RODRIGUEZ DE LLAUDER

Manuel Rodríguez de Llauder (1906-1988) nació en La Coruña en 1906. Descendiente del general Manuel de Llauder y de Camín, que fue Capitán General de Cataluña entre 1832 y 1835. Marqués del Valle de Ribas, pertenece por línea materna a una antigua familia catalana. Estudió Derecho y Música. Las primeras lecciones de piano las recibe del maestro mallorquín Miguel Negre y de Modesto Serra en el Conservatorio del Liceo de Barcelona.

Fue uno de los introductores de la música de jazz. Sus primeras obras están datadas en 1927 en el El Havre, París y Lisboa. Debutó como pianista en 1929 y compuso obras de jazz sinfónico.

Entre 1933 y 1935 compuso música para la escena, que se representó en teatros del Paralelo de Barcelona. Con el pseudónimo de Rod Lauder ha compuesto muchas canciones ligeras. En 1939 escribe un "Himno Triunfal" para orquesta y coro y diversas suites para piano. En 1942 se presentó como pianista en el Palau de la Música interpretando sus propias obras.

También compuso música para dibujos animados, fue durante bastantes años crítico musical del diario El Noticiero Universal de Barcelona y dirigió la sección musical del Instituto de Estudios Norteamericanos.

La "Rapsodia sincopada" es su obra más conocida y por la que es recordado. Se trata de una de las primeras obras de jazz sinfónico escritas en España. Compuesta en 1961 para piano y orquesta, se estrenó el 22 de febrero de 1961 en el Palau de la Música Catalana interpretada por la Orquesta Sinfónica de Barcelona. Esta agrupación se vio aumentada con una sección de saxofones y otros elementos apropiados para la interpretación de este tipo de música.

Los prejuicios unidos al saxofón desde su invención, debido a su vinculación con las bandas militares y civiles, su supuesta ineptitud para matizar o expresar, su uso por la música ligera y de entretenimiento, fueron muy acusados en nuestro país hasta fechas recientes, siendo un instrumento poco más que proscrito de los ámbitos sinfónicos.

El 24 de noviembre de 1962 se estrenó en forma de ballet en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, con coreografía del maestro Joan Magrinyà y dirigida por Adrian Sunshine. También se ha realizado una transcripción para banda por el maestro Juan Alfonso, que se interpretó el 17 de marzo de 1963 por la Banda Municipal de Barcelona dirigida por el maestro Pich Santasusana, con la colaboración de la pianista Ana María Cardona que también había participado en el Liceo.

Según el programa de mano de dicho concierto, está dedicada a la memoria de George Gershwin y el autor ha querido plasmar en esta obra el ambiente típico y emocional del folclore norteamericano, empleando una estructura armónica rica en cromatismos modulantes y en sugestivos efectos rítmicos. 

Después de una breve introducción orquestal, el piano inicia un cantábile lento y melodioso, que después se anima con la orquesta. Tras un breve movimiento ágil y muy sincopado, surge un melancólico blues que se enlaza con otro tema vivaz, a lo boogie-woogie. Sigue un allegro giocoso que el piano desarrolla en variaciones, para terminar en una coda que recoge con gran vibración sonora los temas principales de la obra.

Terminamos con la inclusión del guion del ballet  escrito por Antonio Chic. Verano 1962. Una fiesta en cierto lugar elegante de la Costa Brava. La muchacha para quien se celebra la fiesta, recuerda con nostalgia, su encuentro con un atractivo joven, del cual fue separada por sus amigas sin llegar a saber ni siquiera su nombre. La muchacha baila con su hermano y un amigo invitado a la fiesta pero, en todo momento está pendiente de su quimérico recuerdo. 

Aparecen los demás invitados, y se inicia el baile. La muchacha complace a sus amigos bailando con todos ellos, pero, en cuanto puede, prefiere refugiarse entre sus amigas más jóvenes, con las cuales puede revivir su obsesionante encuentro. 

A solas, recuerda aquella noche en que, paseando con sus amigas y al regresar a su casa, conoció a aquel muchacho que ya nunca habría de olvidar. Sus amigas les separaron sin tiempo de citarse para mejor ocasión, y, desde entonces, muchas veces los dos invocarían el recuerdo de su encuentro. 

La fiesta sigue, el recuerdo se desvanece y los muchachos, algo alegres, juegan y se divierten sin descanso. En el momento de mayor alegría, llega un invitado inesperado. La muchacha acude a recibirlo y ambos se reconocen como a la persona de su recuerdo. Entre la alegría general los jóvenes enamorados olvidan, al fin, su quimérica imagen. La realidad ha superado al recuerdo.

No conocemos ni el lugar ni la fecha de la muerte de este compositor. Suponemos que fue en 1988, pues su título nobiliario como Marqués del Valle de Ribas, fue cedido en este año a José Luis Rodríguez y Zanetti.