Luis de los Cobos (1927-2012) nació en Valladolid el 20 de abril de 1927. La guerra civil lo golpeó cruelmente cuando en 1936 su padre fue fusilado en las afueras de la ciudad, en el Pinar de Antequera, donde residía la familia. Poco después muere su madre. Esta tragedia lo marcaría para el resto de su vida, acogiéndose al arte de la música como la gran redención del ser humano.
Estudió en el Instituto Zorrilla vallisoletano y luego en la Universidad de Valladolid la carrera de Derecho. Al mismo tiempo aprendía las bases de la música y el arte del violín. Amplió sus estudios musicales en el Conservatorio de Madrid y logró el grado de Doctor en Derecho en la Universidad de Madrid.
Actuó como violinista en la orquesta de su ciudad natal y tocando en los cafés. Es encarcelado por poco tiempo en 1944 por tomar parte en las protestas contra el régimen de Franco. En 1947 participa en la formación de la Orquesta Sinfónica Municipal de Valladolid fundada por Mariano de las Heras, de la que será ayudante de concertino.
Dedicado a la composición, en 1951 estrena su primera obra importante "La tierra de Alvargonzález" para voz y orquesta. Pero la difícil situación político social del país en aquella época se le hace inaguantable. Sus antecedentes familiares republicanos y su actuación política no le permiten lograr el certificado de fidelidad al régimen, lo que le dificulta poder trabajar en España.
En 1951 toma la decisión de marchar al exilio. Marcha a Roma donde estudia dirección de orquesta con Bernardo Molinari y luego a París donde estudiará durante dos años en su Conservatorio con Eugène Bigot, entre otros. Allí conocerá al compositor Salvador Bacarisse y a la cantante rusa Galya Lesovskaia con la que contraerá matrimonio.
En Viena traba amistad con Dimitri Shostakovich, que le aconsejará sobre alguna de sus obras y mantendrá futura correspondencia. En 1954 acepta un cargo ofrecido por la Organización Internacional del Trabajo en Ginebra como traductor, fijando definitivamente allí su residencia, visto que era impensable su retorno a España. Durante 23 años fue profesor de Derecho Internacional en la Universidad de Ginebra.
La “Sinfonía Nº 1" (Cursus Vitae) Op.8 fue compuesta en Ginebra entre 1955 y 1956 mientras esperaba a su primer hijo. El compositor mostró la partitura a Ataulfo Argenta, que se encontraba de paso por la ciudad suiza. El gran director español, después de comprobar su valor, se comprometió a estrenarla en la siguiente temporada de la Orquesta Nacional de España. Pero su inesperada muerte en enero de 1958 frustró el proyecto.
La sinfonía permaneció inédita durante decenios, hasta que la descubrió el director José Luis Temes y la estrenó el 18 de marzo de 1998 en el Teatro Carrión de Valladolid, interpretada bajo su dirección por la Orquesta Sinfónica de Castilla y León.
El primer movimiento, adagio, allegro, está constituido por una introducción lenta de corte dramático, seguida por un allegro en forma sonata, con sus dos motivos principales claramente diferenciados. El primero con fuerza heroica y el segundo con un carácter melódico más nostálgico. Los temas sufren un amplio desarrollo llegando a su clímax, antes de empezar la reexposición que termina mediante una solemne coda.
El segundo movimiento, andante doloroso, nos presenta una música grave de profundo carácter elegíaco. Con acusado contraste, al principio de su segunda parte aparece un motivo sincopado con ritmo jazzístico de boogi-woogi. Luego regresa el doloroso tema inicial, que nos conduce a una tranquila coda.
El tercer movimiento, allegretto tranquilo, tempo di vals, tiene como protagonista a la flauta que interpreta una nana. En la parte central de modo contrastante aparece un vals constituyendo el trío. Tomando la forma de un scherzo se repite la primera parte.
El cuarto movimiento, presto, andante maestoso, empieza con un tema vivo que se desarrolla dando signos de gran vitalidad. En la parte central la música se obscurece. El violín interpreta un triste motivo meditativo. Reaparece el motivo vivo inicial hasta que es interrumpido por el sonido de la campana. Continúa con un tema solemne en forma de himno que nos lleva a la coda.
Una sinfonía de corte descriptivo pero de un modo abstracto, sin seguir un relato escrito. Como dice su subtítulo muestra la trayectoria de una vida o camino vital. Una reflexión sobre el camino recorrido por un ser humano desde la cuna hasta la muerte.
El primer movimiento muestra los anhelos y frustraciones de la juventud, que nos conducen a un segundo movimiento con el contraste de la triste realidad, con la frivolidad cosmopolita expresada por los ritmos afroamericanos.
En el scherzo se repite este contraste entre la nana y el vals que sirve como trío. El último movimiento empieza con una gran energía vital, que se interrumpe con la llamada de la muerte expresada por la campana. Termina con un tema consolador dando sentido a la vida.
Una sinfonía reflexiva sobre la vida, que no sería normal en una persona tan joven, pero es necesario comprender las vicisitudes de la propia vida del compositor, su propia realidad que intenta expresar en la sinfonía.
En 1963 compone la página sinfónica "Jungla" Op.11, que en un principio llevaba el título de Jungla 63 por su año de composición. Pero como no se pudo estrenar hasta el 8 de abril de 2005 en el Teatro Monumental de Madrid se titula sin especificar la cifra. Pero el tema sobre el que medita casi no ha variado. Se trata de la jungla en la que transcurre nuestra vida cotidiana, la jungla de la competitividad, de la agresividad, de la falta de solidaridad.
A partir de 1966 Luis de los Cobos pudo pasar casi cada año, algún tiempo en España y se interpretaron alguna de sus obras, pero la mayor parte de sus partituras eran desconocidas.
"Agonía recurrente" (Meditación sinfónica) Op.12 terminada en 1967, no se estrenó hasta el 29 de junio de 2006 en Salamanca. Se trata de una amarga reflexión sobre la vida presentada por una obra de pequeño formato.
En el año 1996 José Luis Temes estrenó la "Oración paralela" para orquesta, barítono y coro, que De los Cobos había compuesto en 1976. En aquella ocasión ambos trabaron amistad y Temes le pidió que le mostrara más obras. Al descubrir el valor de la sinfonía se propuso interpretarla. El interés demostrado por aquella música desconocida hasta entonces, hizo que más tarde interpretara el resto de su música sinfónica.
Luis de los Cobos no componía por encargo. Escribía su música por amor al arte, en su sentido literal. Su medio de vida era el de su trabajo como jurista, lo que le restaba tiempo para dedicarse a la música, pero cuando podía lo hacía libremente.
En el año 2006 compone en Ginebra la "Nana del Campo Grande" una sonata para violín y piano, que dedicó al nacimiento de Alicia, la segunda hija de José Luis Temes. Campo Grande es un gran parque público situado en el centro de Valladolid. El compositor expresa momentos vividos en su niñez en el bello jardín.
El hijo del compositor Sergio de los Cobos, que es un notable pianista, interpretó dicha sonata en el homenaje póstumo a su padre ofrecido en Valladolid, donde además se estrenó su segunda sinfonía inédita hasta entonces.
La “Sinfonía Nº 2” (El pinar perdido) fue escrita durante los dos años finales de su vida, terminada en el año 2012, en la que trabajó incluso estando hospitalizado. Ha sido recuperada y reorganizada de los varios ordenadores del maestro por el incansable director de orquesta José Luis Temes. Se estrenó el 13 de octubre de 2016, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Castilla y León bajo la batuta de José Luis Temes.
La obra está estructurada en cuatro movimientos que llevan títulos poéticos. La partitura lleva la siguiente dedicatoria: En recuerdo de aquel Valladolid de mi infancia, que marcó mi vida para siempre.
La sinfonía todavía no se ha publicado en disco. Solamente hemos podido escuchar un pequeño fragmento grabado durante los ensayos. Por ello los siguientes comentarios están sacados del artículo escrito por José M. Morate Moyano en el Fórum Clásico.
El primer movimiento, olor a piña, se abre con el sonido del glockenspiel para servir la idea motor de que la vida es un juguete roto. El tema principal es intenso y grande, marcando la llegada al pinar.
El segundo movimiento, sueño de mariposas, contiene un ostinato siniestro, batir de alas espantadas ante la injusta tragedia generada, que perdura en el recuerdo y de gran inspiración.
El tercer movimiento, coral del tomillo muerto, expresa una profunda tristeza. Una bellísima oración laica cantada brevemente con gran finura por el corno inglés y glosada magníficamente por el tutti. El timbal inicia el tránsito al último movimiento.
El cuarto movimiento, desde la otra orilla, con el timbal protagonista despide la visita, expresando las sensaciones de esa vuelta a la vida real aún impregnada de dolor. Termina con el sonido del glockenspiel.
El pinar perdido se refiere al pinar de Antequera, un parque de casi mil hectáreas situado al sur de la ciudad de Valladolid. Está considerado como el auténtico pulmón verde de la ciudad, situado a quince minutos de su Plaza Mayor y es el principal recurso natural de la capital vallisoletana. El pinar cuenta con amplios espacios para el senderismo, el deporte a pie o en bicicleta.
La sinfonía sin ser realmente una obra programática nos describe de un modo nostálgico los recuerdos y seguramente las desesperanzas del compositor de su época juvenil. Emplea un lenguaje dodecafónico que se adapta perfectamente a los tristes pensamientos de su autor.
Luis de los Cobos murió en Ginebra el 16 de noviembre de 2012. Además de su música sinfónica compuso cuatro óperas, música concertante y música de cámara. Esperamos que se puede efectuar la grabación de su segunda sinfonía, para cumplir en parte el sueño de su autor.