Félicien César David (1810-1880) nació en Cadenet en la Vaucluse cerca de Aix-en-Provence el 13 de abril de 1810, manifestando desde su infancia excepcionales dotes para la música. Huérfano desde los 5 años entra como niño de coro en la Iglesia del Salvador en Aix-en-Provence. Al cambiar la voz fue enviado al colegio de jesuitas de Aix.
Después de haber sido segundo director del teatro de Aix-en-Provence, en 1829 es nombrado maestro de capilla del citado templo. En 1830 se traslada a París estudiando en su Conservatorio con François-Joseph Fétis y François Benoist. Pero debido por su espíritu entusiasta y su falta de recursos solamente permaneció un año en el Conservatorio.
Todo ello contribuyó a que abrazara el Sansimonismo, un movimiento ideológico con fines políticos fundado por los seguidores del socialista utópico Henri de Saint-Simon después de la muerte de este en 1825.
En Francia constituyó la primera experiencia práctica de socialismo, aunque se discute si sus propuestas fueron realmente socialistas. Los sansimonianos lucharon entre otras cosas por la abolición del derecho a la herencia, la redistribución de la riqueza y la emancipación de la mujer. En su calidad de compositor David creó la liturgia de esta nueva religión y compuso numerosas obras corales.
En 1833, al ser disuelta la asociación, por ser considerada inmoral debido a su defensa del divorcio y hasta del amor libre, David abandonó París con un grupo de correligionarios para ir a Egipto a predicar aquellas doctrinas en busca de un Mesías femenino, que llevase la salvación al mundo. Pasaron por Estambul, Esmirna, Jaffa, Jerusalén hasta llegar a Egipto donde la expedición se disolvió sin lograr el éxito esperado.
En 1835 volvió a Francia, pletórico de impresiones y se estableció en Igny, localidad cercana a París, publicando primero una colección de melodías orientales para piano, dos sinfonías y algunas obras de música de cámara entre las que destaca "Las cuatro estaciones" para piano, 24 quintetos para instrumentos de cuerda y dos nonetos para instrumentos de viento, que debido a su retraimiento y retiro completo, pasaron inadvertidos. Finalmente, en 1844 con su oda sinfónica Le Dèsert atrajo la atención del público y de la prensa.
La "Sinfonía Nº 1 en fa mayor" fue compuesta en 1837 permaneciendo inédita.
La "Sinfonía Nº 2 en mi bemol mayor" fue compuesta en 1838 y como la anterior no se ha editado
“Le Désert” compuesto en 1844 recibe el nombre de ode-symphonie de su autor. Como en el caso de Berlioz se trata de una sinfonía programática dividida en tres partes para narrador, tenor solista, coro de hombres y orquesta. Se estrenó el 8 de diciembre de 1844 en París recibiendo un clamoroso éxito. Héctor Berlioz escribe, un gran compositor ha aparecido. Su nombre es Félicien David y su obra maestra se llama Le Désert,
David había recogido muchas melodías durante su viaje por los países orientales, que más tarde publicó con el nombre de "Les brises d'Orient", pero antes empleó algunas en su primera sinfonía de exotismo oriental sobre un texto escrito por Auguste Colin, que también era sansimoniano. La obra expresa alguno de sus dogmas como el de la caravana moviéndose por el desierto símbolo de la sociedad humana. Expresa el trabajo diario, la lucha contra las fuerzas de la naturaleza en la tormenta de arena, las celebraciones nocturnas en la tienda y las oraciones matinales a Dios que son compartidas en un espíritu San Simoniano.
La novena sinfonía de Beethoven recibía en Francia el nombre de Ode-Symphonie siendo admirada por los adeptos de la orden como un signo de libertad.
La primera parte empieza con L'entree au desert, la entrada al desierto. Una música sombría y misteriosa da paso al narrador, que nos habla de la grandeza del desierto y su silencio. Luego en el Chant du désert. Glorification d'Allah, el coro realiza un homenaje mediante un himno a Allah.
L'apparition de la caravane es una breve descripción realizada por el narrador de una caravana en el desierto. La marche de la caravane es una pintura musical y también una marcha hacia la libertad que termina con el coro alabándola.
La tempête au desert es anunciada por el narrador. El coro clama al cielo la protección terminando en forma de coral. Le calme renaît et la caravane reprend sa marche, el coro canta la fortaleza del hombre frente a la naturaleza y la libertad conseguida.
La segunda parte se inicia con L'étoile de Venus, una introducción del narrador anunciando la llegada de la noche. Continúa con el Hymne à la nuit, donde el tenor canta un lied alabando la maravilla de la noche. La faintasie arabe, es una sección orquestal de melodía y ritmo árabe. Reproduce un auténtico motivo de Siria, seguido por La danse des almées, la danza de las bailarinas árabes, llena de arabescos y sensualidad oriental.
La danza está basada en una melodía original de Egipto. Empieza pausadamente entonando el oboe la exótica melodía. El oboe es el instrumento típico empleado para entonar las melodías orientales. Gradualmente se van añadiendo los otros instrumentos intensificando el motivo hasta que colapsa uniéndose a la siguiente sección.
Las almées, eran bailarinas, cantantes y músicos egipcias de alta calidad que fueron llamadas a los harenes para educar y entretener a las esposas de los señores adinerados. Las almeas solo actuaron con la cara descubierta frente a otras mujeres. El dueño de la casa y sus invitados las escuchaban desde una habitación contigua o desde el patio de la casa. Con el tiempo los visitantes europeos las han convertido en odaliscas, mujeres llenas de sensualidad oriental.
La liberté au désert, es un nuevo himno a la libertad cantado por el coro. La réverie du soir, es un nuevo lieder cantado por el tenor, un canto al amor y a la noche reparadora, terminando la segunda parte de la sinfonía con la aparición del coro final.
La tercera parte empieza con Le lever du soleil, la salida del sol, una introducción del narrador. Sigue con Le chant du muezzin, cantado por el tenor mediante palabras árabes imitando la llamada a la oración. Era la primera vez que la llamada a la oración de los musulmanes se escuchaba en un escenario europeo. El canto se repite tres veces antes de que la caravana reinicie la marcha.
La caravane reprend sa marche, con la participación del coro es un nuevo canto a la libertad en forma de himno. La caravane disparait au loin, es un relato del narrador sobre el silencio recobrado en el desierto tras el paso de la caravana. La sinfonía termina con el Chant du désert. Glorification d'Allah, donde el coro alaba al creador, la inmensidad y la eternidad, terminando con un canto triunfal.
La acertada adaptación de los motivos orientales, la novedad de los ritmos y el exuberancia de la instrumentación hicieron que esta obra fuera considerada como una nueva y afortunada tendencia en la característica musical, digna de las mejores producciones de Hector Berlioz, quien publicó un encomiástico artículo saludando a David como un verdadero maestro.
Alentado por el éxito de su obra y con el ejemplo del mismo Berlioz, emprendió en 1845 una gira por el extranjero, interpretando con éxito en varias capitales sus propias producciones. Después probó fortuna repetidamente con varias obras para coro y orquesta el Oratorium Moisés, 1846, la Sinfonía coral Columbus, 1847, Misterium Eden, 1848, que no obtuvieron ni de lejos el éxito de Le Dèsert.
“Christophe Colomb” ou la Découverte du Nouveau Monde compuesto en 1847 recibe también el nombre de ode-symphonie de su autor. Se estrenó en la sala del Conservatorio de París el 7 de marzo de 1847 interpretado por la Orquesta y Coros del Conservatorio dirigidos por Alexandre Tilmant, con el tenor Pierre-François Wartel en el papel de Colón y la soprano Émilie Sabatier como Elvire.
La primera parte con el título de Le Départ, la salida, empieza con una introducción orquestal, después de la cual el narrador explica que Cristóbal Colón ha creído en la existencia de un nuevo mundo. El tenor representando a Colón invita a su tripulación a la búsqueda de esta nueva tierra. El coro de marineros jura consagrarle sus vidas.
Uno de los marineros llamado Fernando se despide de su novia Elvira mediante un fogoso dúo. Suena el cañón dando la señal de salida. Las familias reunidas en el puerto recitan una oración para los marineros. Se escucha el eco de sus cantos sobre el navío, que desaparece en el horizonte.
La segunda parte Une Nuite des tropiques, una noche en los trópicos, se inicia con el narrador presentando el tema de la noche en calma, que la orquesta pinta a continuación. Noche serena sobre el océano. Un grumete canta una canción melancólica. Los espíritus del océano hacen oír sus voces a las que se mezclan las de los marineros. Nostálgico, el joven Fernando pide que se cante una canción española terminando en un coro báquico de atractiva melodía.
El narrador anuncia la llegada de una tormenta. El temporal estalla. Los asustados marineros elevan sus oraciones a la Virgen. Finalmente la tormenta se aleja y los marineros vuelven a reanudar sus cantos de taberna.
La tercera parte La Révolte, la rebelión, es la sección más breve. El narrador describe la calma del océano. La nave está inmovilizada, abrasada por el sol. La tripulación se inquieta y se desespera. Creen en un castigo divino del cual Cristóbal Colón es el único culpable. Lo maldicen. Colón recuerda la fidelidad que le han prometido y canta la belleza del mar y del cielo. La tripulación amenaza con rebelarse frente a su capitán, pero éste indica que el viento se levanta y que Dios los va a guiar hacia la nueva tierra. Entonces como un milagro la brisa les lleva el perfume de árboles y flores. La tripulación termina el movimiento cantando la gloria de Colón con el grito de adelante.
La cuarta parte Le Nouveau Monde. el nuevo mundo, se inicia con el narrador anunciando la aproximación de la nueva tierra seguido por un interludio orquestal. La nave toca la orilla de la isla y la tripulación estalla en gritos de alegría. Entonces se cambia la escena empezando la parte más admirada de la obra por los espectadores. Tres cuadros representan la vida de los indígenas. Empieza con un baile de salvajes interpretado por la orquesta, seguido por un coro de salvajes, para terminar con una canción de cuna de una madre india.
La escena vuelve a cambiar mediante una solemne entrada orquestal presentando la llegada de Colón y su tripulación en forma de recapitulación, con la repetición de la música de la primera parte, Le Départ. Colón da su último discurso a los marineros, la nueva tierra es suya pero no hay que olvidar que los fieros isleños son sus hermanos La obra termina con un coro final de admiración por Cristóbal Colón, este jefe inmortal.
La filosofía sansimoniana continúa presente en esta obra presemtando utópicamente a Colón como un benefactor, que respetará a los pueblos indígenas buscando su salvación pero respetando su libertad. Algo totalmente apartado de la realidad histórica.
La “Sinfonía Nº 3 en mi bemol mayor” fue compuesta en 1846 siguiendo la línea trazada por las sinfonías de Méhul o de Onslow, contemporánea de las de Reber y que pronto será seguida por las de Gounod, Bizet, Godard y especialmente por la decena que compuso Gouvy. Las sinfonías de David no siguieron el éxito alcanzado por Le Désert y permanecieron sin publicar.
El primer movimiento, moderato, escrito en forma sonata se inicia con un motivo rítmico un poco al estilo de Mendelssohn, seguido por el secundario cuyo lirismo contenido no es demasiado romántico. El primer tema domina la sección de desarrollo y también termina el movimiento.
El segundo movimiento, andante con moto, consiste en una especie de rapsodia meditativa que no llega nunca a excederse. En el segundo motivo se aprecia la orquestación orientalista del compositor, con la nostálgica utilización del sonido del oboe.
El tercer movimiento, scherzo, sorprende por su grave inicio en forma de un adagio maestoso enfático, interpretado en fortissimo por el tutti orquestal. Luego continúa con un presto en forma de cabalgata heroica. El tema siguiente interpretado por el clarinete aporta una coloración campestre, que la entrada de las trompas lejanas transforma casi en una escena de caza.
El cuarto movimiento, finale, moderato, empieza también con una entrada muy teatral cuando un solo de clarinete deja su plaza a un motivo popular de carácter rústico, parecido al utilizado algunas veces en los finales de sus cuartetos de cuerda.
Los seguidores de Beethoven de la época encontraron que la música era demasiado frívola, separándose del serio clasicismo alemán, algo que años después se contempla con una nueva visión.
La "Sinfonía Nº 4 en do menor" fue compuesta en 1849.
David además compuso una serie de óperas, como por ejemplo "La perle du Brésil" compuesta en 1851 con una hermosa obertura, "Herculanum" en 1859, "Lalla Roukh" en 1862 y "Le Sapier" en 1865, las cuales lograron, pese a los aplausos, un corto número de representaciones.
En 1869 fue distinguido por la Academia Francesa con el premio oficial de 20 000 francos, y a la muerte de Berlioz nombrado bibliotecario del Conservatorio y miembro del Instituto. La única obra que le sobrevivió en el aprecio del público fue Le Dèsert, y solo por sus elementos pintorescos y exóticos, porque el público de comienzos del siglo XX, conocedor de las robustas concepciones de los clásicos y de algunos coetáneos de David, como por ejemplo Wagner, Berlioz y César Franck, no podía interesarse demasiado por una música que, pese a tener mérito, pecaba de débil.
Pese a ello, David fue original y tuvo una influencia real en músicos que siguieron sus pasos, como lo demostró César Franck en su Ruth, Georges Bizet en Djamileh, Ernest Reyer en La Statue, Wasielewski en muchas de sus obras y también su alumno Johann Franz Dupont. Félicien-César David murió en Saint-Germain-en-Laye el 13 de agosto de 1876.