La "Sinfonía del Universo" (El Misterio) fue empezada en 1913, pensando que sería su obra cumbre. La primera parte llevaba el título Acto Preliminar. Scriabin solo tuvo tiempo de escribir 53 hojas de esbozos antes de su prematura muerte. Además pudo escribir dos versiones de un texto poético que debía acompañar a la obra.
Alexander Nemtin (1936-1999) era un compositor ruso que tenía mucha empatía con la obra de Scriabin. Acabó el Acto Preliminar usando los apuntes de Scriabin, completando la música con algunos de sus preludios para piano y la octava sonata. La orquestación la realizó siguiendo las ideas de Scriabin, para gran orquesta, coro mixto, piano, órgano y teclado de colores.
La obra se dedicó a Kiril Kondrashin que la estrenó y realizó la primera grabación para un LP del sello Melodiya, dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Moscú y los Coros Rusos de la URSS el 16 de marzo de 1973. La primera grabación digital fue realizada el 3 de abril de 1995 dirigida por Igor Golovchin con la Orquesta del Estado Ruso y los coros de la Radio Ostankino.
El título de la obra completa sería "El Misterio Final" en la cual estarían absorbidos múltiples ideas filosóficas y religiosas, sacadas de las Sagradas Escrituras, los textos de Nietzsche, Schopenhauer y la Teosofía de Mme Blavatsky.
Según los planes de Scriabin se debería construir un templo en la India para la representación del Misterio, una inmensa producción de arte total que duraría siete dias y siete noches, lo cual transformaría la raza humana.
Scriabin explicó a un amigo lo que soñaba para esta obra, frases que reproducimos a continuación: "El público no se comportaría como simples espectadores. Todos participarían. La obra requiere un público especial, artistas especiales, y una cultura totalmente nueva. Para su interpretación es necesaria una orquesta, un gran coro mixto, un instrumento para realizar efectos visuales, bailarines, una procesión, incienso, todo articulado con un ritmo textual. La catedral donde se representaría no debería ser de un tipo de piedra simple, sino que su atmósfera debería ir cambiando continuamente siguiendo el desarrollo del Misterio. Esto se lograría mediante nieblas y luces de colores que modificarían los perfiles arquitecturales."
Su idea era la realización de un acto artístico total, en el cual participaría la música, la poesía, los olores, el tacto mediante caricias entre los participantes, el ambiente arquitectónico variable, las luces de colores, para conseguir una acción dramática total, en la que participasen todos los sentidos. Scriabin sería el centro de atención como creador e intérprete, adquiriendo un papel mesiánico.
Como el gran ciclo wagneriano sobre Sigfrid, necesitaría una parte preparatoria para poder explicar la acción monumental que seguiría. Para ello decide componer "La Preparación para el Misterio Final" titulada también como "Acto Preliminar". Esta sección de obertura es la única que pudo escribir de forma fragmentada, sorprendiéndole la muerte antes de poder terminarla.
Scriabin trabajó en este prólogo de la obra, un inmenso prólogo que duraría más de dos horas, proporcional a la longitud total de la obra, durante los años 1912 y 1913. En 1914 planeaba un viaje a la India, pero la guerra trastornó sus planes y su imprevista muerte debida a una infección acabó con el proyecto.
La obra Misterio permanece como un fantasma, pero de su prólogo el compositor había dejado apuntes suficientes para que se pudiera seguir su acción. El nuevo estilo musical acercándose al dodecafonismo atrajo el interés de Alexander Nemtin, que realizó una total inmersión en el mundo musical de Scriabin y decidió terminar esta parte inacabada de la obra.
Este inmenso trabajo ocupó gran parte de la vida del compositor ruso Nemtin. Dedicó 26 años de su vida para ello, reconstruyendo una obra dividida en tres partes. La primera "Universo" fue terminada en 1972. La segunda "Mankind" fue elaborada entre 1976 y 1980 y la tercera "Transfiguración" se terminó en 1996, pocos años antes de la muerte del compositor.
La "Preparación para el Misterio Final", según la realización de Alexander Nemtin fue grabada por primera vez, interpretada por la Deutsches Symphonie-Orchester Berlin dirigida por Vladimir Ashkenazy, con Alexei Lubimov como piano solista, Thomas Trotter al órgano, la soprano Anna-Kristiina Kaappola y el St Petersburg Chamber Choir. Esta producción se terminó el 21 de agosto de 1997.
La primera parte, Universe, nos presenta la historia de la Creación, el nacimiento del cosmos, la aparición de la vida. El resumen del movimiento se puede extraer de los textos escritos por Scriabin que acompañaban a la música.
Del calor de un momento brota la eternidad
iluminando grandes expansiones de espacio
el infinito late en nuevos mundos
y el sonido abraza al silencio.
La música empieza misteriosamente para llegar a momentos de gran energía. La intervención del piano adquiere gran importancia en un ambiente dominado por el cromatismo de la orquesta. La música alterna momentos de gran intensidad con otros de una inactividad soñadora. El estilo es avanzado usando las doce notas, llegando a momentos atonales. Nos encontramos con una música difícil de comentar, moviéndose entre el impresionismo y el expresionismo.
Después de un largo período meditativo, aparece una sección de gran energía en la orquesta. La reaparición del piano nos conduce a una sección titulada el sueño toma forma. Continúa con una sección meditativa con sonidos ondulados que van aumentando su intensidad, hasta llegar a su clímax. El piano inicia una dinámica sección titulada volando.
El coro entra en un gran clímax en la última sección. La música se desploma y el coro interpreta el tema de la muerte, representando la funesta predestinación de la existencia humana. Después de unos comentarios trágicos, el coro cierra el movimiento con cierto carácter triunfante.
La segunda parte, Mankind, humanidad, enlaza directamente con la parte anterior. El coro continúa su declamación, al principio con cierta alegría para pasar a una sección más estática con la entrada del piano. La música intenta expresar la armonía del Universo antes de la aparición del hombre.
Los seres humanos que no saben porque han venido a este mundo, disturban esta armonía. La nueva aparición del coro nos lo señala. Con la llegada del Superhombre, personificando al Mal Absoluto, las guerras arrasan el mundo sin cesar, se vierte la sangre. Acompañado por el órgano se llega a un nuevo dramático clímax. Los versos escritos por Scriabin, que traducimos a continuación describen esta sección.
Por encima de la muerte, por encima de la muerte
trepamos como si fuéramos de roca en roca.
Acercándonos cada vez más a la inmundicia, a la vergüenza,
las paredes del Templo pronto se derrumbarán.
La parte final del movimiento corresponde a los Cantos y Danzas de la Caída, de los cuales reproducimos el texto de su autor.
Rotos nuestros lazos con los cielos
nos encontramos fragmentados.
Nos volvemos a levantar una y otra vez,
mientras nos sacuden nuestras terribles guerras...
¡Este mundo loco, loco, loco, loco!, según las palabras de Scriabin, nos ilustran la visión expresada en esta sección. La humanidad va directamente hacia el desastre. Cuando compuso esta obra, al principio de la Primera Guerra Mundial, parecía ciertamente que la humanidad se había vuelto loca.
La última sección comienza misteriosamente, interviniendo el piano y luego el coro. La soprano añade su voz tímidamente. El ritmo ondulante se incrementa momentáneamente. En la parte central aumenta la tensión, como si nos encontráramos en un mar embravecido. Después de una relativa calma empieza la danza final. La soprano solista une su voz al coro, en esta danza de la muerte con su ritmo sincopado. La música va incrementando su energía, acompañando a los gritos de desesperación de la soprano y los coros, hasta llevarnos al final del movimiento. Las siguientes estrofas nos resumen el contenido de este trágico movimiento.
... nuevos, extraños, estremecimientos
sacuden el mundo.
Los sueños reflejados de los dioses
están siendo destrozados.
El Superhombre que ha provocado las guerras llenando el mundo de destrucción, es expulsado al desierto. Este tema se enlaza con el tercer movimiento.
La última parte, Transfiguration, nos conducirá hacia la imagen de un nuevo hombre. La orquesta comienza sombríamente con aislados estallidos de cólera. El órgano inicia una sección estática en la que interviene el piano. La orquesta inicia una larga sección de ambiente contemplativo. La soprano añade sus angustiados lamentos. La tensión va aumentando hasta llegar a un nuevo clímax.
La muerte llega en la imagen de la Hermana Blanca, siguiendo los textos escritos por Scriabin, traducidos a continuación.
No te espantes, mi niño, es a mí a quien deseas ver.
!Cegado por mi aspecto, no puedes reconocerme¡
Hace tiempo y de nuevo he venido sin advertir
pero teniendo miedo de la muerte, tienes que escapar.
La entrada del piano nos conduce a una sección más dinámica, que Scriabin titula con un intenso deseo. Continúa con una danza infernal en la que interviene el coro, con grandes explosiones de la orquesta. Enlaza con una sección nuevamente estática pero con una tensión controlada, hasta la reaparición de la soprano y el coro que nos llevan a un nuevo clímax.
El piano inicia una sección estática marcada como sublime. Una nueva intervención del coro, primero tímidamente, va aumentando su agitación, hasta llegar a la ira con gritos de rabia, acompañado por brutales acordes de la orquesta. El piano cierra con notas calmadas esta agitada sección.
Las flautas inician una enigmática sección, en la que interviene el coro y la soprano con sus notas misteriosas. Unos acordes de la orquesta nos conducen a una parte contemplativa. La entrada de la soprano y los coros nos llevan a una sección más dramática. Después de una masiva entrada del metal el piano inicia una sección contemplativa, que enlaza con la parte final de la obra.
Un gran crescendo precede la entrada del coro, que canta al unísono el motivo de cuatro notas de la muerte. La soprano hace su entrada de un modo estático sobre el anterior motivo. Entonces empieza la gran coda orquestal. Un crescendo termina con una simple nota, el fa sostenido.
La parte final presentó una gran dificultad tanto para Scriabin como para Nemtin, que toma las últimas líneas de la segunda versión del texto del compositor como resumen de esta tercera parte. Las transcribimos a continuación.
!Naceremos en el torbellino¡
!Despertaremos en el cielo¡
!Uniremos nuestros sentimientos en una simple ola¡
Y en la gran luminosidad
de la explosión final,
viendo a cada uno de nosotros
en la total belleza
de nuestras radiantes almas,
nos desvaneceremos...
y moriremos...
Reproducimos a continuación los comentarios escritos por Nemtin sobre estas últimas líneas, por su interés en la explicación de esta compleja obra.
Estas líneas son auto-aclaratorias. Pero la transición a este estado no está totalmente justificada en el texto de Scriabin. Por esto, es necesario que escriba mi propia clarificación. ¿Que pasaría en este punto con la música? Aquí he considerado una cosa en particular, que el epígrafe de la primera parte "Del calor de un momento brota la eternidad", es un claro reflejo del pensamiento actual. De acuerdo con las antiguas percepciones indias, el universo es pulsante. Esto significa que cada vez que se ha expandido, retorna de nuevo a un pequeño centro comprimido. Y continúa con este proceso una y otra vez.
La coda de la obra de Scriabin empieza con algo parecido a una transfiguración. Al llegar a su clímax encontramos una tranquila ceremonia, un sonido de campanas, al coro cantando. Casi cada motivo melódico de las tres partes es re-expuesto. Finalmente el coro al unísono canta las cuatro notas del motivo de la muerte. Pero esto no suena como muerte, sino más bien como un paso hacia otro estado de vida. Al principio, cuando suenan las campanas, estas cuatro notas se escuchan fuerte, entonces se van apagando y realmente todo tiende a desaparecer, a disolverse. Esto, encuentro que es verdaderamente lo que pasa en el verdadero final. Este muy parecido universo que se disipa en todas direcciones, empieza a auto-comprimirse en una única nota, aquella tan amada por Scriabin, el fa sostenido. El Acto ha terminado...
El hombre ha sufrido una transfiguración, transformándose en algo nuevo. La continuación, el saber en qué se transforma, ni Scriabin ni ninguno de los seres vivientes lo sabe. Es el Misterio, como indica el título general de la obra.La teoría actualmente más aceptada sobre la formación del Universo es la del Big Bang, expuesta por el astrofísico belga Lemaître. A partir de un punto inicial de máxima densidad de materia, el universo experimentó un rápido período de inflación cósmica, enfriándose y volviéndose menos denso. ¿Esta expansión continuará eternamente hacia la formación de un espacio infinito?´
La respuesta a esta pregunta ha generado respuestas contradictorias. Los teóricos de la Big Freeze apoyan la expansión permanente del Universo, mientras que otras teorías afirman que la materia oscura o sea una masa no visible con los medios actuales, ejerciría una fuerza gravitatoria suficiente para detener esta expansión, ocasionando la compresión de toda la materia, lo que se denomina como Big Crunch o Gran Implosión.
Esta última teoría concordaría con el llamado Universo Pulsante, lo cual está relacionado con el pensamiento de Scriabin y de la filosofía de Nietzsche. Los hechos se repiten, un día sigue a otro día, la vida sigue a la muerte en un proceso cíclico, el eterno revivir.
Aprovechando este trascendental tema realizaremos una serie de reflexiones, que nos ayudarán a comprender los temas que relacionan a Dios con los hombres, un tema referido por muchos compositores de la primera mitad del siglo XX.
El hombre consciente tiene un cierto vacío que intenta llenar con la creación de un Ser Supremo, creador del universo. Desde los pueblos más primitivos siempre el hombre ha buscado creer en algo sobrenatural a lo que dará el nombre de Dios. La conclusión a la que queremos llegar es que Dios ha sido creado por el hombre. Debido a sus creencias religiosas ha dado la vuelta a esta idea inicial afirmando que Dios ha creado al hombre.
Esta imagen de Dios ha ido variando a lo largo de la historia y de los pueblos. El cristianismo para acercar este Dios lejano y todopoderoso, ha creado una nueva imagen de Dios haciéndolo hombre. Con esta humanización se ha conseguido una figura más cercana al creyente.
En la filosofía de Nietzsche, cuando nos dice que Dios ha muerto, se refiere a una figura de Dios creada por el hombre, que ha envejecido y no sirve para los tiempos actuales. Debe crearse otro Dios más acorde con el presente.
Otra de sus ideas fundamentales es la del Superhombre. El hombre mediante sus continuos renacimientos va mejorando hasta convertirse en un propio Dios. Pero este Superhombre en realidad se ha vuelto arrogante y su superioridad lo convierte en un monstruo para la propia humanidad, como se ha comprobado con el nazismo y el comunismo. Según el tercer movimiento de la obra de Scriabin este Superhombre continúa con sus terribles guerras destructoras. En la parte final de la obra desaparece y renace un hombre nuevo, un hombre que nadie ha conocido, lo que nos lleva nuevamente al Misterio Final.
Como colofón a todas estas teorías filosóficas, el autor de estas líneas quiere expresar sus ideas personales sobre esta espinosa pero trascendental cuestión. Ténganse en cuenta que las ideas expresadas en las siguientes líneas no son dogma de fe, son solamente opiniones personales.
Lo que llamamos Dios es pura energía, una energía concentrada al principio de la expansión. Esta energía era el universo primitivo o sea Dios. Según la teoría del Big Bang, esta energía se convierte parcialmente en materia, según las leyes de Einstein que relacionan la materia con la energía, como dos caras de la misma cosa. A partir de esta materia que va evolucionando se llega a la aparición del hombre, que por ello, como toda la naturaleza, es parte de esta energía primitiva o sea de Dios.
Eliminando toda la parte ritual de las religiones, veremos mediante sencillos razonamientos, que esta teoría concuerda con lo expresado en los libros sagrados, teniendo en cuenta que fueron escritos por hombres, empleando un lenguaje sencillo acorde con los tiempos de su escritura. Como conclusión, sin querer extendernos más en este tema, dado el carácter eminentemente musical de esta obra, nos damos cuenta de que existe una sola religión. Lo que varía es la forma en que los hombres la han expresado, llegando en su posterior desarrollo a terribles aberraciones, lo cual confirma la humanidad de sus propuestas.
Si nos quedáramos con la simple idea inicial, todos los pueblos seríamos hermanos, habiendo evitado las terribles guerras originadas por la defensa de unas ideas religiosas absurdas por su modo de expresión. Con esto terminamos estas observaciones, dejando para una obra posterior, fuera del campo de la música, el desarrollo de las mismas.
Es curioso observar que en la misma época, un compositor de los Estados Unidos, Charles Ives, empezó en 1911 una obra llamada "Universe Symphony", en la que trabajó hasta 1951 sin poder terminarla. Analiza los mismos hechos trascendentales que Scriabin usando también un lenguaje musical nuevo.[1]
Volviendo a la vida de Scriabin describimos los últimos acontecimientos que impidieron la conclusión de su magna obra. En la visita que realizó a Londres en 1914 le apareció un grano en su labio superior, debajo del bigote. Por razones obvias los médicos no le dieron importancia. Después de bastante tiempo, cuando había regresado a San Petersburgo, el grano reapareció. Su última aparición pública tuvo lugar en dicha ciudad el 2 de abril de 1915.
Scriabin empezó a tener fiebre y los médicos realizaron diversos cortes en su cara. Estaba infectado por estreptococos y estafilococos, que se encontraban en su sangre. Como en aquella época no habían aparecido los antibióticos, Scriabin murió por una septicemia el 27 de abril de 1915.
Para terminar insertamos una foto de la biznieta de Scriabin, Nicole Scriabin, demostrando que la vida continúa después de la muerte en un eterno devenir.
[1] Véase "La Sinfonía en los Estados Unidos de América" Charles Ives