MESTRES QUADRENY

Josep Maria Mestres Quadreny (1929-2021) nació en Manresa, capital de la comarca del Bages, Barcelona, el 4 de marzo de 1929. Siendo todavía un niño su familia se traslada a vivir en Barcelona. Inicia estudios de solfeo y piano en el año 1942 con Leonor Sigg, continuándolos con Rosa María Kucharsky.

Estudia Ciencias Químicas en la Universidad de Barcelona que compaginará con los musicales. En 1951 durante una exposición de Dau al Set conocerá a Joan Ponç, Antoni Tàpies y Joan Brossa, con los que compartirá una concepción del arte de forma similar. En un futuro colaborará con ellos, especialmente con Brossa.

En el caso de este compositor el desarrollo narrativo irá más allá de lo que es habitual en esta obra dedicada fundamentalmente a la sinfonía. En primer lugar por una de las profesiones del compositor comentado, la de Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Barcelona, la misma que ha ejercido quién escribe estas páginas, también licenciado en la misma especialidad y en la misma Universidad, unos años posteriormente, habiendo estudiado en idénticas aulas del histórico edificio de la Plaza Universidad de Barcelona y seguramente con alguno de los mismos catedráticos.

La relación que se establece entre la música y la ciencia es algo que aparece desde las primeros capítulos de la parte general de esta obra, la dedicada a los conceptos básicos de la música. Por ello son interesantes los planteamientos presentados por Mestres Quadreny sobre esta visión de la música como ciencia.

En segundo lugar el tratamiento de la música planteado por Mestres Quadreny incide directamente y de un modo trascendente en el estudio sobre la belleza, escrito anteriormente bajo la influencia de cierta persona, en el artículo "La Sociedad frente al arte" incluido en el monográfico dedicado a "Las Sinfonías de Khrennikov". Un estudio que debería ser revisado, especialmente después de las conclusiones que esperamos llegar al final de este capítulo.

Finalmente, la obra y especialmente los razonamientos que nos presenta Mestres Quadreny para la realización de la misma, nos conduce a comentar con más amplitud la revolución creativa que aparece al principio de la segunda mitad del pasado siglo en la historia del arte en general, algo que va más allá de la sinfonía y de la misma música.

Este cambio en la mentalidad creativa en su vertiente artística tiene un ámbito mundial, pero en este estudio nos limitaremos a lo ocurrido en Cataluña, especialmente en las décadas de 1950 y 1960, que tienen una directa relación con la obra del compositor comentado, empezando con los movimientos surgidos durante el franquismo en este territorio y sus principales protagonistas.

Empezamos con el grupo artístico de carácter vanguardista denominado Dau al Set, por tener como se ha dicho anteriormente la primera influencia sobre el compositor estudiado. Este grupo se forma a partir de la revista catalana del mismo nombre en el mes de septiembre de 1948.

Sus miembros fundadores son el poeta Joan Brossa, creador del nombre y de la revista, el filósofo Arnau Puig y los pintores Joan Ponç, director de la revista, Antoni Tàpies, Modest Cuixart y Joan-Josep Tharrats.

El nombre de la revista ya nos indica su carácter rupturista. En castellano sería la séptima cara del dado. En su primera época, hasta el año 1951, estaba adscrita al movimiento surrealista. Tàpies abandona en dicho año el grupo por considerarlo demasiado conservador, en busca de nuevas formas de expresión que tuvieran un carácter más rompedor con el pasado. En esta primera etapa su guía fue Brossa.

Desde 1951 hasta su desaparición en 1956 el grupo estuvo liderado por Tharrats que se aleja tanto de Brossa como de Tàpies. Un grupo referencial de los formados en la postguerra española que se opuso al formalismo y a lo que enseñaban los centros artísticos oficiales, tanto en el campo de las artes plásticas, como en la música, la poesía, la narrativa, el teatro, la filosofía, la crítica artística y la reivindicación de la cultura popular.

La Guerra Civil Española iniciada en 1936 había interrumpido de manera brutal uno de los períodos más creativos de la cultura española. Las figuras más importantes emigraron o se mantuvieron en silencio, dejando una postguerra vacía y terriblemente estéril en el campo del arte.

La dictadura surgida al finalizar la guerra se destacó por su formalismo conservador, despreciando todas las manifestaciones artísticas que se alejaban de las formas canónicas. Se consideraban como desviaciones izquierdistas apoyadas por uno de sus mayores enemigos, el comunismo.

La música fue la gran olvidada en los programas de enseñanza. Recuerdo la asignatura Historia del Arte perteneciente al ciclo de estudios del entonces llamado Bachillerato Superior, en la cual la música carecía de importancia, citada solamente en algunas notas marginales. La enseñanza en los justamente llamados Conservatorios y en las Academias de Arte era totalmente canónica. La historia de la música ignoraba los nuevos estilos surgidos en el Siglo XX. Recuerdo que mi profesor de esta asignatura los denominaba como la degeneración del arte, algo en lo que coincidía con las ideas conservadores del comunismo de Stalin.

En este triste panorama, a finales de la década de 1940 surgieron movimientos progresistas alejados del conservadorismo reinante. Estos movimientos eran vistos como una protesta contra el establecimiento reinante siendo investigados por las fuerzas policíacas. Realmente uno de los motivos de su éxito fue este movimiento de protesta al que gran parte de la juventud intelectual se adhería.

Continuando con nuestra exposición veamos algunos datos de sus protagonistas. Joan Brossa (1919-1998) era un poeta en lengua catalana que realizaba un trabajo global en el cual no distinguía los géneros. Integraba las obras literarias con las artes escénicas, visuales y objetuales. Influido por el poeta Josep Vicenç Foix se sumerge en el surrealismo. Entra en contacto con el pintor Joan Miró y el artista Joan Prats, con los que explora los movimientos de vanguardia europeos.

Joan Brossa es un cultivador de la llamada poesía visual. Una forma experimental en la que la imagen, el elemento plástico, en todas sus facetas, técnicas y soportes, predomina sobre el resto de los componentes. Esta forma de poesía no verbal, constituye un género propio, y en el campo de la experimentación, sus creadores se mueven en la frontera entre los géneros y las artes, como la pintura, acción poética, el teatro, la música y la misma lírica discursiva.

Gracias a la inmediatez de su poesía visual, objetual y corpórea ha llegado a ser universalmente conocido, aun a riesgo de que el género más cultivado por el poeta, el literario en general, siga siendo casi desconocido, incluso en ambientes internacionales que valoran a Brossa como artista plástico de referencia y que parte de su obra se conserve en museos como el MACBA, el Museu d'Art Contemporani de Barcelona.

Joan Brossa conocido por su falta de apego al dinero rechazó la Medalla de Oro de la Generalitat de Catalunya para no ser comparado con Joan Antoni Samaranch, al que le fue concedida en 1985 por méritos deportivos. Samaranch es tant pobre que només te diners, alegó el poeta, con lo que definió claramente su carácter.

En su obra teatral se encuentran lo que denominó como accions, que según él solo era una cara de la misma pirámide, definiendo al arte como un arte total que no diferencia géneros. Una muestra de este arte visual es la escultura o poema urbà que reproducimos en esta página, titulado Homenatge al Llibre, situada en el cruce del Paseo de Gracia con la Gran Vía en Barcelona.

Algunas de sus acciones-espectáculo pueden ser consideradas como claros antecedentes del happening o de la performance. Las primeros fueron escritos en los años cuarenta, siendo anteriores a la aparición de obras como las de John Cage.

John Cage (1912-1992), un compositor americano pionero de la música aleatoria, es conocido principalmente por su composición 4' 33", tres movimientos con esta duración total, que se interpretan sin tocar una sola nota. Joan Brossa había escrito anteriormente una acción teatral que consistía en abrir el telón, aparecer una pantalla en blanco durante un determinado tiempo y volver a cerrar el telón.

La extensa obra teatral de Brossa se centra en el teatro del absurdo, con situaciones grotescas y textos aparentemente irrelevantes. También realiza espectáculos podríamos decir parateatrales, como sus famosos stripteases en los que colaboró la artista de este género Christa Leem. Escribe libretos para Mestres Quadreny y Carles Santos. Guiones cinematográficos para Pere Portabella.

Su poesía visual es la parte más conocida de su obra en la que frecuentemente incluye comentarios políticos, como podemos observar en el incluido en esta página. Colabora también con los pintores Tàpies, Miró o Ponç.

Antoni Tàpies i Puig (1923-2012) fue un pintor y escultor nacido en Barcelona que creó un estilo vanguardista propio dentro del simbolismo abstracto. Empezó en el movimiento surrealista del que pronto se separó empezando el llamado arte informal, usando materiales que no estaban considerados como artísticos, como pueden ser productos de desecho o reciclados.

Gran defensor de la cultura catalana y admirador del escritor místico Ramon Llull, colaboró con Brossa y como veremos en páginas posteriores con Mestres Quadreny. Su adhesión al movimiento informalista europeo empezó en su viaje a París en 1951. El informalismo es un movimiento surgido después de la Segunda Guerra Mundial, que muestra la huella dejada por el conflicto bélico y por la filosofía existencialista, determinando una concepción pesimista del hombre.

En su obra Tàpies desea hacer reflexionar al hombre que la contempla. Según sus propias palabras, Pienso que una obra de arte debería dejar perplejo al espectador, hacerle meditar sobre el sentido de la vida.

Un ejemplo de la obra de Tàpies se encuentra en los plafones escultóricos en relieve, que decoran el edificio de ampliación del Colegio Balmes de las Escuelas Pías, que podemos observar en la fotografía adjunta. La importancia para el que escribe estas líneas es que es el colegió donde cursó sus estudios de Bachillerato. Los plafones fueron realizados en 1954 representando motivos alusivos a los escolapios.

No estudiaremos la obra de Tàpies al no ser el objetivo de esta obra, habiendo sido citado únicamente debido a las relaciones que mantuvo con el compositor estudiado. Lo mismo ocurre con los siguientes artistas.

Otro de los personajes relacionados con el compositor es el de Joan Ponç i Bonet (1928-1984), pintor catalán fundador del famoso grupo Dau al Set, que genera la renovación del pensamiento y de la creación plástica en la anquilosada España de la postguerra. Inspirado en el surrealismo hace de puente con las corrientes más progresistas del informalismo.

De modo solamente informativo, un ejemplo de su estilo de pintura puede verse en la fotografía adjunta.

Finalmente escribiremos algunas frases sobre Joan Prats i Vallès (1891-1970), un promotor artístico barcelonés amigo íntimo de Joan Miró, formado artísticamente en la Escola de la Llotja. Promotor del arte de vanguardia durante la dictadura de Franco creó el Club Cobalto 49.

El Club Cobalto 49 no se dedicó solamente a las artes plásticas, también organizó sesiones de jazz, colaborando con el Hot Club. Más adelante organizaron conciertos de  música contemporánea con el grupo Música Oberta, movimiento musical de vanguardia fundado en 1960 por el miembro del grupo Josep M. Mestres i Quadreny.

Continuando con las notas biográficas, Mestres Quadreny en 1951 inicia estudios de composición con Cristòfor Taltabull que terminará en 1957. Al mismo tiempo estudia química consiguiendo la Licenciatura en Ciencias Químicas en 1955. En el año 1952 se había incorporado al Cercle Manuel de Falla en el que conoció a Joan Miró, con el que realizó diversos proyectos conjuntos. También su amistad con el compositor Josep Cercós influirá en su carrera musical.

En el Encuentro Internacional de Juventudes Musicales de Bayreuth del año 1953 se interpreta en público una obra suya de estilo neoclásico, que no figura en su catálogo iniciado en 1957 por una "Sonata para piano".

Su estilo musical se definirá después de sus encuentros con Joan Prats en 1958 y con Juan Hidalgo en 1950 que lo introducen en las corrientes vanguardistas de la época. Estudia la música de John Cage, Anton von Webern, Edgar Varèse y Robert Gerhard.

Mestres Quadreny compone su primera ópera "El Ganxo" en el año 1958, que no será estrenada hasta el 6 de abril de 2006 en el Foyer[1] del Gran Teatro del Liceo. Una obra futurista que podríamos llamar antiópera sobre un texto de Joan Brossa, que según explica su propio compositor "tenia tots els ingredients perquè no s'estrenés".

Una obra sin argumento totalmente ajena a las representaciones de aquella época. Se basa en la seducción teatral, contraria a todos los convencionalismos académicos. El compositor había abandonado el Conservatorio por no estar conforme con sus planteamientos, estudiando por su cuenta. La ópera es una acción teatral al estilo de Brossa de gran fuerza visual, en la que interviene un mago que hace de tenor, además de un ballet con una coreografía muy alejada de la habitual.

En 1960 funda con Prats, Hidalgo y Homs el grupo Música Oberta, vinculado al Club Cobalto 49 dedicado a la creación y difusión de la nueva música. "Cop de poma" escrita en 1961 con la colaboración de Juan Brossa, Miró, Tàpies y Moisès Sanmartin, es una obra multidisciplinaria que muestra las tendencias más representativas de la estética de aquellos años.

Mestres Quadreny se familiariza con la investigaciones de Abraham Moles sobre las relaciones entre la música y la teoría de la información, además de relacionarse con Pierre Barbaud, pionero de la composición mediante ordenador.

Entre las obras que reciben estas influencias se encuentra el "Quartet de Catroc" compuesto en 1962, y la obra para orquesta "Digodal" de 1964, basadas en la manipulación musical del desorden y los procesos aleatorios.

El "Quartet de catroc" es una pieza para dos violines, viola y violoncelo, en la que ya se evidencian muchas de las investigaciones metodológicas y estéticas que el compositor continuó desarrollando a lo largo de su carrera. Esta partitura gráfica contiene tres movimientos o piezas, con tres texturas diferentes, que los músicos deben interpretar a diferentes tempos, escogidos al azar, dando lugar así a una riquísima e infinita combinación de texturas sonoras.

El título de la pieza es obra de Joan Brossa y su partitura gráfica fue incluida por John Cage en el libro "Notations" (1969). Como vemos en la reproducción de dicha partitura, está dividida en tres partes en las que los músicos tocan a distintos tempos reflejados en los números de los círculos externos de la partitura.

Cada uno empieza eligiendo aleatoriamente uno de los círculos externos. Por ejemplo el violín empieza el primer fragmento a tempo 120 o sea 120 negras por minuto, forte como se indica en la parte inferior del correspondiente círculo. Después hace una pausa de 10 segundos indicada en la capa externa del círculo interior. Repite la misma línea musical a tempo 80 y mezzo piano, según indica el segundo círculo externo, luego realiza una pausa de 4 segundos y de este modo va recorriendo todo el círculo.

Las dos partes más interiores del círculo principal corresponden a las partes segunda y tercera del cuarteto, que se interpretan del mismo modo. Cada uno de los músicos sigue el mismo procedimiento empezando aleatoriamente donde desea. De este modo se produce una mezcla de texturas diferente en cada interpretación.

La primera parte, como podemos ver en la primera línea de la partitura, está formada por dos notas que se repiten a distintos ritmos. A cada cambio de tempo se va repitiendo la misma pauta rítmica. Esto nos parecería llevar a la música llamada repetitiva, que aparecería años después. Pero en este caso esta línea se combina con las otras tres interpretadas por los otros participantes del cuarteto, que han empezado a tempos diferentes. La superposición aleatoria de todas estas frases nos ofrece una textura siempre cambiante.

La tercera parte de la obra se interpreta de la misma forma, en este caso sería en pizzicato con un ritmo indeterminado, como puede verse en la tercera línea de la partitura. La segunda línea que corresponde a la segunda parte del cuarteto es una mezcla entre las otras dos.

La "Peça per a serra mecànica" compuesta en 1965 está considerada como la primera obra de música electrónica realizada en Cataluña. La creó con medios precarios en el taller del escultor Moisés Vilella (1928-1994) que trabajaba con móviles de madera.

Mediante un magnetófono grabó el trabajo con diversas sierras del escultor por medio de micrófonos de contacto. De un modo artesanal, cortando trozos de la cinta, realiza mezclas en forma contrapuntística y cambios de ritmo. Una obra de música concreta electroacústica. Se utilizó como música ambiental para la exposición del escultor.

En los "Tres cánones en homenaje a Galileo" del mismo año 1965 utiliza medios electrónicos en vivo. El intérprete toca la pieza que es grabada por magnetófonos que la reproducen con diferentes retardos, creando un canon perfecto a tres voces. Se presentó en el Palau de la Música Catalana interpretada al piano por Carles Santos. Más tarde realizó una versión para guitarra y otra para ondas Martenot.

En 1965 compone "Digodal" para orquesta de cuerdas. Joan Miró realiza la litografía que ilustra la portada de la partitura. La dedica a su maestro Cristòfor Taltabull.

Es una de sus primeras piezas basadas en la manipulación musical del desorden y los procesos aleatorios formulados en la Teoría de la Información de Abraham Moles, un método que comentaremos en páginas posteriores.

De su colaboración con Joan Brossa nace la música escénica "Suite Bufa" en 1966. Una acción teatral para soprano, piano y bailarina. Se estrenó en Bordeaux. en Sigma, el auditorio de la radio, interpretada por Carles Santos al piano, la soprano Anna Ricci y como bailarina la primera esposa del compositor Terri Mestres. Luego se realizó una representación en el Club 49. Posteriormente en Berlín la bailarina fue una joven Silvia Munt, antes de dedicarse al cine. En aquella época el compositor se había separado de su primera mujer.

La representación toma la forma de un concierto, sin decorados, en el cual los personajes realizan acciones insólitas y absurdas. Un encadenado de secuencias, que sin ser cómicas tienen un profundo sentido humorístico. Un musical de estilo visual, que pierde todo su sentido si no se asiste a su representación. La música solamente sirve para seguir el humor crítico desplegado por Joan Brossa.

Los ensayos se efectuaron en la finca La Ricarda del Prat de Llobregat, una peculiar mansión realizada por el arquitecto Antoni Bonet, discípulo de Le Corbusier, para el ingeniero Ricard Gomis y su esposa Inés Bertrand, una culta familia de la burguesía catalana. Situada en un pinar al lado del mar se convirtió en un santuario para los artistas vanguardistas protegidos por sus generosos anfitriones.

En una época en que la censura del régimen se mostraba inflexible frente a los movimientos progresistas, existía una burguesía catalana amante del arte, que actuaba como mecenas, pudiendo por su posición económica y social realizar acciones, que en otros sitios hubieran sido consideradas subversivas. Recordemos que la primera exposición dedicada a Picasso fue realizada por un conjunto de señoras de la burguesía catalana. La obra del pintor estaba entonces prohibida por el régimen debido a su pertenencia al partido comunista.

Mestres Quadreny estudia los métodos aleatorios aplicados a la composición musical. Primero realiza trabajos manuales de carácter analógico. El descubrimiento del ordenador es para él una gran herramienta de trabajo. Su primera obra realizada mediante la ayuda de un ordenador la realiza en 1969. Es "Ibèmia" para orquesta de cuerda, que lleva este título por haber sido confeccionada mediante un ordenador IBM.

En 1970 compone el "Doble Concert" para ondas Martenot, percusión y orquesta.

Sus partituras se convierten en objetos artísticos por su propia belleza formal.  En esta página podemos ver la de "Aronada", una obra de 1971. Su nombre en sánscrito significa círculo de sonidos audibles.

El número y tipos de instrumentos empleados para su interpretación son indeterminados, siendo escogidos ad libitum dependiendo del lugar y circunstancia. Pensada para la ambientación de lugares públicos su duración es indefinida, sin tener comienzo específico ni final. La partitura circular en forma de diana puede ser interpretada por cualquier instrumento, empezando donde se desee y terminando ad libitum o sea cuando se quiera. Algo similar a lo que hemos visto anteriormente en el Quartet de Catroc.

Se puede interpretar en forma de concierto o fuera del mismo, en un vestíbulo, en la entrada de un teatro, pues no es necesario que el público guarde silencio. Como vemos, con su música rompe todos los convencionalismos de la sacrosanta música clásica.

Continuando por este recorrido cronológico a través de algunas de las obras de Mestres Quadreny, nos encontramos con "El Teler de Teresa Codina" para cinta magnetofónica compuesta en 1973. Otra de las pocas obras totalmente electroacústicas efectuadas por el músico. Realizada en 1974 para una exposición de tapices de Teresa Codina que tuvo lugar en la galería Dau al Set de Barcelona.

Para su realización colocó micrófonos de contacto junto a las fibras del telar, mediante un procedimiento muy parecido al de la anterior sierra mecánica, pero dotado de unos medios técnicos más modernos. Mestres Quadreny no estimaba demasiado la música electroacústica pura por considerarla inhumana. Es necesario la presencia del hombre, del músico en las interpretaciones.

Una de las obras más significativas dentro de su amplio catálogo es "L'estro aleatorio", una serie de seis conciertos empezada en 1973 y terminada en 1978. Con su título se refiere a la obra de Vivaldi "L'estro armonico" Op.3 compuesta en 1711.

Vivaldi exploró en su composición las posibilidades del lenguaje armónico. En el caso de los conciertos de Mestres Quadreny, nacen del empleo del azar matemático en los métodos de composición.

La obra se compone de conciertos para violín, guitarra, máquina de escribir, piano, percusión y conjunto instrumental en forma de Concerto Grosso. Para ello aplica las leyes de la aleatoriedad. Cada obra del ciclo está compuesta por tres particellas diferentes. El director tiene una, los solistas otra y los músicos de la orquesta la tercera. Como cada parte puede elegir una vía diferente para su interpretación, la obra será diferente de modo aleatorio en cada representación.

El concepto de probabilidad o aleatoriedad surgió en el compositor al contemplar una obra de Miró, como nos cuenta en las siguientes frases, que reproducimos en su versión original catalana, incluyendo seguidamente su traducción.

Un bon dia, contemplant una litografia seva, em va cridar l'àtenció un grup de taquetes que tenien tota l'aparença d'haver estat llançades amb una brotxa. El conjunt, tanmateix produïa una sensació inusualment vibrant. Observant-les més de prop vaig comprovar que les havia pintat una per una. És a dir, havia recreat una aparença d'atzar d'una manera artificiosa a l'origen de la qual probablement hi havía una intervenció del mateix atzar, artifici que vaig trobar molt suggestiu i que traslladat a la música consistiria a imitar un fenomen d'atzar per procediments d'atzar, i modificar-ne l'aparença tot mantenint l'estructura.[2]

Un buen día contemplando una litografía de Miró, me llamó la atención un grupo de pequeñas manchas que tenían toda la apariencia de haber sido realizadas lanzando la pintura con una brocha. El conjunto producía realmente una sensación inusualmente vibrante. Observándolas más de cerca comprobé que las había pintado una por una. Es decir, había recreado una apariencia de azar de un modo artificioso, en el origen de la cual había probablemente una intervención del propio azar, un artificio que encontré muy sugestivo y que trasladado a la música consistiría en la imitación de un fenómeno aleatorio mediante procedimientos de azar, y modificar la apariencia pero manteniendo la estructura.

Mestres Quadreny justifica el empleo del azar contemplando los procesos naturales. El azar tiene un poder creativo increíble, nos recuerda el compositor. Las creaciones hechas por el hombre tienen unas limitaciones, pudiendo ser aprobadas por algunos y desechadas por otros. En cambio muchas de las creaciones de la naturaleza son apreciadas por todos. Si contemplamos un paisaje pintoresco, pongamos como ejemplo las montañas de Montserrat, un rincón de la Costa Brava o un valle de los Pirineos, lo encontramos maravilloso y quedamos extasiados en su contemplación. Pues todo está realizado al azar, no existe nada planificado.

El hombre solo logra en su obra modificar el idilio de la naturaleza, destruyéndola, imitándola y siendo incapaz de superarla. Que mayor maravilla que la del propio ser humano, realizado por procedimientos de azar por la naturaleza. Ninguna máquina ha podido superarlo. Desde la propia estructura del átomo, con sus componentes indeterminados sujetos a los cálculos de la probabilidad estadística, hasta las complejas estructuras de la bioquímica de las proteínas que son el origen del hombre, todo obedece a procesos de azar.

Como podemos explicarnos las formas geométricas, la simetría que observamos en muchos procesos y formas del mundo natural si no es a través de procesos estadísticos. Si lanzamos una moneda perfectamente equilibrada al aire puede salir cara o cruz, es un proceso aleatorio y totalmente imprevisible. Pero si tendemos hacia infinitos lanzamientos, el cálculo de probabilidades nos dirá que un 50% de las veces saldrá cara y el resto cruz. Este fenómeno crea la simetría en las formas naturales.

Pero no todo es simétrico en la naturaleza. Si contemplamos un paisaje vemos que es un desorden total, un aparente caos. Cada monte, cada rio, cada planta o animal se ha comportado aleatoriamente en su formación y en cambio lo encontramos hermoso.

Mediante estas justificaciones Mestres Quadreny compone su música, que según él solo consigue ser una imitación de los procesos naturales. Distingue perfectamente entre inteligencia y creatividad. Un ordenador puede ser extraordinariamente inteligente, la llamada inteligencia artificial, pero nunca será creativo. Por ello su empleo debe siempre ser controlado por el hombre.

Un ordenador si está programado para ello puede construir miles de fugas al estilo de Bach. Por ello no es necesario actualmente que los compositores continúen haciendo música imitando el pasado. Esta función pueden hacerla las máquinas. Pero lo que es incapaz de realizar el ordenador es una música creativa.

Por estos razonamientos Mestres Quadreny abandona la música electroacústica, al encontrarla vacía, siendo siempre la presencia del hombre lo que puede darle su personalidad. El ordenador se debe emplear como un utensilio, una ayuda para el compositor, pero nunca pensar en que pueda realizar obras creativas.

Ramon Llull nacido en Mallorca hacia 1232, hijo de una familia catalana y muerto en 1316, conocido en castellano como Raimundo Lulio, era un filósofo, poeta místico y teólogo que desarrolló un método de conocimiento denominado Ars combinatoria.

Inventó la llamada máquina de pensar, un mecanismo formado por figuras geométricas y símbolos que combinan letras y conceptos. El uso de este mecanismo, que proponía la unidad de los distintos saberes de la época, debía conducir, mediante la razón, la demostración y el diálogo, a la paz entre las religiones. Llull buscó un modelo complejo de realidad en el que, como en una gran red, estuvieran implicados el mundo, el hombre y Dios. Este método de trabajo lo denominó como Ars combinatoria. Es un precedente de las nuevas tecnologías de la información.

Llull se dedicó a diseñar y construir una máquina lógica. De naturaleza mecánica, en ella las teorías, los sujetos y los predicados teológicos estaban organizados en figuras geométricas de las consideradas perfectas, por ejemplo círculos, cuadrados y triángulos. Al operar unos diales y palancas, girando manivelas y dando vueltas a un volante, las proposiciones y tesis se movían a lo largo de unas guías y se detenían frente a la postura positiva considerada como certeza o negativa que significaba error. Según Llull, la máquina podía probar por sí misma la verdad o mentira de un postulado, algo que se ha demostrado que es falso. La máquina de pensar de Llull no funciona.

Actualmente la combinatoria es un ámbito de las matemáticas que se ocupa del estudio de los elementos de un conjunto y las relaciones que existen entre ellos, por ejemplo el cálculo de probabilidades. Llull tuvo la intuición de ver que todo estaba relacionado.

El amor es uno de los temas centrales en la obra de Ramon Llull, que él denominó sobreamor. Tenía fama de mujeriego, pasando de un amor desmesurado por las mujeres al sobreamor por Dios, que lo guió en la búsqueda de un lenguaje universal para convertir infieles de diferentes regiones, con idiomas distintos. Los símbolos permitían a Llull expresar conceptos de forma simbólica y algebraica, sobre un método que hoy puede interpretarse como una forma temprana de visualización de la información.

Las aportaciones del Ars de Ramon Llull inspiraron el Ars combinatoria, uno de los dos libros filosóficos del lógico y matemático Gottfried Wilhelm Leibniz. Todo el universo está controlado por las leyes del azar. Pero esto no significa que esta indeterminación lo haga caótico, por esto hemos dicho leyes. El azar está controlado por las leyes de la probabilidad.

Las leyes de la combinatoria ya fueron usadas en la música por el gran Johan Sebastián Bach. Cuando le preguntaron cómo podía realizar una música tan bella contestó, tocando la tecla adecuada en el momento adecuado.

Mozart componía minuetos de forma aleatoria tirando dados. Lanzaba un par de dados y sumaba los valores obtenidos con cada uno de ellos. Así obtenía secuencias de números que iban del dos al doce. Había diseñado unas tablas que adjudicaban a cada valor obtenido con los dados una determinada línea melódica, con la que llenaba los dos grupos de ocho compases del minueto y luego armonizaba el resultado obtenido. Su ingenio creativo lo convertía en una pieza musical respetando las leyes de la armonía.

Tanto Bach como Mozart respetaban escrupulosamente las reglas armónicas, por lo cual su música siempre suena bien. Los métodos estadísticos que utilizaban siempre estaban delimitados por la tonalidad. Los músicos progresistas no aceptan estas reglas, buscando una total libertad.

El dodecafonismo de Schönberg, al utilizar series de doce notas diferentes quiso salir de las limitaciones que le ofrecía la tonalidad, pero creó otras nuevas reglas que volvían a reprimir la libertad de los compositores si deseaban seguirlas.

Volviendo a la música de Mestres Quadreny, busca la total libertad, por lo cual abandonó las series dodecafónicas. Según el compositor la música es absolutamente irracional. La música expresa mucho, pero es incapaz de explicar nada. Cada oyente la interpreta de manera diferente. Según Mestres realizar el análisis musical de una obra es como diseccionar un cadáver, lo cual no nos dice nada de la vida de aquel individuo.

Cuando Liszt escribía un poema sinfónico primero hacía la música y luego le añadía el argumento. La misma música podía haber servido para cualquier otra historia. La música por ella misma no dice nada. Es el hombre que la escucha quién la interpreta y le busca su trascendencia.

La cultura, el arte y por lo tanto la música no pueden ser objetos de consumo. La música que se vende es la comercial, una música que no aporta nada. Hasta que la sociedad humana no sea lo suficientemente desarrollada para desear el arte no podrá apreciarlo. La gente no tiene una formación suficiente para apreciar el arte. Toda la gente que dice que no entiende esta música debe saber que no hay nada que entender, lo que debe saber es disfrutarlo. La gente debe aprender a escuchar. Solo le gusta lo que conoce.

Según el compositor la música culta moderna necesitará un tiempo bastante grande para ser comprendida y para poder emplear estos nuevos métodos de composición de forma apropiada. Como ejemplo nos pone la utilización del piano frente al clave. Mozart componía sus conciertos de piano desde la mentalidad de compositor de clavicordio. Tuvo que llegar Beethoven un siglo después para que se compusiera pensando absolutamente en las posibilidades del piano.

El origen del canto es tan antiguo como el origen del hombre. En un principio cantaba líneas melódicas, mediante una interpretación unidimensional. Con el desarrollo de la música se llega a un campo musical de varias dimensiones que ya no se puede cantar. Realizamos una escucha de todo un conjunto de sonidos, una escucha global.

Estas son algunas de los pensamientos y reflexiones del compositor estudiado que no necesitan comentario. En la parte final del artículo realizaremos un análisis crítico de los mismos. Pero ahora como preludio expondremos unos breves raciocinios sobre el concepto de belleza, que puede tener dos distintas facetas.

La belleza en la música, siguiendo el orden establecido por la tonalidad nos conduce a la realización de obras como las de Bach. Recuerdo con emoción escuchar alguna de sus piezas interpretadas al órgano en el interior de la catedral de Colonia. Parece que aquella música nos conduce hacia Dios.

Pero la belleza también se puede conseguir a través del desorden. La naturaleza utiliza el azar a través de las leyes de la estadística para componer paisajes de belleza infinita. Se ha conseguido llegar a la belleza siguiendo un camino distinto.

Continuamos con la descripción de las obras de Mestres Quadreny que nos parecen más significativas. Una obra también de carácter innovador es "Self-service" compuesta en 1973 que debe ser interpretada por el mismo público. Se trata de una obra de carácter generativo o sea que se va construyendo a través de su interpretación. Su precedente es Aronada que sigue unos circuitos circulares indefinidos como hemos visto anteriormente.

En esta ocasión la obra está pensada para que pueda ser tocada por el público. La partitura consiste en cuatro planos para cuatro grupos de instrumentos diferentes, flautas y distintos instrumentos de percusión. Para la construcción de esta partitura gráfica accedió a diversos planos de ciudades con sus calles, por donde en vez de coches circulan notas musicales de un modo totalmente aleatorio. El presentado en la página anterior corresponde al ensanche de Barcelona, con la calle Urgell, donde se encuentra de manera simbólica la Escuela Industrial, como eje central principal.

Los intérpretes empiezan en uno de los parquings dibujados en el plano y siguen hasta una de las plazas cuyo número interior les indica el tiempo de pausa. Siguen por la calle que deseen siguiendo el tempo marcado por los números. La obra tiene una duración indefinida hasta que sus intérpretes se cansen. Ampliamos un sector de una de las hojas de la partitura para que se pueda comprender mejor la explicado.

Su autor lo compara con el rumor del mar cuando nos acercamos a una playa. Es un sonido variado pero continuo. Cuando estamos cansados de escucharlo nos vamos, pero el mar continúa con su sonido.

Interesado también en el cine compone las bandas sonoras para los films de Pere Portabella "No compteu amb els dits" de 1967 y "Nocturn 29" de 1969. En 1974 funda el grupo Phonos con Andrés Lewin-Richter, un ingeniero industrial y Luis Callejo. La Fundación Phonos es una institución pionera en España en el ámbito de la música electroacústica. Durante muchos años pasaron por los cursos del compositor Gabriel Brncic la mayor parte de los músicos electroacústicos de nuestro país. Desde el año 1994 la Fundación Phonos está vinculada a la Universidad Pompeu Fabra, desde donde promueve la utilización de los nuevos medios tecnológicos, en especial los informáticos, en la creación musical.

En el campo de la música escénica Mestres Quadreny compone "L'armari en el mar" en 1978, con textos de Joan Brossa, estrenándose en el mismo año en el Teatre Lliure, con escenografía creada por Antoni Tàpies y con Carles Santos como director. Una obra que juega con el absurdo, sin respetar los muchas veces también absurdos de la llamada música culta de nuestros días.

Se trata de una acción músico teatral que puede llegar a todo tipo de público con sensibilidad y sentido del humor. La entrada de los músicos a través de un armario en mangas de camisa y con los chaqués colgando del techo al principio de la obra, deja bastante claro el tipo de espectáculo que se representa. Una acción totalmente absurda pero llena de humor, como la escena de una bailarina fetichista que roba zapatos o un par de stripteases que en la actualidad ya no escandalizan a nadie.

La “Sinfonía Nº 1 en mi bemol mayor" fue compuesta en 1983. Se estrenó en Barcelona en el año 1990, interpretada por la Orquesta Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya dirigida por Franz-Paul Decker. Se puede considerar como una obra sinfónica del periodo de madurez del compositor. La obra parece surgir de procedimientos al azar  pero con una mayor amplitud técnica, que le permite según las propias palabras del maestro, agregar sonidos identificables al oído como tales, que añaden a la obra un elemento caracterizador.

Dividida en los clásicos cuatro movimientos, siendo el primero el más extenso. Usa músicas del pasado que transformará siguiendo sus técnicas aleatorias. Emplea un procedimiento parecido al utilizado en la pintura por Joan Miró en su conocida serie de Interiors holandesos.

El pintor parte de pinturas holandesas del siglo XVII para la realización de una recreación y transformación de las mismas. En estas páginas que poseen un carácter más visual que musical, para facilitar su comprensión introducimos unas imágenes de estas pinturas con las cuales el lector puede efectuar una abstracción, y realizar la figuración de una parecida transformación aplicada a la música. Los procesos seguidos en la historia del arte por la música y la pintura nos ofrecen muchos ejemplos de correlación.

En la imagen que introducimos a continuación podemos ver a la izquierda uno de los cuadro de la serie de tres Interiors holandesos de Miró junto a la obra que la inspiró, El tocador de laúd (1661), de Hendrick Martenszoon Sorgh.

Miró en su cuadro realizado en 1928 estudió en detalle la pintura y la reinterpretó dando a los detalles pequeños más importancia de la que tenían en el original. Así, el artista otorgó a los animales una parte central en su lienzo y, en cambio, redujo a una mínima expresión otros objetos, como una silla, que en el cuadro original eran relevantes.

Mestres Quadreny procede de un modo parecido, tomando para el primer movimiento de la sinfonía el movimiento análogo de la Sinfonía Heroica de Beethoven. Para ello siguiendo la forma sonata realiza tres campos sonoros a partir de la música de Beethoven, que los empleará como temas. El tercero está formado por acordes perfectos, lo que produce un contraste tonal frente a los elementos atonales. Entonces desarrolla estos nuevos temas creados por técnicas aleatorias, conservando únicamente el esqueleto de la forma empleada por el compositor alemán. Unos acordes tonales cierran el movimiento.

El segundo movimiento corresponde al scherzo de la sinfonía. Para ello utiliza elementos rítmicos dentro de la atonalidad. El trío nos produce un momento de relajación antes de que se repitan nuevamente las figuras rítmicas.

El tercer movimiento es la parte lenta de la obra. En esta sección toma como motivo para su reinterpretación el medieval Cant de la Sibil.la, que desarrolla en tres partes. El primer tema o campo musical está formado por sonidos largos interpretados por la cuerda. El segundo motivo es interpretado por el viento con sonidos de altura aleatoria. El tercer tema es la propia melodía medieval, interpretada por un solo de la trompeta en la parte final del movimiento.

El cuarto movimiento se basa en un motivo con ritmo de rock and roll empleado en forma de ostinato, interpretado por el piano, arpa y batería. Después de escucharlo claramente al principio del movimiento, a modo de collage se le superpone la música atonal de carácter aleatorio. Con ello se crea una mezcla de elementos estables e inestables, una lucha entre elementos tonales y otros aparentemente caóticos, que se intensifica, después de una parte altamente atonal, en la sección final con elementos de la percusión. Termina mediante un acorde perfecto.

El compositor juega en su sinfonía con elementos informales que lleva hacia estructuras formales. Emplea una música atonal mezclada con citas y elementos tonales, creando una ambigüedad en la que el oyente da preferencia aparentemente a la tonalidad.

La ópera "Cap de mirar" compuesta en 1991 con textos, una vez más de Joan Brossa, había sido encargada por el Patronato del Teatro del Liceo de Barcelona para ser representada en el mes de diciembre del mismo año. Antoni Tàpies debía realizar la escenografía. Diversas circunstancias impidieron el estreno. A pesar de haberse editado su libreto en el año 2007, la ópera se encuentra actualmente sin estrenar.

En ella se encuentran los motivos recurrentes en la obra de Brossa. Aparecen artistas de circo, textos cantados absurdos, fragmentos de óperas célebres, críticas políticas y artísticas, recitativos de partes meteorológicos al modo del hombre del tiempo televisivo, todo en forma de elementos lúdicos. Termina con un monólogo sobre Zaratustra que toma un aire de trascendencia.

El género Sinfonía nos sugiere una música del pasado, una música del Siglo XIX que fue cuando alcanzó su máximo esplendor. Por lo tanto no es extraño que un compositor posmoderno, cuando retoma este género, quiera realizar una especie de unión con su glorioso pasado mediante citas de dichas obras. Es lo que realiza Mestres Quadreny en todas sus sinfonías.

No existen grabaciones de la mayoría de las sinfonías de Mestres Quadreny y disponemos de muy pocos datos sobre las mismas, por lo cual la información que podemos ofrecer en estas páginas es muy reducida.

La “Sinfonía Nº 2 en fa" fue compuesta en 1992. Se estrenó en Alicante en 1993 interpretada por la Orquesta Sinfónica de Galicia dirigida por M. Zumalave.

La "Sinfonía Nº 3 en do menor" compuesta en 2000 emplea íntegramente un cuarteto de Haydn, pero sin la parte del primer violín. Solamente conserva la base armónica.

La “Sinfonía Nº 4"  compuesta en 2001 contiene continuas alusiones a la música de Mahler. Está escrita en un solo movimiento. Fue estrenada en l'Auditori de Barcelona el 5 de diciembre de 2002 interpretada por la Orquesta Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya dirigida por Arturo Tamayo.

El tratamiento de la obra se realiza de una manera moderna, a pesar de la antigüedad de la forma. Joan Brossa hace lo mismo cuando compone por ejemplo un soneto. Realiza una obra progresista a partir de un modelo clásico. Además del recuerdo de la música de Mahler, el compositor realiza citas de su propio Doble Concert y utiliza efectos hablados de los propios intérpretes.

Podemos dividir la sinfonía en varias partes que se interpretan sin interrupción, pero que nos recuerdan la estructura de la sinfonía clásica. El que sería el primer movimiento empieza con la intervención de la percusión en un amplio solo, con algunas intervenciones vocales realizadas por los propios músicos, hasta que el metal interviene con algunos acordes que la relacionan directamente con la música malheriana. En forma de collage escuchamos algunos temas tonales extraídos de las sinfonías de Mahler.

La segunda parte empieza sin pausa mediante notas largas sostenidas, que corresponden al movimiento lento de la obra. Continúa con glissandos de la cuerda y finalmente el metal introduce algunos nuevos temas malherianos. Además aparecen recuerdos aleatorios de su Doble Concert.

Nuevamente sin pausa una sección rítmica aleatoria nos recuerda la forma del scherzo. Después de un breve intermedio más moderado que podríamos identificar con el trío, esta tercera sección de la sinfonía continúa mediante sonidos graves acompañados por la percusión. Una especie de oleaje realizado mediante glissandos terminan la sección en un silencio.

La última parte, que sería el allegro final, empieza mediante fuertes golpes de timbal que acompañan a la orquesta en su secuencia atonal, a la que mezcla fragmentos con resonancias malherianas. Los golpes del timbal continúan intermitentemente, recordándonos que en la música todavía existe un pasado que debemos respetar. Una potente coda mediante la intervención de la percusión cierra la obra.

Una sinfonía que sigue el modelo iniciado en la última época compositiva del autor, recordando las grandes realizaciones del pasado, al que además de rendirle pleitesía no desea separarse totalmente.

La "Sinfonía Nº 5" compuesta en 2002 empieza y acaba con una canción popular centroeuropea.

La "Sinfonía Nº 6" fue compuesta en 2003

La "Sinfonía Nº 7" compuesta en 2004 emplea un tema de Chopin en su segundo movimiento.

La "Sinfonía Nº 8" fue compuesta en 2007 empleando un adagietto de Mahler, que inicia y termina el segundo movimiento.

Mestres Quadreny recibió el Premi Nacional de Música en 2000, la Creu de Sant Jordi, como se puede apreciar en la fotografía adjunta, la Medalla d'Honor de la Ciutat de Barcelona en 2007 y la Medalla del FAD , Foment de les Arts i del Disseny en 2010.

En su labor de impulsor y divulgador de la música contemporánea progresista ha fundado el Conjunt Català de Música Contemporània en 1969, el Laboratori de Música Electroacústica Phonos en 1973, el Grup Instrumental Català en 1976, junto con Carles Santos y en 2008 el Centre Robert Gerhard de l'Auditori de Barcelona. Es miembro de la Fundació Joan Miró desde 1977, de l'Associació Catalana de Compositors, de la Junta Rectora del Consorci de l'Auditori y del Consell Administratiu de l'Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya además de Presidente de la Fundació Phonos, creada el 1982 a partir del Laboratori.

Ha publicado en 1983 un Vocabulari català de música con N. Aramon. En 1994 La música contemporània a Catalunya, una conversación con el maestro escrita por Xavier Fàbregas i Surroca y continuada por Maryse Badiou. En 2000 Pensar i fer música, expresando su filosofía musical. Las memorias Tot recordant amics en 2007 y Tot muda de color al so de la flauta en 2010.

Ramon Mestres i Quadreny nacido en 1937 es hermano del compositor y Doctor en Ciencias Químicas por la Universidad de Barcelona y en Filosofía por la Universidad de Oxford. Trabajó en el campo de la docencia en el Perú, siendo finalmente Catedrático de Química Orgánica de la Universidad de Valencia hasta su jubilación.

               Mestres Quadreny con el filósofo Bartomeu Marí en el MACBA

Con esto hemos terminado la parte del artículo dedicado a la obra del compositor Josep Maria Mestres Quadreny. Su escritura se está realizando de un modo podríamos llamar poco ortodoxo o poco académico, recogiendo una serie de ideas y conceptos sin una planificación previa.  Un modo aleatorio de escritura imitando las tendencias vanguardistas con lo cual se gana en espontaneidad.

En esta parte final escrita del mismo modo intentaremos realizar unas reflexiones que siempre serán subjetivas, como resumen no solamente de la obra del maestro sino de la música contemporánea en general.

Para la realización de la primera parte nos hemos basado en las obras escritas por el compositor, tanto musicales como literarias, en el material gráfico y conversaciones grabadas conservadas en el MACBA, además de la tesis doctoral del Dr. Isaac Diego García Fernández del Departamento de Historia del Arte y Musicología de la Universidad de Oviedo.

Mestres Quadreny pertenece a una generación surgida durante un período de guerra que sacude Europa. A mediados del Siglo XX esta influencia se hace sentir con fuerza en el mundo del arte que desea un cambio radical de su manera de hacer y de pensar.

Desean una ruptura total con el pasado y realizar un arte nuevo totalmente libre. La humanidad ha vivido períodos de una total anarquía, junto con otros de un orden estricto con falta de libertad, impuestos por regímenes políticos dictatoriales que con la consigna de ley y orden asfixian cualquier deseo de libertad.

A principios del Siglo XX había surgido en el campo de la música el primer acto de rebeldía para terminar con un pasado de la música tonal, que aun siendo maravillosa se creía que su tiempo había terminado y no se podía avanzar más respetando sus reglas.

Con ello surgió el dodecafonismo, un movimiento para regular el desorden producido por la música atonal que carecía de reglas. Lo que se logró es un nuevo sistema musical que en vez de las tonalidades formadas mediante siete notas trabajaba con las doce notas de la escala cromática, imponiendo unas nuevas reglas de composición, la forma serial, una adaptación de las viejas reglas de la tonalidad.

El resultado final fue concebir un nuevo sistema que arrastraba los llamados defectos del sistema tonal, su falta de libertad. Los nuevos compositores pronto se dieron cuenta que este modo de componer no tenía futuro, no podía desarrollar su creatividad al poner muros insalvables.

                                      Poema visual Barcino de Joan Brossa

Como Cage y tantos otros, Mestres Quadreny se dio cuenta de que este sistema conducía al fracaso y lo abandonó.

Por su formación científica buscó en la física, la acústica y en la química nuevos sistemas de tratamiento del sonido, mediante procedimientos electroacústicos y luego con ayuda del ordenador.

Con este proceso llega al arte conceptual y como se ha descrito en la primera parte de este artículo, a los métodos aleatorios.

Lo importante en el arte conceptual es la reflexión sobre la obra, el concepto. En este movimiento es más importante que el objeto artístico y sus aspectos materiales, el proceso creativo, que culmina con la desmaterialización del arte.

Mestres Quadreny cuando trabajaba como químico se olvidaba de la música y viceversa. Pero se dio cuenta de que podía integrar la ciencia en el arte. Empezó a escribir música como científico, no como músico.

Con la ayuda de Joan Brossa y Antoni Tàpies diseñó obras que más que música son espectáculos musicales, lo que llamaron accions teatrals. La importancia de la música en ellos es secundaria. Son espectáculos divertidos, pero no podemos decir que lo sean solamente por su música. Llegamos al espectáculo total, con la integración de todas las artes, música, pintura, literatura, teatro, efectos visuales. Algo que había intentado Wagner dentro del respeto armónico y que según los vanguardistas no se podía superar sin una ruptura.

Después de una ruptura total con los procedimientos ortodoxos de concepción musical Mestres Quadreny regresa, como hemos comentado, en su última época a una recreación de géneros del pasado como la Sinfonía. Mediante citas y collages introduce temas de esta música desfasada en sus obras, realizando un intento de conexión de la música vanguardista con los logros del pasado, demostrando que no puede olvidarse una tradición centenaria.

Según el compositor estos procesos de vanguardia tardarán años en adaptarse a la música. Recuerda que el invento del piano no realizó una inmediata revolución. Necesitó que pasaran más de cien años para que Beethoven le aplicara sus posibilidades reales. Mozart todavía pensaba en el clave durante sus conciertos.

Comentamos seguidamente como actúa esta música nueva e iconoclasta, primero sobre los músicos que la interpretan y luego lo más importante para nosotros, sobre el público a quién está destinada. Un punto de vista en el que se basa la obra que estamos realizando, una visión de la música desde el punto de vista del espectador sin formación musical académica.

Para el instrumentista que la interpreta es un divertido juego, jouer un instrument, como dicen los franceses de tocar un instrumento. Un tipo de música que su máximo valor es poder disfrutar al poder interpretarla.

El espectador también puede disfrutar de este tipo de música, interpretando piezas fáciles construidas para ello, como observamos en la pieza "Self-service" interpretada en la Fundació Miró por el público visitante. El propio compositor reconociendo su aleatoriedad, opina que si se hace bien, alguna vez hasta suena bien. ¿Realmente esta música busca la belleza o es meramente funcional?.

En el Siglo XX se produce una separación entre la llamada música culta y la música popular. Una música que como su nombre indica necesita un público con una cierta cultura para comprenderla y poder disfrutarla. Pero esta culturización de la música ha atravesado sus límites naturales llegando a situaciones incomprensibles para los espectadores.

Se opina que la música no debe ser comprendida, solo debe ser disfrutada. Pero para ello nos debe provocar sentimientos, como lo logra la música del romanticismo o la pureza del contrapunto barroco que nos descubre el carácter natural de la música.

Digo natural porque se basa en la armonía acústica, un proceso de la física que se adapta perfectamente a nuestro raciocinio. Todos sentimos y diferenciamos una consonancia de una disonancia. Es un proceso intuitivo y ligado a la naturaleza del propio sonido, como nos demuestran las leyes matemáticas en que se apoya la acústica.

Cuando se rompen estas reglas llegamos a formas anárquicas que se han intentado regular, pero que para el público siempre sonaran a algo que se aproxima al ruido. Esta es la causa más importante del abandono del público a los conciertos donde reina la atonalidad y prefieran una y otra vez escuchar las obras del pasado basadas en la tonalidad.

Al mismo tiempo surgió dentro la música popular un movimiento de renovación basado más o menos en la tonalidad, como música pop y luego como música rock, al incorporar la música derivada del jazz americano. Actualmente la música clásica llamada culta y la música popular se han separado totalmente. Las nuevas generaciones llenan estadios para escuchar a los grandes intérpretes del rock, mientras que las salas de concierto conservan un público cada vez de mayor edad, amante de las obras de un pasado basado en la tonalidad.

Frente a este hecho debemos preguntarnos si en la música contemporánea las composiciones de la llamada música popular o populista tienen un mayor valor musical, algo que los defensores de la música culta niegan totalmente.

¿Hacia dónde evolucionará la música en un futuro?. Dejamos esta reflexión y su debate a nuestros lectores. Esperando que la lectura de este artículo haya servido para iniciar esta cuestión, expresamos a continuación nuestras particulares opiniones que siempre tendrán un carácter subjetivo.

La música pura o sea la que se escucha sin estar integrada en ningún espectáculo, debe tener valor por ella misma. Su mayor función es agradar a un público que es su receptor. Realmente el hombre es un consumidor de música y por ello no debemos despreciar el que se escriba música para su consumo, si con ello lo acercamos a la belleza y le proporcionamos momentos de felicidad, algo muy apreciado en este mundo, que se convierte continuamente en menos humanizado.

La música de carácter experimental, por otro lado, debe continuar su camino como una forma de investigación, que con su aplicación puede producir en un futuro interesantes obras sin despreciar un pasado al que complementen, pero sin excluirlo.
La música llamada popular no debe ser despreciada, al tener valores notables que los puristas de la música culta muchas veces no se atreven de reconocer debido al fracaso de sus propias elucubraciones.

Con esta divertida imagen de la Suite Bufa representada en la casa vanguardista del Prat de Llobregat, que tanto ofreció durante una época en que el arte progresista estaba perseguido por las autoridades de la época, terminamos este capítulo dedicado a Mestres Quadreny que nos ha ofrecido poder realizar unas reflexiones que van más allá de lo meramente esperado de una obra dedicada a la sinfonía.

Josep María Mestres Quadreny fallece el 18 de enero de 2021.

[1]  El espacio de cámara del Teatro

[2]  Pensar i fer música, Josep Maria Mestres Quadreny en el MACBA