María Teresa Pelegrí (1907-1995) nació en Barcelona el 4 de marzo de 1907. Estudió música de joven, pero abandonó el arte durante más de veinte años al casarse y durante el período consagrado a sus hijos. Después continuó sus estudios con los maestros Joan Gibert Camins, Carles Pellicer en piano,, Joan Poch en contrapunto y fuga, Carles Guinovart en música del Siglo XX y Josep Soler en composición. Se interesa vivamente en el lenguaje musical expresionista de la Escuela de Viena que seguirá en sus composiciones.
A partir de 1970 empieza a publicar sus obras de cámara, para piano y música coral. Antonio Besses le graba las "Tres peces per a piano" en 1984.
"Tres peces per a orquestra" compuestas en 1976 ganaron el Premi Ciutat de Barcelona en 1977. Se estrenaron el 1 de abril de 1978 interpretadas por la Orquestra Ciutat de Barcelona dirigida por Joan Guinjoan en uno de aquellos Tallers de compositors catalans, que se realizaban en aquella época. Añadimos las notas escritas por la propia compositora, publicadas en el programa de mano del concierto.
Esta obra fue escrita en el año 1976 casi al mismo tiempo que las "Variacions per a orquestra". Cada una de las piezas intenta crear un mundo sonoro coherente donde predomina siempre una voluntad expresiva. Entiendo que la música es una forma de lenguaje y como tal, ha de ser inteligible y capaz de establecer una comunicación.
En las tres piezas, el primer movimiento, con carácter rubato, muestra una densa textura, fruto de una gran proliferación contrapuntística de pequeñas células. Lo que podríamos decir tema, consiste en tres notas a contratiempo, enfrontadas a otras tres a tiempo. El resto del conjunto instrumental las respalda y las ornamenta.
El adagietto, segundo tiempo, explora el registro colorista de la orquesta en un clima recogido, pero poniendo en evidencia el juego de relieves. Se mantiene el parentesco temático de pequeñas ideas contrastantes que, debido al tempo, al compás de 5 por 4 y al ambiente, en momentos de expresivo lirismo, oscilan sin rumbo fijo constantemente.
Un ritmo fugaz de siciliana da de entrada un carácter ligero al allegro giocoso, nuevamente elaborado con pequeñas células, invitando a un trabajo de tipo miniaturista. Una parte intermedia, reminiscencia de anteriores movimientos, da en cambio una estructura más amplia y sirve para poner más en relieve el accellerando final. Mantiene poca cohesión con los anteriores, aun que perduran de un modo más trivial, los elementos planos que caracterizan el conjunto de la obra.
Toda la partitura está impregnada de un deliberado lirismo, al cual contribuye la función horizontal del lenguaje dentro de la tímbrica orquestal. Rige un obstinado intervalo de cuarta y la fluctuante presencia de una serie dodecafónica.
"Herodes und Mariamne" es una ópera en dos actos compuesta en 1979, basada en la tragedia histórica escrita por Christian Friedrich Hebbel, que no se ha estrenado. La Orquestra Ciutat de Barcelona dirigida por José María Franco Gil el 11 de abril de 1981 estrenó dos fragmentos en el Palau de la Música Catalana.
Se trata del Preludio del primer acto y el Ària del Mirall, aria del espejo, para soprano, escena central del segundo acto, con la intervención de la soprano Sonja Stenhammar. Nos limitamos como otras veces a reproducir la nota escrita por la compositora, publicada en el programa de mano.
El predominio de los instrumentos graves en los primeros compases del Preludio, marcan la pauta trágica de la obra, en la cual los dos protagonistas, que se aman hasta el punto de llegar uno a la muerte y el otro cerca de volverse loco, están separados por un abismo de incomprensión mutua: los celos y el orgullo.
En esta tónica dramática que es presente en todo el Preludio, se intercalan reiteradamente pequeñas células de carácter agresivo, representativas del personaje central masculino. En la escena del segundo acto, la heroína rememora delante de un espejo toda su existencia. El argumento sonoro progresa representando los recuerdos de la infancia, en un transcurso tímbrico de arpas, armónicos en la cuerda, aguda percusión, etc., que sugieren un clima cándido e ingenuo, un nuevo elemento de contraste.
El período de juventud tiene musicalmente una mayor agilidad y pasión, trémolos en las cuerdas, quintas rápidas ascendentes y descendentes, un tempo más vivo, hasta llegar al clímax final en el cual se refleja, inexorable, el espectro de la muerte. Los últimos compases del Ària se pierden en un murmullo lento y obscuro.
El argumento sonoro-argumental se basa especialmente en la especulación de diversas células representativas de situaciones o caracteres de orden ambiental o psíquico. Un remarcable cromatismo y una interválica ligeramente disjunta, con la excepción de los períodos apasionados del tutti orquestal, complementan el discurso total de estos dos fragmentos de la ópera.
"Moviment simfònic" compuesto en 1985 del cual no tenemos más referencias que las publicadas en el programa de mano del día de su estreno, el 5 de abril de 1986 en el Palau de la Música Catalana interpretado por la Orquestra de la Ciutat de Barcelona dirigida por Alexander Myrat. Se estrenó en uno de aquellos Tallers de Compositors Catalans, un concierto anual que actualmente se ha suprimido por falta de interés del público.
Las subvenciones son retiradas si las salas de concierto no se llenan y en estos conciertos la sala se encontraba casi vacía, ni los abonados se interesaban en la nueva música. Quizás el problema se encontraba en la programación, al escoger una música atonal demasiado complicada para que interesara al público acostumbrado a la tradicional tonalidad.
Según una nota publicada entonces por la Associació Catalana de Compositors, el público únicamente se interesa por la música de los Siglos XVIII y XIX, en contraste con las otras artes en que busca las obras contemporáneas. Pide una mayor colaboración al público asistente a los conciertos, pues sin ello es imposible una normalización de la cultura musical de nuestro país, algo que todavía no se ha conseguido.
Según la nota del programa escrita por la propia compositora, en la estructura de este Moviment, de reciente creación, el sistema serial se trata, aunque no de una manera absoluta, en forma de acordes de gran amplitud, en bloque o dispersos, con el propósito de crear una nueva extensión sonora. Aparecen tres notas con una amplia interválica como un anuncio de frecuente aportación a lo largo de la obra, ahora creando emplastamientos armónicos, ahora creando expresivas frases melódicas.
No obstante, predomina un ambiente en el cual la variedad tímbrica tiene que tomar un máximo de presencia: esporádicos solos de un determinado instrumento, se insinúan en tímido comentario, breves incisos melódicos aparecen de vez en cuando en las cuerdas. Pero todo esto queda supeditado al cuerpo sonoro.
Con esta música, la autora quiere crear una atmósfera colorista, donde se combine la diversidad y riqueza tímbrica del conjunto orquestal y conseguir que el resultado de esta combinación sea el motivo básico de este Moviment simfònic.
El "Concierto para violín y orquesta" fue compuesto en 1986 sin que tengamos más datos.
Otras obras sinfónicas escritas por la compositora son el "Poema trágico" para orquesta, inspirado en La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca, una "Sinfonietta" para madera y orquesta de cuerda, las "Variaciones para orquesta", "Contrastes para orquesta", "Diàlegs" para piano y orquesta sinfónica y "Passacaglia" para viento, contrabajos y percusión.
María Teresa Pelegrí murió en Barcelona el 18 de marzo de 1995. Su fondo documental fue entregado por su maestro Josep Soler a la Biblioteca de Catalunya en el mes de junio de 1996. El compositor Benet Casablancas en 1983 había definido el estilo de la compositora con las palabras siguientes.
La Música de Pelegrí, fuertemente enraizada en la tradición del último romanticismo, utiliza normalmente la serie dodecafónica, que en sus propias palabras expresadas en el Llibre per a piano, sacrifica, si es necesario, para favorecer la idea musical. Todo esto en un discurso que tiende preferentemente a la horizontalidad.
No podemos añadir nada más, al no encontrar ninguna de sus obras para ser escuchada y al no recordar nada de las escuchadas hace ya demasiados años en directo en el Palau de la Música.