Michael Hersch (1971- ) nació en la ciudad de Washington el 25 de junio de 1971. Creció en Reston, Virginia sin haber nunca deseado llegar a ser un compositor. Pero todo cambió a sus 19 años, cuando un día su hermano Jamie, un intérprete de trompa, le invitó a presenciar una grabación en video de la Quinta Sinfonía de Beethoven dirigida por George Solti. Entonces, como si se tratara de una revelación, conoció que su futuro sería el de un compositor.
Empezó sus estudios en el Peabody Conservatory of Music de Baltimore. Progresó rápidamente, interpretando al piano tanto sus propias obras como las de un gran rango de compositores de estilos dispares, desde Josquin a Boulez.
Hersch se trasladó al Conservatorio de Moscú, estudiando con Albert Leman y Roman Ledenev, recibiendo en 1995 un certificado de composición. Retornó al Peabody para terminar sus estudios. Entre sus maestros encontramos a John Corigliano, John Harbison y George Rochberg.
Su primer éxito como compositor llegó en 1997, cuando la directora Marin Alsop seleccionó su obra “Elegy for Strings” como ganadora del American Composers Prize, estrenándola el mismo año en el Lincoln Center de New York. En aquellos momentos, antes de haberse graduado, se convirtió en uno de los compositores más jóvenes ganador de una beca Guggenheim de música. Con ella pudo estudiar en el Tanglewood Music Center, trabajando con Christopher Rouse. En 1998 consigue una nueva beca para estudiar durante el Pacific Music Festival en la ciudad japonesa de Sapporo
La “Sinfonía Nº 1” fue terminada en 1998, estrenándose interpretada por la Dallas Symphony Orchestra en 1999. Está escrita en un solo movimiento, desarrollando un amplio adagio que utiliza un estilo propio influenciado a la vez por Mahler y Berg.
Empieza con toques de campana simbolizando la muerte. La cuerda empieza tocando un elegíaco motivo sobre un ambiente helado. Una marcha fúnebre es acompañada por el sonido de la campana. Los violines y flautas nos presentan un nuevo tema cromático. Las campanas entran esporádicamente cuando el tema se hace más dinámico. La parte central de la obra corresponde a un tumultuoso allegro, como un verdadero campo de batalla contrapuntístico, que se interrumpe varias veces por el retorno a las elegíacas frases iniciales. Episodios de gran fuerza expresiva se unen a otros con un profundo carácter elegíaco. El adagio final en forma de recapitulación, nos conduce a una coda con una nueva participación de la campana que termina la obra en un luminoso do mayor.
Una sinfonía de carácter no programático pero con claras alusiones a la muerte, nos hace pensar en un viaje a través de las vicisitudes de la vida, una referencia malheriana, expresada en un lenguaje influenciado por la atonalidad de Berg y la obra del sueco Pettersson. Su nota final acaso sea una señal de redención.
En el año 2000 Hersch gana el Premio de Roma americano, estudiando con Luciano Berio y en el 2001 el Premio de Berlín que le permite trasladarse a la capital alemana para trabajar con Hans Werner Henze.
La “Sinfonía Nº 2” fue terminada poco después de los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, mientras se encontraba en Alemania. Escrita para un pedido de la Pittsburgh Symphony Orchestra y Mariss Jansons, que la estrenaron en el mes de abril de 2002.
El primer movimiento, prestissimo, empieza con una furia brutal mediante sonidos disonantes. Gradualmente se va calmando hasta que aparece una melodía interpretada por un solo de violín y piccolo. Entonces aparece una serie de tranquilos clústeres en la cuerda grave, que forman la base armónica de la obra
El segundo movimiento, adagio, utiliza los clústeres o sea acordes compuestos de semitonos cromáticos consecutivos distintos. Explicado más claramente, consisten en tres o más notas contiguas tocadas simultáneamente, produciendo sonidos disonantes. Enlazando con el final del anterior movimiento, emplea breves elementos sonoros descansando sobre la armonía formada por los clusters. La parte final se une sin pausa al siguiente movimiento.
El tercer movimiento, largo, constituye el corazón de la obra. Utiliza una expresiva melodía, que se va expandiendo lentamente envuelta en un denso contrapunto. En la parte central empiezan a intervenir elementos disonantes, mientras la melodía va creciendo. La parte final se hace más violenta con un aumento del ritmo y la disonancia, hasta que se une al siguiente movimiento.
El último movimiento, moderato, utiliza temas de los anteriores movimientos en forma de una recapitulación, empezando de una forma apaciguada, que nos conduce a una elegía acompañada de fúnebres motivos. La furia inicial reaparece en el centro del movimiento, para terminar de manera elegíaca, con un tranquilo clúster de los bajos de la cuerda.
Aunque su autor no lo admita, puede haber estado influenciado durante la composición del último movimiento por la trágica destrucción de las torres gemelas neoyorkinas. El lenguaje de Hersch se ha consolidado incorporando el uso de los clústeres, usando abiertamente formas atonales para incrementar su expresividad.
“Fracta” compuesta en 2002 es una de sus obras orquestales más progresistas, buscando efectos de reverberación. “Arraché” compuesta en 2004 consiste en una obra dramática, relacionada con aspectos políticos de la guerra de Irak, conectada con su título, que en francés significa arrancado.
Hersch trabaja en la facultad de composición del Peabody Conservatory. Entre sus últimas obras se encuentra un “Concierto de cámara para piano y trece instrumentos” compuesto en el año 2007 y “Last Autumn” para trompa y violoncello en 2008. Su estilo está influenciado por el expresionismo germánico, realizando una música sin rasgos étnicos, de tipo internacional.