George McKay (1899-1970) nació el 11 de junio de 1899 en la pequeña comunidad agrícola de Harrington, Washington. Pasó la mayor parte de su infancia en Spokane, donde su padre trabajaba como supervisor de granjas para un banco local. Su padre no quería que se dedicase profesionalmente a la música, matriculándose en el Washington State College de Pullman para lograr un título en económicas. Pero en 1919 lo abandonó para dedicarse seriosamente a la música, trasladándose a la University of Washington, Seattle, estudiando composición con Carl Paige Wood.
En 1921 consigue una beca para estudiar composición con Christian Sinding y Selim Palmgren en la Eastman School of Music de Rochester, New York. Allí escribe y publica sus primeras obras. Después de graduarse en 1923 McKay empieza una carrera como profesor de música, que pasa por diferentes escuelas de North Carolina, South Dakota y Missouri. Finalmente en 1927 logra una plaza permanente en la University of Washington, Seattle. Allí permanecerá durante cuatro décadas, después de fundar el Departamento de composición.
Su primera obra publicada por Schotts en Alemania es la “Caricature Dance Suite” para piano, compuesta en 1924. Contiene los ritmos americanos que estaban de moda en aquella época, como el cakewalk escrito en ritmo de ragtime. Toda la obra está influencia por los ritmos de jazz. Otras obras para piano de aquellos años son “An April Suite” Op.3 y el “Americanistic Etude” Op.27. En 1925 se le reconoce como un valioso joven compositor, cuando su obra premiada “From the Black Hills” es dirigida por Howard Hanson, en el First American Composers Festival en Rochester, New York.
Considerada por su autor como una de sus mejores obras, la suite orquestal “Harbor Narrative” compuesta en 1934, no pudo escucharla interpretada durante su vida. En ella narra musicalmente sus impresiones de la tierra del norte del Pacífico, donde vivió.
“An American Dance Symphony” (Epoch) fue compuesta en 1935 cuando la nación se recuperaba de la Gran Depresión. Aunque no se trate de una verdadera sinfonía contiene suficientes elementos interesantes para ser analizados. En realidad es una sinfonía coreográfica, que se basa en cuatro movimientos o cuadros, representando diversas épocas de la historia americana. Para ello escoge el espíritu de cuatro poetas americanos sin corresponder a ninguna obra específica.
El primer movimiento lleva el título, Symbolic Portrait. Es el prólogo de la obra, estando basado en la obra de Edgar Allan Poe. Una frase sombría marca el destino del poeta. Continúa con una amplia escena lírica, que se interrumpe con una nueva llamada del destino. Una transición nos conduce hacia el terror, que culmina en un crescendo hacia la demencia. Se escucha el sonido pulsante del péndulo, mediante el arpa sobre un solo de la flauta, que luego se incrementa hasta llevar al poeta a la locura. Termina en un silencio. Aparecen figuras fantasmales, que más tarde como hojas giratorias, forman una rítmica interpretación de la muerte sin sentido. Finalmente las figuras desaparecen en la sombra.
El segundo movimiento se titula, Pastoral. Está dedicado al poeta Sidney Lanier. La parte lírica de la obra se Poe se desarrolla en su continuador. Interviene un coro femenino. Empieza con una llamada de la trompa despertando a las criaturas de la tierra representadas por un coro sin palabras. Una melodía nos presenta una danza lenta como demostración de la felicidad pastoral de aquellas criaturas. Una música con clara influencia de Ravel. Una descripción poética de las bellezas de la naturaleza. Una sección más cálida nos sugiere el lento caminar de los ríos a través de un paisaje de ensueño. Las aguas fluyen plácidamente hasta el mar como nos muestra la romántica melodía llena de paz. Al finalizar el día las criaturas repiten su lenta danza hasta que todo se adormece, terminando con la canción sin palabras del coro femenino y la llamada de la trompa, formando la recapitulación de lo que sería el movimiento lento de la sinfonía.
El tercer movimiento lleva el título, Westward! Está dedicado al escritor Walt Whitman, el poeta que narra la expansión de los pioneros. ¡Hacia el Oeste!, nos dice su título, representando el camino de los pioneros hacia la conquista del salvaje oeste americano. La llamada del oeste se escucha en el metal. Pero llega un sentimiento de nostalgia y soledad ante lo inesperado. Pero el espíritu de aquellos conquistadores está despierto y el sentimiento de camaradería prevalece. El empleo de las máquinas les ayudará en un futuro. Emplea la nostálgica canción folclórica “O, Bury Me Not on the Lone Prairie” para mostrar la soledad de las inmensas praderas. Pero siguen su larga marcha hacia su destino. Reaparece la llamada del oeste, indicando que nada ni nadie los detendrá. Una danza folclórica les da la fuerza necesaria para no decaer en el camino, formando parte del scherzo de la sinfonía. Es curioso observar en la segunda parte de la danza, unos compases que podríamos identificar como música típica catalana. Luego reaparece el nostálgico lamento. La parte final del movimiento consiste en la llamada marcha de los pioneros. La larga fila de carretas se mueve victoriosa al ver acercarse sus objetivos.
El cuarto movimiento se titula Machine Age Blues, estando dedicado al poeta Carl Sandburg. Nos encontramos en el siglo XX, donde el hombre ha sido esclavizado por sus propias máquinas. Esto está representado por los ritmos de jazz, el ritmo de las máquinas. Empieza con una representación musical del ritmo agitado que se vive en la ciudad, dominada por las máquinas. Ruido, violencia y un constante movimiento que nos impide el sueño. Escuchamos el ritmo marcado por las máquinas arrastrando a los trabajadores en su locura. El ritmo se va volviendo más sincopado en una transición hacia el jazz, la música del siglo XX. El silbato marca el final del día de trabajo. Escuchamos un blues satírico. El ruido de la ciudad despierta a los trabajadores, que se dejan arrastrar por el ritmo de un nuevo blues para comenzar su velada. La música aumenta su intensidad y fuerza rítmica, haciendo que los trabajadores no puedan para de bailar, siguiendo los cambios de ritmo. Las mujeres de los obreros forman un chorus line bailando una ordinaria melodía. Todos se unen a la danza que continúa arrastrándolos con su ritmo. El ruido de la máquina se une al espectáculo. El sonido del péndulo del primer movimiento reaparece dominando la escena, arrastrando a los trabajadores hacia la locura, como antes había pasado con Poe.
El último movimiento, titulado Epilogue, no está escrito. Para que la obra no termine en tragedia dependerá de nosotros. Representa al siglo XXI y deberemos escribirlo nosotros, los espectadores actuales. De nosotros depende dar un vuelco a la historia.
Durante los años 1930 la familia McKay hace amistad con los artistas más originales de Seattle, Entre ellos encontramos al pintor Mark Tobey (1890-1976), el famoso revolucionario compositor John Cage y al coreógrafo Bonnie Bird (1914-1995), un miembro de la Martha Graham, Dance Company. En 1938 McKay compone la “Dance Suite Nº 2” para piano, dedicándola a Bonnie Bird. En la compañía de ballet se encontraban la entonces jovencita Merce Cunningham que se convertiría en una gran estrella del ballet y la propia hija del compositor Georgianne.
Uno de sus grandes amigos fue William Grant Still con el cual mantuvo una especial correspondencia desde 1937 hasta la muerte de McKay en 1970. Una de sus acciones fue una conferencia y un concierto basado en la música del compositor de color en la Universidad de Washington en 1948.
McKay compone su “Concierto para violín” en 1940. Esperando ganar fama internacional lo presentó a la Heifetz Competition en 1941, un concurso fundado recientemente por el violinista Jascha Heifetz y el editor musical Carl Fischer. A pesar de recibir un premio especial, no consigue el premio principal que consigue el compositor Gail Kubik por su “Concierto para violín Nº 2”. El concierto de McKay sigue las líneas del famoso concierto de Max Bruch. Se estrenó en 1941, pero desde 1946 quedó en el olvido hasta una triunfal vuelta a los escenarios en el año 2001.
En el campo de la sinfonía McKay realiza muchos ensayos. Entre ellos cuatro Sinfoniettas y una quinta para orquesta de cuerda. Además compone muchas obras dedicadas a orquestas formadas por estudiantes, entre ellas Sinfonietas y dos sinfonías para jóvenes.
La “Sinfonieta Nº 4” se puede considerar como la precursora de una verdadera sinfonía. Compuesta en 1942 presenta la evolución del compositor hacia su estilo más maduro. Se estrenó el 13 de noviembre de 1944, interpretada por la Seattle Symphony dirigida por Carl Bricken.
El primer movimiento, allegro con gaiezza e con brio, presenta un primer tema anguloso, anunciando un cambio en el estilo del compositor. La música presenta un estado de tensión. El segundo tema ofrece características similares. No existe un verdadero desarrollo, conduciéndonos directamente a la coda.
El segundo movimiento, moderato pastorale, es de carácter meditativo. El tema principal está presentado por el clarinete y el fagot. Se trata de una nostálgica canción con aires folclóricos. Después de una sección central más calmada, con expresivas intervenciones del clarinete, termina con el regreso de los temas iniciales presentados en orden inverso.
El último movimiento, allegro goioso e ritmico molto, nos presenta un tema alegre presentado por las flautas y clarinetes acompañados por la cuerda. Aparece un elemento más serio mediante una fanfarria del metal. El segundo tema es más lírico, presentado por llamadas del viento con respuestas de la cuerda baja. El desarrollo combina ambos temas con uno nuevo. Una recapitulación abreviada nos lleva hacia una alegre coda que termina la obra con un sonoro acorde.
McKay compone “From a Moonlit Ceremony” en 1945. Una obra perteneciente al periodo de madurez de su autor, que abandona las corrientes europeas para componer en un estilo propiamente americano, reflejando la música folclórica autóctona del oeste. Es su etapa que el musicólogo Henry L. Clarke llama, the Years of Western Flavor, los años del sabor del oeste. La música utiliza como material canciones y danzas de la tribu india Muckleshoot.
Otra obra del mismo año es “Dancing in a Dream” para dos pianos, que refleja la cara de la otra América, la de las comedias musicales de Broadway y los films de Fred Astaire. Una obra de mayor seriedad es su “Suite para viola y piano” compuesta en 1948, en la cual vuelve al estilo neo-romántico.
La “Evocation Symphony” (Symphony for Seattle) fue compuesta en 1951 como resultado de un pedido de la Seattle Music und Art Foundation para una obra que conmemorara el centenario de la ciudad de Seattle. Se trata de una obra perteneciente al último periodo compositivo, al que el musicólogo Clarke denomina como síntesis y evocación. Significa una recuperación de lo esencial del pasado visto con una luz nueva. La obra está compuesta por tres movimientos, que no llevan ningún título explicativo, solamente las clásicas indicaciones de los tempos.
El primer movimiento, andante, allegro con moto, empieza con una introducción lenta anunciada mediante repetidas llamadas de las trompas. El allegro comprende dos temas contrastados, el primero con un sabor americano, punteado por la percusión, el segundo más sosegado, de naturaleza lírica. Prácticamente sin desarrollo llegamos a la recapitulación, que emplea preferentemente el tema lírico de manera expansiva. Una coda basada en el tema inicial cierra el movimiento.
El segundo movimiento, andante teneramente e pastorale, nos presenta mediante el clarinete un tema idílico, desarrollado por la cuerda de un modo cálido y afectuoso. Después de una sección más tranquila, la orquesta entera toma el tema para llevarlo a su máxima expresividad. En la sección final, el solo de clarinete nos conduce hacia una tranquila coda.
El último movimiento, allegro vigoroso e rítmico, está escrito en forma de rondó. Empieza con una vigorosa entrada del metal y la percusión. Un tema fuertemente rítmico es presentado por la cuerda. Un nuevo motivo hace la función de puente entre las diversas presentaciones del tema. Una nueva entrada con vigor del metal y la percusión nos conduce a la coda.
McKay no utiliza elementos populares en su obra, pero ha integrado sus motivos en su propia música. No se trata de una sinfonía descriptiva, pero como nos indica su título realiza una evocación de los paisajes del oeste norteamericano. La imaginación del oyente debe actuar en consecuencia con los sentimientos que le inspira la música.
Recordemos que Seattle es la ciudad más grande del Estado de Washington. No debemos confundirnos con la ciudad de Washington que es un distrito federal. El estado de Washington se encuentra en la costa del Pacífico, al norte de los Estados Unidos. Seattle fue fundada en la década de 1850, tomando su nombre de un jefe indio de la tribu Duwamish, llamado Noah Sealth, que estaba asentado en dicho territorio. Era conocido como Jefe Seattle. Los primeros colonizadores blancos habían llegado al territorio el 13 de noviembre de 1851, lo cual se conmemora con esta sinfonía. Pero el primer plano del municipio data de 1853.
Otra de sus obras de madurez es el poema sinfónico para piano y orquesta “Song Over the Great Plains” compuesto en 1953 para la conmemoración del centenario de la Steinway Piano Company, la gran empresa fabricante de pianos. Se trata de otra obra donde muestra su inconfundible estilo.
La “Suite on 16th Century Hymn Tunes” es una obra basada en los salmos del seguidor francés de Calvin, Louis Bourgeois, que McKay compuso para órgano en 1945. Una versión para orquesta de cuerda se estrenó en 1946, durante un concierto en beneficio de los refugiados de la Guerra Civil Española. En 1962 realizó una nueva versión para dos orquestas de cuerda.
McKay se jubila como profesor en 1968, después de largos años en el campo de la enseñanza. Entre sus alumnos encontramos a William Bolcom, John Cage y Goddard Lieberson. Después de retirarse de la Universidad de Washington pasa mucho tiempo en su casa junto al lago Tahoe en Nevada. En aquel lugar había compuesto la serie de miniaturas para piano titulada “Summer Moods and Patterns” durante la década de los años 1960. Allí morirá el 4 de octubre de 1970.