La “Sinfonía Nº 5” Op.50 fue empezada a finales de 1920, mientras colaboraba como se ha dicho con la orquesta sueca de Göteborg. Su primer movimiento fue terminado a finales de 1920 y en marzo de 1921 tenía compuesta la mitad de la obra, pero otros trabajos, como se ha indicado, le impidieron seguir trabajando en su composición. Finalmente la obra se completó en 1922, nueve dias antes de su estreno en Copenhagen, el 24 de enero de 1922. Se estrenó en Suecia en 1924.
Está orquestada para la cuerda habitual, un piccolo, dos flautas, dos oboes, dos clarinetes, dos fagots, contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba y percusión compuesta por timbales, triángulo, platillos, tambor militar y celesta. Requiere un clarinete y el tambor militar como solistas, debido a la importancia de sus partes. Una sinfonía que para algunos críticos es considerada como la mas importante de su autor. Una obra que pasa del romanticismo de Brahms al modernismo, como es habitual en la música de Nielsen y que influyó a otro gran sinfonista del siglo XX, Dmitri Shostakovich.
Está dividida en dos movimientos, pero cada uno consta de dos partes. El primero, tempo giusto, adagio non troppo, empieza con un tema oscilante en las cuerdas, los fagots añaden una nueva melodia buscando asentar su tonalidad, pero abandonan enfadados con un rápido dibujo descendente, al no conseguir su propósito. Siguen las trompas tomando el tema y con ecos de las flautas. Aparece un tema ondulante en el violín que será importante en la obra, acompañado por el resto de la cuerda. Los violoncellos añaden tétricas figuras. La música parece moverse en un terreno lleno de incertidumbres tonales. El tema ondulante reaparece, timidamente. El tambor militar o caja clara realiza su primera aparición. Acompaña a un ritmo ostinato marcado por los timbales y la cuerda grave. El tema del violín es acompañado por el ritmo en forma de siniestra marcha de timbales y tambor, que continúan con su ritmo persistente. El clarinete introduce sus propias notas ondulantes. El tema inicial reaparece en las trompas y fagots, pero el tambor vuelve a intervenir con los violines, que reanudan el tema principal. El oboe interpreta el primer tema ondulante, acompañado misteriosamente por la celesta. La escena se va tranquilizando a pesar de los antagonismos.
La segunda parte del movimiento, adagio non troppo, empieza con un nuevo tema glorioso que se expande contrapuntísticamente, hasta alcanzar un gran climax. La escena empieza a oscurecerce, hasta que el tema renace en los violines. La lucha empieza cuando la madera interpreta nuevamente su tema ondulante. Trompas y trombones se esfuerzan en mantener el tema del adagio, mientras sufren ataques cada vez mas fuertes del tema ondulante de la madera. El tambor militar regresa con fuertes golpes, intentando detener la música. En una lucha desesperada los metales intentan salir de la lucha, cada vez mas intensa por los desesperados golpes del tambor y las ondulaciones de la madera. Finalmente trompetas y trompas logran salir victoriosas, levantando con orgullo en tema del adagio. Mientras el sonido vencedor va desapareciendo, se escuchan todavía redobles del tambor y un solo del clarinete interpretando una triste cadencia.
Nielsen daba mucha importancia a la lucha interpretada en este movimiento. Decía que el redoblante tenía que intentar hacer todo lo posible para detener el tema orquestal, realizando improvisaciones si era necesario. Una sinfonía que recordaba todavía la Gran Guerra, que a pesar de la cual el hombre salía triunfante.
El segundo movimiento, allegro, presto, andante un poco tranquillo, allegro, también se puede dividir en dos partes. La primera empieza con un allegro, con un primer tema agitado, antes de que el oboe introduzca un nuevo tema. Una pausa separa lo que diríamos el principio del desarrollo, si la obra siguiera la forma sonata, pero la música se va desarrollando continuamente, sin un requerimiento formal. La lucha entre las tonalidades continúa, especialmente entre la madera y los violines. Se llega a un largo crescendo que termina en un climax interrumpido, dejando solas a las cuerdas muy agitadas, empezando un decrescendo que continúa la lucha entre las tonalidades. Esto nos conduce a un presto en forma de fuga, con un tema saltarín introducido por los primeros violines, a los que se suman los segundos, las violas y luego los fagots, con una brusca interrupción de los timbales y los clarinetes. Después entra el resto de la orquesta en un climax polifónico. El ritmo se detiene, dejando sola a una flauta con una melodía descendente.
La segunda parte empieza con el andante un poco tranquilo en forma de una nueva fuga, relacionada con la anterior, iniciada por los violines. Luego se añade la viola y los violoncellos. Un fagot y una trompa completan la polifonía, mientras el tema se vuelve mas luminoso. Las flautas le dan un toque de dulzura. Luego regresan las cuerdas reiniciando la fuga, a las que se añade el viento, para conducirnos a la parte final. Regresa el allegro en forma de reexposición libre del movimiento. La tonalidad se hace mas firme, apareciendo de nuevo los dos temas del principio del movimiento de un modo muy concentrado, en las maderas escuchamos el tema compuesto por tres notas, antes de que golpes de los timbales nos conduzcan de modo positivo hacia la resolución del conflicto, lo cual nos conduce a una resplandeciente coda final.
Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya
Kristjan Järvi 14-15 Enero 2017