9 – Visión general del desarrollo de la Sinfonía en Suecia
En este capítulo realizaremos una breve recapitulación de la historia de la Sinfonía en la nación estudiada para poder sacar nuestras propias conclusiones. Añadiremos finalmente una serie de comentarios sobre la dirección que actualmente esta tomando el género.
Recapitulación histórica
Suecia inicia su música orquestal culta en la corte, imitando a los grandes centros musicales europeos. En el siglo XVIII esta música pasa a la burguesía con los primeros conciertos públicos. En 1771 el rey Gustavus III funda la Kungliga Musikaliska Akademien, un hecho fundamental para el desarrollo musical.
Las primeras sinfonías suecas las realizan músicos procedentes de los centros culturales europeos de la época como Joseph Martin Kraus. Las primeras obras del género producidas por compositores suecos nacerán en el siglo XIX. Berwald, Lindblad, Norman y Ölander se encuentran en esta primera fase,
Pero tenemos que esperar hasta el siglo XX para que aparezcan los primeros compositores importantes en el campo de la sinfonía sueca. A principios de siglo se forman las primeras orquestas profesionales, paso importante para poder interpretar las obras de los nuevos compositores suecos.
El sinfonista nacionalista más importante es Kurt Atterberg que compone una música de estilo romántico basada en el folclore de su patria. Una figura que se separa del modernismo reinante en Europa en su época. Suecia a principios de siglo era un país tanto económicamente como culturalmente atrasado, con ideas pertenecientes al pasado siglo. Por ello su música está ampliamente influenciada por el romanticismo decimonónico.
En este estilo podemos englobar a los tres grandes compositores románticos suecos, Peterson-Berger, Alfvén considerado por algunos como el padre de la sinfonía sueca, comparándolo con Nielsen o Sibelius en sus respectivos países, pero sin su carácter innovador y finalmente la figura de Wilhelm Stenhammar.
Nystroem desea abandonar el romanticismo conservador estando influido por las nuevas ideas procedentes del danés Nielsen. También muestra un carácter renovador la música escrita por Hilding Rosenberg, injustamente olvidado en su patria. Suecia es un país poco nacionalista en este aspecto, no valorando las obras de sus propios autores.
Encontramos un grupo de compositores que podemos agrupar como neoclásicos. Entre ellos se encuentran Ruben Lijefors, Lars-Erik Larsson, que en sus últimas obras introduce técnicas dodecafónicas, Dag Wirén y Erland von Koch. Pertenecen a la llamada Generación de los 1930, llamado conservador por los progresistas agrupados en el llamado Grupo de los lunes.
Una figura importante configurando un estilo propio es la de Allan Pettersson. Escribe una música moderna llena de sonidos atonales. Una música desgarradora como sería su propia vida. Una música expresiva difícil de entender a la primera audición. Su séptima sinfonía, una gran obra, nos demuestra que la sinfonía no ha muerto con la revolución cultural de los años 1950. Demuestra que alguien es capaz de continuar la tradición emocional siguiendo los pasos de Mahler y Shostakovich. Con su ciclo de 17 sinfonías es considerado como el Shostakovich sueco, sin limitaciones en el campo expresivo.
En el grupo renovador llamado Mǻndagsgruppen, el grupo de los lunes, participa Karl-Binger Blomdahl, estudiando las teorías de Hindemith, influenciados por Barrtok, Schönberg y Stravinsky. Otro de los fundadores del grupo es Sven-Eric Johanson. Entre los seguidores de este grupo interesado en la música experimental encontramos a Anders Eliasson.
Entre los compositores de la última generación encontramos a Johnny Grandert, bastante ecléctico haciendo uso de la atonalidad, como la de Lars-Åke Franke-Blom o la de Daniel Börtz. Entre los cultivadores de la música atonal se encuentra Gunnar Valkare.
Conclusiones finales
Suecia no posee ningún compositor de fama internacional, con lo cual sus sinfonías son poco difundidas y permanecen desconocidas para el gran público. Además la nación sueca no defiende demasiado su producción sinfónica propia, como podemos comprobar fácilmente viendo la programación de sus salas de concierto.
Las sinfonías más apreciadas por el público sueco son las de su periodo romántico, desfasado en el tiempo como corresponde a su tardío desarrollo. Actualmente la música sueca exportable pertenece al campo de la música ligera. Podemos observar que se produce una convergencia en los gustos musicales de los distintos países occidentales, el admirar la música más fácil y directa de interpretar. La música atonal es despreciada por el público y los compositores actuales se van volviendo más eclécticos.
No repetiremos nuevamente lo escrito en las secciones anteriores, pero si se quiere evitar que la forma sinfonía quede como un objeto de museo, deberemos aprender a conectar con su público, mediante esclarecedoras explicaciones o por una mejor educación musical.