La “Sinfonía Nº 13 en si bemol menor” Op.113 (Babi Yar) fue compuesta en 1962 sobre textos del poeta ucraniano Yevgeny Yevtushenko. La lectura de su poema Babi Yar, un ataque al antisemitismo, movió al compositor a escribir un oratorio en defensa de las minorías de los pueblos oprimidos, siendo los judíos su ejemplo más representativo. Una sugestión del propio poeta convirtió la obra en una forma más extensa, añadiendo cuatro poemas, uno de ellos, Miedos, escrito expresamente para ello.
Se trata de una obra intermedia entre el oratorio y la sinfonía, en cinco movimientos, para bajo solista, coro masculino de bajos y orquesta. Se estrenó en Moscú el 18 de diciembre de 1962 dirigida por Kyril Kondrashin. Los textos empleados no fueron bien acogidos por la crítica política moscovita. Los estalinistas se manifestaron para prohibir su interpretación, pero el gobierno no prohibió el acto, vista la reputación internacional tanto del poeta como del compositor. La obra se repitió en dos ocasiones hasta que los censores de la época de Brezhnev la prohibieron. El estreno fuera de la URSS tuvo lugar en Philadelphia en 1970, en una interpretación de la Philadelphia Orchestra dirigida por Eugene Ormandy, presentándola como la obra prohibida por los soviéticos.
La sinfonía está orquestada para madera por triplicado, el metal normal, una percusión aumentada, incluyendo pandereta, triángulo, bloques de madera, castañuelas, campanas, piano, dos arpas, la cuerda con un mínimo de 64 instrumentistas, un bajo solista y un coro masculino formado como mínimo por cuarenta voces bajas.
Yevgeny Yevtushenko, nacido el 18 de julio de 1933 en Irkutsk de una familia de emigrados ucranianos escribe en 1961 el poema Babi Yar, en el que ataca la indiferencia soviética ante la masacre de judíos cerca de Kiev en el mes de septiembre de 1941. Entre 1963 y 1965 le fue prohibido viajar fuera de la Unión Soviética por sus poemas considerados políticamente incorrectos. En el año 1970 estuvo asociado con el escritor disidente Alexander Solzhenitsyn. Actualmente trabaja como profesor de poesía en la Universidad de Tulsa en Oklahoma y en el Queens College of the City University of New York.
Para apreciar el talante del poeta, reproducimos una anécdota ocurrida durante un viaje a la selva amazónica. Yevtushenko se encontraba una noche en Leticia (Colombia) en la ribera del Amazonas, cuando observó un incendio al otro lado del río. Entonces intentó convencer a sus hosteleros colombianos para ayudar a sofocar el fuego. Ellos se encogieron de hombros replicándole, No importa, es del lado peruano. El poeta ruso escribe entonces este pequeño poema en castellano:
No hay lado colombiano
No hay lado peruano
Solo hay lado humano
Después de esta pequeña historia, que nos sirve como pide el poeta, para humanizar la obra, continuamos con el verdadero tema en que se basa fundamentalmente la sinfonía de Shostakovich. Babi Yar es el nombre de un barranco situado cerca de la capital de Ucrania, Kiev. En la mañana del 28 de septiembre de 1941 los invasores nazis que habían ocupado Kiev reunieron a los judíos de la ciudad cerca del cementerio, donde esperaban ser deportados. Pero los alemanes decidieron eliminarlos. Las ametralladoras abrieron fuego sobre la masa indefensa de hombres, mujeres y niños. Los cadáveres fueron arrojados al vecino barranco de Babi Yar. Más de 33000 judíos fueron masacrados en pocas horas, convirtiéndose en una de las escenas más duras del holocausto. Luego en el mismo sitio fueron fusiladas más de 60000 personas, incluyendo a gitanos y miembros del partido comunista. Lo más doloroso para los soviéticos fue la participación en la masacre de colaboradores ucranianos junto a los miembros de las SS.
El primer movimiento, adagio, lleva el título Babi Yar. Empieza con una breve introducción orquestal. Presenta una sombría melodía en los registros graves de la orquesta, junto a lúgubres intermitentes tañidos de una campana, que está influenciada por la música de Mussorgsky, del cual Shostakovich había orquestado las Canciones y Danzas de la Muerte. El coro de bajos nos dice que en Babi Yar no existe ningún monumento recordando la tragedia, mediante un tema melancólico parecido a una triste canción folclórica rusa. El bajo solista empieza un trágico recitativo realizando una histórica regresión, identificándose con todos los perseguidos, desde los judíos, a Jesucristo en la cruz, a Dreyfus. La tensión aumenta cuando recuerda el brutal asesinato de un muchacho en Bielostok por rusos borrachos, siendo comentado por el coro. El coro canta con rabia la frase,
¡Golpea a los judíos, salva a Rusia!
Retorna el tema del principio como un lamento por el antisemitismo ruso, que es tomado por las palabras del bajo. Recuerda que la culpa no hay que buscarla en el noble pueblo ruso sino en los infames que lo gobiernan, que orgullosamente proclaman, la unión del pueblo ruso como canta el coro.
La música presenta un tema más enérgico como para remarcar la última frase del coro. Sigue el bajo con un emocionado recuerdo del drama de la niña Ana Frank. Traducimos unas frases cantadas por el solista que nos producen una intensa emoción.
Las hojas, prohibido.
El cielo, prohibido.
Pero abrazarnos, en silencio,
Eso nos está todavía permitido.
La parte final del relato está interrumpida por frases del coro anunciando la llegada de los nazis. Son los golpes en la puerta, que el propio compositor había temido tanto. Un fuerte clímax orquestal nos describe la tragedia, el asesinato de tantas víctimas inocentes.
Esto nos lleva al canto fúnebre final, en forma de recapitulación, iniciada por el coro con su primer tema. Luego el bajo se identifica con cada persona mayor, con cada niño muerto en Babi Yar. Las últimas frases cantadas por el solista identifican al propio compositor,
No tengo sangre judía en las venas.
Pero me odian todos los antisemitas.
Con un odio feroz endurecido
Así me odian, como si fuera judío.
Termina uniéndosele el coro con la siguiente frase,
¡Por esta razón, soy un verdadero ruso!
La coda final realza con fuerza la contundente frase, mediante potentes acordes del tutti orquestal, terminando con una nota desafiante. En el año 1974, bajo el gobierno de Brezhnev, se colocó una escultura de bronce como mudo testimonio de la masacre.
Añadiré una personal vivencia en relación con esta parte de la sinfonía. En una de mis escapadas al entonces paraíso de Andorra, conseguí la primera versión grabada de la sinfonía, la de Evgeny Ormandy de 1970, un microsurco de la RCA, importado de Alemania, cuya carpeta decía Schallplatten-Uraufführung des in Rußland verbotenen, sensationellen Protest-Werkes, o sea primera grabación discográfica de la sensacional obra de protesta, prohibida en Rusia. Interesado por el poema que lleva el nombre de la obra realicé su traducción al castellano a partir de su versión alemana. Me impresionaron mucho las palabras de la historia de Ana Frank las cuales se han mostrado anteriormente.
Pero lo curioso de la historia es que ahora, más de 35 años después de mi descubrimiento, navegando por la red encuentro unos comentarios escritos en un blog, o sea una de estas páginas de Internet donde la gente puede poner sus propios comentarios, un escrito de un muchacho chileno que comenta los mismos versos del poema Babi Yar, resaltando las mismas frases que me habían emocionado tanto en mi juventud. Con estos párrafos solo intento demostrar que la calidad de una obra es imperecedera y que la juventud de nuestros días la puede apreciar del mismo modo que lo hicimos nosotros en una anterior generación.
El segundo movimiento, allegretto, lleva el título Yumor, que significa humor. Representa el scherzo de la sinfonía tomando el texto de otro de los poemas que lleva el mismo título. La atmósfera musical ha cambiado totalmente respecto al anterior movimiento. Una breve introducción musical nos lo demuestra con su música alegre, con cierto grado de ironía y de burla. El bajo recita un texto expresando que los grandes soberanos lo poseen todo, pero el humor no lo pueden tener. El coro subraya las frases del bajo. Luego intercambia una serie de frases con el coro en un tono más festivo,
Querían comprar el humor.
¡Pero es algo que por dinero no se puede conseguir!
Querían asesinar al humor.
¡Pero se les rió en sus narices!
Un solo de violín acompañado por la orquesta acompaña el final de las frases como una burla. Diversas frases entre el solista y el coro nos dicen que cuando intentan matar al humor vuelve a resucitar con más fuerza todavía. La danza del scherzo aparece triunfante después de las palabras.
Continúa con la parte correspondiente al trío, con un aire más dramático, al presentar el humor político. La repetición de la danza nos lleva nuevamente al scherzo. Solista y coro nos cuentan que al humor lo quisieron poner entre rejas, pero no se puede atrapar. Es inmortal, es astuto y listo. En la coda el solista y luego junto con el coro nos presentan las últimas frases como conclusión,
El humor avanzará a través de todo y de todos.
Así demos toda la gloria al humor.
Es un ser noble.
El tercer movimiento, adagio, lleva el título V Magazine, en la tienda. Se trata de un elogio a la sufrida mujer rusa. Empieza con una introducción dramática, mediante los violoncelos y contrabajos. La instrumentación es en su mayor parte bastante ligera. El poderoso tema lento pasa luego a las violas. Sugiere el lento movimiento de las mujeres haciendo cola delante de las tiendas. El bajo empieza un diálogo con el coro. Luego el coro repite las últimas frases cantadas por el bajo. Nos cuentan el sufrimiento de las mujeres haciendo largas colas, los golpes de la percusión representan sus pasos. Con el dinero, que tanto les ha costado ganar, compran géneros que han sido manipulados, para aumentar el capital de unos cuantos desaprensivos, que mezclan el cemento con la harina. La pobre mujer rusa tiene que seguir soportando sus engaños.
En la parte final la orquesta llega a un fuerte clímax, realzando las palabras del solista y el coro, cuando declaran las inmorales acciones de los especuladores,
Es vergonzoso engañarlas,
Es una perversión hacer trampas en el peso de sus mercancías.
Un breve comentario del bajo nos lleva a la coda, que enlaza con el siguiente movimiento formando como una segunda parte lenta de la sinfonía.
El cuarto movimiento, largo, se titula Strachi, miedos. Un solo de la tuba añade sus profundos tonos a los de los violoncelos y contrabajos, junto con los apagados toques del gong, construyendo una represiva atmósfera que da paso a los bajos del coro. En una forma monótona nos dicen que el terror está muriendo en Rusia. Como fantasmas de tiempos pasados. El bajo solista nos recuerda el omnipresente y siniestro terror que nos gobernaba. Los informes secretos, el miedo a una anónima denuncia, los toques a la puerta de la policía secreta. Todo ahora ha quedado distante.
Una breve marcha es cantada por el coro, declarando que se han soportado valientemente todas las penas físicas. Las violas en remolinos nos conducen hasta la verdadera situación. El bajo solista nos dice que nuevos miedos están apareciendo en el siguiente párrafo, que alcanza su clímax,
Veo aparecer nuevos miedos,
el miedo a ser insincero con la patria,
el miedo de deshonrarse con falsas ideas
que son realmente verdades.
El miedo a sobrevalorarse en exceso,
el miedo de repetir las palabras de alguien,
el miedo de deshonrar a los demás con sospechas,
Y creerse su propia verdad excesivamente.
El sonido de la campana nos conduce a la parte final, recapitulando el represivo principio del movimiento. El coro repite la frase diciendo que los miedos están muriendo en Rusia, siguiendo con los comentarios del bajo que reproducimos a continuación,
Mientras escribo estas líneas,
a veces inconscientemente precipitado,
las escribo con el único miedo,
de que no sea lo último que haga.
Un breve comentario orquestal sigue a estas palabras, terminando con amargura el movimiento, que enlaza sin interrupción mediante una nota sostenida con el siguiente.
El último movimiento, allegretto, lleva por título Kariera, carrera profesional. Las dos flautas presentan su tema principal. Pronto se les une el oboe y otras maderas. Luego el tema pasa a la cuerda. Un solo del fagot da paso al bajo solista. Realiza una alabanza a la carrera profesional de Galileo, que se quedó solo defendiendo su verdad, mientras sus contemporáneos, aun sabiendo que decía la verdad, lo traicionaron por miedo a perder lo que poseían. El coro va subrayando las frases cantadas por el solista. Continúa con un intermedio orquestal presentando un nuevo tema mediante el pizzicato de la cuerda.
El coro reaparece diciendo que Galileo fue un verdadero profesional, igual que Shakespeare, Pasteur, Newton o Tolstoi. El bajo canta la siguiente estrofa, repitiendo el coro la última frase.
Están olvidados, aquellos que los maldijeron.
Pero son recordados aquellos que fueron maldecidos.
La orquesta interviene en un nuevo intermedio. El sonido de la campana nos conduce a la parte final con las frases siguientes cantadas solemnemente por el bajo,
Todos aquellos que han alcanzado la estratosfera,
Los médicos, que murieron de cólera,
¡Ellos fueron los únicos que hicieron una carrera profesional!
De sus carreras tomo el ejemplo.
La última frase es cantada junto con el coro. Finalmente el bajo presenta las postreras frases, como meditada conclusión, en un estilo de música religiosa.
Creo en su sagrada fe.
Su fe es mi hombría.
¡Hago mi propia carrera
aunque soy consciente de que no trabajo en ello!
La sinfonía termina con una recapitulación orquestal del material del principio del movimiento, mediante solos del violín y la viola acompañados por la cuerda. La celesta junto con las campanas y el arpa ponen el punto final sobre un acorde continuo de la cuerda.
Después del análisis detallado de la obra nos damos cuenta de que no podía ser vista con buenos ojos por la clase política. Es una feroz crítica del sistema presentando sus grandes defectos. El antisemitismo, el estraperlo permitido para ciertos adictos al partido, el antiguo miedo que se ha transformado en otra variante más sutil, pero no por ello menos peligrosa y finalmente la falta de reconocimiento a grandes personas, mientras eran alabados vanos personajes y trabajos triviales.
Se trata de una obra amarga, con una música que casi siempre nos muestra una atmósfera sombría y pesimista. En ella se reflejan los mismos sentimientos que recorrían el alma del compositor, sus miedos, la falta de reconocimiento de sus obras más importantes. Muchas de las frases del poeta eran aplicables al propio Shostakovich.
Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya
Yuri Vorobiev, baix
Cor d'homes: Cor Madrigal, Cor Lieder Camera
Cor Jove de l'Orfeó Català
Orfeó Català
Kazushi Ono 19-20/03/2016