La “Sinfonía de cámara” Op.83a es una trascripción del “Cuarteto de cuerda Nº 4 en re mayor” Op.83, realizada por Rudolf Barshai después de la muerte del compositor, incluyendo junto a la cuerda, un reducido grupo de maderas, metales y percusión. El cuarteto compuesto en 1949, era otra de las obras escritas por propia iniciativa de Shostakovich. Una realización libremente producida empleando su auténtico estilo. Pero como todas las de aquel período era para mantenerla oculta en el cajón.
Pertenece al conjunto de obras de inspiración judía, un tema que tanto le preocupaba al compositor, el exterminio decretado por los nazis y el propio antisemitismo ruso, comparable a la propia situación de muchos ciudadanos soviéticos.
El primer movimiento, allegro, empieza con un tema presentado por la cuerda con líneas melódicas de procedencia judía. Dos elementos contrastantes más líricos constituyen el segundo motivo temático. El primer tema se desarrolla brevemente. En la recapitulación vuelve el segundo tema con distinto ritmo que nos lleva a la coda.
El segundo movimiento, andantino, empieza en la forma de un romántico vals lento cantado por el clarinete. Luego sigue una sección de desarrollo, llegando el tema a su máxima expresión. El movimiento termina de modo tranquilo casi como en un murmullo.
El tercer movimiento, allegretto, empieza con un ostinato de la cuerda en sordina. La madera introduce el primer tema. Luego aparece un segundo tema también en la cuerda. Finalmente un tercer grupo temático más animado es presentado con el empleo del metal y la percusión. Los tres elementos son usados en la parte final a modo de recapitulación. El movimiento se une al siguiente sin pausa.
El último movimiento, allegretto, está escrito en forma sonata. Los dos temas empleados son de procedencia judía. El primer tema, de carácter pensativo con evidentes raíces hebreas, es presentado por el fagot. El segundo tema consiste en una típica danza judía con sus raíces orientales. Continúa con un brillante desarrollo en el que el tema de la danza llega a su máxima expresión con el empleo de la trompeta y el xilófono. Con el regreso del tema inicial, interpretado de modo solemne por la orquesta, empieza la recapitulación que nos llevará a una tranquila coda con una nota sostenida y dos acordes de los bajos.
Rudolf Barshai, alumno y amigo de Shostakovich realiza una brillante orquestación, especialmente del último movimiento, siguiendo un estilo muy próximo al del compositor que tan bien conocía.
Volviendo a su estilo más popular, Shostakovich publica la “Suite de ballet Nº 1” Op.84a en 1950. Es un antiguo amigo y colega del compositor, Levon Atovmyan (1901-1973), quien compila y arregla estas piezas colaborando con Shostakovich. Comprende una serie de danzas escritas en un estilo ligero, semejante al empleado en la opereta, que podían ser apreciadas fácilmente por el pueblo como pedían las recomendaciones del partido. Atovmyan publicó tres nuevas suites de ballet con la música de Shostakovich entre 1951 y 1953
En sus “24 Preludios y Fugas para piano” Op.87 realiza un trabajo mas serio. En 1950 se celebran en Leipzig una serie de actos para conmemorar el segundo centenario de Bach. Shostakovich asiste a uno de los conciertos donde queda impresionado por la joven pianista Tatyana Nikolayeva. Esto le produce la inspiración para la escritura de la obra, componiéndola entre el 10 de octubre de 1950 y el 25 de febrero de 1951. La Unión de Compositores a quienes presentó la obra no la consideraron apropiada. Nikolayeva obtuvo finalmente el permiso de interpretarlos en 1952.
La banda sonora para el film “El inolvidable año 1919” Op.89, escrita en 1951, es la última obra escrita glorificando a Stalin. Muestra al dictador como un héroe en los días de la guerra civil. Como era costumbre en los films de propaganda bélica de la época se mezcla una historia de amor, para aumentar su atractivo entre los espectadores.
La única cantata escrita por Shostakovich es “El sol brilla sobre la patria” Op.90, escrita en 1952 sobre un texto, como el de su oratorio, escrito por Evgeni Dolmatovsky. Se estrenó para la celebración del 35º aniversario de la Revolución de Octubre. Como se puede suponer se trata de una nueva glorificación del comunismo.
El “Cuarteto Nº 5 en si bemol mayor” Op.92 fue compuesto en 1952. Dedicado al Cuarteto Beethoven se interpreta sin pausas entre sus movimientos. Pudo ser estrenado en el mes de diciembre de 1953, después de la muerte del dictador. Una obra de carácter íntimo personal, en la que aparece el tema autobiográfico DSCH, del que hablaremos en ocasión de su décima sinfonía.
Stalin sufre una embolia la noche del 1 de marzo de 1953, muriendo cuatro días más tarde, el 5 de marzo. Oficialmente la causa de su muerte fue debida a una hemorragia cerebral. Corrieron rumores de que había sido asesinado. En las memorias de Vyacheslav Molotov, publicadas en 1993, dice que su ministro de interior, Lavrenty Beria, le había dicho que lo había envenenado. El asunto fue estudiado en el año 2003 por un grupo de historiadores rusos y americanos, concluyendo que desde su punto de vista Stalin ingirió warfarina. Se trata de un anticoagulante derivado de la cumarina usado terapéuticamente, pero que en un principio se utilizó en los polvos matarratas. Pero si Stalin murió asesinado, es un hecho que probablemente nunca conoceremos con certeza.
Como una curiosidad relacionada con el mundo de la sinfonía, diremos que el compositor británico Robert Steadman nacido en 1965, compuso una obra dedicada a esta efeméride, la “Sinfonía Nº 2” (La muerte de Stalin), una sinfonía coral que se estreno en Nottingham en el mes de marzo de 2003, conmemorando el 50º aniversario de la muerte del dictador.
La muerte de Stalin, casualmente en el mismo día que la de Prokofiev, causó una cierta relajación en el control de las artes, lo que animó a Shostakovich escribir una nueva sinfonía.