La “Sinfonía Nº 6 en la menor” fue empezada en el año 1903 durante sus vacaciones de verano, en la casa que Mahler se había construido en Maiernigg cerca del lago Wörthersee. Llegó el 10 de junio y se puso inmediatamente a trabajar en su obra. Durante este tiempo compuso parcialmente tres de los movimientos de la obra. Alma en sus memorias, cuenta como Mahler le dijo que había escrito un tema que la representaba. Se trata del segundo del primer movimiento, como comentaremos mas adelante. El 20 de julio se tomó un período de verdaderas vacaciones, viajando en tren a las Dolomitas acompañado por su bicicleta.
Durante el siguiente verano terminó la obra. En el mes de junio de 1904 regresó solo a Maiernigg, pues su mujer tuvo que esperar más de quince días en Viena para reponerse del nacimiento de su segunda hija, Anna Justina, a la que llamaban Gucki. La mayor era conocida con el mote de Putzi. El tiempo era muy malo y Mahler no lograba concentrarse en su obra. A principios de julio con un mejor tiempo realiza una nueva excursión a las Dolomitas. Allí en pocos días encuentra su inspiración para terminar la obra. Cuando a finales de agosto se prepara para regresar a Viena, anuncia que ha terminado su obra. Luego la interpreta al piano delante de Alma. Comenta que es la más personal de su marido y que ha nacido directamente de su corazón.
La obra se estrenó el 27 de mayo de 1906 en Essen, durante el Festival del Allgemeiner deutsche Musikverein dirigida por el propio compositor. La obra bien recibida por el público no tuvo éxito entre los críticos. En el mes de noviembre se interpreta en Munich cambiando el orden de los movimientos. En segundo lugar se interpreta el adagio y luego el scherzo. Pero en el mes de enero de 1907 Mahler vuelve a restablecer el orden inicial, antes de su estreno en Viena. La última revisión de la obra la efectuó en 1908.
La orquestación comprende un piccolo, cuatro flautas, dos doblando como piccolo, cuatro oboes, dos doblando corno inglés, corno inglés, cuatro clarinetes, un clarinete bajo, cuatro fagots, un contrafagot, ocho trompas, seis trompetas, tres trombones, un trombón bajo, tuba, dos pares de timbales y una amplia sección de percusión formada por glockenspiel, cencerros, campanas tubulares, látigo, martillo, xilófono, címbalos, triángulo, tambor, tambor bajo, tam-tam, dos arpas, celesta y la cuerda. El conjunto de percusión fue muy criticado en su época, mediante viñetas en las que se decía que todavía le faltaba la bocina.
El primer movimiento allegro energico, ma non troppo está escrito en la forma clásica sonata. La introducción empieza con una marcha sobre la cual se construye el primer tema. Un redoble de timbales abre una sección intermedia con un tema desdibujado de coral que lo separa del segundo tema. Un tema ascendente que según Mahler es una pintura musical del optimismo de su joven esposa. Con este tema termina la exposición. Esta sección se repite desde el principio. Algunos directores omiten esta repetición, continuando directamente con el desarrollo. Empieza con la marcha militar, que pronto se combina contrapuntísticamente con una melodía de los violines. Siguen variaciones del primer tema, apareciendo luego el segundo tema con ritmo de marcha. Continua con una tranquila sección intermedia, reflejando la paz de los campos alpinos, con recuerdos del tema de coral acompañado por los cencerros de las vacas. La trompa introduce nuevamente el segundo tema y luego interpreta un dúo con el violín solista. Se escucha de nuevo el sonido de los cencerros, hasta que regresa el ritmo de marcha con recuerdos del coral. El primer tema marca claramente el inicio de la reexposición, que se efectúa de forma variada. La extensa coda utiliza elementos de ambos temas, terminando con un climax basado en el segundo tema.
El segundo movimiento corresponde al scherzo, wuchtig, pesado. La danza presentada por el scherzo no es en realidad una danza alegre. Contiene motivos lúgubres como una variante de sus típicas danzas de muertos. Su instrumentación es agria con la utilización del piccolo, clarinete y xilófono. Según Alma se trataba de la danza arrítmica de sus dos hijas, pero esto no es demasiado creíble, si pensamos que cuando Mahler compuso este movimiento en 1903, su segunda hija no había nacido y la primera tenía pocos meses. El trio contrasta con la danza mediante una frase del oboe repetida por la cuerda. Lleva la indicación Altväterisch, al modo de los abuelos. Por su ceremonioso contrapunto recuerda una danza antigua. Al final del trio aparece un motivo nuevo de ritmo ondulante. Luego se repite el scherzo en forma variada. El trio aparece nuevamente como una recapitulación, pero también en cierta forma de desarrollo. En Mahler las construcciones nunca son sencillas. Esta sección termina con el recuerdo del motivo de ritmo ondulante, que prepara la última intervención de la danza del scherzo. Termina con un acorde disonante y parece volver al ritmo del trio, pero aparece de nuevo brevemente el tercer motivo de ritmo ondulante. Luego la actividad va disminuyendo hasta llevarnos al silencio.
Sigue un andante moderato como punto de respiro por su apasionado lirismo, que contrasta con el resto de la obra. Un tema de apariencia sencilla pero que irá variando a lo largo del movimiento. El segundo tema es presentado por el corno inglés y completado por la cuerda. Es un tema melódico apasionado, al estilo de los que más adelante construirá el maestro Rodrigo. Mas adelante la trompa nos recordará el tema, seguido por el clarinete y completado por la cuerda. Sigue un bucólico pasaje con presencia de los cencerros de las vacas que termina la primera sección. Entonces se vuelve al principio de forma variada. Los violines llegan a sus registros más agudos antes de regresar al melódico segundo tema interpretado por el oboe. La cuerda lo repite llevándolo a su climax. La música es conducida hacia la cadencia final con los últimos motivos temáticos, antes del suave final.
El movimiento final, sostenuto, allegro energico es uno de los más extensos de Mahler, con una duración de unos treinta minutos. Escrito en una amplia forma sonata, con una introducción lenta. Los múltiples motivos empleados en su construcción hacen difícil su análisis. Una introducción lenta nos servirá de punto de referencia, al repetirse cuatro veces. Diversos temas de los anteriores movimientos son apuntados, pero ninguno llega al desarrollo. Los violines inician la introducción, pero pronto entran con energía los metales con notas trágicas. La tuba presenta un fúnebre tema y los clarinetes recuerdan otro, perteneciente al scherzo. La atmósfera se hace lúgubre y pesada. Una marcha triste es iniciada por el viento. Llamadas ácidas de la trompeta. Se escucha un motivo del primer movimiento, como la llamada del destino. La marcha continúa hasta resolverse en un crescendo, que marca el final de la sección de introducción. El primer tema del allegro está construido por una especie de pesada marcha. Las trompas inician un complejo segundo grupo temático de carácter más melódico, con variantes épicas. Especialmente notable en la sección siguiente, conteniendo una melodía épica iniciada por la trompa.
Aparece por segunda vez la introducción lenta, lo cual nos marca el comienzo de la sección de desarrollo, que nos lleva de nuevo al bucólico tema de los cencerros. Aparece nuevamente el segundo tema. Después de una sección mas calmada, surge un crescendo escuchándose el primer golpe de martillo, que da paso a la sección central del desarrollo. Fragmentos de fanfarrias dan paso a una sección con ritmo de marcha. Alcanzada la calma se llega a un crescendo, que culmina con el segundo golpe de martillo. La sección continúa hasta una cadencia, cuya resolución nos lleva por tercera vez a la introducción lenta. Reaparece el tema de los cencerros. El oboe introduce una frase con cierto parecido al tema de Alma, continuada por el violín hasta llegar a otro crescendo que cierra el desarrollo.
La recapitulación se inicia con la interpretación modificada del primer tema. El segundo tema apenas se recuerda. Un crescendo no llega a resolverse, estallando en un acorde disonante. Se produce el tercer martillazo y la música regresa a la introducción por última vez. Se inicia una marcha lenta para trombones y tuba. Cuando parece que llegamos a una conclusión tranquila aparece un fuerte acorde, como una brutal llamada del destino, que termina la obra en la mayor desolación.
Nos preguntamos como pudo escribir Mahler una obra tan amarga, cuando se encontraba en uno de los momentos que nos parece más felices de su vida. Una respuesta que dio el propio compositor fue, son las crueldades que he sufrido y el dolor que he sentido.
La obra fue conocida con el nombre de “La Trágica”. Mahler escribe una obra autobiográfica. El primer movimiento expresa su fuerza, como un héroe avanzando con el ritmo de sus marchas. Pero una y otra vez encontramos motivos dolorosos que empañan su felicidad. La visión de su joven esposa la realiza de un modo optimista. La paz encontrada en la naturaleza es expresada con imitaciones como los cencerros de las vacas. El final parece ser triunfal pero de un modo como si no se creyera demasiado en este triunfo.
El segundo movimiento hace renacer sus fantasmas, con la idea de la muerte, expresada por la danza espectral. El trio con su contrapunto ceremonioso, que recuerda el pasado, tampoco es demasiado alegre. La interpretación de Alma diciendo que veía en el movimiento la danza de sus hijas, podía tener un sentido premonitorio, al morir poco tiempo después la mayor y convertirse en una danza de la muerte. Téngase también en consideración que el último de los “Kindertotenlieder”, (Canciones a la muerte de los niños), lo compuso en el año 1904, o sea antes de la fatal desgracia.
En contraste, el andante es el único movimiento lírico verdadero de la obra. Encontramos un apasionado tema romántico y la apacible nueva presencia de las vacas en los pastos alpinos. Muestra los momentos de felicidad que algunas veces se producían en su vida.
La introducción del último movimiento nos sumerge en un caos horrible, una visión negativa de la vida. Cada vez que nuestro héroe quiere levantarse para seguir luchando, es abatido por un simbólico golpe de martillo. La obra termina con una pesimista coda. Un negativo acorde final parece decir no a la vida. Parece expresar un rechazo a la vida terrenal, sin tener ningún consuelo, al no aceptar otra forma de vida, sin creer en la existencia de otro mundo. Según comentó el director Bruno Walter, el significado de la obra podría resumirse en la siguiente amarga frase, la existencia es un castigo, la muerte deseable y la vida odiosa.
Esta obra supuso uno premonición sobre lo que sucedería en su propia vida. Como si hubiera adivinado su futuro, al año siguiente de su estreno, en 1907, recibió tres duros golpes, al parecer reflejados por los tres golpes de martillo, como duros golpes del destino. En la primavera solicitaron la dimisión de su cargo en la Opera de Viena, en julio fallece su hija mayor Anna, a la edad de cuatro años y finalmente, unos días mas tarde, un médico le diagnostica la enfermedad cardiaca que padecía y que le llevaría a la muerte. En la última revisión de la obra, efectuada en 1908, suprimió el tercer golpe de martillo. Pero parece que antes de morir había expresado el deseo de restituirlo.
Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya
Pinchas Steinberg 18-19-20/01/2019