compuesto en 1890 para la celebración del aniversario de la República del Brasil.
A Miguez se le recuerda mucho en su país sobre todo por su «Himno da Proclamação da Republica» de 1890, canto patriótico que fue premiado en un concurso entre 29 pretendientes. El Himno de Miguez era la más fuerte expresión del nuevo espíritu republicano en Brasil.
En 1886 fue protagonista fundamental e involuntario del episodio que dio inicio a la carrera de Arturo Toscanini, uno de los más célebres directores de orquesta de la historia, quien se había unido como violonchelista a la orquesta de una compañía de ópera en gira por Sudamérica.
Miguez había sido contratado para la representación de Aida en Río de Janeiro, pero renunció debido a diferencias con los músicos, forzando al director de la compañía a buscar inmediatamente a un sustituto. Después del fracaso de dos reemplazos, Carlo Superti y Aristide Venturi, los cantantes propusieron a Toscanini, quien con 19 años era el asistente del Maestro de Coro y conocía de memoria la ópera completa.
A pesar de no tener experiencia de dirección, fue convencido por los músicos de tomar la batuta y dirigir la ejecución de una ópera de dos horas y media de duración. El público fue gratamente sorprendido por la extrema juventud, la seguridad y la maestría del desconocido director, convirtiendo su debut en un éxito absoluto. Durante el resto de la temporada Toscanini condujo dieciocho óperas más, todas con el mismo éxito.
El 12 de enero de 1890, por decreto oficial se clausuró el Imperial Conservatorio de Música, y en su lugar se estableció el nuevo Instituto Nacional de Música. Leopoldo Miguez fue el primer director de la nueva institución, cargo que conservó hasta su muerte.
Sus eficientes prácticas administrativas, el alto nivel musical de enseñanza y su absoluta devoción a la emergente escuela hicieron que ésta ocupara en la vida musical de Brasil una posición prestigiosa que, tras su muerte, no ha podido recuperar. En no pocas veces, instituciones pretéritas se habrían hundido por las malas prácticas administrativas republicanas, pero la capacidad que Miguez había adquirido como contable le permitió prestar atención ordenada y sistematizada sobre los muchos trámites burocráticos para el buen funcionamiento de una institución artística.
En enero de 1890 el Mariscal Deodoro da Fonseca, primer presidente brasileño después de la Proclamación de la República, convocó un concurso público para la elección de un nuevo himno nacional para Brasil. Dicho concurso fue ganado por la propuesta de Leopoldo Miguez y Medeiros e Albuquerque en música y letra respectivamente. Sin embargo, a pesar de haber ganado, el himno terminó transformado en el Himno a la proclamación de la República (Hino à proclamação da República), uno de los mayores símbolos del nacimiento del sistema republicano brasileño.
«Prometheus» Op.21, su tercer poema sinfónico fue compuesto en 1891. Este obra está inspirada en la tragedia griega del Titán que robó el Fuego (la Sabiduría) de los Dioses Olímpicos para dárselo a los mortales, pues según el Mito atávico, los humanos vivían sumisos en la estulticia y la ignominia.
Prometeo es castigado encadenado a un acantilado y escuchando los llantos de los Oceánidas más el batir de alas de los buitres que sobrevuelan, guarda su orgullo soportando los dolores que lo atormentan; sofoca la amargura del presente y predice su gloria futura.
En cuanto a la materia musical, este poema sinfónico evidencia los ideales wagnerianos a los cuales Miguez profesó pujante atracción. En él hay un intenso lirismo con alto sentido dramático, elasticidad armónica vigorosa que mueve y conmueve el sentimentalismo del oyente; la orquestación es brillante y por último, la estructura del poema es la forma sonata, la cual da facilidad de entendimiento del material temático.
La «Suite à l’antique» Op.25 fue compuesta en 1893. En 1895 viajó nuevamente a Europa con el objetivo de analizar el funcionamiento de sus conservatorios. Allí adquirió instrumentos para la Orquesta Sinfónica del Instituto Nacional de Música, dispositivos para el gabinete de acústica y material para la biblioteca.
Su ópera «Pelo amor!» fue estrenada en el Cassino Fluminense en 1897, con libreto de Coelho Neto. «I Salduni» fue estrenada en 1901 en el Teatro Lírico.
Leopoldo Miguez falleció el 6 de septiembre de 1902 siendo sucedido en el cargo de director del instituto por Alberto Nepomuceno, quien previamente era profesor de composición.
Entre su música orquestal se encuentran la «Marcha elegíaca a Camões» (1880) y la «Marcha nupcial» (1876) Además compuso música de cámara, música instrumental: y vocal.
Fue autor del libro Elementos de teoría musical y de varios artículos en la Gazeta Musical de Río de Janeiro, bajo el título Teoria da formação das escalas cromáticas..