Josep Maria Ruera (1900-1988) nació en Barcelona el 2 de agosto de 1900 de un familia de Granollers, que cuando tenía 9 años volvería a su ciudad de origen, la capital de la comarca del Vallés Oriental. Allí empezó sus estudios musicales con el maestro Manel Glanadell, organista de la parroquia y de violín con Pere Brugués.
Continuó sus estudios en la Escola Municipal de Música de Barcelona y en el Conservatorio del Liceo con Amadeu Argelaga y Josep Munner en contrapunto y fuga. Una beca otorgada por el Ayuntamiento de Granollers en el año 1917 le permitió ampliar sus estudios con Joan Lambert y Joan Lamote de Grignon en orquestación y con Enric Morera en composición.
Para ganarse la vida forma parte de diversas orquestas de Granollers como "La Moderna". En 1922 se traslada a Barcelona donde colaborará con diversas orquestas siendo instrumentista de viola en la Orquestra Pau Casals durante el ciclo de Conciertos de Primavera en el Gran Teatro del Liceo.
Desde que cumplió los 17 años era organista de la parroquia de Sant Esteve de Granollers, cargo que continuaría al volver en 1926 a Granollers y no dejaría hasta su muerte, exceptuando su interrupción en 1936 a causa de la Guerra Civil.
En 1928 forma parte como profesor y subdirector de la recientemente inaugurada Escola Municipal de Música de Granollers, de la cual sería nombrado director en 1945, cargo que ejerció hasta su jubilación en 1984.
Dedicado enteramente a la música intenta ser neutral políticamente, como lo demuestra su nombramiento en 1936 de director de la Banda de Música de les Milicies Antifeixistes y al terminar la guerra director de la Banda de Música de la Falange.
En un esbozo autobiográfico escrito por el propio compositor nos habla de sus primeras obras, que reproducimos a continuación en versión castellana. El 31 de julio de 1921 en la Plaza del Ayuntamiento de Granollers se estrenó mi primera sardana, "Aires del Vallés", que obtuvo un resonante éxito. En el mismo año, el 26 de diciembre, en el Casino de la misma ciudad se representó el cuadro lírico "Aucells d'istiu" (Pájaros de verano) del Dr. Hermenegild Carrera con música mia, que gustó mucho al auditorio.
Por indicaciones de unos amigos, también he compuesto con el título de "Ambientes exóticos", cuatro pequeñas piezas de música de jazz con los títulos de Danza de los Espíritus, Leyenda china, Swing en las Pirámides y Navegando por los mares del Sur, que fueron interpretadas por varios conjuntos de jazz con tanto éxito, que las dos primeras fueron editadas y grabadas en un disco y hasta la Agencia Nacional Cinematográfica, el NODO, las incluyó diversas veces en sus emisiones informativas para ambientar escenas exóticas.
Entre sus primeras obras se encuentra "Meditació" compuesta en 1925 originalmente para clarinete y armonium. Se realizó una adaptación para clarinete y piano y también para flauta y piano. Una pieza escrita en un estilo neorromántico.
En 1929 compone "Ambients" para cuarteto de cuerda. Su primer movimiento presenta el tetracordio mi, fa, sol, la que años más tarde utilizará repetidamente en el cuarto movimiento de su obra Empúries. Un cuarteto intimista que utiliza elementos del folclore catalán.
Compuso una gran cantidad de sardanas para cobla entre las que destaca “La Verge Catalana" compuesta en 1930 siendo transcrita para banda. También tiene una versión para orquesta sinfónica.
Otras sardanas son "Sota la parra" compuesta en 1929 y revisada en 1983, "Tocs de festa" de 1930,. "Romería a Montserrat" compuesta en 1947 para dos coblas o "La veu de Catalunya" de carácter patriótico compuesta en 1972.
"Tres moviments simfònics" para banda fue compuesta en 1936 y se estrenó durante el concierto inaugural del XIV Festival de la Sociedad Internacional de Música Contemporánea, LA SIMC, celebrado en el Palau de Belles Arts de Barcelona el 19 de abril de 1936, gracias a la ayuda de su maestro y amigo Joan Lamote de Grignon. Está inspirada en los antiguos modos griegos.
Ruera funda en 1944 la Orquestra Selecció, que dirige a partir de 1957. Entre otras formaciones también dirigió el Quartet Clàssic de Granollers que se convirtió en la Orquestra de Corda de Granollers. En 1961 fue nombrado director de la Orquestra de Cambra de Granollers.
En 1971 su "Triptic laietà" recibe el premio Ciutat de Barcelona. Escrito para cobla tiene una versión para piano. Está dividido en tres tiempos, Barcelona, la ciutat, Barcelona, el port y Barcelona, la muntanya.
“Empúries" es un conjunto de cuatro poemas sinfónicos para orquesta y cobla. Según escribe su compositor, los motivos que han generado esta obra están inspirados en la contemplación y el análisis del melos de la Grecia antigua. Las contadas melodías que hasta ahora se han podido descubrir, procedentes de aquel tiempo lejano, me sugirieron la realización de esta obra, concebida y pensada en función del sistema modal griego, pero adaptándolo a los instrumentos y al gusto modernos. Los tetracordios y los pentacordios de las modalidades griegas son las células en que se fundamenta la obra.
La obra recibió el Premi Ciutat de Barcelona en el año 1972, pero la historia de su composición es bastante compleja. Anteriormente Ruera ya había declarado su interés por la música de la antigua Grecia y por Ampurias. Su sardana "Empúries, la grega" había ganado el primer premio de los Jocs Florals de Girona del año 1931. Luego la emplea en una obra perdida para órgano titulada "Bucòlics" y en los ya citados "Tres moviments simfònics" de 1936.
La composición de la suite empieza en el año 1959 cuando su obra "Empúries: poema per a cobla i orquestra" gana el Premio Pau Casals en los Jocs Florals de la Llengua Catalana celebrados en la Sorbona de París. Se convertirá en el cuarto movimiento de la suite.
El poema sinfónico Pastoral se estrenó en Granollers en 1968 interpretado por la Orquestra Ciutat de Barcelona dirigida por Antoni Ros Marbà. Se convertirá en el primer movimiento de la suite.
La obra definitiva se estrenó después de ganar el Premi Ciutat de Barcelona, en Granollers el 2 de mayo de 1976 interpretada por la Orquestra Ciutat de Barcelona y la Cobla Ciutat de Barcelona dirigidas por Antoni Ros Marbà, que se grabaría para el sello Columbia al siguiente año.
El primer poema, Égloga, está acompañado por la siguiente referencia literaria escrita por el propio compositor. En la dulce hora del atardecer, el Pastor canta a la Naturaleza; el sonido de su flauta llena todo el paisaje. Cuando todo lo que le rodea, e incluso las áureas del mar próximo, se suman a su canto, hiere los aires el sonido penetrante de una melodía acompañada por los latidos rítmicos de un timbal; es la resonancia de las fiestas en las que los griegos honran a una de sus divinidades.
En procesión se dirigen hacia el templo y el ruido de fondo va creciendo hasta estallar en una danza dionisíaca. El Pastor prefiere la belleza ubérrima de la Naturaleza, pero por unos momentos queda subyugado por el movimiento seductor de una danza bailada por un grupo de bellas vírgenes. Luego, la procesión se aleja y el Pastor permanece solo de nuevo... El bullicioso festejo ha pasado tentador y la noche envuelve al Pastor y el delicioso paisaje de Ampurias.
La música sigue un relato parecido al descrito empleando su versión de la música griega. La flauta del pastor que inicia el relato se enfrenta a los ritmos festivos de los griegos, pero al final regresa a la soledad de su flauta como un movimiento en defensa de la Naturaleza.
El segundo, Dansa en cercle, está acompañado por una referencia literaria procedente de La Ilíada de Homero. Un infante pulsaba armoniosamente la cítara... y los adolescentes y las vírgenes danzaban formando un círculo.
Un tema de carácter rítmico acompañado por la madera se va incrementando, hasta volver a su dulce inicio en forma de repetición. Luego aparece un segundo tema, que en la parte central es tomado por la tenora, dando principio a una rítmica danza que se repite en la sección final precediendo a la coda.
El tercero, Núpcies, está precedido por el siguiente comentario del compositor. En la placidez de la casa de campo, Helena se ocupa de los habituales quehaceres domésticos. Esta placidez es ahora conmovida por un hecho inesperado; un joven guerrero ha pedido a Helena por esposa. El padre de la doncella accede y el guerrero va a buscarla con la gallardía del hombre habituado al triunfo.
Helena es conducida a la casa del Esposo mientras un grupo de doncellas la acompañan cantando un himno nupcial que, para ella, atemorizada, es un canto de tristeza. Al llegar, el Esposo, cumpliendo con el ritual de consuetud, la toma en sus brazos obligándola a entrar en la casa simulando una lucha, como si la raptara, para demostrar que la ha conquistado gracias a su fuerza... Helena se halla ahora en otro hogar parecido al de sus padres. Vuelve la placidez melancólica de siempre, alterada solamente por los momentos amorosos del Esposo...
Un movimiento de carácter lírico emplea una cálida melodía para representar el ambiente feliz hogareño. La atmósfera se altera al aparecer el guerrero. El triste himno nupcial da paso a los agresivos compases, que nos muestran la fuerza varonil y pasional. Luego la música se tranquiliza en un acto de aceptación del destino como es costumbre, volviendo al estado de placidez inicial, como si nada hubiera cambiado. Excepto los instantes amorosos más o menos obligados por el Esposo.
La descripción literaria del movimiento concuerda completamente con la descrita en el programa de mano para la sardana "Nupcial" de Ricard Lamote de Grignon.[1] El redactor del programa de mano copió equivocadamente el escrito de Ruera, pues Lamote había dejado escrito en la partitura su propia interpretación.
El cuarto poema, Festival, está escrito para orquesta acompañada por la cobla. El propio compositor escribe su referencia literaria que reproducimos a continuación. Los griegos desembarcados en Ampurias organizan una fiesta para conseguir la confianza de los indígenas, gente ruda y de genio. La fiesta va a consistir en una exhibición de danzas griegas. La orquesta, griegos, empieza con el tetracordio frigio, el modo que tranquiliza a los hombres. Siguen luego unos compases preliminares de invitación a la danza. Los indígenas se abalanzan atropelladamente pero enseguida quedan en silencio y la curiosidad los mantiene atentos. Se suceden tres danzas cortas: en primer lugar la de las Ninfas, que desaparecen sutilmente cuando aparecen los Sátiros; después de la danza de éstos, sigue la danza Pírrica.
A los indígenas, la copla, no les complace, en este acto de concordia, una danza guerrera, y, por lo tanto, justo al inicio de la última danza, la suspenden con el sonido de sus rústicos pero expresivos instrumentos, y empiezan su propia danza, sardana, para dar las gracias. El tema es breve y sencillo pero vigoroso. Los griegos quedan admirados y, al principio tímidamente y después con confianza, van adaptándose a la danza autóctona. Los indígenas van moderando su rudeza. La orquesta y la copla dialogan con un mismo sentimiento. Las dos nisagas se comprenden mutuamente. Los indígenas, enemigos de cualquier invasor, aceptan caballerosamente a los ocupantes. El arte y la gracia del pueblo griego ha obrado esta maravilla.
La música sigue la descripción literaria fielmente, por lo cual creemos que no es necesario añadir más comentarios. Las notas de la cobla, que representan a los indígenas, contrastan con las de la orquesta a las que finalmente se imponen, en una demostración de los valores raciales de nuestro pueblo que se imponen a los invasores. Pero realizando un acto de concordia mediante negociación con los presuntos enemigos con los que terminan integrándose.
La “Glossa de l'Antic Ball de les Donzelles de Granollers" compuesta en 1975 es una de sus últimas obras para cobla, basada en una danza folclórica. Se ha realizado su transcripción para piano.
Sus orígenes se remontan al año 1563, cuando en Granollers, se fundó una cofradía destinada a las doncellas solteras, con el objetivo de proporcionar un dote de casamiento a las muchachas de familias con rentas bajas.
A finales del Siglo XIX la fiesta pasó a celebrarse durante los carnavales. En la actualidad ha pasado a ser un ballet que se representa durante la Festa Major a la plaza de la Porxada de Granollers en el mes de agosto.
Josep María Ruera i Pinart murió en Granollers el 31 de mayo de 1988. En el centenario de su nacimiento la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya junto con la Cobla Sant Jordi, Ciutat de Barcelona dirigidas por Antoni Ros Marbà interpretaron su obra más conocida, "Empúries".
[1] Véase Ricard Lamote de Grignon.