Hekel Tavares (1896-1969) nació en Satuba, en aquel momento un distrito de Rio Largo, ciudad del estado de Alagoas, situada en la región nordeste del Brasil, el 16 de septiembre de 1896. Hijo de un rico propietario de una plantación, estudió piano con una tía y de niño, aprendió armónica y cavaquinho, pero su mayor pasión era la música popular, especialmente la que provenía de cantantes de desafíos y de reisados.
Se trasladó a Río de Janeiro en 1921 y allí comenzó a estudiar orquestación con el maestro J. Otaviano. Junto con Waldemar Henrique, Marcelo Tupinambá y Henrique Vogeler, bajo la influencia nacionalista de la Semana de Arte Moderno de 1922, creó un tipo de música situada en la frontera de lo erudito y lo popular.
Hekel Tavares comenzó profesionalmente como compositor de teatro de revista, haciendo en 1926 la música para la obra de carnaval «Está na Hora», de Goulart de Andrade, representada en el Teatro Glória. También en 1926 actuó dirigiendo una orquesta en la revista «Plus-ultra», en el mismo teatro.
Su primera composición que logró el éxito fue «Suçuarana» en asociación con Luís Peixoto, toada sertaneja, lanzada en 1927. En el mismo año, para el Teatro del Juguete, que funcionaba en el sótano del Teatro Cassino Beira-Mar, puso música a la obra Debut, siendo también el pianista de este espectáculo y otros que siguieron. Esta experiencia de teatro ligero y elegante fue de corta duración, ya que la audiencia de clase media alta a la que se dirigían los espectáculos era todavía muy pequeña.
De este modo todavía en 1927, el compositor se encontró en la contingencia de volver a las revistas más populares de los teatros de Praça Tiradentes y también encontró en asociación con el compositor Luís Peixoto su mayor éxito popular con la canción «Casa de Caboclo», canção publicada en 1928 y grabada por Gastão Formenti en Parlophon en el mismo año. Patrício Teixeira grabó «Eu Ri da Lagartixa», también editado en Parlophon. A principios de los años 30 Hekel Tavares compuso muchas canciones en colaboración con diversos socios.
Tavares lanzó su primera composición clásica, «André de Leão e o Demônio de Cabelo Encarnado», basada en un poema de Cassiano Ricardo en 1935. Jorge Fernandes grabó «Caboclo Bom», una canción compuesta en colaboración con Raúl Pederneiras, en 1942, para el sello Columbia.
Autor de más de 100 canciones, de 1949 a 1953 recorrió casi todo Brasil, en una misión especial del entonces Ministerio de Educación y Salud Pública, investigando motivos folclóricos que utilizaría en varias obras, como el poema sinfónico para orquesta, coro mixto, solistas y coro infantil, «O Anhangüera» Op.11 Nº7 con el argumento de su esposa, Marta Dutra Tavares y poemas de Murilo Araújo.
Anhanguera narra musicalmente el viaje emprendido en 1722 por el bandeirante y explorador Bartolomeu Bueno da Silva (1672-1740), quien caminó por las tierras de Goiás en busca de oro, encontrándolo en Rio Vermelho tres años después. Bueno da Silva fue apodado Anhanguera (Viejo Diablo) por los nativos.
«O Anhanguera» está formada por los movimientos, I – Benção da Bandeira, II – Anhanguera, III – Através das Florestas, IV – Canide-ioune (pájaro amarillo), V – Dança do Chefe y VI – Nas Terras Centrais.
Según el maestro Eliseu Ferreira, que dirigió el concierto, el espectáculo no es laudatorio de Anhanguera, ni pretende exaltar el bandeirismo, sino que sólo reproduce la cosmovisión del compositor Hekel Tavares, a la luz del contexto de su época.
Sus obras sinfónicas más conocidas son sus dos conciertos sobre formas brasileñas, el «Concierto para piano y orquesta Nº 2» Op.105 Nº 2, que utiliza melodías folclóricas como la modinha, el ponteio y el maracatu en sus tres movimientos y el «Concierto para violín y orquesta» Op.107 Nº 4 empleando la modinha, el segundo movimiento Louvação y terminando mediante un ponteio.
«Capricho Brasiliense para cordas» Op.109 y «Brasília» (Suite de Marchas Sinfónicas) fueron escritos por Hekel Tavares en el momento de la inauguración de Brasilia,
Realizó con el ritmo de Alagoas obras sinfónicas de coco, obras para piano y violín, coro mixto, solistas y coros infantiles entre otros motivos folclóricos y regionales, como «Engenho Novo» o «Bia-tá-tá».
Con el material obtenido en sus viajes por Brasil, en 1955 realizó «Oración del guerrero», para bajo profundo y «A lenda do gaúcho»,. «O sapo dourado» es un cuento musical compuesto en 1939. Dejó inconclusas la «Rapsódia nordestina» y la «Fantasia brasileira», ambas para piano y orquesta, y el drama folclórico «Palmares».
Hekel Tavares, una persona tan importante en la escena musical a principios del siglo pasado, terminó pasando desapercibido para la mayoría de brasileños debido a la retirada de la educación musical de las escuelas en 1960, razón por la cual lamentablemente los brasileños se encuentran a merced de una formación musical totalmente influenciada por el mercado discográfico, especialmente el mercado internacional, es decir, condenado a la alienación de escuchar las últimas sensaciones del momento, la alienante música ligera globalizada.
Los buenos e importantes músicos que hicieron el brillante pasado de la música de Brasil son, por lo tanto, desconocidos y es precisamente por esto que canciones tan buenas como las del famoso director y compositor de Alagoas, Hekel Tavares, no se interpretan. Hekel Tavares murió el 8 de agosto de 1969.