George Rochberg (1918-2005) nació en Paterson, New Jersey el 5 de julio de 1918. Empezó tocando el piano en bandas de jazz en New York, hasta que en 1939 estudió composición en la Mannes School of Music, teniendo como maestros a Hans Weisse, George Szell y Leopold Mannes.
Su feliz matrimonio en 1941 con Gene Rosenfeld, se vio interrumpido en 1942 por su entrada en el ejército. Sirvió como capitán en Europa hasta que cayó gravemente herido en la batalla de las Ardenas durante el invierno de 1944. Tardó un año en recuperarse quedándole una ligera cojera para el resto de su vida. Terminada la guerra prosiguió sus estudios en el Curtis Institute of Music de Philadelphia, con Rosario Scalero en contrapunto.
La “Sinfonía Nº 1” empezada en 1948 fue completada en el mes de marzo de 1949. Después de una lectura por la orquesta del Curtis Institute, la obra no se estrenó hasta el mes de marzo de 1958, interpretada por la Philadelphia Orchestra dirigida por Eugen Ormandy. Sus amigos encontraban la obra demasiado larga y el compositor haciendo caso a sus locos consejos suprimió el primero de los movimientos lentos y el Capriccio. Además Ormandy sugirió reescribir la parte final para que no acabara tan secamente, a lo que el compositor no accedió. Aquí acabaron las relaciones cordiales entre los dos músicos.
La obra quedó olvidada hasta que en 1977 Rochberg la revisó, mejorando su orquestación. Finalmente durante los años 2002 y 2003 la volvió a revisar antes de su primera grabación en el mes de enero de 2004 interpretada por la Orquesta Sinfónica de la Radio del Sarre dirigida por Christopher Lyndon-Gee.
Se trata de la obra moderna de un joven compositor en busca de nuevas sensaciones sonoras, con un gran poder inventivo. Su maestro Leopold Mannes denominó el Capriccio como la música más loca que he escuchado en mi vida.
El primer movimiento, allegro molto, ma un poco pesante: Exultant!, empieza con la exposición del primer tema en forma de una repetida llamada. Un segundo tema, más tranquilo, es presentado a continuación. Durante el desarrollo encontramos pasajes de gran fuerza rítmica, en un estilo expresivo de notable dureza, llegando a su climax resuelto en forma de un himno tonal. La actividad decrece notablemente, lo cual nos conduce a una recapitulación en forma invertida.
El segundo movimiento, Nigth Music: Poco adagio, like a slow march, empieza con un motivo que nace de forma misteriosa, creciendo lentamente, hasta la aparición de un tema rítmico. Un solo de violoncello presenta una melodía atonal en forma de lamento, acompañado por una armonía mágica, como si estuviera detenida en el tiempo. La orquesta interrumpe el desarrollo, pero el violoncello vuelve a imponerse, mostrándonos nuevamente el misterio de la noche. El tema rítmico reaparece en forma de recapitulación, que nos conduce al misterioso comienzo, cerrando el ciclo.
El tercer movimiento, Capriccio: Fast and impetuous, like a curtain – raiser, está escrito como dice el título de forma caprichosa, correspondiendo al scherzo. Empieza con una fuerte irrupción orquestal interrumpida por motivos rítmicos en el piano. Cuando la orquesta reanuda su intervención, nos lleva a diversos estallidos rítmicos apoyados por el metal y la percusión. Podemos observar la influencia del dinamismo de Stravinsky. Un tema lírico aparece en la cuerda, como un descanso después de tanto desgaste rítmico. Corresponde al trio, con un solo atonal para el violín. El motivo rítmico del piano parece querer interrumpir este momento de descanso. Pero el violín continúa con su aérea melodía. Finalmente la percusión consigue imponer nuevamente su ritmo, pero la orquesta recoge el tema lírico brevemente antes de volver a la furia inicial. El clarinete interrumpe nuevamente de forma caprichosa el movimiento para llevarlo a una tranquila conclusión.
El cuarto movimiento, Variations: Molto adagio, very slow and stately, empieza con la presentación de un tema solemne, parecido a los empleados en la música inglesa. Desprende una gran dignidad melancólica. Continúa con una serie de variaciones sobre dicho tema. En la parte intermedia después de una explosión de fuerza, se retorna a la tranquilidad en un estilo colocado en el límite de la tonalidad. Un estilo que oscila entre el modernismo de Rubbra y el clasicismo de Walton. En la parte final se recupera la dignidad de la música, empleando técnicas casi renacentistas.
El último movimiento, Finale: Adagio, parlando e rubato – Allegro gioioso, empieza con un tema meditativo que contrasta con el segundo, con un carácter rítmico alegre y despreocupado, con influencias de la sincopada música de jazz. El violín presenta un interludio de clara música atonal, pero pronto se recupera el carácter rítmico, que nos lleva a un fuerte climax con estallidos de la percusión. En la parte final aparecen motivos de los anteriores movimientos, como una especie de recapitulación global, terminando de manera cortante mediante una brusca coda.
Se trata de una obra muy imaginativa escrita por un joven músico que dominaba la orquesta. Utiliza una serie de técnicas modernas sobre un esqueleto clásico. Según el propio compositor denominó su estilo como hard romanticism parafraseando la expresión hard rock. Por desgracia los cortes efectuados durante su estreno desvirtuaron totalmente su sentido. La sinfonía es una pintura de toda la angustia acumulada durante las dramáticas jornadas de la pasada guerra, que han quedado en el subconsciente de su autor, expresada en un estilo muy personal.
Nos lo cuenta con sus propias palabras. “Los años de la guerra fueron mucho más que una interrupción de mis estudios musicales. Me enseñaron lo que el arte significa realmente, porque comprendí lo que la vida realmente significa. La guerra modeló mi pensamiento, precipitando mi desarrollo interno. Me encontré inmerso en mi propio tiempo. Llegué a la necesidad del método dodecafónico, independientemente de los otros pocos compositores americanos que lo adoptaron después de la guerra.”
En 1950 Rochberg logra una beca para estudiar en la American Academy de Roma, el llamado Premio Roma. Para evitar razonables confusiones debemos hacer una aclaración sobre el famoso Prix de Rome. Se estableció en Francia en 1663, durante el reinado de Luis XIV, como una beca para una estancia de cuatro años en la Academia de Francia de Roma, para pintores, escultores y arquitectos que ganaban el concurso establecido para ello. En 1803 se añade la disciplina de composición musical, trasladándose la Academia a la Villa Médici.
Este concurso se convocó hasta la revolución cultural vivida en 1968, siendo entonces suprimido. Desde 1971, una comisión designa a los futuros pensionados, ampliándose considerablemente las disciplinas artísticas. La confusión nace cuando otros países ofrecen Premios de Roma paralelos, entre ellos España y en el caso estudiado los Estados Unidos.
El Premio de Roma americano fue establecido en 1894, fundando en 1905 la American Academy de Roma. Es concedido a estudiantes interesados en todas las épocas de Italia y a diferentes artistas, entre ellos a compositores musicales, ganadores de una competición nacional. Estas becas son otorgadas a jóvenes artistas para su perfeccionamiento.
En el año 1951 lo ganaron Aaron Copland, George Rochberg y Harold Shapero, en el apartado de composición musical. Rochberg además de ganar el Prix de Rome americano, consigue el mismo año una beca Fulbright.
Viaja a Italia donde conocerá a uno de los compositores más modernistas, Luigi Dallapiccola, antifascista y destacado miembro de la vanguardia serialista italiana. Rochberg estudia la obra de Schönberg y Webern, incluyendo sus técnicas en su propio lenguaje.
En 1953 sorprendentemente compone una obra totalmente tonal. Se trata de “Cantio Sacra”, una trascripción para pequeña orquesta de un ciclo de variaciones para órgano del compositor barroco Samuel Schmidt. Un compositor puede expresarse utilizando cualquier lenguaje mientras el resultado sea musical, opinó el compositor al ser preguntado por dicha circunstancia.
La “Sinfonía Nº 2” fue empezada a planear en 1952, pero su escritura final corresponde al periodo comprendido entre el invierno de 1955 y la primavera de 1956, realizada en su residencia en Newtown Square, Pennsylvania, situada cerca de Philadelphia.
La obra está escrita en un solo movimiento continuo dividido mediante doble barras en cinco partes, unidas mediante breves interludios.
La primera parte, Declamando – Poco meno mosso, grazioso – Più mosso, amabile – Quasi tempo primo, muestra un fuerte dramatismo con su duro primer tema. En la parte central parece dulcificarse, pero el tipo de lenguaje armónico usado, totalmente atonal, no permite el menor sentimentalismo. Finalmente se retorna a la dureza expresiva inicial. Un tranquilo pasaje puente nos conduce a la siguiente sección.
La segunda parte, Allegro scherzoso, nos presenta unos motivos rítmicos atonales en forma de scherzo. Respetando la forma clásica, un breve trio más tranquilo se encuentra situado entre las partes eminentemente rítmicas, pero con un carácter irregular.
La tercera parte, Adagio – Molto tranquillo – Con grazia – Un poco agitato – Molto tranquillo, empieza después de un percusivo pasaje puente. Sus notas atonales sostenidas producen cierta relajación dentro del atormentado ambiente que respira la obra. En la parte central aumenta la expresividad, con intervenciones más violentas de la orquesta, como gritos de dolor o de rabia, secundados por la intervención de la percusión. Luego la cuerda nos lleva a la tranquilidad inicial, como en una forzosa consolación.
La cuarta parte, Quasi tempo primo, ma capriccioso – Tempo primo, ma incalzando – Declamando, empieza de modo agitado con poderosas notas percutidas, que se resuelven en un tema de profunda tristeza. Las intervenciones puntuales del viento aumentan la sensación de malestar. El dramatismo va disminuyendo pero nos deja una sensación de profundo dolor.
La quinta parte, Coda – Adagio sostenuto e calmo, cierra la obra con un tema sombrío de carácter reflexivo, como si nos quisiera decir para que ha servido todo esto, para que sirven las guerras.
Se trata de una obra que emplea totalmente el sistema dodecafónico como forma de expresión. Es la primera sinfonía americana que utiliza exclusivamente esta estética. Después de las tensiones formuladas en su primera sinfonía, no se podía llegar más lejos, si no era destruyendo el sistema tonal. Una obra, que habiendo sido escrita año después de la guerra, realiza una crítica feroz de aquella época en un lenguaje sumamente expresivo.
El compositor lo justifica con sus propias palabras. “Necesitaba encontrar un lenguaje expresivo que me permitiera decir lo que deseaba. Encontré modos de organizar las series basadas en acordes de tal manera que sus transposiciones mediante inversión podían convertirse en una relación analógica con los centros tonales. Resumiendo, formar un sistema que se pareciera a las tonalidades en su antiguo sentido”.
Rochberg se gana un puesto destacado entre los compositores durante los renovadores años 1960. Integrado en la Universidad de Pennsylvania dirige el Departamento de Música hasta 1968.
En 1965 escribe la música para instrumentos de viento y percusión, titulada “Black Sounds”, para un proyecto de ballet televisivo, que consigue el Premio Italia. Una obra dramática, que emplea un lenguaje casi totalmente atonal. La compone como un homenaje a Varese.
La “Sinfonía Nº 3” fue compuesta entre los años 1966 y 1969. Se trata de una extensa obra para doble coro, coro de cámara, solistas vocales y una amplia orquesta, con ocho trompetas, ocho trombones, seis trompas, órgano, junto con extensas secciones de madera y cuerda. Se estrenó el 24 de noviembre de 1970, interpretada por la Juilliard Orchestra and Chorus y la Collegiate Chorale, dirigida por Abraham Kaplan.
A principios del verano de 1973, Rochberg permanece tres semanas en Japón, dejándole profundas impresiones. Meses más tarde escribe una serie de obras relacionadas con este país. Entre ellas encontramos “Imago Mundi” compuesta en dicho año para la Baltimore Symphony Orchestra.
Una de siguientes obras es el monodrama “Phaedra” escrito entre 1973 y 1974, sobre la obra de Racine, basada en el drama de Euripides. Son siete escenas para mezzosoprano y orquesta de cámara, muy expresivas.
El “Concierto para violín” fue compuesto en 1974 para Isaac Stern y la Pittsburgh Symphony. La influencia ejercida por el famoso violinista condujo a la reducción de la obra, escribiendo una nueva versión en 1976 después de múltiples correcciones. En el año 2002 se restauró la versión original. Emplea su estilo propio basado en la música dodecafónica, pero empleándola en un modo elegíaco, con un lirismo casi tonal.
Usando un lenguaje casi totalmente tonal, escribe las “Trascendental Variations” para orquesta de cuerda en 1975, una orquestación del movimiento lento de su tercer cuarteto de cuerda.
La “Sinfonía Nº 4” fue compuesta en 1976, empleando una orquesta normal, siendo estrenada el 15 de noviembre de 1976, interpretada por la Seattle Youth Orchestra dirigida por Vilem Sokol.
La “Sinfonía Nº 5” fue compuesta entre 1984 y 1985 a petición de la dirección de la Chicago Symphony Orchestra, para la celebración de los 150 años de la fundación de la ciudad en 1986. Se estrenó el 13 de marzo de 1986 dirigida por Georg Solti.
Compuesta en un solo movimiento dividido en siete secciones, empieza con el Opening Statement, una sección violenta con gritos de lamento, seguido por Episode 1, una parte de carácter contemplativo con frases soñadoras interrumpidas por entradas violentas orquestales. Continúa con el Development 1, una sección que recupera el carácter violento del principio.
El Episode 2 contiene unas llamadas de las cuatro trompas, contestándose en la distancia, en una música de escena del bosque con reminiscencias del medioevo. Sigue el Development 2, en forma de desarrollo violento de la escena anterior.
El Episode 3 cambia la época de la acción. Nos traslada al tiempo de la mecánica cuántica, a la época de Einstein, al tiempo de Hawking con su reloj cósmico. Una música con un carácter muy frío, como música del espacio exterior, terminando la sinfonía con el Finale, que empieza con unas agresivas llamadas de la orquesta, hasta que el violoncello solista empieza un amplio solo, que nos hace regresar a la tierra, provocando la vuelta a la realidad con reminiscencias del principio de la obra.
Una nueva obra expresiva que usa la mezcla de estilos, un nuevo modelo de romanticismo. Nuevamente encontramos la eterna lucha entre el bien y el mal, con un expresionismo quizás heredado de las últimas sinfonías de Mahler.
La “Sinfonía Nº 6” fue compuesta entre 1986 y 1987, siendo su última. Se estrenó el 16 de octubre de 1987, dirigida por Lorin Maazel.
Rochberg se retiró de la enseñanza en 1983, como profesor Emeritus de humanidades de la Universidad de Annenberg. Tuvo dos hijos de su matrimonio, Paul y Francesca. Murió el 29 de mayo de 2005 en el Bryn Mawr Hospital en Pennsylvania, acompañado por su esposa y su hija.
Puede ser considerado como un compositor postmodernista, que emplea tanto las tradicionales técnicas tonales como la atonalidad, en una compleja mezcla estilística. Terminamos el espacio dedicado a este autor con sus propias palabras resumiendo su estilo.
“La esperanza de la música contemporanea reside en el modo de reconciliar todo tipo de oposiciones, contradicciones, paradojas; el pasado con el presente, la tonalidad con la atonalidad. Esta es la razón por la cual en mi música más reciente, he intentado utilizar todo esto, en combinaciones que reafirman los valores primarios de la música”.