MOZART

Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) hijo de Leopold Mozart nació en Salzburg, siendo en aquella época su arzobispo-príncipe Sigismund von Schrattenbach, que gozaba del privilegio de su poder temporal, además de ser la cabeza de los obispados bávaros. Su propio padre ejerció de maestro y muy pronto reveló sus extraordinarias dotes para la música.

Al comprobar que se trataba de un niño prodigio su padre lo llevó a Viena en 1762 en una larga gira, fundamentalmente para ganar dinero. Recibido por la propia emperatriz Maria Teresa en Schönbrunn, junto con su hermana y su padre, provocó gran admiración.

En Salzburg había sido nombrado Michael Haydn director de orquesta. El trabajo para el padre de Mozart era mínimo, por lo cual pudo emprender un largo viaje con sus dos hijos a través de Europa. Una gira que duraría tres años por Alemania, Bélgica, París y Londres. Empezaron con una visita a Munich que continuó con un recorrido por Alemania, pudiendo escuchar a la famosa orquesta de Mannheim.

En octubre de 1763 llegan a Bruselas sin lograr el apoyo económico deseado. De allí fueron a París donde permanecieron hasta mediados de abril de 1764. Esta estancia fue de gran importancia para el joven Mozart, pues contactó con la cultura francesa y descubrió las obras de Johann Schobert que estaba establecido en París.

El 10 de abril la familia Mozart abandona París para dirigirse a Inglaterra, donde permanecerían hasta julio de 1765. En Londres no lograron el éxito esperado, además Leopold enfermó y hubieron de retirarse a Chelsea para que se repusiera.

Antes de empezar la descripción de las sinfonías de Mozart es necesario realizar, como en el caso de las de Haydn, una aclaración sobre su catalogación. Para estudiar las obras de un autor es muy importante conocer el orden en que han sido compuestas y su correcta datación. Con esto se puede evaluar la influencia de los acontecimientos externos sobre el autor y la evolución de su estilo. Mozart no colocaba números de Opus a sus obras y nunca realizó una catalogación.

La primera acción que llegó a buen término en este campo, fue realizada en 1862, cuando el botánico, mineralogista y educador Ludwig Ritter von Köchel (1800-1877) nacido en Viena, publicó el catálogo de las obras de Mozart. Su concepto de numeración de las obras, en teoría era muy simple. A la primera obra, una sencilla pieza para clave, le puso el número 1 y a la última, el inacabado Requiem le tocó el número 626. La identificación era fácil KV 626, que significa Köchel Verzeichnis Nº 626 o sea Köchel Catálogo Nº 626. Desde la publicación del catálogo se han realizado cinco revisiones, la última en 1964, siendo la sexta edición.

En la primera edición, Köchel incorporó obras dudosas atribuidas a Mozart y otras incompletas. En las posteriores ediciones se corrigió. La eliminación de un número en el catálogo es fácil. El problema es cuando se descubre que una obra está mal datada. Su número no corresponde al orden numérico. Otro de los problemas ocurre al descubrirse nuevas obras. En este caso se colocan en el orden cronológico, entre las que corresponden, añadiendo una letra en orden alfabético. Por ejemplo “Sinfonía en re” KV 66c, significa tercera obra entre las 65 y 67. El problema estaba resuelto. Pero cuando se cambiaba la fecha de datación surgía un nuevo problema. Así la “Sinfonía Nº 11 en re mayor” KV 84 en la sexta edición del Köchel se convierte en la KV 73q. En nuestro caso para no crear confusión usaremos las notaciones originales de la primera edición. La solución es poner los dos números, KV 84 / 73q. Cuando se terminan las letras se recurre a una segunda en mayúscula. Así la “Sinfonía Nº 25 en sol menor” KV183 / 173dB.

Han pasado casi cuarenta años desde la última edición y se han realizado muchos cambios, pero la nueva edición está en estudio, debido a que cada vez es más difícil realizar la nueva ordenación. Por ello se está debatiendo la creación de un nuevo catálogo “Der neue Köchel”, más sencillo, partiendo de sus orígenes.

Continuando con Wolfgang, lo habíamos dejado en Chelsea y allí compuso su primera sinfonía

Comentarios de las sinfonías escritos por nuestro colaborador Sergio Cánovas.

La mayoría de las sinfonías de Mozart son obras de niñez y de juventud, por ello carecen de la importancia que tienen las primeras de Haydn.

La “Sinfonía Nº 1 en mi bemol mayor” KV 16  fue compuesta en septiembre de 1764, cuando el compositor tenía apenas ocho años. La pieza fue escrita en Londres durante el Gran Tour de Europa de la familia Mozart (1763-6), cuando tuvieron que mudarse a Chelsea durante el verano debido a la infección de garganta de Leopold Mozart. El joven prodigio fue ayudado por su hermana María (Nannerl), que se sentaba a su lado y copiaba las partes a medida que escribía. Juntos habían mostrado su virtuosismo en muchas ciudades de Austria, Alemania, Bélgica, Francia e Inglaterra. La Sinfonía fue probablemente estrenada en Londres en un concierto dado por Wolfgang y Nannerl en el Little Theatre de Haymarket el 21 de febrero de 1765.

Si bien esta gira no trajo a la familia riquezas sustanciales, el desarrollo musical de Mozart fue asombroso, en gran parte gracias al estudio y la absorción de la música de diferentes compositores y tradiciones nacionales. De hecho, el desarrollo de Mozart habría sido mucho más atrofiado y limitado si no fuera por esta gira y los viajes posteriores a otros países. La obra muestra la influencia de varios compositores, entre ellos su padre Leopold, Johann Christian Bach, un importante sinfonista temprano que trabajaba en Londres y a quien Mozart había conocido durante su estancia allí, y Carl Friedrich Abel, un compositor alemán cuyas partituras Mozart estudió y copió. Está presentada en una forma de tres movimientos, rápido-lento-rápido, reflejando los orígenes del género en la obertura italiana, y típica de la sinfonía clásica temprana.

El primer movimiento está estructurado en forma sonata. Comienza con un amplio y majestuoso tema principal en mi bemol mayor, al que se hace referencia mucho más tarde en la apertura de la Sinfonía n.º 18 de Mozart y el Concierto para piano n.º 22 (1785). Le sigue una serie de acordes sostenidos en piano. Un segundo tema rítmico y animado en si bemol mayor es introducido por los violines. Esta exposición se repite como era costumbre de la época. El desarrollo comienza con el tema principal en si bemol mayor, modulando a un dramático do menor, do mayor y si bemol mayor. El material de transición nos lleva a la recapitulación de los temas en la tonalidad principal de Mi bemol mayor, terminando el movimiento con una repetición opcional.

El segundo movimiento está escrito en forma binaria. Se abre con un tema principal austero y solemne en do menor para bajos sobre un acompañamiento de medias notas de oboes y trompas, prontamente repetido. Un motivo de cuatro notas en las trompas (C, D, F, E) también es un elemento clave. A continuación, el material modula a sol mayor, mi bemol mayor, si bemol mayor y fa menor. El resto de las cuerdas interpretan una figura de tresillo a lo largo del movimiento que crea un ritmo cruzado de 2 por 3. La segunda sección es una ligera variación, rompiendo la repetición de tono uniforme de los violines con tríadas descendentes. A continuación, el tema principal se recapitula en la tonalidad inicial de Do menor, terminando el movimiento con una repetición opcional. El motivo de cuatro notas reaparecería más tarde en varias obras; Sinfonías n.º 33 y 41, así como la Missa brevis en fa mayor y la Misa en do mayor "Credo". También se puede encontrar en otros compositores (por ejemplo, en el Gradus ad Parnassum de Johann Joseph Fux y en el movimiento final de la Sinfonía n.º 13 de Haydn).

El tercer movimiento está escrito como una sonatina. Comienza con un tema principal ligero y alegre en mi bemol mayor, que parece recordar la tradición de la ópera bufa, en la que el propio Mozart desempeñaría más tarde un papel fundamental. Le sigue un segundo tema más cromático y descendente en si bemol mayor. Los violines en cascada y las trompas dominan la textura, Mozart también hace un gran juego de contrastes entre pasajes tranquilos y fuertes, y partes tocadas solo por los violines y las de toda la orquesta. No encontramos ninguna sección de desarrollo, sino que se recapitulan los temas. Después de una breve pero florida transición, el tema principal termina la obra de modo alegre.

La “Sinfonía Nº 2 en si bemol mayor” KV 17 es una obra muy cándida de un compositor de ocho años, con mucha influencia de su padre, siendo posible que lo hubiera ayudado. Por ello esta obra se considera apócrifa en el último catálogo Köchel.

La “Sinfonía Nº 3 en mi bemol mayor” KV 18, no es de Mozart. Como era habitual en la época, copió la “Sinfonía Op.7 Nº 6” de Karl Friedrich Abel, que estaba establecido en Londres, al cual nos hemos referido por su relación con uno de los hijos de Bach, Johann Christian. A pesar de copiar una obra de Abel, la gran influencia que recibió Mozart en Londres fue de Johann Christian Bach, como se puede comprobar en las siguientes sinfonías.

La “Sinfonía Nº 4 en re mayor” KV 19 es la última compuesta en Londres. El estilo continúa siendo el galante de Johann Christian Bach, escrita en tres movimientos y con la simple orquestación de dos trompas, dos oboes y cuerda. Fue compuesta en el verano de 1765, cuando el compositor tenía apenas nueve años. La pieza fue escrita en Londres durante el Gran Viaje por Europa de la familia Mozart (1763-6), aunque algunos afirman que fue terminada en La Haya, en los Países Bajos. Al igual que la primera, probablemente se estrenó en un concierto público en el Little Haymarket Theatre de Londres (o más tarde en La Haya), una ocasión perfecta para mostrar el prodigio de Wolfgang. A pesar del número, la cuarta sinfonía es en realidad la segunda de Mozart. Las dos anteriores fueron escritas por Leopold Mozart y Johann Christian Bach.

Si bien esta gira no trajo a la familia riquezas sustanciales, el desarrollo musical de Mozart fue asombroso, en gran parte gracias al estudio y la absorción de la música de diferentes compositores y tradiciones nacionales. De hecho, el desarrollo de Mozart habría sido mucho más atrofiado y limitado si no fuera por esta gira y los viajes posteriores a otros países. La obra muestra la influencia de varios compositores, entre ellos su padre Leopold, Johann Christian Bach, un importante sinfonista temprano que trabajaba en Londres y a quien Mozart había conocido durante su estancia allí, y Carl Friedrich Abel, un compositor alemán cuyas partituras Mozart estudió y copió. Está presentada en una forma de tres movimientos, rápido-lento-rápido, reflejando los orígenes del género en la obertura italiana, y típica de la sinfonía clásica temprana.

El primer movimiento, allegro, está estructurado en forma sonata. Comienza con un solemne y majestuoso tema principal en re mayor, presentado a través de una fanfarria al unísono de toda la orquesta. Le sigue un segundo tema lento rítmico en La mayor, introducido por los violines, subvirtiendo las expectativas al comenzar en Mi mayor. Una transición audaz y sincopada presenta una modulación repentina a La menor. No hay reexposición, un elemento esperado en ese momento. El desarrollo es extremadamente conciso, centrado en el segundo tema y dominado por el trémolo. La recapitulación trae de vuelta el material en la tonalidad de inicio de Re mayor. Una firme serie de acordes cierran el movimiento.

El segundo movimiento, andante, está escrito en forma binaria. Se abre con un tema principal lírico en sol mayor, presentado por violines y apoyado por violas, bajos y una nota de pedal de trompa. Está propulsado por un ritmo de tresillo de semicorcheas, que se repite en su totalidad. La segunda sección es una variación del tema, con una modulación dramática a Mi menor, luego a Re mayor y finalmente a la tonalidad inicial de Sol mayor. Después de que esta parte también se repite, el movimiento termina repentinamente sin una coda real.

El tercer movimiento, presto, está estructurado en forma sonata. Comienza con un tema principal vivo y animado en re mayor, presentado forte por toda la orquesta, sostenido por un ritmo punteado que recuerda a una giga. Aparece entonces un segundo tema en La mayor, más moderado y galante, introducido canónicamente por los violines. Este movimiento en su conjunto se caracteriza por un rápido cambio de dinámica (forte-piano). Después de repetir esta exposición, comienza el desarrollo con modulaciones de los temas a Mi menor y Si menor. A continuación, los materiales se recapitulan en la tonalidad de re mayor. Después de que se repite también la segunda sección, una decidida coda termina la obra.

La familia Mozart cruza el estrecho con destino a Calais para llegar a Holanda, donde sufrieron varias enfermedades tanto el padre como sus dos niños.

La “Sinfonía Nº 5 en si bemol mayor” KV 22 fue compuesta en diciembre de 1765, cuando el compositor tenía apenas nueve años. Fue escrita en La Haya (Países Bajos) durante el Gran Viaje por Europa de la familia Mozart (1763-6). Ese mismo año, Mozart y su hermana María fueron atacados por una enfermedad letal similar a la fiebre tifoidea, que era endémica en la Europa del siglo XVIII. El joven Wolfgang probablemente escribió esta composición mientras se recuperaba. La sinfonía fue estrenada el 22 de enero de 1766, interpretada en un concierto público ofrecido por Wolfgang y Nannerl en la sala Oude Doelen de La Haya. Está presentada en una forma de tres movimientos, rápido-lento-rápido, reflejando los orígenes del género en la obertura italiana, y típica de la sinfonía clásica temprana.

Si bien esta gira no trajo a la familia riquezas sustanciales, el desarrollo musical de Mozart fue asombroso, en gran parte gracias al estudio y la absorción de la música de diferentes compositores y tradiciones nacionales. De hecho, el desarrollo de Mozart habría sido mucho más atrofiado y limitado si no fuera por esta gira y los viajes posteriores a otros países. La obra muestra la influencia de varios compositores, entre ellos su padre Leopold, Johann Christian Bach, un importante sinfonista temprano que trabajaba en Londres y a quien Mozart había conocido durante su estancia allí, y Carl Friedrich Abel, un compositor alemán cuyas partituras Mozart estudió y copió. La escuela de Mannheim también es una influencia particularmente prominente en esta sinfonía.

El primer movimiento, allegro, está estructurado en forma sonata. Comienza con un acorde de tónica seguido de tema principal rítmico en si bemol mayor, que se eleva en un crescendo alla Mannheim roller. Le sigue un segundo tema más melódico en fa mayor, introducido por violines. A diferencia de otras sinfonías de Mozart, no hay una sola repetición de ninguna sección, algo habitual de la época. Una transición nos lleva al desarrollo del material, con una modulación dramática a Fa menor y Do menor. La sección de recapitulación es inusual, no alcanzando la tonalidad inicial de Si bemol mayor hasta que aparece el segundo tema, tal vez una sorpresa de Mozart para el público de la época. Una firme serie de acordes cierra el movimiento. La ausencia de repeticiones y el abundante uso de emociones acercan el movimiento a una obertura de aquella época.

El segundo movimiento, andante, está escrito como un rondó (A-B-A-B-A-B-Coda). Se abre con un expresivo tema principal en sol menor, expuesto entre cuerdas y oboes. Un elemento barroco presente en este movimiento es el bajo lamento (una línea de bajo que desciende en medios tonos). Un segundo tema más lírico y esperanzador se presenta en si bemol mayor, ofreciendo contraste. A continuación, los temas se repiten con ligeras variaciones y ambos en si bemol mayor. Una segunda recapitulación recupera el tema principal en sol menor, y la segunda en do menor, dando lugar a una coda residual en la que se alternan ambas tonalidades.

El tercer movimiento, molto allegro, es un rondó muy compacto (A-B-A'-C-A''-Coda). Se abre con un animado y alegre tema principal en si bemol mayor. Al parecer, fue tomado del final de un concierto para teclado de Johann Christian Bach, que también recuerda la introducción del cuarteto "Signore, die fuori son già i suonatori" del final del segundo acto de la ópera bufa de Mozart "Le nozze di Figaro" (1786). El primer intermezzo es un inicio lento muy corto antes de volver al material principal. El segundo intermezzo es más lento y majestuoso en sus ritmos de minueto. A continuación, vuelve el tema principal. Una coda que se deleita en los fuertes contrastes pone fin a toda la obra.

El viaje por Europa continuaba. De Holanda regresaron de nuevo a París, continuando las exhibiciones de los niños. De allí se dirigieron a Suiza y pasando por el sur de Alemania volvieron finalmente a Salzburg. Pero en septiembre de 1767 partieron de nuevo hacia Viena, considerando que el ambiente de Salzburg era demasiado pueblerino para sus ambiciones.

La “Sinfonía Nº 6 en fa mayor” KV 43 es una de las escritas en 1767 en Viena. Contiene un interesante andante que destaca en la producción del joven Mozart. No comentaremos todas las sinfonías compuestas en Viena por no poseer demasiado interés. Pero la influencia de la escuela de Viena se empieza a notar.

La “Sinfonía Nº 8 en re mayor” KV 48 es la última compuesta en Viena a finales de 1768, cuando tenía 12 años. Su estilo es parecido a las anteriores.

En enero de 1769 los Mozart regresan a Salzburg. De su estancia en Viena Mozart sacó un balance positivo, tanto en el campo de la ópera como en el de la música instrumental. Pudo escuchar las obras de Haydn, Gassmann y Dittersdorf.

Leopold Mozart consideraba indispensable, para completar la educación musical de su hijo, realizar un viaje a Italia, como lo hacían la mayoría de músicos centroeuropeos. Así en diciembre de 1769, esta vez Leopold solo con su hijo, parten hacia Italia. En Milán dio un concierto en presencia del famoso Sammartini, que emocionado abrazó al niño prodigio. Luego continúan hacia Bolonia, Florencia y en el mes de abril llegan a Roma.

La “Sinfonía Nº 10 en sol mayor” KV 74 es una de las escritas durante su estancia en Italia en 1770. En ella encontramos la influencia de la música italiana. Los dos movimientos iniciales están encadenados, como era típico en las oberturas de ópera italianas. Por ello se pensó que en un principio Mozart la había compuesto como obertura de su ópera Mitridate. La estructura del allegro es muy sencilla sin presentar desarrollo de sus temas, igual ocurre en el andante. El allegro final es un rondó, cuyo segundo episodio contiene el primer uso en Mozart de lo que se llamará música turca con sus ritmos característicos.

La “Sinfonía en re mayor” KV 81  es acabada en Roma el 25 de abril de 1770. También con una sencilla estructura en tres movimientos, destaca su andante con delicados juegos de eco entre violines y oboes.

La “Sinfonía en re mayor” KV 97 también está fechada en Roma el mes de abril. Escrita en cuatro movimientos, siendo posible que el minuetto fuera añadido posteriormente, su orquestación incluye trompetas y timbales. Posee un tono ceremonioso y en el presto final encontramos un elaborado contraste entre los dos temas, escritos en modo mayor y menor.

Entre mayo y junio los Mozart se trasladan a Nápoles donde entre otras cosas visitan Pompeya. Pero pronto regresan a Roma, siendo recibidos por el papa Clemente XIV, el 8 de julio. Luego prosiguen el viaje hacia el norte, pasando por Bolonia, para volver a Milán el 18 de octubre.

La "Sinfonía Nº 11 en re mayor” KV 84 fue compuesta en Bolonia e interpretada en el mes de julio de 1770. De estructura parecida a las anteriores, el allegro final recuerda el clima de la ópera bufa, con una cabecera del tema inicial, el cual se va repitiendo,  que recuerda el principio del tema de los “sanfermines”, tema típicamente mozartiano que repite en otras obras como en la coda de la Sinfonía Nº 33.

Mozart estrena en Milán con gran éxito su ópera “Mitridate, Re di Ponto”, con lo cual empieza su carrera como operista, una faceta en la que, al contrario de Haydn, destacó más que con sus sinfonías. En realidad solo las últimas sinfonías de Mozart son trascendentes. De Milán viajan a Venecia y vuelven a Salzburg, llegando el 28 de marzo de 1771.

En Salzburg escribe entre otras cosas tres nuevas sinfonías. La emperatriz María Teresa le encarga una serenata teatral para la boda de su hijo, el archiduque Fernando, con María Beatriz de Este, que se debía celebrar en Milán el 15 de octubre. Debido a ello Mozart y su padre vuelven a viajar a Milán, donde llegan el 21 de agosto. La serenata era “Ascanio in Alba” que alcanzó un éxito rotundo.

La “Sinfonía Nº 13 en fa mayor” KV 112 está fechada el 2 de noviembre de 1771 en Milán. El allegro construido en la forma sonata, contiene reminiscencias de Haydn. En esta obra se observa el principio de la evolución de Mozart, hacia la consecución de un estilo propio, aunque solo tenía 15 años.

Mozart y su padre regresan a Salzburg el 16 de diciembre, el mismo día en que moría el príncipe-arzobispo Sigismund von Schrattenbach.

La “Sinfonía Nº 14 en la mayor” KV 114 fue escrita catorce días después de la muerte del arzobispo. Marca un nuevo período en las sinfonías de Mozart en el que aumentan los contrastes temáticos, más intensos que en la obra de Haydn, el cual se centraba más en los contrastes armónicos. La sinfonía respira un ambiente de tristeza y resignación. En el adagio intervienen dos flautas. En el molto allegro final ya encontramos las típicas melodías mozartianas.

Hieronymus von Colloredo (1732-1812) es nombrado nuevo arzobispo-príncipe de Salzburg. Favorable a la música italiana pone a un músico italiano al frente de su capilla, no pudiendo promocionar Leopold. Wolfgang Amadeus logra su primera compensación económica en su cargo de Hofkonzertmeister. En su estancia en Salzburg durante el año 1772 Mozart escribe ocho nuevas sinfonías. Es una de sus épocas más fecundas en el campo sinfónico.

De esta época destacamos la “Sinfonía Nº 18 en fa mayor” KV 130.  En su orquestación sustituye los dos oboes por dos flautas y añade cuatro trompas. Se encuentra un sentimiento de unidad entre los diversos movimientos.

En la “Sinfonía Nº 19 en mi bemol mayor” KV 132 de julio de 1772, escuchamos un tema, en el allegro final, muy parecido al empleado en el rondó de la futura “Serenata en sol mayor” KV 525. En esta sinfonía también usa cuatro trompas.

El 24 de octubre de 1772 Mozart junto con su padre vuelven a Milán, para cumplir el contrato que habían firmado en su anterior viaje para escribir una ópera. Se trata de “Lucio Silla” que se estrenó el 26 de diciembre, sin el éxito que había acogido a las anteriores óperas. No logrando Wolfgang ser contratado en Milán, el 13 de marzo de 1773 regresa a Salzburg. Sería su tercer y último viaje a Italia.

En el mes de julio, aprovechando la ausencia del arzobispo Colloredo, que no deseaba que salieran de Salzburg, Mozart y su padre viajan a Viena. A pesar de la visita a la emperatriz Maria Teresa, no logran tener éxito sus aspiraciones para conseguir un buen empleo en la capital. A fines de septiembre vuelven a Salzburg.

La “Sinfonía Nº 25 en sol menor” KV 183 está fechada en Salzburg el 5 de octubre de 1773. Escrita para dos oboes, dos trompas y dos fagots, además de la cuerda, es la primera escrita en tono menor. Una obra más expresiva que las anteriores con algunos acentos de melancolía.

Durante el año 1773 Mozart completa siete nuevas sinfonías. A sus 18 años tiene en su haber 39 sinfonías, según consta en el último catálogo Köchel.

La “Sinfonía Nº 29 en la mayor “ KV 201 puede considerarse como la primera gran sinfonía de Mozart. Escrita en Salzburg el 6 de abril de 1774. Con ella empieza un periodo de gran inspiración, pero en esta época dará más importancia a otros géneros que al sinfónico. El primer tema del allegro moderato inicial es uno de los mayores hallazgos mozartianos. Después de un reposado andante sigue un minuetto de sutil gracia, terminando con un allegro con spirito.

El arzobispo Colloredo no permitía a los Mozart salir de Salzburg, una ciudad donde nada ocurría. El príncipe elector de Baviera Maximiliano III encargó una ópera cómica a Mozart para el próximo carnaval. Colloredo no pudo negar el permiso para que los Mozart fueran a Múnich, para no ofender al soberano bavarés. A finales de año padre e hijo salen hacia Munich y el 13 de enero de 1775 se estrena con un notable éxito “La finta giardiniera”. Colloredo que también se encontraba en Múnich ni asistió a su audición, despreciando a Mozart. El 7 de marzo de 1775 Mozart regresa a Salzburg donde permanecería hasta el año 1777. Durante este periodo no escribió ninguna sinfonía.

Mozart no podía quedarse en Salzburg, necesitaba buscar el éxito en Europa. Después de múltiples súplicas al arzobispo para que los dejara marchar, lograron que Mozart partiera pero acompañado solo por su madre. Leopold debería quedarse con su trabajo en la orquesta del arzobispo.

Madre e hijo salieron de Salzburg con destino a París el 23 de septiembre de 1777. La primera etapa del viaje fue Múnich, en cuya corte no encontró el apoyo necesario. Salió hacia Augsburg, la ciudad de su padre, en la que estuvo poco tiempo. El 26 de octubre partieron hacia Mannheim. Aunque su destino era París, la fama de la orquesta de Mannheim atrajo a los Mozart, siempre dirigidos mediante cartas por Leopold. Cuando llegaron fueron muy bien acogidos por los músicos allí congregados.

Cannabich era el director de la orquesta y Holzbauer el Kapellmeister. Pero en la época en que llegó Mozart, el trono de Baviera se une con el del Palatinado, por dicho motivo la corte se traslada a Múnich. Aquello significaba el final de la orquesta de Mannheim. Mozart descubre entusiasmado el uso de los clarinetes, durante esta visita a Mannheim.

La estancia en Mannheim se prolongó, a pesar de no haber podido conseguir ningún cargo en la orquesta, debido a que Mozart se enamoró de Aloysia Weber, una jovencita cantante de ópera, hija de un copista del teatro de la ciudad. Se encaprichó tanto de ella que planeó acompañarla a Italia, ella como cantante y él como compositor. Pero las cartas de su padre Leopold lo convencieron de que aquello sería una locura y el 14 de marzo abandonaba Mannheim hacia París. Años más tarde Mozart se casaría con Constanza Weber, hermana de Aloysia.

Varios de los músicos de Mannheim ya estaban establecidos en París cuando llegó Mozart, los cuales le pusieron en contacto con el mayor organizador de conciertos en la capital gala, Jean Le Gros, del cual dependían los Concerts spirituels. Para esta orquesta Mozart compuso su famosa sinfonía París.

La “Sinfonía Nº 31 en re mayor “ (París) KV 297 se compuso en París en el mes de junio de 1778. Utiliza los clarinetes, que tan buen efecto le habían producido en Mannheim, componiendo una sinfonía para gran orquesta, como las que había escuchado en la gran ciudad alemana. Mozart escribió dos versiones distintas para el movimiento lento. Normalmente se escucha la primera, aunque el propio compositor prefería la segunda. El estreno de esta obra en París fue un absoluto éxito.

En París Mozart, al hacer amistad con el compositor Gossec, consolidó sus lazos con la masonería, pues Gossec era también masón, relacionado como se ha visto también con Haydn. Pero el hecho más doloroso fue la muerte de su madre a consecuencia de una fiebre tifoidea en el mes de julio. Por primera vez Mozart se encuentra liberado, dueño de su vida. Intenta continuar los contactos con la familia Weber, pero su padre le dice que vuelva a Salzburg. El arzobispo Colloredo lo ha perdonado y tiene un puesto para él. Pero quizás la causa principal para que el joven Mozart tomara la decisión de volver, fue que Colloredo deseaba escuchar a Aloysia Weber, pudiendo vivir en la casa de los Mozart durante su visita.

Mozart abandona París a finales de septiembre de 1778, llegando a Salzburg a mediados de enero de 1779. Durante el viaje hizo múltiples paradas, ya que no estaba demasiado conforme con el deseo de su padre de dominarlo. De Estrasburgo donde se encuentra con Richter y da algunos conciertos sin demasiado éxito, vuelve a Mannheim, instalándose en la casa de los Cannabich. Pero la ciudad no era entonces la capital musical que había sido y además la familia Weber había abandonado su residencia. Requerido de nuevo por su padre emprende el viaje, pero al enterarse de que Aloysia se encuentra en Múnich, se detiene de nuevo en la capital bávara. Entonces tuvo la gran desilusión. Aloysia había cambiado, se había convertido en una primadonna que no deseaba a un músico sin empleo. Vuelve a Salzburg, una ciudad que despreciaba. Durante su nueva estancia en la ciudad compuso tres sinfonías.

La “Sinfonía Nº 33 en si bemol mayor” KV 319 está fechada en Salzburg el 9 de julio de 1779. No usa los clarinetes debido a que la orquesta de Salzburg era más modesta y no disponía de ellos. Empieza con un fino allegro assai, seguido de un sereno andante moderato. El minuetto es alegre y radiante con su movimiento de danza. Parece que en su forma original esta sinfonía estaba construida en tres movimientos, siendo el minuetto añadido en Viena tres años más tarde. Termina con un optimista allegro assai.

La “Sinfonía Nº 34 en do mayor” KV 338 está compuesta en Salzburg el 29 de agosto de 1780. En un principio esta sinfonía tenía tres movimientos, terminando con un allegro vivace. Como en la anterior sinfonía el minuetto se añadió más tarde, en 1782 en Viena. Es el KV 409, separado en el primer catálogo Köchel. En el manuscrito original de 1780 aparece el comienzo de un minuetto tachado a continuación. El allegro que da fin a esta sinfonía es particularmente vivaz, lleno de burbujeante alegría.

Un nuevo acontecimiento cambiaría su vida. El encargo de una ópera seria para Múnich por Carlo Teodoro, el nuevo príncipe Elector de Baviera. El 5 de noviembre de 1780 parte Mozart para Múnich. La ópera sería “Idomeneo, Re di Creta”. A pesar de la muerte de la emperatriz María Teresa el 29 de noviembre, no se impide el estreno de la ópera. En cambio el luto decretado en Salzburg y la ausencia del arzobispo llamado a Viena para el coronamiento de José II, permiten al padre y a la hermana de Mozart viajar a Múnich. El estreno de la ópera en el mes de enero de 1781 fue un éxito.

Mozart no vuelve a Salzburg con su familia. El 16 de marzo llega a Viena donde apoyado por sus amigos da un importante concierto. Pero Colloredo lo reclama, amenazándolo para que vuelva a Salzburg. Mozart se niega y a pesar de las súplicas de su padre se queda en Viena. Vive de alquiler en la casa de la familia Weber, que se había trasladado a la ciudad. Aloysia se había casado con un famoso actor y mantenían a toda la familia, pues su padre había muerto. El 9 de mayo se presenta ante el mayordomo del Arzobispo, discuten y Mozart presenta su dimisión. Mozart ha logrado su independencia en Viena. Rompe con la tradición centroeuropea de la protección real y siente los aires de la próxima revolución.

El músico vive dando clases y conciertos. En Viena se encontraba Salieri, orgulloso de sus éxitos franceses en el campo de la ópera y protegido por la corte imperial. Empieza una rivalidad entre ellos, dominando Mozart en el aspecto musical, pero Salieri tenía más cualidades mundanas y vendía mejor su música. De esta rivalidad nace la leyenda según la cual Salieri habría envenenado a Mozart.

Desde hacía tiempo acariciaba el proyecto de componer una ópera alemana con parte recitada, lo que se llamaba un Singspiel. En 1778 se había inaugurado en Viena un teatro para este tipo de espectáculos. Le propusieron a Mozart que escribiera una obra. El resultado fue “El rapto en el serrallo” estrenado 16 de julio de 1782.

Como se ha dicho anteriormente, Mozart alquiló una habitación a la familia Weber. La madre viuda, vivía con sus tres hijas solteras que intentaron consolar la soledad de Mozart. La madre tramó un plan para casar a su hija Constanza con Mozart. La muchacha no poseía la voz de su hermana Aloysia, ni tenía su gracia y era tratada con dureza por su madre, diciendo que no servía para nada.

Mozart sintió ternura por la situación de la hija y cayó en la trampa que la madre y su tutor habían preparado. En definitiva el 4 de agosto de 1782 Mozart se casa con Costanza Weber sin el permiso de su padre, que no quería que su hijo se casara con una Weber.

La “Sinfonía Nº 35 en re mayor” KV 385 (Haffner)  fue compuesta en el mes de agosto de 1782, pero su historia es más compleja. El 20 de julio es encargada una serenata por el burgomaestre de Salzburg, Sigismund Haffner, para el cual en 1776 había compuesto su famosa Serenata KV 250. En un principio constaba de seis movimientos en forma de serenata y con una orquestación de dos oboes, dos fagotes, dos trompas, dos trompetas, timbales y cuerda. La obra está terminada el 3 de agosto, un día antes de su boda.

Cuando la obra se estrena en Viena, el 23 de marzo de 1783 sufre una revisión. Desaparecen dos movimientos, la marcha inicial y uno de los minuetos. En la orquestación se añaden dos flautas y dos clarinetes. Mozart ya no se acordaba de la obra original, pues los momentos de su composición habían sido muy intensos en su vida privada. Al redescubrir la partitura la convierte en una sinfonía para poder estrenarla en Viena. Con esta sinfonía llegamos a las seis últimas, las cuales son las realmente importantes en la producción de Mozart.

El primer movimiento Allegro con spirito muestra el dominio que tenía Mozart de la armonía, notándose el influjo que la audición de las obras de J.S. Bach, escuchadas recientemente en Viena, habían hecho sobre él. Esto se observa en las diferentes partes fugadas. Otra característica es que no repite la exposición, apareciendo tachada en la revisión de la obra. En el presto final, en forma de rondó, también encontramos secciones fugadas.

Mozart vive un periodo feliz sin problemas económicos. Sus clases y especialmente sus conciertos en las llamadas academias o sea reuniones para escuchar música pagando entrada, le producen bastantes beneficios. En una de estas academias estrena su “Sinfonía Haffner”, junto al “Concierto para piano” KV 415 y diversas arias cantadas por su ahora cuñada Aloysia, que junto con su marido participan en el negocio de estas academias.

Durante el verano de 1783, después del nacimiento de su primer hijo, los Mozart viajan a Salzburg para presentar a su mujer, pero la acogida no fue calurosa. Mozart no volvería a ver más a su hermana y la relación con su padre estaba muy deteriorada. Para más desgracia muere su hijo que habían dejado en Viena.

Uno de los encuentros que ofrecieron consuelo a Mozart fue el de Michael Haydn, que enfermo se encontraba forzado por Colloredo a cumplir sus obligaciones como compositor. Mozart lo ayudó escribiéndole dos duetos.

La “Sinfonía Nº 37 en sol mayor” KV 444 atribuida en un principio a Mozart, pero compuesta por Michael Haydn, que estaba arruinado físicamente y moralmente por su afición a la bebida. Mozart compuso los veinte compases de la introducción para ser interpretada en Linz.

El matrimonio regresa a Viena pero se detienen en Linz, donde el 4 de noviembre da un concierto en el cual presenta su nueva sinfonía Nº 36 y la completada de Michael Haydn.

La "Sinfonía Nº 36 en do mayor” KV 425 (Linz) fue compuesta a principios de noviembre con una gran rapidez, pues se supone que fue estrenada en el concierto del 4 de noviembre. Está orquestada para dos oboes, dos trompas, dos fagots, dos trompetas y timbales. En esta sinfonía se observa la influencia de Haydn, iniciando el primer movimiento con un tiempo de adagio, precediendo al allegro.

Se puede pensar que la gravedad de este comienzo pueda deberse a la muerte de su hijo. El segundo movimiento poco adagio está en ritmo de siciliana y posee un dulce segundo tema. En el minuetto destaca el trío en el cual intervienen el oboe y el fagot, que establecen un sugestivo canon. Termina con un presto en forma sonata con influencia de Haydn.

La vuelta a Viena se produjo a finales de noviembre. Mozart adquiere gran fama como pianista y en especial de sus propios conciertos para piano. El 21 de septiembre de 1784 nace su segundo hijo, que viviría hasta 1858, pero que no se dedicó a la música. El 14 de diciembre Mozart ingresa en una logia masónica, la llamada de la Beneficencia.

Introducimos en esta parte una pequeña explicación sobre la importancia que desempeñaron las logias masónicas a finales del siglo XVIII, para comprender mejor la relación con Mozart.

El origen de la masonería se remonta al gremio medieval de los albañiles, de aquí su nombre, francs maçons en francés y sus distintivos. Empezaron guardando los secretos de las técnicas constructivas y luego fueron ampliados al campo de la ética y al teológico. De constructores de edificios pasaron a ser constructores del espíritu. Las reuniones se celebraban en el edificio de la logia, que significa el barracón construido a pie de obra cuando se erige un edificio. Con el tiempo se desliga de las técnicas constructivas de albañilería, conservando los rasgos esotéricos y sus rituales secretos.

Los temas ideológicos principales eran la fraternidad universal, la tolerancia y la solidaridad. Estos temas concordaban con los ideales del Iluminismo, de los cuales estaban impregnadas las clases intelectuales burguesas.

Hacia 1760 las logias masónicas atrajeron a los intelectuales y artistas de Austria. El príncipe Esterházy, el emperador Francisco I, marido de María Teresa y muchos más seguían las sendas del iluminismo masón. De aquí surgieron las ideas revolucionarias contra la tiranía y la estrechez de miras de la época. Así no es de extrañar que ideólogos revolucionarios americanos como Franklin, Jefferson y Washington fueran masones.

Durante su estancia en Viena en el verano de 1773, el barón Tobias Philipp von Gebler le encarga a Mozart, la música de escena para su “Thamos, Re di Eggitto”. Parece que entre ambos había mediado Franz Mesmer, viejo conocido de la familia Mozart. Como la mayoría de los científicos de aquella época Mesmer estaba afiliado a la masonería. Gebler sería el responsable de una gran logia masónica en Viena.

La música de escena encargada era para un drama, en el cual se rendía homenaje a la masonería, a través de sus presuntos orígenes en la casta sacerdotal del antiguo Egipto. Esta sería la primera aproximación de Mozart a la masonería que se culminaría con la composición de “La flauta mágica”.

Cuando a principios de 1785 su padre Leopold llega a Viena para comprobar las condiciones de vida de su hijo, es convencido también para entrar en la logia.

Los amigos de Haydn, entre ellos Leopold y Wolfgang Amadeus Mozart habían discutido mucho con él sobre el tema de la masonería. El 11 de febrero de 1785 el propio Haydn solicitó oficialmente su ingreso en la logia. También su alumno Pleyel era masón. La Loge Olimpique de París encomendó a Haydn la composición de las llamadas sinfonías de París entre 1785 y 1786.

El 20 de abril de 1785 Mozart dirige la cantata “La alegría de los masones” en un concierto organizado por la logia de la Esperanza Coronada, la más importante de Viena.

Leopold puede observar los éxitos de su hijo, tanto musicales como económicos. En una reunión con Haydn le confiesa que su hijo es el compositor más grande que conoce. Incluso come en casa de los Weber, encontrando bella la voz de Aloysia. El 25 de abril Leopold regresa a Salzburg, siendo la última vez que vería a su hijo.

La próxima gran obra de Mozart sería la ópera “Las bodas de Fígaro” estrenada en el Burgtheater de Viena el 1 de mayo de 1786 con gran éxito. En diciembre terminaba una nueva sinfonía.

La “Sinfonía Nº 38 en re mayor” KV 504 (Praga) fue datada por el propio Mozart el 6 de diciembre de 1786. El sobrenombre lo recibió más tarde al ser estrenada en Praga. Escrita en tres movimientos, al parecer según indicaciones masónicas sobre en número tres. Los tres movimientos están compuestos en forma de sonata, llegando a la perfección clásica de la sinfonía.

Se inicia con una gran introducción lenta que recuerda el principio de la obertura del “Don Juan”, a la que sigue un allegro de ritmo agitado que también recuerda la obertura de “La flauta mágica”. El segundo tema es más melódico presentado por los primeros violines. El segundo movimiento es un andante de tono idílico, pero mostrando motivos de tensión. El presto final tiene grandes contrastes dinámicos y ritmos enérgicos. En toda la sinfonía se puede comprobar la gran importancia que tienen los instrumentos de viento.

A finales de año Mozart recibe la invitación de viajar a Praga, donde se representarían “Las bodas de Fígaro”. El 9 de enero de 1787 parte hacia la capital de Bohemia junto a su mujer. Allí encuentra viejos conocidos como el compositor Franz Dussek que es su anfitrión. El 19 de enero estrena en Praga su “Sinfonía Nº 38”. El éxito de “Las bodas de Fígaro” es rotundo y por ello le encargan una nueva ópera. Será “Don Giovanni”.

Vuelven a Viena y la salud de su padre empeora. Leopold Mozart muere el 28 de mayo de 1787 sin poder ver a su hijo. Aquel mismo año entre los alumnos de Mozart se encontraba el joven Beethoven, pero nunca llegaron a comprenderse. Además pronto regreso a Bonn y cuando volvió a Viena, Mozart había muerto.

En septiembre de 1787 los Mozart regresan de nuevo a Praga. Allí termino la composición de “Don Giovanni”, con tanta prisa que la víspera de su estreno todavía se encontraba componiendo su obertura. La ópera no tuvo el éxito conseguido con su anterior obra.

A su regreso a Viena las cosas no terminaban de ir demasiado bien para el compositor. Durante el verano de 1788 compuso sus tres últimas sinfonías, sus verdaderas obras maestras.

La “Sinfonía Nº 39 en mi bemol mayor” KV 543 está fechada el 26 de junio de 1788. En su orquestación encontramos un clarinete, dos fagots, dos trompas, dos trompetas, timbales y la cuerda habitual. Después de una solemne introducción llegamos al primer allegro de carácter dulce, cuya fuerza rítmica ya anticipa al propio Beethoven. El andante con moto está basado en un único tema de gran poesía. El menuetto es de construcción sencilla, con un trío contrastante en el cual participa el clarinete. El allegro final es un rondó pero tratado en forma sonata con espíritu de Haydn.

La “Sinfonía Nº 40 en sol menor” KV 550 es la sinfonía más popular de Mozart. Compuesta el 25 de julio de 1788 está escrita para flauta, dos oboes, dos clarinetes, dos fagots, dos corno ingleses y cuerda. El primer movimiento allegro molto presenta directamente el primer tema, ágil y ligero, uno de los más conocidos de Mozart y el más recordado de todos los temas de sus sinfonías. En contraste con el primero, el segundo tema es más triste. Siguiendo la forma sonata, contiene un desarrollo de gran expresividad, terminando con la reexposición de los temas.

Continúa con un andante, también en forma sonata, que en su desarrollo aumenta la atmósfera dramática. El menuetto que se separa ya de la música de danza, contiene el clásico trío para viento de estilo vienés. Termina con un allegro assai también en forma sonata. El primer tema es muy característico, explotando el contraste entre piano y forte, con alternancia entre soli y tutti. El segundo tema contrastante no logra detener el ímpetu de la música. El desarrollo empieza con una visible deformación del tema principal. Siguen las cuerdas con un episodio en forma de fuga, que va incrementando la tensión hasta llegar a la reexposición.

La “Sinfonía Nº 41 en do mayor” KV 551 (Júpiter) es la última de Mozart. Compuesta en Viena como las anteriores y con escaso margen de separación en el tiempo, está fechada el 10 de agosto de 1788 y orquestada para una flauta, dos oboes, dos fagots, dos trompas, dos trompetas, timbales y cuerda.

El allegro vivace contiene dos temas contrastados, uno en forma de fanfarria de carácter brillante y enérgico, y un segundo de carácter más dulce, presentado por los primeros violines. En el desarrollo aparece un tercer tema de carácter alegre derivado de la ópera bufa.

Le sigue un andante cantabile lleno de emoción con una delicada melodía. El segundo tema contrasta por su oscuridad y su escritura en modo menor. Finalmente se expone un tercer tema por los violines. El desarrollo se basa en el segundo tema de ritmo sincopado, que se vuelve cada vez más sombrío. En la reexposición aparece de nuevo el primer tema. Sigue un menuetto de naturaleza sencilla, basado en un único tema. El molto vivace presenta sus tres temas en forma contrapuntística, terminando con una coda que combina los elementos temáticos en una gran fuga.

El nombre de “Júpiter” proviene del empresario Salomon, un título comercial con el que deseaba presentar a Mozart en Londres mediante esta sinfonía, como anteriormente había hecho con Haydn.

Un nuevo viaje de Mozart se inició en abril de 1789, con su alumno el príncipe Lichnowsky, pasando por Praga y Dresde se dirigió a Leipzig para ver los manuscritos de Bach. Finalmente fueron a Berlín y a la sede de la corte prusiana Potsdam. Durante su regreso se peleó con el príncipe en Leipzig, continuando el viaje solo.

A su vuelta a Viena el 4 de junio, después de que sus conciertos no habían dado los frutos esperados, encontró a su mujer enferma y sin recursos. La única alegría fue el encargo de una nueva ópera “Così fan tutte”, estrenada el 26 de enero de 1790 sin demasiado éxito. En febrero moría el emperador José II.

En la primavera de 1791 le fue encargada por un empresario teatral su penúltima ópera “La flauta mágica” y el 30 de septiembre se estrenaba. Su última ópera fue “La clemenza di Tito”, encargada por el director del Teatro Nacional de Praga, pero que se representó anteriormente, el 6 de septiembre. Estas óperas fueron patrocinadas por sus amigos masones y alcanzaron gran éxito. Pero Mozart se encontraba cansado y débil.

El último hijo que consiguió vivir nació el 26 de julio, Franz Xaver Mozart. El también compositor que firmaba con el nombre de Mozart, murió en 1844.

La última obra de Wolfgang fue su inacabado "Requiem". Moría en Viena el 5 de diciembre de 1791, siendo enterrado en la más absoluta miseria.