La “Sinfonía Nº 1 en fa menor” Op.10 fue compuesta entre 1923 y 1925 como trabajo de graduación. Se estrenó en Leningrado dirigida por Nikolay Malko el 12 de mayo de 1926 logrando un gran éxito. Pronto se daría a conocer en Berlín y en Philadelphia, dando a su autor un reconocimiento internacional.
El primer movimiento, allegretto, allegro non troppo, está escrito en forma sonata libre. Precedida por una introducción, los dos temas se repiten en forma invertida durante la recapitulación. En la introducción lenta se insinúa lo que será el primer tema del movimiento. Un tema de carácter marcial, que se presenta claramente más tarde mediante el clarinete. Luego pasa a los violines y a la madera. El tema termina su exposición con el agudo sonido de la flauta y el piccolo. El segundo tema es presentado por la flauta sobre un pizzicato de la cuerda. Se trata de un delicado vals de sabor algo ácido e irónico, que es repetido por el clarinete, pasando luego por varios instrumentos. Una especie de desarrollo se realiza empleando diversos instrumentos solistas. La percusión nos lleva a un gran crescendo del tema de la marcha, para terminar desvaneciéndose. La flauta inicia la recapitulación invertida con el segundo tema. Luego la cuerda grave sirve de puente para la repetición del primer tema, que conduce a una nueva explosión del metal y la percusión. Finalmente la música se tranquiliza llevándonos hacia una breve coda.
El segundo movimiento, allegro, meno mosso, allegro, meno mosso, constituye el scherzo de la sinfonía. Empieza con un tema agitado en las cuerdas graves, que luego pasa al clarinete. El tema recorre diversos instrumentos incluido el piano, hasta llegar a un corto clímax marcado por la percusión. La parte correspondiente al trío empieza con una especie de himno lento, que toma la forma de una pesada marcha. A su final la música se acelera, terminando con una escala descendente del piano, antes de repetir el chispeante tema del scherzo. La música estalla entonces en un gran clímax mediante el metal y la percusión. Tres poderosos acordes del piano nos devuelven a lo que sería una repetición del trío, pero que solo sirve para una breve coda del movimiento.
El tercer movimiento, lento, largo, lento, empieza con la exposición mediante el oboe de un tema lírico de gran expresividad. Luego se le incorpora el violoncelo y cuando pasa a los violines se hace más dramático. Toques marciales de las trompetas aumentan su patetismo. Luego se vuelve al pianissimo con una nueva intervención del oboe. La cuerda grave empieza el desarrollo del tema con más fuerza. El clarinete y luego el violín solista añaden frases de gran expresividad. La trompeta con sordina inicia una ensoñadora coda que culmina en un coro de los violines.
El último movimiento, allegro molto, lento, presto, empieza con un redoble de la caja, que nos lleva a una sección lenta, misteriosa y dramática. Unas llamadas de las trompetas nos conducen al allegro, presentando un tema que va ganando en agitación para luego diluirse, iniciando una nueva sección lenta, mediante una variación del tema principal presentada por el violín solista. Luego el protagonismo pasa a la trompa. La brusca entrada de los violines con gran expresividad nos lleva nuevamente al allegro, que con la fuerza de la percusión nos conduce a un nuevo estallido de la orquesta en forma de patéticos trinos. La música se desploma bruscamente seguida por trágicos redobles del tambor. El violoncelo solista interpreta una melancólica melodía. Una brillante armonía de la orquesta nos lleva a un nuevo tutti con gran tensión dramática, que se logra mediante el acelerando y ralentizando con gran fuerza de los trombones, lo cual nos traslada hasta la brillante coda.
Se trata de una obra extraordinaria para un joven estudiante de 19 años. Aunque influenciado por Stravinsky y Prokofiev, la obra denota una gran personalidad, como son la ironía de sus marchas junto a sus momentos trágicos, que nos conducen a un ambiguo final. Shostakovich se convertía en el primer gran compositor de la generación soviética.
Después del éxito conseguido por su sinfonía inicia una carrera como pianista. Entre los meses de septiembre y octubre de 1926 Shostakovich compone su “Primera Sonata para piano” Op.12, que al inicio llevaba el subtítulo de Octubre, pasando finalmente este título a su siguiente sinfonía. Una obra que contiene partes atonales y disonancias, configurando su labor experimental, en unos años en que se podía seguir una gran libertad expresiva. En 1927 se presenta al Concurso Internacional de Varsovia, pero solamente logra una mención de honor.
Su siguiente obra para piano es “Aphorisms” Op.13, continuando con la experimentación de sus técnicas. Consiste en una serie de diez miniaturas escritas entre el 25 de febrero y el 7 de abril de 1927.