Amando Blanquer (1935-2005) nació en Alcoy el 5 de febrero de 1935, en el seno de una familia humilde. Una larga enfermedad y las penurias de la guerra y posguerra lo convierten en una persona introvertida a la que la lectura y la música alimenta su mundo interior. Sus dotes para la música atraen a diversos benefactores que costean sus estudios.
Realiza sus primeros estudios musicales con Fernando de Mora. Toca la trompa en la Banda Primitiva de Alcoy. Después estudió en el Conservatorio de Valencia con Miquel Asins Arbó, Manuel Palau y Leopoldo Magenti. Se trasladó a París en la década de 1950 mediante la obtención de una beca, estudiando composición primero con Daniel Lusur y luego con el prestigioso compositor Olivier Messiaen.
Normalmente Blanquer utiliza en sus composiciones los instrumentos tradicionales, pero se interesa en todo tipo de lenguajes, tonales, atonales, incluso la música electrónica. Según dice el compositor, me interesa todo lo que es conquista del hombre para expresarse musicalmente; pero yo, claro, tengo mis preferencias.
En el caso de la música electrónica opina, que para hacer música electrónica bien hecha hay que tener los aparatos necesarios, y aquí no los tenemos. En París cuando estaba en la clase de Olivier Messiaen, entre 1959 y 1962, iba con otros alumnos a los estudios de la televisión francesa, en los que había instrumental adecuado. Me interesé mucho por la música electrónica, pero cuando vi que sobrepasaba mis posibilidades económicas, lo dejé estar.
En 1962 gana el Premio Roma de Composición, lo cual le permite seguir sus estudios en la Academia Santa Cecilia de Roma con Goffredo Petrassi.
Las Fiestas de Moros y Cristianos son una tradición popular, especialmente en el sur de la Comunidad Valenciana. Conmemoran las batallas libradas durante la Reconquista que terminaron con la expulsión de los moriscos en el siglo XVII.
Se realizan desfiles acompañados por bandas de música. Durante estos actos se interpretan tres géneros musicales, que se diferencian por sus distintos ritmos. El pasodoble, la marcha mora y la marcha cristiana.
El pasodoble se emplea por ambas agrupaciones, la marcha mora es utilizada en la Entrada de Moros, con un aire más lento y resonancias orientales. La Marcha Cristiana se emplea en la Entrada de Cristianos, con un aire más épico y marcial.
En 1958 con la obra "Aleluya" Amando Blanquer Ponsoda desarrollará una música específica para el acto de la Entrada de Cristianos, la marcha cristiana, abriendo un nuevo camino en el devenir de la música de las Fiestas de Moros y Cristianos.
Dentro de esta música popular llamada música festera un caso significativo sería la "Misa a San Jorge", obra de carácter litúrgico para la celebración religiosa del día dedicado al Patrón San Jorge en Alcoy.
La composición para instrumentos de viento es muy importante en la obra de Blanquer. Escribe tanto para banda sinfónica como para conjuntos más reducidos, en los que emplea una música más compleja y personal.
Popularmente se le conoce por sus pasodobles y marchas compuestas para las Fiestas de Moros y Cristianos y otras composiciones para banda de música.
La "Sinfonietta" fue compuesta en 1958. Obtuvo el Accésit al Premio Nacional de Música en 1959.
Las "Tres Danses Valencianes" compuestas en 1964 para banda poseen también una versión orquestal, que fue galardonada con el Premio Juan Senent de la Caja de Ahorros de Valencia.
La “Sinfonía muntanyenca" compuesta en 1968 posee un cierto acento de nacionalismo regionalista. Posee referencias geográficas concretas, pues está compuesta en relación con la sierra de Aitana, situada en el norte de la provincia de Alicante, y se podría calificar como descriptiva. Pero es una descripción muy subjetiva y, sobre todo, no literaria, según dice su autor.
Blanquer se dedicó a la enseñanza dentro del Conservatorio de Valencia, ocupando las cátedras de contrapunto y composición en 1969 y del que llegó a ser su director entre 1971 y 1976. El resto del tiempo lo dedica apasionadamente a componer de forma incansable. Sabe que no es precisamente su labor más rentable económicamente.
La “Sinfonía coral" fue compuesta en 1981 ganando el Premio Unicef.
"Iridiscencias Sinfónicas" para banda fue compuesta en 1985. Se trata de una fantasía sonora encargada por la Conselleria de Cultura, Educació i Ciiència de la Generalitat Valenciana.
"Rituals i Dances d'Algemesí" compuesta en 1986 es una suite sinfónica para banda. Es un encargo del Ayuntamiento de Algemesí, una localidad de la provincia de Valencia. En 1987 la Orquesta de Valencia estrenó su versión sinfónica.
En 1989 compone "Glosses II" por encargo del Festliche Musik Tage de Uster en Suiza. Se encuentra formando parte de una trilogía de partituras, con su primera "Glosses para órgano" de 1987 y "Glosses III" para orquesta sinfónica de 1990. La glosa es un tipo de variaciones melódicas utilizadas en el barroco para el órgano.
En 1990 compone la cantata escénica "Tríptic de Tirant lo Blanc" a la que en 1992 seguirá la ópera "El triomf de Tirant" con un libreto basado en el conocido libro de caballerías Tirant lo Blanc de Joanot Martorell. El tema principal de la ópera es el binomio muerte-inmortalidad, entendida la última como la consecución de una fama universal. Según el mismo Amando Blanquer, en esta ocasión concibió su música al servicio del texto y de la concepción dramática, sirviéndose de las diversas tendencias artísticas que hoy en día existen para componer una partitura que, junto con la puesta en escena, sea inteligible para el espectador, pero sin hacer concesiones.
La “Sinfonía para instrumentos de viento" (Entornos) fue compuesta en 1997 por encargo de la Diputación Provincial de Alicante y está dedicada al musicólogo y poeta alcoyano Adrián Miró, que además es su biógrafo.
El primer movimiento, allegro grazioso, se basa en tres elementos temáticos. Un tema de carácter rítmico. El segundo de ellos de tipo folclórico levantino con sus característicos melismas. El tercero con connotaciones más dramáticas. Con una concluyente coda termina el movimiento.
El segundo movimiento, lento, nos presenta mediante el oboe un tema lírico de raíz mediterránea, que se desarrolla pasando por diversos registros. El segundo tema es de carácter rítmico recordando a las rondallas características del levante español. Se regresa al tema lírico inicial ampliamente desarrollado.
El tercer movimiento, fanfarria y coral, empieza con una alegre fanfarria de notas repetidas apoyada por la percusión. El coral se basa en la melodía popular valenciana Serra de Mariola, que recibe un tratamiento monofónico de los metales similar a una coral de voces humanas.
La sinfonía está dedicada al paisaje alicantino, a las montañas de Alcoy, a la luz radiante que lo inunda todo. La Serra de Mariola es un parque natural situado en las cercanías de Alcoy.
Amando Blanquer, padre de cinco hijos, ha compaginado su dedicación docente con la dirección de la banda de música de Algemesí.
En una entrevista realizada en el mes de mayo de 1985 para el diario El País, con motivo del estreno en Madrid de su obra "Tríptic orquestal" declaraba, hay que hacer varias cosas para mantener a la familia. Los compositores estamos muy abandonados y es un poco trágico que a veces la gente nos conozca más por lo que decimos en los periódicos que por haber escuchado la música que hacemos. Pero yo compongo por vocación. Hay personas que tienen otras aficiones y les dedican su tiempo. A mí me gusta la música, componer música.
Respecto al estilo de la música de Blanquer, es bastante diferente cuando escribe obras para banda que cuando realiza composiciones más intimistas, especialmente de música de cámara, en las que emplea estilos más evolucionados. También compone para piano o para orquesta de cuerda. Se pude notar las influencias de Stravinsky y Olivier Messiaen, por un lado, y la importancia que concede a componer en función del timbre y las posibilidades del instrumento o instrumentos para los que está destinada la obra.
Según confiesa el compositor: Mi música me la sugiere el instrumento. En un concierto para trompa, la armonía, la intervalistica, todo lo concibo en función de las posibilidades de la trompa. En el caso concreto del Tríptic es la orquesta completa.
Hay quien establece un código técnico y todo lo adapta a él. Yo, por el contrario, intento hacer una música desde dentro, desde el humanismo más radical y con los medios técnicos que tengo en mi mano. Me gusta hacer una música humanista, lejos de los jeroglíficos.
No es que me desagrade lo que se llama folclore; pero lo que yo intento es reflejar la luz, el color... lo que hace Sorolla en sus cuadros. Y de una forma no descriptiva; es música pura, de un pensamiento abstracto. Lo que quizá puede que tenga son unos elementos expresivos y coloristas de instrumentación, pero es una música muy abstracta.