9 – Visión general del desarrollo de la Sinfonía en Finlandia
En este capítulo realizaremos una breve recapitulación de la historia de la Sinfonía en la nación estudiada para poder sacar nuestras propias conclusiones. Añadiremos finalmente una serie de comentarios sobre la dirección que actualmente esta tomando el género, sacando nuestras propias conclusiones.
Recapitulación histórica
Finlandia no tuvo una vida cortesana similar a la de la mayoría de naciones europeas, al depender de los países vecinos. La capital había sido constituida por los suecos en Ǻbo (Turku), donde se establecieron miembros de la familia real sueca. La burguesía creada alrededor de esta pequeña corte extranjera estableció los primeros conciertos públicos al final del siglo XVIII. Músicos europeos también se establecieron en aquellas tierras.
En 1809 al pasar Finlandia al dominio de Rusia, se creo un Gran Ducado autónomo y la ciudad de Viipuri se convirtió en un centro cultural. Entonces nace también la nueva capital Helsinki.
La primera Sinfonía importante no aparece hasta 1897, cuando Mielck escribe la suya. Las primeras orquestas estables nacen a principios del siglo XX, con la obra realizada por Kajanus. Por lo cual podemos decir que la sinfonía finesa no aparece hasta el pasado siglo XX.
Jean Sibelius es la figura cumbre en su desarrollo, como hemos visto en su serie de siete sinfonías. Creemos que no es necesario agregar nada más sobre esta destacada figura. Con él se inicia el periodo que se podría llamar nacionalista, de espíritu romántico.
Como seguidores del nacionalismo sibeliano podemos considerar a Madetoja y Melartin. Con Klami entramos en el período neoclásico, que deseaba apartarse de la música de Sibelius. Después de la Segunda Guerra Mundial entran las nuevas técnicas atonales en la composición de las sinfonías finesas. Compositores como Marttinen y en especial Kokkonen se decantan hacia el modernismo, empleando estructuras dodecafónicas.
Las tendencias atonales modernas se imponen hacia los finales de la década de los años 1950, llegando hasta los 1970. Los compositores que no cambiaban de estilo se los marcaba como anticuados o reaccionarios, despreciando su obra. Se considera como una reacción generalizada de los alumnos salidos de los conservatorios, posteriormente a la Segunda Guerra Mundial. Después del terrible desastre que había causado la guerra, la juventud quiso realizar una ruptura total con el pasado, despreciando lo que habían aprendido en sus escuelas. Este movimiento se supone haberse producido en todos los campos de la música. En la llamada música ligere empiezan a manifestarse los productos derivados del jazz, que nos llevan a la música rock, despreciando a la antigua canción melódica.
El compositor Englund vive esta época de cambios y no logra adaptarse a los nuevos tiempos. No escribe ninguna sinfonía más hasta el comienzo de la década de los años 1970, cuando la crisis del modernismo parecía que estaba superada. Otros como Sibelius habían preferido callar sin realizar ninguna nueva obra.
En las últimas décadas del pasado siglo renace el interés por la sinfonía de los compositores fineses. Tres grandes figuras destacan entre ellos. Son Einojuhani Rautavaara, Aulis Sallinen y Kalevi Aho, que logran fama internacional al ser promocionadas sus obras en los Estados Unidos. En el caso de Rautavaara se observa su evolución hacia el dodecafonismo, para volver luego hacia posiciones más conservadoras que le han ganado el aprecio del público.
Sallinen emplea un estilo personal y moderno que no cae en las extravagancias, realizando una música agradable fácilmente asimilable por el público. Kalevi Aho es quizás el más interesante de ellos por la variedad que imprime a su música sin necesidad de romper totalmente con la tradición. Caso contrario es el del compositor Leif Segerstam que compone numerosas sinfonías en un estilo atonal bastante uniforme que muchas veces resultan aburridas. Su visión de la música difiera de la de sus espectadores.
Viendo las últimas tendencias en la música sinfónica de los compositores fineses podríamos dividirlos en tres grupos. Los conservadores que emplean estilos modernistas sin romper con el pasado y por ello son apreciados por el público, los puristas atonales anclados en técnicas dodecafónicas que emplean para suponemos su propio deleite o el de algunos seres privilegiados y los populistas que intentan realizar obras modernas empleando instrumentos y ritmos procedentes del jazz y de la llamada música joven moderna, como el rock. Con sus obras parecen querer acercarse a un público distante de los planteamientos clásicos.
Conclusiones finales
El antiguo género Sinfonía que para muchos de los compositores modernistas había muerto sufre una gran recuperación en Finlandia. Los motivos de este gran movimiento sinfónico en el país nórdico son fruto en primer lugar de la enseñanza musical que produce nuevos compositores y nuevo público para que sus obras sean escuchadas. Estos alumnos también se convertirán en instrumentistas que alimentarán a las nuevas orquestas sinfónicas, sin las cuales no se pueden estrenar las nuevas producciones.
Esta nueva música producida por Finlandia atraviesa sus fronteras y es reconocida en lugares tan emblemáticos actualmente como los Estados Unidos, cuyas excelentes orquestas piden nuevas sinfonías. Con ello la música se convierte en un producto vivo, saliendo de los museos.
En último lugar haremos una reflexión sobre la música actual y hacia donde nos conduce. Dejaremos la solución abierta para que el lector medite y cada uno llegue a su propia conclusión. Solamente queremos introducir una serie de reflexiones más o menos personales.
Cuando un compositor escribe una sinfonía se supone que su finalidad es que pueda ser disfrutada por el público. En Finlandia todos los compositores importantes están financiados por el estado. Algunos de ellos reciben becas perpetuas para que se dediquen exclusivamente a la composición. Cuando asistimos a un concierto, también indirectamente contribuimos, con el precio pagado por la entrada a su financiación. Lo mismo ocurre con las obras encargadas por las orquestas a los compositores. En definitiva, se está empleando dinero público para la producción de obras de arte. Esto significa que sus resultados deberán ser reconocidos del mismo modo.
Si analizamos todas las sinfonías comentadas en este volumen nos daremos cuenta de que las que han triunfado, son obras que su fondo es humano. Cuando una obra pierde esta virtud, se convierte en un experimento científico en busca de nuevas formas de expresión que repetidas veces no conducen a nada. Es función de los laboratorios de acústica el experimentar nuevos sonidos que más tarde se podrán aplicar en la creación de nuevas obras. Pero muchas veces se presentan directamente estas pruebas acústicas sin ningún fondo asequible, directamente a los espectadores.
Algunos tienen la opinión de que la música actual, que no es aceptada por el público, lo será en el futuro. Reflexionemos sobre esta afirmación. Schönberg escribe música dodecafónica a principios del siglo pasado. Ha transcurrido un siglo y su música más pura todavía no es programada habitualmente, ni tampoco la de sus múltiples seguidores, muchas veces incapaces de componer en estilos más asequibles, por falta de imaginación o de inspiración. La técnica, la mecánica, se puede aprender, pero la inspiración es un don que solamente está al alcance de pocos. Observemos, continuando con el caso emblemático de Schönberg, que son apreciadas sus primeras obras, más conservadoras. Sospechamos que esta situación no cambiará en un futuro cercano o quizás lejano. La especulación musical solo es comprendida, según nos dicen, por unos pocos iniciados que llegan a esta, según ellos pureza acústica. Pero, ¿como se puede llegar a esta sublime esfera inmaterial de la belleza, tan alejada de los sentimientos humanos?. Realmente lo desconocemos.
La música no puede ni debe convertirse en un objeto de museo. Debemos recuperar el espíritu de tiempos pasados y realizar una música viva que atraiga al público a los conciertos. De otro modo las salas de concierto se convertirán en nuevos conservatorios de la música. Apreciado lector reflexiona sobre lo escrito en estos párrafos y saca tus propias y sinceras conclusiones. No quisiera que te sintieras influenciado por mis ideas personales, que solo son ésto y nada más.