21 – Shostakovich 1ª Parte
Sinfonías 1 a 9
Considerando a Shostakovich como la última gran figura en el campo de la sinfonía, en el momento de escribir estas líneas, verano del 2006, produciéndose además la circunstancia de celebrarse el centenario de su nacimiento, dedicaremos a este compositor un detallado capítulo, que posiblemente será uno de los más extensos de la obra.
Dentro de su dilatada producción destaca el ciclo de sus quince sinfonías. Su estilo musical sufre las interferencias políticas al permanecer siempre en su país natal, pero con su ironía logra burlar las limitaciones de una de las más férreas dictaduras. La defensa de los oprimidos y de la libertad de expresión, será una constante a lo largo de su vida. Sin salir de los planteamientos tonales, introduce en su obra modernas técnicas, pero sin caer nunca en el atonalismo puro. Su intención de añadir trascendencia a sus obras, consigue que sin ser sus sinfonías totalmente descriptivas, siempre nos cuenten algo. Trasladado a otro espacio y a otro tiempo, sus planteamientos estéticos nos recuerdan a Mahler.
Dmitri Shostakovich (1906-1975) nació en San Petersburgo, el 25 de septiembre de 1906. Hijo de un ingeniero empezó las primeras lecciones de piano a los nueve años de manos de su madre. Dotado de una gran capacidad musical pudo entrar a los 13 años en el conservatorio de Petrogrado dirigido por Alexander Glazunov. Allí estudió piano con Leonid Nikolayev y composición con Maximilian Steinberg, el yerno de Rimsky-Korsakov.
Su gran capacidad musical se puede observar en su primera obra orquestal el “Scherzo en fa menor para orquesta” Op.1, escrito al poco tiempo de entrar en el conservatorio. Una obra influenciada por la escuela rusa de sus profesores recordando a Rimsky-Korsakov. Continuó sus estudios durante la difícil época de la guerra civil rusa, con la ayuda especial de Glazunov. En 1922 muere su padre y su situación económica se hace mas complicada. Trabaja como pianista de cine durante una época en la cual su salud se resiente, en parte debido a las privaciones de la época.
Su segunda pieza orquestal es el “Tema y variaciones para orquesta” Op. 3 compuesto entre los años 1920 y 1922. Un tema ruso desarrollado según la escuela clásica de Glazunov, pero más importante que su anterior obra, demostrando el camino que seguiría.
En 1923 termina el curso de piano y se gradúa en composición en 1925. En 1923 había compuesto otra obra orquestal el “Scherzo en mi bemol mayor” Op.7. Una obra más personal, en la que se separa de la escuela rusa de sus profesores, con el principio de sus momentos de ironía que marcarían su posterior producción.
En 1923 escribe el “Trio para violín, violoncello y piano Nº 1” Op.8. dedicándolo a Tanya Glivenko. Shostakovich había pasado cierto tiempo en un sanatorio en Korelz, Crimea, para recuperarse de síntomas de tuberculosis, subvencionado por el director del Conservatorio de Petrogrado, Glazunov. Allí conoció a Tanya Gligenko, de su misma edad, hija de un filólogo moscovita, que tenía un cargo oficial en el control de las casas de reposo. Había enviado a sus hijas para que pasaran allí las vacaciones. Esta relación puede considerarse el primer amor de Shostakovich y duró varios años, a pesar de su separación al regresar a sus respectivas ciudades de origen.
Para poder estar mas cerca de ella, en 1924 Shostakovich piensa en trasladarse a Moscú presentando su Trio como ejercicio de entrada en su Conservatorio, para ser aceptado por Miaskovsky en su clase de composición. Pero su madre lo convenció para que terminara sus estudios en Petrogrado.
Los jóvenes se encontraban algunas veces en Moscú y en 1925 pasaron juntos las vacaciones estivales. La muchacha se casó en 1929 y a pesar de ello seguía existiendo la posibilidad de que abandonara a su marido para vivir con el compositor, que había empezado su relación con Nina Varzar, con la que se casaría poco después del nacimiento del primer hijo de Tanya.
La “Sinfonía Nº 1 en fa menor” Op.10 fue compuesta entre 1923 y 1925 como trabajo de graduación. Se estrenó en Leningrado dirigida por Nikolay Malko el 12 de mayo de 1926 logrando un gran éxito. Pronto se daría a conocer en Berlín y en Philadelphia, dando a su autor un reconocimiento internacional.
El primer movimiento, allegretto, allegro non troppo, está escrito en forma sonata libre. Precedida por una introducción los dos temas se repiten en forma invertida durante la recapitulación. En la introducción lenta se insinúa lo que será el primer tema del movimiento. Un tema de carácter marcial, que se presenta claramente mas tarde mediante el clarinete. Luego pasa a los violines y a la madera. El tema termina su exposición con el agudo sonido de la flauta y el piccolo. El segundo tema es presentado por la flauta sobre un pizzicato de la cuerda. Se trata de un delicado vals de sabor algo ácido e irónico, que es repetido por el clarinete, pasando luego por varios instrumentos. Una especie de desarrollo se realiza empleando diversos instrumentos solistas. La percusión nos lleva a un gran crescendo del tema de la marcha, para terminar desvaneciéndose. La flauta inicia la recapitulación invertida con el segundo tema. Luego la cuerda grave sirve de puente para la repetición del primer tema, que llega a una nueva explosión del metal y la percusión. Finalmente la música se tranquiliza llevándonos a una breve coda.
El segundo movimiento, allegro, meno mosso, allegro, meno mosso, constituye el scherzo de la sinfonía. Empieza con un tema agitado en las cuerdas graves, que luego pasa al clarinete. El tema recorre diversos instrumentos incluido el piano, hasta llegar a un corto climax marcado por la percusión. La parte correspondiente al trio empieza con una especie de himno lento que toma la forma de una pesada marcha. A su final la música se acelera, terminando con una escala descendente del piano, antes de repetir el chispeante tema del scherzo. La música estalla entonces en un gran climax mediante el metal y la percusión. Tres poderosos acordes del piano nos devuelven a lo que sería una repetición del trio, pero que solo sirve para una breve coda del movimiento.
El tercer movimiento, lento, largo, lento, empieza con la exposición mediante el oboe de un tema lírico de gran expresividad. Luego se le incorpora el violoncello y cuando pasa a los violines se hace más dramático. Toques marciales de las trompetas aumentan su patetismo. Luego se vuelve al pianissimo con una nueva intervención del oboe. La cuerda grave empieza el desarrollo del tema con mas fuerza. El clarinete y luego el violín solista añaden frases de gran expresividad. La trompeta con sordina inicia una ensoñadora coda que culmina en un coro de los violines.
El último movimiento, allegro molto, lento, presto, empieza con un redoble de la caja, que nos conduce a una sección lenta misteriosa y dramática. Unas llamadas de las trompetas nos conducen al allegro, presentando un tema que va ganando en agitación para luego diluirse, iniciando una nueva sección lenta, mediante una variación presentada por el violín solista del tema principal. Luego el protagonismo pasa a la trompa. La brusca entrada de los violines con gran expresividad nos lleva nuevamente al allegro, que con la fuerza de la percusión nos conduce a un nuevo estallido de la orquesta en forma de patéticos trinos. La música se desploma bruscamente seguida por trágicos redobles del tambor. El violoncello solista interpreta una melancólica melodía. Una brillante armonía de la orquesta nos lleva a un nuevo tutti con gran tensión dramática, que se logra mediante el acelerando y ralentizando con gran fuerza de los trombones, lo cual nos lleva hasta la brillante coda.
Se trata de una obra extraordinaria para un joven estudiante de 19 años. Aunque influenciado por Stravinsky y Prokofiev, la obra denota una gran personalidad, como son la ironía de sus marchas junto a sus momentos trágicos, que nos conducen a un ambiguo final. Shostakovich se convertía en el primer gran compositor de la generación soviética.
Después del éxito conseguido por su sinfonía inicia una carrera como pianista. Entre los meses de septiembre y octubre de 1926 Shostakovich compone su “Primera Sonata para piano” Op.12, que primeramente llevaba el subtítulo de Octubre, que finalmente pasó a su posterior sinfonía. Una obra que contiene partes atonales y disonancias, configurando su labor experimental, en unos años en que se podía seguir una gran libertad expresiva. En 1927 se presenta al Concurso Internacional de Varsovia, pero solamente logra una mención de honor.
Su siguiente obra para piano es “Aphorisms” Op.13 continuando con la experimentación de sus técnicas. Consiste en una serie de diez miniaturas escritas entre el 25 de febrero y el siete de abril de 1927.
La “Sinfonía Nº 2 en si bemol mayor” Op.14 (Dedicación a Octubre) fue compuesta en 1927 como resultado de un pedido del Comisariado para la Cultura, para conmemorar el décimo aniversario de la Revolución de Octubre. Se estrenó el 5 de noviembre de 1927 interpretada por la Orquesta Filarmónica de Leningrado dirigida por Nikolay Malko. La obra fue muy bien recibida por el público.
Escrita en un solo movimiento dividido en dos partes, con la intervención de los coros en su segunda parte. Una obra que utiliza técnicas muy avanzadas, en gran parte atonales con influencias de Hindemith, Krenek y Berg. Abandona la estructura de la sinfonía tradicional con su desarrollo temático. Debido a su carácter de exaltación política necesita de palabras cantadas por el coro proletario. El texto pertenece a Alexandre Bezymensky.
La primera parte, largo, empieza sobriamente de modo polifónico, principiando por los contrabajos, seguidos por los violoncelos en sordina, las violas y los violines, cada sección con ritmo diferente y acompañados por golpes sordos del bombo. Una trompeta con sordina emerge de este confuso mar de sonidos para luego desaparecer en un bajo rumor. Una sección más viva aparece a continuación que nos lleva a un pasaje para violín, clarinete y fagot al que se añaden progresivamente otros instrumentos. Un pasaje polifónico realizado de un modo poco armónico, lo cual provoca tensión debido a sus continuas disonancias. Finalmente después de llegar a su climax, la tensión se relaja y un solo de violín nos conduce hacia la parte coral.
La segunda parte es un canto de alabanza a Lenin y a su revolución. Los coros son introducidos por los bajos que cantan las primeras estrofas en forma modal, como un himno lento. Luego las sopranos aparecen formando polifonía, en una forma casi folclórica rusa. Esta sección culmina con la frase O Lenin. Un interludio sinfónico con predominio del metal sigue a la palabra bor’ba, lucha. Luego empieza un canto triunfal loando la lucha por la libertad, llegando a su cumbre al pronunciar la palabra Oktyabr,’ Octubre. La parte final es un canto al significado revolucionario de Octubre. Golpes de la percusión nos llevan a unas frases recitadas por el coro
Vot znamya oktyabr’ Escuchad nuestra divisa octubre
Vot imya zhivikh pokolyenii i Lenin. La edad nueva y Lenin
Kommuna i Lenin. La comuna y Lenin
Una breve coda orquestal de modo triunfal termina la sinfonía.
Se trata de una obra escrita en una época revolucionaria en todos los campos de la cultura. En la música la tonalidad había perdido su valor de principio universal que se debía seguir, como una reacción contra el romanticismo, con su búsqueda de intensas expresiones. La primitiva ideología marxista se adaptaba a estos cambios estéticos, que señalaban una renovación, un espíritu de lucha contra los ideales de la burguesía. La música debía sentir como propias las cuestiones sociales transformándose en un elemento propagandístico.
Shostakovich era en aquellos momentos un revolucionario convencido. Mas tarde parece que no estaba satisfecho con la misma, no sabemos si por razones musicales o políticas.
El director Nikolay Malko era un gran defensor de la música de Shostakovich además de su amigo. El compositor tenía fama de asimilar la música a una velocidad fulgurante. Malko quiso desafiarle en el otoño de 1928 para poner a prueba su competencia. Le propuso orquestar en una hora la popular obra “Tea for Two” del americano Vincent Youmans (1898-1946). La música pertenece a su comedia musical “No, No, Nanette” de 1923, siendo este foxtrot la parte más famosa de la obra. El compositor realizó el trabajo en 45 minutos, realizando una orquestación brillante. La obra se llamó “Tahiti Trot” Op.16, estrenándose en Moscú el 25 de noviembre de 1928, en un concierto en el que se interpretó una suite de su ópera recientemente compuesta “La Nariz” Op.15, sobre un texto de Gogol.
Shostakovich realiza su primer trabajo para el cine en 1929 con su banda sonora para el film “La Nueva Babilonia” Op.18, que narra episodios de la Comuna de París de 1871. A partir de esta fecha y hasta el año 1971 compondría nada menos que 24 bandas sonoras. Como dijimos anteriomente, para ganar dinero tras la muerte de su padre Shostakovich estuvo trabajando en el cine “Barrikada” de Petrogrado, como pianista acompañante de películas mudas. Esto le proporcionó una gran experiencia para la improvisación. Una de sus anécdotas durante este período fue que se impresionó tanto con una escena de un film de Charles Chaplin que se olvidó de tocar el piano.
Shostakovich está relacionado con la historia del cine ruso. La primera presentación pública de un film tuvo lugar en el mes de mayo de 1896 en San Petersburgo, en ocasión de las ceremonias de coronamiento del Zar Nicolás II. Poco tiempo después los hermanos Lumière, inventores del cinematógrafo, abren el primer cine en la calle Newsky Prospect de San Petersburgo. Pero hasta el año 1908 no aparecen los primeros productores rusos independientes. Después de la Revolución el cine cobra gran fuerza como elemento propagandístico. Se crea un departamento de cinematografía dentro del Comité Nacional de Educación. En 1924 se crea la gran empresa estatal Sovkino que controlará todas las producciones imponiendo una gran censura política.
La “Sinfonía Nº 3 en mi bemol mayor” Op.20 (El primero de Mayo) fue compuesta en 1929 empleando unas pocas semanas para ello. El estreno de su ópera satírica “La Nariz” en el mes de junio en Leningrado había provocado considerable hostilidad de los poderosos componentes de la organización de músicos estalinistas, siendo acusado de formalista. Un primer aviso para lo que se produciría mas adelante. Como contestación a este criticismo Shostakovich escribe una nueva sinfonía para la celebración de la fiesta de los trabajadores, el primero de mayo. Se estrenó el 21 de mayo de 1930 en Leningrado dirigida por Alexander Gauk.
Escrita también como la anterior en un solo movimiento, con una nueva intervención de los coros en la última parte. Para ello utiliza el poema del mismo título escrito por Semyon Kirsanov, una propaganda estatal.
La obra puede dividirse en cinco partes. La primera es lenta con un tema presentado por la madera. La armonía es menos disonante que la usada en su anterior sinfonía. Una especie de marcha señala el inicio de la segunda sección, un allegro con rápidas figuras presentadas por la cuerda. La madera presenta temas rítmicos, volviendo al tema de la marcha que va creciendo en intensidad. Un tema lírico aparece como elemento contrastante. La tensión va en aumento llegando a una sección con grandes disonancias de los instrumentos de viento. Un redoble de tambor nos devuelve a la tonalidad, empezando una marcha irónica que toma giros militares. Esto nos lleva a la tercera parte, un nuevo adagio, presentado por la cuerda. Los temas no siguen ningún desarrollo, se van presentando como en una sucesión. Un amplio tema lírico es interpretado por la cuerda que va ganando en expresividad.
La cuarta sección se inicia con un tema rítmico, formando una especie de scherzo de la sinfonía. La música culmina en una forma de danza formada por frases cortas repetitivas. Un nuevo tema lírico hace las funciones de trio. Una sección dominada por los metales y la percusión hace de puente hacia la última sección. Retóricas llamadas del viento sobre el redoble de las cajas inician la quinta parte, la que posee un carácter más político, un canto a la victoria de los trabajadores. Las trompetas con sordina inician una especie de marcha lenta que nos llevará a la entrada de los coros con su canto en forma de himno modal ruso, contando la historia revolucionaria y el triunfo de la masa trabajadora en un canto de alabanza al primero de mayo. La última estrofa es más solemne con la exaltación de la fiesta,
Pervoye maya, shag El primero de mayo es la marcha
Szhavshykh vintovku shakht. De los mineros armados.
V ploshchadi, revolyutsiya, Sobre las plazas, la revolución,
Vbyei millionym shag. Con un millón de piés en marcha
Una intervención triunfal de la orquesta pone final a la sinfonía. La obra posee un carácter más tonal que su anterior sinfonía, poseyendo ritmos más simples con acordes perfectos empleados con mayor frecuencia. Un estilo que anuncia el que empleará en sus grandes sinfonías bélicas.
En 1930 Shostakovich termina la partitura de su primera música para ballet, “The Age of Gold” Op.22. El ballet era una de las manifestaciones culturales más apreciadas en Rusia. Los dirigentes de la URSS intentaron conservar su prestigio al mismo tiempo que emplearlo como medio propagandístico. Los primeros argumentos trataban de obreros, campesinos, deportistas y de capitalistas depravados. El estilo se convirtió al añadir escenas con piruetas acrobáticas a unas coreografías más atléticas que las clásicas. Los soviéticos se dejaban fascinar por el deporte, especialmente por el football. En Moscú siguiendo aquella corriente se estrena el ballet “El Futbolista” de un compositor llamado Oranski y en Leningrado “La Edad de Oro” de Shostakovich, el 26 de octubre de 1930. También a Shostakovich le gustaba distraerse con el deporte, siendo además un calificado árbitro de fútbol.
Como ilustración de los argumentos revolucionarios de aquella época, nos tomamos la licencia de agregar su argumento. Un equipo de grandes figuras del football soviético llega a una ciudad occidental, donde se celebra una exposición industrial, pero son derrotados por circunstancias extradeportivas. Una exuberante actriz intenta seducir a la principal figura del equipo, el árbitro y la policía están corrompidos por el capitalismo burgués. En el acto final los obreros se enfrentan a los capitalistas, para poder liberar a los futbolistas que habían sido detenidos por la policía al finalizar el partido. Shostakovich con su música intenta enfrentar las dos culturas. Para ello utiliza danzas occidentales, según escribe el propio compositor, bailes que respiran este erotismo depravado que es característico de la cultura burguesa contemporánea. En su contra, intento introducir en las danzas soviéticas estos sanos elementos que son el deporte y la cultura física.
Nos encontramos en el final de la época de la libertad artística en la URSS. El ministro Anatoli Lunacharski supo preservar un cierto liberalismo artístico hasta los principios de los años 1930. Cuando la música de jazz era atacada como degenerada, Shostakovich presenta su “Tahiti Trot”. Para defender esta música Anatoli dijo que el elemento fundamental del foxtrot está derivado de la mecanización, del erotismo reprimido y del deseo de asfixiar los sentimientos mediante la droga.
Shostakovich utiliza en su ballet elementos de jazz, usa el saxo y un banjo, introduciendo el foxtrot en su partitura. En uno de sus interludios utiliza nuevamente el popular tema del “Tea for Two”. Para ello presenta estos temas como parodia de la decadencia burguesa, encontrando así la manera de escapar de la censura soviética.
En el año 1930 Shostakovich empieza a trabajar en una de sus obras mas polémicas, su ópera “Lady Macbeth del distrito de Mtsensk”. Interrumpe su tarea para escribir la banda sonora del film “Adna” Op.26, palabra rusa que significa Sola y la música de ballet “El Perno” Op.27.
El nuevo ballet se estrenó el 6 de abril de 1931 en el Teatro Kirov de Leningrado dirigido por Alexander Gauk, obteniendo una única interpretación. Otra de las obras de aquella época retirada por la censura. Una composición tomada como ejemplo de sus más serios errores formalistas. El libreto en que se basa lleva el título “A la nueva máquina”, escrito por un autor sin experiencia literaria. Un tema obrero que narra como un vengativo aprendiz introduce un perno en el interior de una máquina, causando un accidente. Un compañero es acusado de sabotaje pero finalmente el aprendiz lleno de remordimientos confiesa su crimen. Es arrestado terminando con un concierto organizado por los obreros y los soldados del Ejército Rojo. Parece que Shostakovich no pudo negarse a este pobre argumento debido a las presiones políticas de la época.
El modo irónico y divertido con que el compositor trató el asunto no gustó a las autoridades soviéticas. Las críticas de los periódicos oficiales le lanzaron acusaciones directas, entre otras frases destacamos las siguientes, “El ballet tiene los rasgos de una caricatura, dejando en ridículo el tema industrial. Los métodos depravados del compositor explican el fracaso de “El Perno” ”. El Teatro pidió a los responsables del penoso espectáculo que revisaran profundamente el ballet, cosa que Shostakovich no realizó jamás. La obra no se volvió a representar. En el año 1933 presentó una Suite sinfónica que obtuvo bastante éxito.
En el año 1932 se casa con la joven física Nina Varzar. Aunque las dificultades que tuvieron desde el principio los llevaron al divorcio en 1935, la pareja se reconcilió poco tiempo después, volviéndose a casar. A ella dedicó la ópera que estaba componiendo.
En el mes de diciembre de 1932 Shostakovich termina su segunda ópera que pronto se convertiría en una de sus más polémicas obras, “Lady Macbeth del distrito de Mtsensk” Op.29, sobre un relato del mismo título escrito en 1864 por Nikolai Leskov. Dando este nombre a su protagonista Katerina Ismailova, hace una alusión directa al personaje de Shakespeare. Se estrenó en el Teatro Maly de Leningrado el 22 de enero de 1934.
Antes de iniciar el relato de la polémica que afectó a la citada obra y que tanta importancia tuvo en el desarrollo de la música de Shostakovich, veamos otros hechos acaecidos anteriormente. En 1931 compone su tercera banda sonora, sería para el film “Las montañas de oro” Op.30 y varias músicas para la escena, entre ellas la escrita para la obra de Shakespeare “Hamlet” Op.32, terminada en 1932. La obra era una curiosa adaptación en la que entre otras cosas los fantasmas eran el propio Hamlet disfrazado y Ofelia no perdía la razón, sino que se ahogaba por haber bebido demasiado. Arreglos que se hacían en aquella época en teatros llamados de vanguardia. Pero el genio del compositor prevalecía ante todo y de esta obra podemos escuchar una admirable Suite para orquesta.
Tampoco se puede despreciar la música escrita para piano, entre ella destacan los “24 Preludios” Op.34, y su “Concierto Nº 1 en do menor para piano, trompeta y cuerdas” Op.35, compuesto en 1933. Otra de sus músicas para la escena fue la compuesta para la obra de Balzac “La Comedie Humaine” Op.37 en 1934.
Shostakovich realiza en 1934 una nueva tentativa de escribir música al estilo del jazz. Participa en una comisión que tiene por objeto elevar el nivel de dicho estilo de música, el jazz soviético que entonces pasaba por ser una música de café concierto. Se organizó un concurso en Leningrado con objeto de darle un status profesional y para dar ejemplo compone su “Suite para orquesta de jazz Nº 1” Op.38a. Una obra bastante alejada del jazz tradicional, reflejando de un modo ligero, al estilo de su música para el cine, la exuberancia y decadencia de los años 1920.
En 1935 compone la música para un nuevo ballet, “El Arroyo Claro” Op.39, una música escrita con un lenguaje sencillo para cumplir con las exigencias soviéticas de la época. Su argumento trata del encuentro entre un grupo de artistas y otro de granjeros que explotan una granja colectiva, una kolkhoze, para descubrir que la finalidad ideológica de su trabajo, cada uno en su campo, era la misma. Se estrenó el 4 de junio de 1935 en el Teatro Maly de Leningrado, manteniéndose en cartel hasta el mes de febrero de 1936, mucho más que sus obras anteriores. Stalin estuvo presente en una de sus representaciones, presintiendo cierto tono de burla en su música, lo cual le irritó profundamente. Con la visita del jefe del estado se terminaron las representaciones del ballet. Apareció al poco tiempo un artículo en el oficialista periódico Pravda, diciendo que se trataba de un falso ballet, para demostrar que un aparentemente inocente éxito de masas no podía tampoco escapar a la desaprobación del régimen.
Pero volviendo a tomar el tema de la ópera “Lady Macbeth del distrito de Mtsensk”, lo que más molestaba al dictador Stalin era el éxito que tenía desde el día de su estreno. El éxito había sido inmediato y arrollador, tanto que el mariscal del ejército rojo Mikhail Tukhachevsky pronunció la frase que se convertiría en lema, es la primera ópera soviética clásica. Prokofiev expresó en una carta que era una obra embriagadoramente soberbia.
Dos años después de su glorioso estreno, con centenares de representaciones tanto en la URSS como en ciudades europeas y americanas, empezó a sufrir una larga condena. Shostakovich estaba convencido de haber escrito una ópera socialista a partir de un relato moralizante de Leskov, que había transformado en una obra acusatoria de la sociedad burguesa. Resumimos a continuación su argumento para una mejor compresión de la polémica.
Katerina Ismailova vive insatisfecha con su marido y su suegro, un personaje despótico. Zinovi, el marido, se ausenta por razones de trabajo. Llega un nuevo trabajador a la hacienda, Sergei, un conocido seductor. No tarda demasiado en usar sus poderes sobre la insatisfecha esposa. En uno de sus encuentros amorosos son sorprendidos por el suegro de la joven, Boris. Detiene a Sergei y lo azota frente a Katerina que está llena de odio contra su suegro. Luego lo encierra en la bodega mientras hace llamar a su hijo. Katerina envenena al viejo con un plato de setas. Boris muere después de acusar a Katerina de su muerte. El pesar de la mujer engaña a la gente atribuyendo la muerte a una repentina indigestión.
Katerina se encuentra en la cama con Sergei cuando aparece su marido Zinovi. Acusa a su mujer pero Katerina lo derriba al suelo y con la ayuda de Sergei lo estrangula. Los amantes entierran el cadáver debajo de la bodega. Katerina y Sergei se casan al darse su marido por desaparecido. Pero en la alegría de la fiesta un campesino medio borracho entra en la bodega a buscar mas bebida y descubre el cadáver. Avisan a la policía que detiene a los dos amantes que son condenados a trabajos forzados. Katerina soborna a un centinela para reunirse con su amante, pero éste, fatigado por la vida que lleva, seduce a otra prisionera mas joven y bonita, Sonietka. Cuando Katerina descubre su traición, durante una marcha empuja a la muchacha a un turbulento río y luego se ahoga ella misma lanzándose al río. Los prisioneros continúan su marcha cantando sus tristes canciones.
El 26 de enero de 1936 Josef Stalin asiste a una de las representaciones en el Teatro Bolshoy de “Lady Macbeth del distrito de Mtsensk”, acompañado por sus más directos colaboradores. Pronto se dieron cuenta de que la obra no coincidía con su idea de comunismo, disgustándose furiosamente. Al abandonar el Teatro antes del último acto, Stalin confesó que esto no es música, es una estupidez.
El diario oficial Pravda, publicaba el 28 de enero un artículo sin firma con el título de “Caos en vez de música”. El artículo era una condena de la obra por su pesimismo social y por el atrevimiento formal de la música, denunciando a Shostakovich como enemigo de la música soviética, del arte y del Estado. Desde el comienzo de la ópera, el público está aturdido por las deliberadas disonancias y los confusos flujos de sonidos. La orquesta grazna, ulula, jadea y emite sonidos entrecortados como medio de expresión de las escenas de amor. Son algunas frases que aparecen en la crítica. La ópera dejó de representarse como consecuencia directa.
La obra había recibido mas objeciones morales en el extranjero que en la propia Rusia. Los gustos artísticos de la primera era soviética eran mucho más liberales. Una crítica de la revista Time de New York, agregaba la palabra pornofonía cuando la música representaba el orgasmo mediante modulaciones deslizantes de los trombones.
Los gustos musicales de Stalin estaban anclados en la tradición rehusando las modernidades, cosa al parecer común en todas las dictaduras. Un hombre de costumbres mojigatas a pesar de haber aniquilado a centenares de personas, lo cual también es común en los dictadores. Pero intentemos averiguar las verdaderas razones del enfado de Stalin. Las distintas causas podían ser, que le desagradaba la música, por sus escenas sexuales o por algún motivo político.
Realmente la música no era de su agrado, pero en otras ocasiones no había mostrado un enfado tan grande. La idea de su puritanismo frente a las escenas de sexo, no es demasiado defendible, cuando durante el año 1927 visitó el Teatro Vakhtangov nada menos que ocho veces para contemplar a las prostitutas medio desnudas, que se exhibían en el pornográfico burdel que presentaba el drama de Bulgakov “El apartamento de Zoya”. La verdadera razón era política.
La obra de Shostakovich presentaba una historia, en la cual la fuerza del amor entre dos personas, que pasaban de la sociedad que les rodeaba, era la verdadera protagonista. Su pasión amorosa se convertía en una forma de egoísmo, llegando a ser más importante que la sociedad. Presentaba el triunfo del egoísmo individual sobre el socialismo. Esta era la idea que Stalin deseaba combatir con todas sus fuerzas. El individuo estaba para servir a la sociedad, esta era su idea del socialismo. Recordemos que cuando Shostakovich empezó a escribir la música de su ópera se había casado hacía poco tiempo con Nina y este amor está reflejado de una manera intensa en su obra, como queriendo demostrar en una segunda lectura, lo cual veremos que será un procedimiento habitual a lo largo de sus obras, que el amor está por encima de todo. En conclusión, Stalin detestaba el modernismo en la música, pero no podía soportar el desviacionismo en las ideas políticas. La sociedad soviética debía estar por encima del individuo.
Poco antes de empezar su próxima sinfonía Shostakovich escribe una breve obra experimental “Cinco Fragmentos para pequeña orquesta” Op.42. Una prueba de carácter sinfónico empleando las técnicas de Schönberg, Berg y Webern, como trabajo práctico para su sinfonía. El movimiento central, largo, con amplias notas para el violín, es típico de los movimientos lentos de su autor que aparecerán en sus futuras sinfonías. El último movimiento que empieza con el sonido de la caja clara y el violín, nos recuerda a Stravinsky en su lucha entre el demonio y el soldado en “L’Histoire du Soldat”.
La “Sinfonía Nº 4 en do menor” Op.43 fue empezada durante una gira por Turquía promovida por el estado en el mes de septiembre de 1935. La condena de su ópera Lady Macbeth enel mes de enero de 1936 le produjo un estado de intranquilidad al ver su vida en peligro, pues en aquella época era fácil ser enviado a Siberia. Persuadido de que debía terminar su obra, después de algunas semanas retornó a su trabajo, completando su sinfonía en el mes de abril. La orquestación de la misma se terminó en el mes de mayo de 1936. Preparada para ser estrenada por la Orquesta Filarmónica de Leningrado fue retirada del programa por el propio compositor, después de una serie de circunstancias adversas, realmente influenciado por la condena estatal.
Shostakovich tenia realmente miedo a ser arrestado por la policía secreta. Razones no le faltaban para estar aterrado. Su amigo Mikhail Kvadri, a quién dedicó su primera sinfonía había sido ejecutado por motivos políticos. Su defensor amante de su música, el mariscal Mikhail Tukhachevsky fue ejecutado en una de las terribles purgas del Ejército Rojo. También habían muerto parientes próximos al compositor. Una de sus relaciones con una joven traductora llamada Yelena Kontantinovskaya había terminado bruscamente al ser denunciada y arrestada.
También en el plano personal más próximo, Shostakovich se encontraba en una posición delicada. Su hija Galina, fruto de su matrimonio con Nina Varzar, había nacido cuatro meses antes de la aparición del turbulento artículo en el Pravda.
El manuscrito de la sinfonía se perdió durante la Segunda Guerra Mundial. Shostakovich realizó una versión de la misma para dos pianos en 1945 a través de sus propios apuntes. El original de la obra pudo finalmente ser reconstruido a través de las particellas orquestales supervivientes y estrenada en Moscú el 30 de diciembre de 1961 por la Orquesta Filarmónica de Moscú dirigida por Kyril Kondrashin. Después de alguna pequeña revisión la obra se publicó después de la muerte del compositor en 1984.
La sinfonía está orquestada para dos piccolos, cuatro flautas, cuatro oboes y corno ingleses, cuatro clarinetes, clarinete bajo, clarinete en mi bemol, tres fagots, contrafagot, cuatro trompetas, ocho trompas, tres trombones y dos tubas. Una extensa colección de instrumentos de percusión que comprende seis timbales, triángulo, castañuelas, caja, platillos, bombo, tam-tam, campanas, xilófono y celesta, además de dos arpas y la cuerda habitual. Una orquesta ampliada para interpretar una obra de grandes dimensiones que sobrepasa una hora.
El primer movimiento, allegretto poco moderato, posee una construcción libre con un alto grado de disonancia. Después de una breve introducción los violines apoyados por trompetas y trombones en sordina empiezan una especie de danza infernal. De repente todo se calma continuando con un tema lírico en la cuerda. Después de una explosión de la orquesta, el fagot introduce un tema de gran tristeza, que más tarde repetirá el clarinete bajo. Reaparecen los gritos de protesta, con repetidas disonancias. Esto da lugar a una caricatura de danza que parece mofarse de las vulgaridades de la vida. Luego en una especie de torbellino se convierte en un vals fantasmagórico que lo arrastra todo a su paso. Mas adelante la música se va calmando, hasta que unos acordes arrastrados como una respiración fatigada lo llevan a un nuevo episodio rítmico, en el cual la trompeta introduce su melodía sobre un ostinato de la cuerda. La última sección es más lenta y resignada, con un triste tema cantado por el violoncello. La coda es interpretada por el viento de modo suave, terminando con unos pequeños gritos de protesta. Si Stalin hubiera escuchado esta obra, esta vez seguramente hubiera enviado a su autor a Siberia.
El segundo movimiento, moderato con moto, es el scherzo de la sinfonía. Un tema de danza fantástica es introducido por la cuerda. Las violas presentan el tema acompañadas por pizzicatos de los violoncelos y contrabajos. La madera añade sus propios comentarios. El tema es repetido por los piccolos terminando con un breve tutti orquestal. El motivo del trio es presentado primero por la cuerda, un tema de forma irónica y grotesca. Cuando retorna el primer tema se desarrolla de modo fugado. El segundo tema reaparece en las trompas. La música se va diluyendo progresivamente acompañada por un característico ostinato de la percusión, un detalle que reaparecerá en sus últimas sinfonías.
El último movimiento, largo, allegretto, evoca en su comienzo el scherzo de la primera sinfonía de Mahler. Empieza con una introducción lenta. El fagot canta una larga frase melancólica acompañado por el ritmo de marcha fúnebre en los timbales y contrabajos. La marcha mahleriana llega a su máxima intensidad, antes de convertirse en una especie de lírico himno. La marcha se reemprende con tranquilidad. De repente una serie de violentos pasajes pone fin a esta serenidad. Se inicia una especie de divertimento que comprende una dinámica danza, una polca disparatada, seguida por un vals lírico, un galop y una marcha. En la parte final escuchamos una especie de solemne himno acompañado por el retumbar de las cajas. Se interrumpe para volver a la meditación del principio del movimiento, que nos conduce a una forma de música de las esferas con sonidos aéreos acompañados por un suave ostinato de los bajos.
El compositor explicó que esta sinfonía intentaba relatar los temores de vivir en Rusia en los años anteriores a la segunda guerra mundial. Expresa sus sentimientos de desesperación, aunque escuchando la extensa coda vemos que no termina en el pesimismo. Puede ser explicado también como la réplica de un artista al criticismo injustificado. Pero en realidad el verdadero sentido de la obra mantiene su misterio. No puede explicarse como una reacción contra el criticismo de Stalin puesto que la mayor parte de la obra fue diseñada anteriormente a estos hechos.
Shostakovich había estado estudiando las sinfonías de Mahler y deseaba componer con parecida trascendencia. Son obras descriptivas pero realizadas de una forma indirecta. Muestra una situación social que muestra graves deficiencias, pero no se encuentra totalmente inmerso en la misma, esperando una solución en el futuro.
La “Sinfonía Nº 5 en re menor” Op.47 fue compuesta entre los meses de abril y julio de 1937 como una reacción del músico contra el criticismo, para la celebración del vigésimo aniversario de la revolución de octubre. Se estrenó en Leningrado el 21 de noviembre de 1937, interpretada por la Orquesta Filarmónica de Leningrado dirigida por Yevgeny Mravinsky, logrando un enorme éxito. Según el gran violonchelista Rostropovitch la gran ovación que acogió su estreno evitó a Shostakovich su desaparición. En enero de 1938 la obra era presentada en Moscú y luego en New York, París, logrando siempre un extraordinario éxito. Pronto se convirtió en una de sus obras más populares.
Está orquestada para dos flautas, piccolo, dos oboes, dos clarinetes, clarinete en mi bemol, dos fagots, contrafagot, cuatro trompas, tres trompetas, dos trombones, trombón bajo, tuba, dos arpas, piano, celesta, timbales, caja, bombo, platillos, xilófono, glockenspiel, triángulo y cuerda.
El primer movimiento, moderato, empieza con la cuerda en octavas presentando un dramático tema. El tema es desarrollado ampliamente por la cuerda, hasta la introducción del segundo tema, que empieza en los primeros violines acompañados por el ritmo palpitante de la cuerda. Una idea secundaria es presentada por la flauta y las palpitaciones de la cuerda terminan la exposición. El desarrollo se inicia con graves notas del piano, acompañado por los violoncelos y contrabajos en pizzicato, construyendo un motivo con las primeras notas del segundo tema. Una marcha grotesca nos lleva a la culminación del movimiento, con gran intervención de los metales. La recapitulación nos devuelve la calma. El violín solista repite en sordina el segundo tema acompañado por la cuerda también en sordina.
El segundo movimiento, allegretto, constituye el scherzo de la obra. Está formado por una danza popular, un vals en forma de länder que nos hace pensar en Mahler. El trio está compuesto por un vals tranquilo para violín y arpa. Luego se reinicia el scherzo volviendo la popular danza. Una rítmica coda pone fin al movimiento.
El tercer movimiento, largo, es un movimiento lento desde su principio a su final. No emplea los metales, estando las cuerdas divididas en ocho partes. Un tema lírico meditativo va ganando tensión a lo largo del movimiento, constituyendo uno de los grandes logros del compositor. En su parte central la flauta presenta un nuevo tema de carácter soñador. Luego iniciándose en los bajos retorna el tema principal, que nos conduce hasta su climax mediante apasionadas frases de la cuerda. Termina con la tranquilidad de su principio.
El último movimiento, allegretto non troppo, empieza con una marcha orgullosa sobre los redobles de los timbales. Después de su desarrollo, que culmina llegando a su climax, aparece el segundo tema lírico, el cual posee unas raíces populares que lo acercan a Tchaikovsky. Sigue lo que sería la verdadera sección de desarrollo, aunque como vemos en la obra está unida con la exposición. La sección final empieza lentamente con el primer tema, que se va elevando de un modo triunfal hasta explotar en los poderosos acordes que inician la coda triunfal.
Definida por su autor como, recogiendo sus propias palabras, una sinfonía lírico-heroica, su idea principal es la experiencia emocional y el optimismo triunfante del hombre. Quería mostrar como, venciendo una serie de conflictos trágicos, debidos a la lucha intensa que agita violentamente al alma humana, nace el optimismo como una concepción del mundo. Toda obra de arte contiene elementos autobiográficos y el tema de mi sinfonía es el de un hombre que se está haciendo.
El subtítulo que acompañaba la obra era el de la respuesta de un artista soviético a una merecida crítica, no sabemos si lo escribió voluntariamente su autor o fue una imposición, o lo redactó un desconocido periodista adicto al régimen. Lo cierto es que en un artículo escrito por Shostakovich en el mes de enero en el Vecheraya Moskya habla de su respuesta creadora, refiriéndose a la misma.
La obra utiliza el lenguaje diatónico reclamado por el régimen en su afán de lograr el realismo socialista, oponiéndose con el éxito de la obra a las previsiones de Prokofiev a principios de los años treinta diciendo que el acento puesto en el realismo socialista y las músicas regionales de las repúblicas soviéticas darían como resultado un arte provinciano. La sinfonía de Shostakovich daba como resultado la negación de las conjeturas de Prokofiev.
En páginas posteriores, al comentar el decreto de Andrei Zdanov, realizaremos una amplia explicación sobre lo que para los soviéticos representaba el realismo musical y el significado del formalismo en la música, término que para algunos puede llevar a una falsa interpretación.
Shostakovich estaba obligado a seguir los preceptos que le imponía el Estado Soviético, por ello la sinfonía terminaba como debía ser, de un modo triunfal. Pero siempre debemos intentar realizar una segunda lectura en la obra del compositor. Una sinfonía al parecer tan optimista oculta trágicos pensamientos. Salomon Volkov realizador de una versión de las memorias del compositor, cita las palabras, reveladas después de su muerte. La alegría es forzada, creada bajo una amenaza. Es como si alguien os golpease con un bastón diciendo, vuestra obligación es la de divertiros.
El verdadero sentimiento político de Shostakovich está lleno de contradicciones. Salomon Volkov es el editor de “Las Memorias de Dmitri Shostakovich”, en las cuales lo presenta como un encubierto enemigo del bolchevismo. A pesar de sus simpatías juveniles con las ideas marxistas, la experiencia le demostró durante el régimen de Stalin, que se producían ataques muy graves contra la integridad artística. El compositor logró el modo de sobrevivir durante este periodo restrictivo sin un real sacrificio de su integridad artística. Su quinta sinfonía nos lo demuestra. A pesar de usar un lenguaje aparentemente sencillo, lejos de las expresivas disonancias, logra una verdadera obra de arte.
También Rostropovitch tiene su propia versión del glorioso final de la sinfonía. El final es una tragedia. Irreparable. Estirada sobre el potro de la Inquisición, la víctima intenta todavía sonreír en su dolor. Quien crea que el final de la sinfonía es alegre es realmente un idiota.
A partir de septiembre de 1937 Shostakovich empieza a enseñar composición en el Conservatorio de Leningrado. Este hecho junto con la satisfacción de verse rehabilitado por el régimen después del estreno de su última sinfonía, le inducen a escribir un importante número de obras. En el mes de mayo de 1938 nace su segundo hijo Maxim.
En el mes de julio de 1938 escribe su primer cuarteto de cuerda, el “Cuarteto nº 1 en do mayor” Op.49 que estrenaría el famoso cuarteto soviético, el Cuarteto Beethoven, empezando con ellos una larga relación que duraría toda su vida. Shostakovich escribe 15 cuartetos, un género más íntimo y por ello menos vigilado por el Estado, donde podía expresar sus ideas mucho mas libremente. Recientemente Rudolf Barshai ha realizado una orquestación para orquesta de cámara con el nombre de “Sinfonía de cámara” Op.49a.
Seguidamente escribe una “Suite sobre la ‘Trilogía de films de Maxim’ para coros y orquesta” Op.50a. La “Trilogía de Maxim” era una serie de tres películas realizadas entre 1934 y 1938 con música del compositor. Un tema revolucionario épico, teniendo como protagonista a Maxim, hijo de un obrero de Leningrado. Una obra realista según el gusto de los dictadores.
También en el mismo año escribe su “Segunda Suite para orquesta de jazz” Op.50b, a petición de la Orquesta del Estado para el jazz, dirigida por Victor Knouchevitski. Pero la música está pensada para el Ejército Rojo, escrita en un tono popular más próximo a las danzas vienesas de Johann Strauss que al jazz occidental considerado decadente. Se puede considerar a esta obra como la sana respuesta dada por los soviéticos a la degradación moral de occidente, mostrando el tipo de música tradicional que realmente deberían interpretar las llamadas orquestas de jazz, en vez de las aberraciones musicales de los negros.
La “Sinfonía Nº 6 en si menor” Op.54 fue compuesta en 1939 después de un tiempo de confusión creado por los anuncios del propio compositor. En el otoño de 1938 dice que ha empezado una nueva sinfonía que se llamará “Sinfonía Lenin para solistas, coros y orquesta” Op.53a, una obra monumental empleando los versos del poema escrito por Vladimir Mayakovsky, “Oda a Vladimir Ilyich Lenin” y el de canciones folclóricas. Pero al siguiente año decidió no continuarla, usando el material sinfónico para una nueva sinfonía que no contiene textos ni coros, ni ninguna referencia a Lenin. Empezada en el mes de abril de 1939 la terminó en octubre del mismo año.
La obra se estrenó en Leningrado el 21 de noviembre de 1939, interpretada por la Orquesta Filarmónica de Leningrado dirigida por Yevgeny Mravinsky, siendo recibida con entusiasmo por el público, especialmente su movimiento final. El 3 de diciembre la obra se presentaba en Moscú. En 1940 fue grabada en disco por la Philadelphia Orchestra dirigida por Leopold Stokowski.
Está orquestada para piccolo, dos flautas, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete en mi bemol, clarinete bajo, dos fagots, contrafagot, tres trompetas, cuatro trompas, tres trombones, tuba, timbales, pandereta, caja, triángulo, platillos, bombo, tam-tam, xilófono, arpa, celesta y cuerda.
La forma de la sinfonía es extraña, con un gran movimiento lento, seguido por dos rápidos, sin presentar la forma sonata clásica. El compositor declaró mas tarde que, la obra era un deseo de comunicar el talante de la primavera, la alegría y la vida. En mi sinfonía predomina un orden lírico y contemplativo.
El primer movimiento, largo, esta dividido en dos secciones. Empieza con una amplia melodía interpretada al unísono. Se trata de una melodía triste, que se desarrolla mediante largas frases de un intenso dramatismo. El movimiento llega a su trágico climax con un solo de trompeta. Entonces empieza la segunda sección, mediante un solo del corno inglés sobre distantes redobles de los timbales en forma de una marcha fúnebre. El tema es llevado a un alto grado de expresión. En la parte central aparece un extraño solo de la flauta, en un estilo de música oriental ornamentado con arabescos. Entonces empieza la recapitulación de forma abreviada. El primer tema reaparece mostrando un alto grado de desolación. La marcha fúnebre cierra el movimiento de un modo desolador, mostrando que no existe esperanza.
El segundo movimiento, allegro, corresponde al scherzo. Empieza en la forma de una alegre danza ligera. Pero se trata de una alegría pasajera como nos muestran breves frases del violín. El clarinete bajo empieza un nuevo tema acompañado por los fagots, en la sección que correspondería al trio. Los colores se hacen más oscuros, llegando a un climax que suena grotesco, como de una pesadilla. La recapitulación es muy breve desapareciendo casi totalmente la alegría del comienzo. Algunas frases nos recuerdan el primer movimiento dando unidad a la obra. Una breve coda cierra el movimiento.
El último movimiento, presto, está escrito en forma de rondó. Empieza con una danza en forma de marcha, una especie de galop de music-hall, presentando la alegría externa del pueblo ruso. Una música que tiene influencia de Prokofiev en su forma irónica, denotando una superficial alegría con sus ritmos tempestuosos. La danza llega a un exuberante climax de un modo bastante banal. Luego la cuerda lentamente vuelve a recuperar el ritmo inicial. La incorporación del metal nos lleva hasta una bulliciosa coda.
Encontramos similitudes entre Mahler y Shostakovich, teniendo en cuenta las diferencias temporales. El empleo de mezclas de temas aparentemente mundanos con otros de mas trascendencia, con sus contrastes y sus partes grotescas. Ambos son maestros en la orquestación y desean contar en sus obras ideas con cierta trascendencia. Sus obras arrancan siempre apasionadas discusiones, tanto en el campo estético como en el anímico. Podríamos hablar de Shostakovich como el Mahler soviético.
Como siempre Shostakovich por razones políticas nos oculta el verdadero sentido de sus obras. Cuando escribe la obra, Stalin firma el pacto de no agresión con la Alemania de Hitler, en el mes de agosto de 1939. Poco después ataca a Polonia. El ambiente se encontraba sumamente caldeado y la fuerza de la censura rusa aumentaba cada día.
La sinfonía se estrenó como hemos dicho en Leningrado, en el Festival de Música Soviética que incluía además el estreno de “Alexander Nevsky” de Prokofiev y la cantata de Shaporin “En el campo de Kulikovo”, dos obras de un directo sabor patriótico. En un principio Shostakovich quería presentar su “Sinfonía Lenin” al Festival, pero a cambio presentó una obra que no convenció demasiado a las autoridades soviéticas que necesitaban obras que levantaran el ánimo del pueblo en aquellos difíciles tiempos prebélicos.
No sabemos si los críticos soviéticos sospecharon el sentido real de la obra, pero lo cierto es que desapareció de los programas a pesar de la respuesta favorable del público. Como siempre intentaremos realizar una segunda lectura de la obra para descubrir su verdadero sentido. El régimen de terror se había apoderado de Rusia. Entre las nuevas víctimas se encontraba el gran director teatral Vsevolod Meyerhold, arrestado en el mes de junio de 1939, que había ayudado al compositor durante su juventud. La respuesta del compositor era evidente aunque debía permanecer disfrazada.
En el primer movimiento nos presenta el alma rusa hundida por el sufrimiento, la soledad y el miedo. Intenta levantarse pero se hunde en un catastrófico climax. Una marcha fúnebre acompaña su cadáver. El final no otorga esperanza alguna. Es la desesperación más absoluta, la muerte.
El scherzo nos presenta una fugaz alegría. Su tono enigmático esconde una melancolía que sobrepasando los elementos burlescos, se expresa mas claramente en su delicada coda. Finalmente el último movimiento muestra la trágica realidad del mundo soviético. Sus danzas triunfales son vistas como la imagen propagandística de una alegría primaveral que la dictadura ofrece al pueblo. Shostakovich nos presenta esta imagen de una vulgar realidad, engañada por las marchas deportivas, los films optimistas y la música ligera. Pero detrás de toda esta visión superficial se esconde la más terrible tiranía, la infamia más espantosa.
Poco tiempo después de terminar la sinfonía Shostakovich escribe la “Suite sobre temas fineses” Op.56a, terminándola el 3 de diciembre. Pero el 30 de noviembre de 1939 las tropas soviéticas invaden Finlandia. Una nueva fatalidad sigue a la obra del compositor. Políticamente la obra no se podía dar a conocer y Shostakovich la esconde, sin que nadie se entere de su existencia. La obra permanece oculta durante mas de sesenta años, siendo descubierta hace poco tiempo en la biblioteca de un musicólogo en San Petersburgo.
Durante el verano de 1940 empieza su “Quinteto para piano y cuerdas” Op.57 que termina el 14 de septiembre. Se estrenó en Moscú el 23 de noviembre interpretado por el Cuarteto Beethoven y el propio compositor al piano con gran éxito. El 16 de marzo de 1941 Shostakovich recibía el Premio Stalin por esta obra, convirtiéndose en una de sus obras mas interpretadas.
Otra obra que se pensaba que estaba perdida es la música escrita en 1940 para el film “Las aventuras de Korzinkina” Op.59a. Gennadi Rozhdestvensky construye una pequeña suite con la música recuperada de los Archivos Centrales de Literatura y Arte de la URSS.
El ejército nazi invade la URSS el 22 de junio de 1941 empezando la llamada por los rusos “la gran guerra patriótica”. Leningrado sufre grandes bombardeos durante el verano, culminando en el mes de septiembre con la destrucción de la última línea férrea que une a la ciudad con el resto del país. Leningrado se convierte en una ciudad asediada, una situación que durará 900 días y que costará la vida a casi un millón de personas.
Shostakovich trabajaba como bombero voluntario y escribía marchas y canciones patrióticas. Durante esta dramática etapa de la historia fue cuando compuso su siguiente sinfonía.
La “Sinfonía Nº 7 en do mayor” Op.60 (Leningrado) fue empezada en el mes de julio de 1941, terminando sus tres primeros movimientos hacia finales de septiembre. Las autoridades le obligan junto con su familia a abandonar Leningrado, para pasando por Moscú reunirse con otros evacuados y dirigirse a la provinciana ciudad de Kuibyshev. Desde 1991 la ciudad se denomina Samara, estando situada en la orilla izquierda del Volga, a 880 Km al sudeste de Moscú. Allí termina su sinfonía el 27 de diciembre de 1941.
Se estrenó el 5 de marzo de 1942 en Kuibyshev interpretada por la orquesta del Teatro Bolshoi dirigida por Samuil Samosud, siendo retransmitida a través de toda la Unión Soviética. Poco después se estrena en Moscú, siendo enviada la partitura a los Estados Unidos en forma de microfilm. Arturo Toscanini la dirige en New York con la NBC Symphony Orchestra el 19 de julio. Karl Eliasberg la dirige el 9 de agosto de 1942 en la propia Leningrado, con solo quince miembros de la antigua orquesta de la Radio de Leningrado, completada por todos los músicos que habían podido reunir en un acto propagandístico. Potentes altavoces difundieron la obra por toda la ciudad y sobre las tropas alemanas que la asediaban. Este difícil acontecimiento logístico demuestra la importancia que daban los soviéticos a esta obra.
Está orquestada para tres flautas, doblando piccolo y flauta baja, dos oboes, corno inglés, tres clarinetes, doblando clarinete piccolo, clarinete bajo, dos fagots, contrafagot, ocho trompas, seis trompetas, seis trombones, tuba, triángulo, caja, bombo, platillos, bloques de madera, xilófono, dos arpas, piano y cuerda ampliada con un mínimo de 16 violines primeros, 14 segundos, 12 violas, 10 violoncelos y 8 contrabajos.
El primer movimiento, allegretto, empieza con un amplio tema de carácter épico. El segundo tema es de carácter lírico con cierta ternura. La exposición se termina mediante un sereno pasaje. Cuando se espera que se inicie el desarrollo aparecen temas totalmente nuevos. Destaca un ostinato de la caja clara que abarca dos compases. Sobre el motivo repetido se interpreta una melodía de marcha banal. Es el llamado tema de la invasión. Se repite en una serie de variaciones al estilo del Bolero de Ravel, que van aumentando de intensidad. El estilo va volviéndose cada vez más grotesco. Después de once variaciones entra con fuerza el metal cambiando la tonalidad. El material temático se hace cada vez mas violento hasta alcanzar un potente climax. En este momento reaparece el primer tema transformado en una pesada marcha fúnebre. En la reexposición el segundo tema es transformado en una sombría lamentación. Luego vuelve a repetirse el primer tema de un modo mas sereno, recobrando el carácter que tenía al principio. Termina con una serena coda en el registro agudo que es interrumpida por el siniestro redoble de la caja clara y un recuerdo del tema de la invasión.
El segundo movimiento, moderato, poco allegretto, es un scherzo en forma de rondó. El tema principal es enigmático, estando acompañado por un segundo más lírico con un carácter de danza en su armonía. La sección central que correspondería al trio, es fuertemente contrastante. Una vez mas podemos hablar de la influencia de Mahler. Una fuerte sección rítmica con el sonido enfrentado de la madera con el metal. Luego vuelve tranquilamente al primer tema del scherzo. El segundo tema es interpretado por el clarinete bajo acompañado por las flautas y arpas. Una elegíaca coda termina el movimiento.
El tercer movimiento, adagio, también tiene forma de rondó. Empieza con unas frases recitativas de tipo coral. La orquesta suena como la imitación de un gran órgano. El debido contraste lo encuentra en episodios en forma de danza lenta interpretados por la madera. En la parte central el tema principal es acompañado por síncopas de la cuerda en un nuevo recuerdo mahleriano. El punto máximo culmina con gran violencia, como una parodia cruel de los grandilocuentes temas corales. Después de disiparse el coral se retorna al material inicial, pero de una forma más noble, como si se hubiera purificado por los acontecimientos anteriores. La coda nos devuelve a la fría atmósfera del comienzo.
El último movimiento, allegro non troppo, empieza calmadamente enlazando con el anterior movimiento con una melodía para el violín. El allegro comienza con la potente energía rítmica de su tema principal. La música se aplaca cuando retorna el tranquilo tema inicial. Continua con una especie de lenta zarabanda con un carácter general más introvertido. El desarrollo de este tema nos lleva a una transformación del tema principal. Finalmente reaparece el tema principal del primer movimiento acompañado de un modo resplandeciente por el tutti orquestal, como una feliz resurrección. La sinfonía termina con una potente coda de modo triunfal.
Como gran parte de las obras de Shostakovich también se pueden realizar dos lecturas de la misma. La primera la más directa, era la reconocida por los directivos del realismo socialista. Una obra de tiempos de guerra, con un carácter propagandístico para dotar de moral a los defensores de la patria en peligro. El tema repetido doce veces en el primer movimiento, el llamado tema de la invasión, representa a los invasores fascistas, una columna de militares robotizados en marcha. Según un artículo escrito por Shostakovich el primer movimiento simbolizaba la guerra, el segundo expresaba recuerdos de tiempos pasados, el andante lo definía como los grandes espacios de mi patria y el movimiento final como victoria. Leningrado renace de sus cenizas siendo reconstruida simbólicamente.
La obra fue muy popular durante la guerra, tomándola como símbolo de la resistencia antifascista, tanto en la Unión Soviética como en los Estados Unidos. Después de la guerra la sinfonía era contemplada como mera propaganda soviética, siendo poco interpretada. En la actualidad ha recuperado su valor tomando un nuevo significado.
Según la versión oficial la obra fue empezada como respuesta a la invasión nazi. Rostislav Dubinsky defiende junto con otros musicólogos que el primer movimiento fue compuesto con antelación. En las memorias escritas por Salomon Volkov se encuentran comentarios que parecen confirmar esta idea y por consecuencia, no se la puede considerar simplemente como una reacción al ataque de Hitler.
Según comentó el propio compositor, que retiró los títulos de los diversos movimientos, la ausencia de subtítulos no debe privar a los espectadores de descubrir mi programa. Mas tarde confesó a Volkov, el tema de la invasión no tiene nada que ver con el ataque. Pensaba en otros enemigos de la humanidad cuando compuse este tema. No tengo nada en contra de denominar a la séptima sinfonía Leningrado, pero no se trata del Leningrado asediado, se trata del Leningrado que Stalin ha destruido y que Hitler no ha hecho mas que acabar su obra.
Con estos precedentes podemos pensar que la interpretación anti-nazi de esta sinfonía fue un invento de los propios dirigentes soviéticos con fines evidentes de propaganda, pero para los rusos que habían vivido bajo el yugo del estalinismo antes de la guerra el mensaje era claro.
La obra puede ser entendida como una pintura de la brutalidad del totalitarismo de forma general. Una obra escrita contra todo tipo de fascismos, parece ser la intención real, debidamente oculta por Shostakovich debido a las presiones políticas, presentando una condena del estalinismo.
En el mes de abril de 1943 Shostakovich se establece en Moscú aceptando el cargo que le habían ofrecido al año anterior de Profesor de Composición en el Conservatorio de Moscú.
La “Sinfonía Nº 8 en do menor” Op.65 fue escrita en Moscú durante el año 1943, terminando su primer movimiento el primero de agosto. Establecido en Ivanovo, al noreste de Moscú con su familia, continuó la obra terminándola el 5 de septiembre. La dedicó a Yevgeny Mravinsky, quién la estrenó en Moscú el 4 de noviembre, interpretada por la Orquesta Filarmónica de Leningrado.
La obra no fue bien recibida por la crítica soviética, especialmente por su conclusión poco optimista. Para remediar esta situación el gobierno la subtituló como Sinfonía Stalingrado, puesto que la batalla de Stalingrado se estaba librando en aquella misma época. El 2 de febrero de 1943 el ejército alemán era derrotado en Stalingrado y aquello fue considerado como el principio de la victoria rusa. Dijeron que se trataba de una oración fúnebre dedicada a todos los que murieron en el frente de combate. A pesar de todo ello, la sinfonía no resultó del agrado del régimen soviético, siendo mas tarde una de las obras objeto del ataque en el congreso de 1948 presidido por Zhdanov.
El primer movimiento, adagio, allegro non troppo, está escrito en una extensa forma sonata. Empieza con un dramático motivo interpretado por la cuerda en octavas, un tema que el musicólogo David Haas llama tema del destino, asociándolo con la obra de Beethoven. El primer tema es presentado por la cuerda. Los violines exponen una amplia melodía en forma de una angustiosa idea. El segundo grupo temático también es presentado por los violines, otro desconsolado tema, acompañado por simples diseños de la cuerda. En la sección de desarrollo el segundo tema es llevado hasta su climax de un modo progresivo de forma brutal, seguido de unas partes bastante disonantes. Con el acompañamiento de ritmos militares el tema principal es interpretado en forma de canon por trompetas y trombones. En la recapitulación el tema del destino es presentado solemnemente en una versión disonante, siendo seguido por un meditativo solo del corno inglés, que nos lleva hacia la repetición del segundo tema. Las trompetas nos conducen hacia una coda sin esperanza.
El segundo movimiento, allegretto, está descrito por su autor como una marcha con elementos de un scherzo. Consiste en una grotesca marcha que se transforma en una danza burlesca. El empleo del piccolo junto al fagot y al contrafagot, situados en los extremos tímbricos de la madera le dan el aire de una extraña parodia. Un movimiento mordaz con ciertos puntos de amargura, como nos muestra su coda.
El tercer movimiento, allegro non troppo, está descrito como una toccata. Una figura repetida por la viola en forma de ostinato es tomada por los primeros violines y luego por los segundos. De tiempo en tiempo se escuchan amargos gritos del viento. El ritmo va pasando de sección a sección por toda la orquesta. La trompeta empieza una marcha, una forma de fanfarria, sobre este ritmo punteado que pasa a la percusión. Continúa luego el ostinato en la cuerda. Se repiten los gritos del viento. La percusión se adueña de la tumultuosa coda que realiza la transición al siguiente movimiento sin interrupción.
El cuarto movimiento, largo, consiste en una serena passacaglia. El estallido de la percusión da paso a una amplia melodía, un tema elegíaco, que se repetirá en forma de variaciones una docena de veces. El clarinete realiza una expresiva versión, seguido de los punzantes sonidos del piccolo. La coda enlaza directamente sin pausa con el siguiente movimiento.
El último movimiento, allegretto, está construido en forma sonata. El primer tema introducido por el fagot expresa mayor serenidad. El segundo tema está claramente diferenciado por su expresividad lírica, siendo interpretado por el violoncello. Durante el desarrollo se pierde esta serenidad, culminando en un climax de forma más agresiva, usando el bombo y la caja para sostener el crescendo de las trompetas que interpretan un dramático tema. Continúa con una curiosa sección para clarinete bajo y violín, antes de empezar la breve recapitulación con su primer tema. La sinfonía termina con una tranquila coda, mediante un sostenido acorde de la cuerda que nos lleva al silencio. Es curioso comprobar como sobre el sostenido de la coda, la flauta interpreta débilmente, en forma invertida, el tema del destino del principio de la obra.
Esta trágica descripción de los horrores de la guerra y su final poco esperanzador no resultó del agrado del régimen soviético. A pesar de ello intentaron buscar una explicación interpretando el dolor del primer movimiento como las consecuencias de la guerra. El segundo fue descrito como un desfile de los conquistadores intoxicados por la inicial victoria, con su escarnecida grandeza recordando la pompa grotesca de los desfiles nazis en tiempos de guerra. En el tercero vieron el tesón de los soviéticos para lograr la victoria. La Passacaglia como una elegía a los que habían entregado su vida por la patria. Pero el último movimiento no se ajustaba a sus ideas de victoria, dando una impresión de profundo pesimismo, lo cual no era deseado por las máximas autoridades soviéticas de aquellas fechas. La obra fue pronto retirada de las salas de concierto por dicho motivo.
Según el testimonio de Volkov, parece que Shostakovich escribió la obra como un Réquiem en memoria de las víctimas del estalinismo, además de poder ser empleada, especialmente en su propósito oficial como memoria de las víctimas de la guerra, especialmente de lo ocurrido durante la época de su composición, la batalla de Stalingrado.
Una vez mas se pueden observar influencias de Mahler en los procesos temáticos. Podemos decir que se trata de la sinfonía más trágica de Shostakovich. Su pérdida de confianza en la raza humana la expresa con el tema del destino con que comienza la obra. Se repite en su final como expresión de que no existe esperanza, la vida continúa como un sobreviviente pero sin posibilidades de llegar al triunfo. Una sinfonía terriblemente pesimista sin mostrar signos de futuras perspectivas mejores.
Continuando sus colaboraciones con el cine entre 1942 y 1944 escribe la banda sonora de la película “Soja” Op.64, dirigida por un compañero suyo de Conservatorio Lev Arnstam. El film no se trata de un documental sobre la producción del aceite, sino que es un cuento socialista para el adoctrinamiento de los niños. Shostakovich trabajará con su amigo en la música de cinco films. En 1944 realiza una Suite con la música del film, sencilla y melodiosa, dándole una estructura sinfónica.
En el campo de la música de cámara compone su “Trio para piano y cuerdas Nº 2 en mi menor” Op.67 en 1944, dedicado a la memoria de su amigo Ivan Sollertinsky, muerto repentinamente a sus 41 años, de un ataque al corazón. Sollertinsky había sido la persona que había puesto años atrás a Shostakovich en contacto con la música de Mahler, lo cual había influido tanto en sus sinfonías. En el último movimiento del Trio aparece una danza de la muerte hebrea que tiene sus orígenes en el campo de exterminio de judíos construido por los nazis en Treblinka. Se trata del primer ejemplo de la fascinación que sentía el compositor por la música judía, además de su identificación con las víctimas de la persecución.
El “Cuarteto de cuerda Nº 2 en la mayor” Op.68 fue compuesto en la residencia para compositores de Ivanovo en el mes de septiembre de 1944, estando dedicado al compositor Vissarion Shebalin, el cual también había ganado el premio Stalin por uno de sus cuartetos. Pero también sería condenado en el proceso de 1948. El nuevo Cuarteto, como su anterior Trio, también posee temas relacionados con los horrores de la guerra, la persecución y la masacre.
La “Sinfonía Nº 9 en mi bemol mayor” Op.70 fue empezada en el mes de abril de 1945, pensando escribir una gran sinfonía para solistas y coros celebrando la victoria, como había declarado en sus intenciones de 1943. Pero el compositor cambió su idea inicial, deteniendo durante tres meses la composición. Volvió a su trabajo, con un planteamiento totalmente distinto el 26 de julio, escribiéndola rápidamente, terminando la partitura el 30 de agosto de 1945. Se estrenó en Leningrado el 3 de noviembre de 1945 interpretada por la Orquesta Filarmónica de Leningrado dirigida por Yevgeny Mravinsky.
Es la tercera sinfonía de su ciclo de sinfonías de guerra. Cuando se estrenó las autoridades soviéticas pensaban en una gran obra para la celebración de la victoria rusa sobre la Alemania Nazi. Pensaban que Shostakovich se inspiraría en la sinfonía de Beethoven de idéntico número, construyendo una obra para gran orquesta, solistas y coro, que terminaría con un gran himno de alabanza en honor a Stalin. Pero Shostakovich tenía una idea completamente diferente de la victoria.
El primer movimiento, allegro, está escrito en forma sonata. El primer tema es presentado por la cuerda. Un tema juguetón e irónico. El segundo tema tiene algo de música de circo. Los intentos del trombón de cambiar la tonalidad proporcionan efectos divertidos. La exposición es repetida. Continúa con un desarrollo de forma clásica. Durante esta época el compositor solía tocar todas las tardes las sinfonías de Haydn, adaptadas para dúo de piano, con el compositor Dimitri Kabalevsky. Una también clásica recapitulación cierra el movimiento.
El segundo movimiento, moderato, posee un melancólico lirismo. Los temas son presentados por la madera con una orquestación austera. Empieza con un solo del clarinete acompañado por los violoncelos y contrabajos en pizzicato. La melodía gana expresividad cuando es interpretada conjuntamente con la flauta y el fagot. La música se vuelve más amenazadora con un misterioso ritmo de las cuerdas acompañando al corno inglés. En la parte final las flautas interpretan nuevamente el tema inicial.
El tercer movimiento, presto, constituye el scherzo. Empieza mediante una dinámica melodía del clarinete, pronto acompañado por el piccolo y las flautas. En la sección correspondiente al trio, una trompeta triunfal toma el protagonismo acompañada por ecos del trombón, otro de los momentos de influencia de Mahler. Después del retorno del scherzo, la música se va diluyendo uniéndose sin transición al siguiente movimiento.
El cuarto movimiento, largo, empieza con el sonido de los trombones y la tuba. Un solo para fagot presenta una siniestra melodía, contestada por los trombones de modo contundente. Pero el fagot continúa con su triste melodía que enlaza sin interrupción con el movimiento final.
El último movimiento, allegretto, empieza con la melodía del fagot que se transforma lentamente en una marcha alegre, sin que termine de ocultarse cierta amenaza. Un crescendo nos conduce a la parte final, en la cual la trompeta nos lleva en un modo aparentemente más feliz, en forma de un galop desenfrenado hacia una coda triunfal.
El compositor desafía una nueva vez al sistema con esta obra, pero la cólera de Stalin hará que no escriba ninguna sinfonía mas hasta la muerte del dictador. Según el compositor se trataba de una obra con un humor ligero y soleado, pero lo que se deseaba escuchar era una grandiosa sinfonía victoriosa en el estilo hinchado soviético. La obra fue calificada de ideológicamente débil.
El director Rudolf Barshai, amigo de Shostakovich, declara en una entrevista efectuada en Bélgica el 21 de abril de 2002, los siguientes pensamientos. La novena sinfonía se burla de Stalin. También se trata de una obra que condena el antisemitismo de Stalin. Shostakovich no era judío, pero escribe esta sinfonía como protesta, una protesta contra el antisemitismo y no únicamente contra el propio Stalin. En el último movimiento usa como tema principal una danza judía. En la coda el tema es interpretado por la tuba y los trombones, creando el efecto que las botas del conjunto del Ejército Rojo están bailando al son de esta sarcástica melodía judía. Por cierto, fue una suerte el que Stalin no lo hubiera entendido. Hubiera sido algo muy peligroso si lo hubiera realizado.
La “Sinfonía para viento y cuerdas” Op.73a es una trascripción de su siguiente cuarteto de cuerda. En el mes de agosto de 1946 Shostakovich escribe su “Tercer Cuarteto para cuerda” Op.73, en la dacha que alquiló en Komarovo, en las afueras de Leningrado. Está dedicado a los miembros del Cuarteto Beethoven, que lo estrenaron en Moscú el 16 de diciembre del mismo año. La obra fue retirada poco tiempo después, pero era interpretada privadamente en los difíciles años que siguieron a su estreno.
La obra fue orquestada por el director ruso Rudolf Barshai en una versión para pequeña orquesta. Rudolf Barshai nacido el 28 de septiembre de 1924 en Stanitsa Lobinskaya, en el departamento de Krasnodar, Rusia, ha estudiado en el Conservatorio de Moscú. En 1955 creó la famosa Orquesta de Cámara de Moscú, que ha dirigido hasta su emigración a Israel en 1977. Entre 1982 y 1986 ha liderado la Bournemouth Symphony Orchestra. Luego se estableció en Suiza apareciendo como director de numerosas orquestas, especializado especialmente en Shostakovich, Prokofiev y Mahler.
Barshai realizó la transcripción para orquesta de cuerda de los cuartetos de cuerda 8 y 10 de Shostakovich, bajo la propia dirección del compositor, que dio su aprobación denominándolas como “Sinfonías de cámara”. Muerto el compositor realizó las transcripciones de sus cuartetos 3 y 4. Recientemente ha terminado la del primero. Las obras que analizaremos serán estas adaptaciones para orquesta.
El primer movimiento, allegretto, está escrito en forma sonata. Los violines introducen el característico primer tema con cierto aire de danza. El segundo tema es más lírico, presentado por la madera con una melódica sección. Después de repetirse la exposición, el material se desarrolla en forma de una doble fuga. Termina con la recapitulación, apareciendo el primer tema en la coda.
El segundo movimiento, moderato con moto, está construido mediante tres temas. El primero es presentado por los violines sobre un ostinato de las violas, el segundo por las violas sobre un ostinato de los violoncelos. Finalmente el tercero está interpretado en pianissimo y en forma staccato por la flauta. Luego retorna el primer tema estableciendo una forma de rondó. Unas tristes notas forman la coda.
El tercer movimiento, allegro ma non troppo, posee una forma similar al anterior. Dos de los temas están basados en ritmos irregulares. El tercero es una especie de marcha presentada por la viola acompañada por las cuerdas punteadas. Luego retorna el rítmico primer tema.
El cuarto movimiento, adagio, presenta el corazón trágico de la obra. Después de las duras notas iniciales de los bajos, el primer violín responde con una melodía llena de amargura. El tema se desarrolla con gran expresividad. En la última parte el tema es tomado por el fagot, acompañado por solemnes notas de la cuerda baja, que nos llevan a una tranquila coda que enlaza directamente con el último movimiento.
El último movimiento, moderato, comienza con su tema principal presentado por el violoncello, que luego pasará a la madera. Las violas interpretan el segundo tema pasando luego a la madera, para volver finalmente al primer tema en forma de un rondó de sonata. El fagot nos presenta un tercer tema que posee un carácter mas alegre. Luego retorna el primer tema que se desarrolla de modo dramático hasta alcanzar su climax. Entonces escuchamos nuevamente el amargo tema del cuarto movimiento, interpretado por el violoncello. Continúa con la repetición parcial de los temas anteriores, lo cual nos lleva hasta la coda, acabando amargamente la obra.
El llamado decreto Zhdánov fue emitido el 10 de febrero de 1948, como se ha comentado anteriormente. Véase la página 140, en el capítulo dedicado a Miaskovsky, si se desean conocer mas detalles. Recordaremos que para la celebración del 30º aniversario de la Revolución de Octubre se encargaron obras a los mas destacados compositores soviéticos. Shostakovich presentó su cantata “Poema de la Madre Patria” Op.74, para solistas, coro y orquesta. El fracaso de dicha obra junto con las demás composiciones provocó una queja del Politburó que fue transmitida a Zhdanov.
Junto a otros importantes compositores Shostakovich fue acusado de formalismo y en el congreso extraordinario de la Unión de Compositores del mes de abril, fue obligado a disculparse públicamente, siendo la mayoría de sus trabajos censurados y le fueron retirados los privilegios de los que gozaba su familia.
Durante los comentarios de las sinfonías escritas durante la época soviética han aparecido repetidas veces los términos, formalismo y realismo socialista. Para clarificar el sentido musical que se representa con dichos térmicos creemos que es necesario dedicar unas líneas a su correcta explicación. Con ello se podrá conocer mejor la estética musical deseada por los máximos dirigentes del partido que encabezaba Stalin.
El arte de los sonidos obedece a unas normas que nos indican como se construye una fuga, una sonata o una sinfonía. Estas formas pueden construirse con mas o menos libertad, pero siempre respetando unas leyes que nos indican los tratados tradicionales de armonía. Podemos construir perfectamente una sinfonía, con sus diversos movimientos pero sin respetar las leyes de la tonalidad de la música conservadora. Dicho de otro modo, podemos realizar una deformación de la forma, usando una serie de sonidos sin ninguna concordancia, con lo cual las frases musicales no serán armónicas produciendo continuas disonancias. Este fenómeno es el que aparece en la música de vanguardia, la música dodecafónica o la atonal.
Pondremos un ejemplo literario para una mejor comprensión. Para ello empleamos un artículo escrito por el compositor madrileño Salvador Bacarisse (1898-1963), contemporáneo de la época en que vivió Shostakovich. Hemos elegido a este autor español para darnos cuenta de que las ideas musicales predicadas por los soviéticos eran muy próximas a las de los músicos conservadores de la época republicana. Téngase en cuenta que muchos compositores conservadores no comulgaban con las ideas fascistas y se exilaron de España al finalizar la guerra civil. Bacarisse fue uno de ellos, viviendo en Paris hasta su muerte. Colaboraba en la revista Cultura y Democracia, que publicaba artículos de los exilados antifascistas que vivían en Francia. En uno de sus artículos, titulado “La Cultura, la Democracia y la Música” defiende un tipo de estética musical que coincide con el apreciado en la URSS. Las ideas manifestadas a continuación son fundamentalmente las expresadas en este artículo, que nos aclara muchas dudas.
Volviendo a la explicación del término formalismo en un ejemplo literario, tomemos la construcción de un soneto. Si como forma literaria debe tener 14 versos, además deben respetarse una serie de normas gramaticales, sintácticas y fonéticas. Podemos escribir un soneto respetando la forma pero empleando palabras groseras, mal dichas. Habremos construido un soneto respetando la forma pero estará corrompido y degradado. Habremos escrito una obra literaria formalista.
En música sucede lo mismo, se puede respetar la forma pero el método constructivo elegido puede ser deformado mediante el atonalismo o el dodecafonismo. Si presentamos una obra de estas características seremos acusados de formalistas. El origen del formalismo debe buscarse en una reacción contra la mala música de inspiración popular. El compositor cae entonces en la deformación formalista escribiendo una música que el pueblo no puede comprender.
Siguiendo a Bacarisse en sus deducciones, observamos el tipo de música escrito durante la época republicana española. Para el pueblo la música llamemos culta más popular era la zarzuela, llegando a escribirse obras de gran valor musical, comparables a la ópera cómica de otros países europeos. En otro campo encontramos la música popular, destacando el cante jondo andaluz, una forma de arte autóctono. Al terminar la guerra se produce una degradación del arte popular. En vez de escribir nuevas zarzuelas los teatros se llenan de las llamadas revistas, de los cuplés, atentados contra la dignidad humana que sirven para que unos empresarios corruptos seguidores del nuevo régimen franquista llenen sus arcas. Como reacción a esta música de derechas falangistas nace el formalismo. El compositor formalista es un innovador, un vanguardista, un izquierdista y a fuerza de innovar no podemos atentar contra los fundamentos naturales de la música. Como vemos en las palabras escritas por Bacarisse, el formalista es un hombre de izquierdas. Como conclusión podemos pensar que Stalin y su corte eran de derechas.
Llegados a este punto la confusión es tan grande que no sabemos distinguir entre derechas e izquierdas, entre fascismo y comunismo. La obra filosófica de Nietzsche inspiró tanto al marxismo como al nazismo, realizando diversas interpretaciones de la misma. Estudiando los hechos históricos encontraremos muchas semejanzas entre el nazismo de Hitler y el comunismo de Stalin. En el campo musical la concordancia es muy grande, en cierta manera ambos sistemas políticos huían del formalismo, del izquierdismo.
Como conclusión y poniendo fin a la confusión creada en estos párrafos, definiremos al fascismo como toda forma de dictadura en la que la maquinaria del estado aniquila la privaticidad del hombre. Así tanto el nazismo como el comunismo son formas de fascismo. El pensamiento de la derecha es el conservador, oponiéndose al progresista defendido por la izquierda. Por ello un político comunista de ideas conservadoras se puede definir como un hombre de derechas. Es normal entonces que el propio Stalin tildara de izquierdistas y desviacionistas a los compositores formalistas. Stalin durante sus purgas envió mucha gente a Siberia por ser progresistas, por izquierdistas.
Pasemos a explicar el otro término empleado por los conservadores comunistas, el realismo socialista. En el mundo de la música aparecen dos tendencias antagónicas, el modernismo y el realismo. El propio Bacarisse nos explica perfectamente lo que significa el modernismo. Está representado por la renuncia a la herencia clásica, por el apartamiento total del lenguaje musical natural, siendo sustituido por otro tan bárbaro como el nombre que lo designa: dodecafonismo atonal, por el desprecio absoluto hacia el canto popular, la emoción y la belleza. Sus promotores, sus cultivadores, se gargarizan continuamente con la palabra libertad, libres de hacer lo que les venga en gana y cuanto mas extraño, mas deforme, mas horrendo, mejor, libres de ofender el sentimiento estético popular, tan alto siempre que nunca ha rechazado las verdaderas manifestaciones del genio artístico de todos los tiempos y de todos los pueblos, libres de degradarse a si mismos creando, si a esto se le puede llamar crear, en el vacío, renegando de sus progenitores e insultando a su pueblo con su desprecio.
Algunos de nuestros lectores después de leer estas palabras tan duras, manifestadas por un compositor antifranquista, acaso piensen que no le faltaba razón al escuchar muchas de las composiciones que se realizan en la actualidad. Pero si nos moviéramos por estas ideas conservadoras la música no podría progresar, quedando estancada durante siglos en los mismos estilos estéticos. Como en la ciencia, es necesario investigar, aunque muchos de los caminos seguidos puedan estar equivocados, para poder avanzar en nuestro propio desarrollo cultural.
Volviendo al realismo musical, está definido como el reconocimiento del valor eterno de las grandes creaciones de todos los siglos. Los realistas son los cultivadores de la belleza sana, natural, de ayer, de hoy y de mañana. Nuestra música, la buena, está llena de este realismo, La Verbena de la Paloma, el Amor Brujo, el Sombrero de tres picos, obras que aceptan la subordinación de la creación musical al objeto preciso que la motiva.
Los realistas no subordinan todos los géneros al género sinfónico o a la música de cámara so pretexto, precisamente, de liberar a la música de la subordinación a un texto literario, a una necesidad dramática o coreográfica. El realismo ha de llegar a la exaltación de las sublimes virtudes del pueblo y de sus héroes en lucha por su independencia, por su libertad, por su felicidad, por su honor. Estos párrafos escritos por Bacarisse pueden aplicarse perfectamente a la idea del realismo socialista. Tanto es así que el citado artículo del español republicano termina con una cita del propio soviético Andrei Zdanov que reproducimos a continuación por su interés. Pertenece a su discurso “Las vías de desarrollo de la música soviética”.
El internacionalismo en arte no nace de empequeñecer y empobrecer el arte nacional, sino que brota allí donde éste florece. Olvidar esta verdad significa perder la línea directriz, perder la propia fisonomía, convertirse en un cosmopolita sin nacionalidad. No se puede ser internacionalista en música ni en nada, sin ser un verdadero amante de la Patria. Puesto que la base del internacionalismo estriba en el respeto a los demás pueblos, no cabe ser internacionalista sin respetar y amar a su propio pueblo.
Con estas palabras se derrumba otro de los grandes mitos del comunismo, la internacional. El comunismo es un movimiento de raíces fuertemente nacionalista, que aspira en convertir en internacional lo que es puramente nacional. La música moderna de tendencias formalistas aspira a ser una música global, por esto podemos hablar de un estilo estético atonal internacional, en el verdadero sentido de la palabra, sin fronteras. Contra esto estaban también luchando los estetas soviéticos.
Centrados en la URSS, podemos definir al realismo socialista como una corriente estética cuyo propósito es llevar los ideales del comunismo al terreno del arte. Como reacción contra el arte burgués sus temas debían centrarse en la política y los trabajadores, exaltando la lucha del proletariado para lograr formar un tipo de ser humano completamente nuevo. Stalin define a los ejecutores del realismo socialista como ingenieros de almas. Los compositores musicales debían crear una música viva que reflejara la vida y luchas del proletariado. Una música descriptiva basada en temas populares, fácilmente comprendida por el pueblo
El “Concierto para violín Nº 1 en la menor” Op.77 fue escrito durante los años 1947 y 1948. Cuando estaba trabajando en la obra se emitió el decreto Zhdánov y durante el período que siguió a la denuncia no pudo ser interpretado. Una obra abstracta muy seria y compleja, elaborada en su estilo personal, que no se ajustaba de ninguna manera al realismo socialista que predicaban sus detractores.
La obra está dedicada a David Oistrakh y durante la época en que no se podía interpretar públicamente, Shostakovich sentado al piano se la dio a conocer, acompañado por su hijo Igor, realizando diversas revisiones. Finalmente se estrenó después de la muerte de Stalin, interpretada por la Orquesta Filarmónica de Leningrado dirigida por Yevgeny Mravinsky, el 29 de octubre de1955, con David Oistrack como solista, recibiendo una calurosa acogida.
En los años posteriores al decreto Zhdánov, Shostakovich debe dividir su producción entre obras realistas destinadas a complacer a las autoridades soviéticas, con lo cual podía conseguir mantenerse y obras mas profundas donde podía seguir desarrollando su arte, pero que no se podían interpretar en público. Entre estas últimas, que debía mantener guardadas para mejor ocasión, destaca su ciclo de canciones para soprano, contralto, tenor y piano, “De la poesía popular judía” Op.79. Mas tarde las orquestó para pequeña orquesta.
Una ola de antisemitismo recorría la Unión Soviética en los años posteriores a la guerra. Todos los especuladores, ladrones y personajes corruptos, eran descritos por la prensa como judíos. Eran considerados como apátridas enemigos del pueblo. La situación llegó a su límite en el episodio conocido como el complot de los médicos. Eminentes médicos judíos fueron acusados de haber atentado contra la vida de Stalin. Por un tiempo se pensó en realizar una exterminación masiva de los judíos, cosa que finalmente no ocurrió debido a la muerte del dictador.
Shostakovich estaba impresionado por la música folclórica judía, una característica que se aproximaba en cierto modo a su estilo. Sabían expresar su desespero mediante las danzas. Una música que podía parecer externamente alegre pero que en su interior era trágica. Pero las razones de Shostakovich no eran únicamente musicales, tenía la convicción moral de que tenía que luchar contra el creciente antisemitismo. Pero como se puede fácilmente comprender la obra tuvo que ser escondida en aquellos momentos.
En el otro extremo estaba la música compuesta en el estilo realista adecuado para el régimen. Entre ella se encontraba la banda sonora escrita para el film “Mitchourin” Op.78. Pertenece a una serie de films glorificando a los ilustres genios rusos. Ivan Mitchourin era un agrónomo creador de nuevas variedades de árboles frutales que conservaban el sabor siendo más resistentes al frío y a la sequía.
Pero su obra más significativa de su estilo puramente soviético es “El Canto de los Bosques” Op.81, escrita durante el verano de 1949. Un oratorio para tenor, bajo, coro mixto, coro infantil y orquesta, basado en un poema de Evgeni Dolmatovsky sobre la repoblación forestal. Después de que la guerra devastara inmensos bosques era de gran importancia para la economía nacional el tema de la repoblación forestal, mediante la regeneración de amplias regiones semidesérticas. En la obra da gran importancia a la participación de los escolares en la tarea, los hombres del futuro. Una obra simbólica alabando la recuperación de la Unión Soviética después de la guerra que termina con un poderoso himno glorificando al partido comunista.
El oratorio se estrenó el 15 de noviembre de 1949, en la Gran Sala de la Filarmónica de Leningrado, dirigida por Evgeni Mravinsky. La prensa lo recibió positivamente, alabando su optimismo y su estilo fácilmente comprensible para el público. Lo consideraron como una joya del trabajo creativo socialista. Un perfecto ejemplo de lo que se entiende como realismo socialista.
Considero oportuno introducir una vivencia personal relacionada con esta obra. Recuerdo que uno de los primeros discos que compré en mi época de estudiante fue una grabación de dicha obra. Había escuchado el oratorio a través de la radio y la melodía fácil, pegadiza, así como sus sencillos ritmos me habían encantado. Esto unido a la fascinación que ejercía en aquella época de dictadura franquista todo lo relacionado con Rusia y el comunismo, me empujaron a buscar una grabación. Corría el mes de diciembre del año 1965 y la misión no era fácil. Finalmente conseguí comprar una versión importada del sello comunista francés, Le Chant du Monde, dirigida por el propio Evgeni Mravinsky, grabada sobre un extraño LP de 25 cm. Aunque en aquella época conocía muy poco de música y menos de Shostakovich, lo que descubrí sin saberlo era el realismo socialista. Una música fácil de entender, apropiada para gente sin gran sensibilidad musical.
Este fue el efecto que produjo sobre el pueblo ruso, parecido al experimentado por un estudiante catalán viviendo bajo la dictadura de Franco. Pero si analizamos el fenómeno nos daremos cuenta de que la música que triunfaba en España, sin tener el sentido patriótico y político de la soviética, tenía parecidas características. Un ejemplo lo encontramos en la música de Joaquín Rodrigo, cuyo fácil folclorismo impregna su obra, triunfando con el melódico “Concierto de Aranjuez”, cuyo tema principal ha sido tan ampliamente difundido. Personalmente he podido comprobar la evolución no solo de los compositores, sino de los oyentes a lo largo de su vida. El mismo oratorio escuchado recientemente, no me produce la misma emoción que en mi juventud, ni por su música, ni por su significado político desfasado.
Por este oratorio y por la banda sonora de su siguiente film “La caída de Berlín” Op.82, Shostakovich fue premiado con el Premio del Estado Soviético. La música que compone en 1949 para el film “La caída de Berlín” constituye su máximo cumplimiento a la normativa dictada por la dictadura. El protagonista del mismo es el propio Stalin, personificado en el actor que lo representa, como un héroe sobrehumano, el jefe del ejército que dirige todas las batallas victoriosas. Si en el oratorio anterior Stalin era el gran jardinero, se convertía en el film en el superhombre.
Shostakovich para preservar su propia seguridad y la de sus amigos realiza una música apropiada para dar relieve a los faustos históricos, a la locura del zar Stalin. El compositor se describía a si mismo como el iorodivi de Stalin. El iorodivi era una especie de bufón en la corte de los zares, que intentaba divertir a la corte, siempre condicionado a los cambios de humor de su amo. En su majestuoso Preludio cita una melodía popular de Georgia, patria del dictador, un verdadero regalo dedicado a Stalin. En la parte final emplea un procedimiento semejante al de Tchaikovsky en la “Obertura 1812”, amplificando el canto popular del preludio hasta transformarlo en un victorioso himno.
La “Sinfonía de cámara” Op.83a es una trascripción del “Cuarteto de cuerda Nº 4 en re mayor” Op.83, realizada por Rudolf Barshai después de la muerte del compositor, incluyendo junto a la cuerda, un reducido grupo de maderas, metales y percusión. El cuarteto compuesto en 1949, era otra de las obras escritas por propia iniciativa de Shostakovich. Una realización libremente producida empleando su auténtico estilo. Pero como todas las de aquel período era para mantenerla oculta en el cajón.
Pertenece al conjunto de obras de inspiración judía, un tema que tanto le preocupaba al compositor, el exterminio decretado por los nazis y el propio antisemitismo ruso, comparable a la propia situación de muchos ciudadanos soviéticos.
El primer movimiento, allegro, empieza con un tema presentado por la cuerda con líneas melódicas de procedencia judía. Dos elementos contrastantes más líricos constituyen el segundo motivo temático. El primer tema se desarrolla brevemente. En la recapitulación vuelve el segundo tema con distinto ritmo que nos lleva a la coda.
El segundo movimiento, andantino, empieza en la forma de un romántico vals lento cantado por el clarinete. Luego sigue una sección de desarrollo, llegando el tema a su máxima expresión. El movimiento termina de modo tranquilo casi como en un murmullo.
El tercer movimiento, allegretto, empieza con un ostinato de la cuerda en sordina. La madera introduce el primer tema. Luego aparece un segundo tema también en la cuerda. Finalmente un tercer grupo temático más animado es presentado con el empleo del metal y la percusión. Los tres elementos son usados en la parte final a modo de recapitulación. El movimiento se une al siguiente sin pausa.
El último movimiento, allegretto, está escrito en forma sonata. Los dos temas empleados son de procedencia judía. El primer tema, de carácter pensativo con evidentes raíces hebreas, es presentado por el fagot. El segundo tema consiste en una típica danza judía con sus raíces orientales. Continúa con un brillante desarrollo en el que el tema de la danza llega a su máxima expresión con el empleo de la trompeta y el xilófono. El regreso del tema inicial interpretado de modo solemne por la orquesta, empieza la recapitulación que nos llevará a una tranquila coda con una nota sostenida y dos acordes de los bajos.
Rudolf Barshai, alumno y amigo de Shostakovich realiza una brillante orquestación, especialmente del último movimiento, siguiendo un estilo muy próximo al del compositor que tan bien conocía.
Volviendo a su estilo más popular, Shostakovich publica la “Suite de ballet Nº 1” Op.84a en 1950. Es un antiguo amigo y colega del compositor, Levon Atovmyan (1901-1973), quien compila y arregla estas piezas colaborando con Shostakovich. Comprende una serie de danzas escritas en un estilo ligero, semejante el empleado en la opereta, que podían ser apreciadas fácilmente por el pueblo como pedían las recomendaciones del partido. Atovmyan publicó tres nuevas suites de ballet con la música de Shostakovich entre 1951 y 1953
En sus “24 Preludios y Fugas para piano” Op.87 realiza un trabajo mas serio. En 1950 se celebran en Leipzig una serie de actos para conmemorar el segundo centenario de Bach. Shostakovich asiste a uno de los conciertos donde queda impresionado por la joven pianista Tatyana Nikolayeva. Esto le produce la inspiración para la escritura de la obra, componiéndola entre el 10 de octubre de 1950 y el 25 de febrero de 1951. La Unión de Compositores a quienes presentó la obra no la consideraron apropiada. Nikolayeva obtuvo finalmente el permiso de interpretarlos en 1952.
La banda sonora para el film “El inolvidable año 1919” Op.89, escrita en 1951, es la última obra escrita glorificando a Stalin. Muestra al dictador como un héroe en los días de la guerra civil. Como era costumbre en los films de propaganda bélica de la época se mezcla una historia de amor, para aumentar su atractivo entre los espectadores.
La única cantata escrita por Shostakovich es “El sol brilla sobre la patria” Op.90, escrita en 1952 sobre un texto, como el de su oratorio, escrito por Evgeni Dolmatovsky. Se estrenó para la celebración del 35º aniversario de la Revolución de Octubre. Como se puede suponer se trata de una nueva glorificación del comunismo.
El “Cuarteto Nº 5 en si bemol mayor” Op.92 fue compuesto en 1952. Dedicado al Cuarteto Beethoven se interpreta sin pausas entre sus movimientos. Pudo ser estrenado en el mes de diciembre de 1953, después de la muerte del dictador. Una obra de carácter íntimo personal, en la que aparece el tema autobiográfico DSCH, del que hablaremos en ocasión de su décima sinfonía.
Stalin sufre una embolia la noche del 1 de marzo de 1953, muriendo cuatro días mas tarde, el 5 de marzo. Oficialmente la causa de su muerte fue debida a una hemorragia cerebral. Corrieron rumores de que había sido asesinado. En las memorias de Vyacheslav Molotov, publicadas en 1993, dice que su ministro de interior, Lavrenty Beria, le había dicho que lo había envenenado. El asunto fue estudiado en el año 2003 por un grupo de historiadores rusos y americanos, concluyendo que desde su punto de vista Stalin ingirió warfarina. Se trata de un anticoagulante derivado de la cumarina usado terapéuticamente, pero que en un principio se utilizó en los polvos matarratas. Pero si Stalin murió asesinado, es un hecho que probablemente nunca conoceremos con certeza.
Como una curiosidad relacionada con el mundo de la sinfonía, diremos que el compositor británico Robert Steadman nacido en 1965, compuso una obra dedicada a esta efeméride, la “Sinfonía Nº 2” (La muerte de Stalin), una sinfonía coral que se estreno en Nottingham en el mes de marzo de 2003, conmemorando el 50º aniversario de la muerte del dictador.
La muerte de Stalin, casualmente en el mismo día que la de Prokofiev, causó una cierta relajación en el control de las artes, lo que animó a Shostakovich escribir una nueva sinfonía.